Exploracion de Nueva Zelanda e Isla de Tasmania:Tasman Abel
Exploración de Nueva Zelanda
Viajes de Abel Tasman y la Isla de Tasmania
En 1642, Tasman descubrió una isla situada al sur de Australia, a la que llamó Van Diemen.
Debido a su poca importancia comercial en aquella época, permaneció en el olvido hasta el siglo XIX, momento en que le fue dado el nombre de Tasmania.
Actualmente la isla forma parte de la Confederación australiana.
Gracias a sus bellezas naturales y a la riqueza de su suelo, ha adquirido gran extensión económica.
En el siglo XVII, cuando el «siglo de oro» de las Provincias Unidas del norte se hallaba casi en pleno apogeo, el explorador holandés Abel Janszoon Tasman descubrió un nuevo país.
Abel Janszoon Tasman ya tenía en su haber muchos años de navegación cuando, por su competencia, fue distinguido por la Compañía de las Indias Orientales, y ascendido a capitán en 1634.
En ese momento tenía treinta y un años.
Durante los años 1638-1639 emprendió un viaje de exploración por los mares situados al este de Japón, para descubrir aquel fabuloso país del oro del que tanto se hablaba y que, en realidad, no existía.
En 1642, su Compañía le confio la misión de reconocer los países inexplorados del sur.
Salió de Batavia, hizo escala en la isla Mauricio, y de allí siguió en dirección hacia el este: entonces descubrió un país al que bautizó con el nombre de Tierra de Van Diemen, en honor de su mandante Anthonie van Diemen, gobernador de las Indias holandesas (la actual Indonesia).
De allí partió en dirección hacia el este y llegó a la costa occidental de Nueva Zelanda, a la que llamó Tierra de los Estados Generales. Entonces singló hacia el norte, hizo escala durante cierto tiempo en las islas de los Amigos (Tonga) y regresó a Batavia bordeando la costa septentrional de Nueva Guinea.
De este modo dio la vuelta a Australia y pudo comprobar que, contrariamente a lo que se había creído hasta entonces, este continente no formaba parte de la Antártida.
Abel Janszoon Tasman (1603-1659), navegante holandés nacido en Lutjegast, cerca de Groninga. Hacia 1632 empezó a trabajar para la Compañía de las Indias Orientales Holandesas, para la que hizo varios viajes antes de que, en 1642, Anton Van Diemen, el gobernador general de la compañía, lo eligiera para dirigir un importante viaje de exploración al hemisferio sur. Tasman debía navegar por el océano Índico y por el sur del océano Pacífico para encontrar una posible ruta a Chile.
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En 1644 fue enviado de nuevo a la Tierra de Van Diemen, con la misión de seguir explorando la isla y trazar el mapa.
Los dirigentes de la época consideraron que las expediciones de Tasman ofrecían poco interés desde el punto de vista comercial, y el joven capitán corrió aproximadamente la misma suerte que su ilustre predecesor Colón: se concedió muy poca importancia al descubrimiento de estas nuevas tierras, y en 1648 incluso se llegó a deponer a Tasman de sus funciones, por haber sido acusado de maltratar a su tripulación durante una expedición a las islas Filipinas y a Siam.
Sin embargo, esta deposición no le afectó demasiado y se estableció como negociante independiente en Batavia, donde murió en 1659 como burgués acaudalado.
Como la Tierra de Van Diemen estaba a una distancia de los Países Bajos de 15.000 km a vuelo de pájaro, cayó en el olvido.
La expedición que Bass y Flinders efectuaron en 1798-1799 estableció que la Tierra de Van Diemen no estaba unida a Australia, sino que la separaba un estrecho al que se le dio el nombre de estrecho de Bass.
Cuando, a principios del siglo XIX, los ingleses empezaron a colonizar esta isla, fundaron, como anteriormente habían hecho en Australia, un establecimiento penitenciario en el que recluyeron a los malhechores de la metrópoli.
Las deportaciones a esta isla cesaron en 1853.
Pero mientras tanto, la Tierra de Van Diemen recibió el sobrenombre de «Demonsland» (País del demonio).
En 1854 fue bautizada de nuevo con el nombre de quien la había descubierto, es decir, Tasman. En 1901, Tasmania pasó a ser miembro de la Confederación australiana, a la que todavía pertenece.
Tasmania, cuya extensión es ligeramente mayor que Galicia, sólo tiene 550.000 habitantes, todos inmigrantes o descendientes de inmigrados, pues la población autóctona ha sido totalmente exterminada.
El problema demográfico de Tasmania constituye un misterio para los antropólogos y etnólogos.
Los expertos consideran que la población aborigen de este país debió de haber figurado entre las más antiguas de los mares del Sur y que nunca se mezcló con otros pueblos. Indudablemente, estos indígenas pertenecieron a un nivel muy rudimentario, puesto que no conocían ni el arco ni las flechas, como las demás poblaciones australianas con las cuales, no obstante, estaban emparentados.
A principios del siglo XIX, todavía habrían vivido en la isla unos ocho mil. Pero a partir de 1825 fueron perseguidos y literalmente exterminados por los colonos, en su mayoría deportados que habían quebrantado el destierro.
En 1854 todavía quedaban tres hombres, once mujeres y dos niños.
El último hombre murió en 1865, y la última mujer en 1877, en Londres. Esta población autóctona presentaba las características típicas de los negroides.
Hablaba una lengua que no tenía la menor afinidad con las lenguas australianas, melanesias o polinesias.
La mayor parte de la superficie de Tasmania está cubierta por un desierto en el que viven extraordinarios marsupiales carnívoros, como los tigres de Tasmania. Estos tigres, que actualmente se encuentran en vías de extinción, más bien parecen lobos.
Además, también se encuentra el «diablo» de Tasmania, un animal negro y glotón que, pese a ser de pequeño tamaño, no vacila en atacar y matar a grandes carneros.
El paisaje de Tasmania se impone por su majestuosa belleza.
El istmo rocoso de Eaglehawk Neck, que, en el sudeste, une la isla a la península de Tasman, goza de especial renombre.
En los inmediatos alrededores se halla el pórtico de Tasman, pórtico natural de 60 m de alto que el mar ha vaciado en la masa rocosa de lava azul. Por el mismo procedimiento se ha formado, también cerca de Eaglehawk Neck, la «Cocina del diablo»: una estrecha hendidura en la que la burbujeante agua del mar parece espumar y hervir.
Las bellezas naturales de Tasmania, resguardadas en unas cincuenta reservas, atraen cada vez mayor número de turistas.
Desde el punto de vista económico, Tasmania no carece de interés: en el este y el sur se cultivan los principales productos de la zona oceánica templada.
Debido a su relieve, el oeste es menos favorable para la exploración agrícola. El cultivo del manzano ocupa un puesto importante, y se halla localizado, sobre todo, en el valle del Huon, al sudeste de Hobart, la capital.
En las regiones más secas, al sur de Launceston, se practica la cría de carneros.
En el oeste de la isla abundan los minerales, especialmente cinc, plomo, cobre, estaño, oro y plata, que han dado origen a una floreciente industria.
Esto explica que Strahan, en la costa occidental, se haya convertido en un puerto importante, a pesar de que Hobart, la capital, sigue siendo el centro de Tasmania.
Hobart, al pie del monte Wellington y en la desembocadura del Derwent, acapara, aproximadamente, un tercio de la población total.
Ver: Los Maoríes