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Lenguas Germánicas , Eslava y Románicas

La familia de lenguas germánicas se formó a partir del indoeuropeo. Si bien resulta todavía, incierta la localización geográfica de las tribus indoeuropeas, sí se tiene constancia, en cambio, del lugar de donde proceden los pueblos germánicos” 

El antepasado común de esta familia lingüística es el protogermánico, una lengua que se hablaba desde el año 2000 a. C. en el sur este y noreste de las áreas geográficas que hoy corresponden a la península Escandinava y Alemania, respectivamente.

De este idioma primitivo descienden otros muchos que se suelen agrupar en tres ramas: el germánico occidental, que comprende alemán, inglés, frisón y neerlandés; el germánico septentrional, que comprende las hablas escandinavas (sueco, danés, noruego e islandés); y el germánico oriental, un conjunto de lenguas primitivas habladas por pueblos’ que, originales de la región del Vístula, se dispersaron luego por el Imperio romano (visigodos, ostrogodos, burgundios, vándalos y góticos).

Si bien carecemos de datos suficientes como para determinar la localización exacta de los indoeuropeos, se conoce sin embargo dónde habitaban los germánicos en los primeros siglos de la era cristiana: sur de Escandinavia y desembocaduras de los ríos Elba, Oder y Vístula. Las migraciones masivas que desde estos lugares protagonizaron entre los siglos y IV d. C. explican la actual diversidad de las lenguas germánicas, puesto que ya entonces aquel protogermánico se había fragmentado en dialectos, a menudo por el contacto con el latín (algo de lo que dejan constancia las palabras germánicas latinizadas que se encuentran en las obras de escritores como Julio César, Tácito o Plinio).

Los testimonios escritos más antiguos que se conservan (sobre todo de la rama septentrional) son inscripciones que datan del siglo III d. C., aproximadamente. Del siglo IV nos ha llegado una traducción de la Biblia hecha por Ulfila, el único documento del grupo germánico oriental (está en gótico, con grafías basadas en el alfabeto griego —aunque con influencias del latín— y se ha preservado en manuscritos que en su mayoría se remontan al siglo VI). Los textos germánicos más tardíos aparecen ya con caracteres latinos, aunque con algunos signos adicionales para representar sonidos que no existían en latín. 

Principales rasgos fonológicos

En términos generales, Lo más destacado en el plano fonológico es el hecho de que los sistemas vocálicos y consonánticos no se apartan tanto del indoeuropeo cuanto de otras familias que también derivan de él, así como el característico acento de intensidad sobre la primera sílaba de la palabra y la pronunciación relajada de las demás (este principio subsiste en gran parte de las lenguas germánicas modernas). 

Vocalismo

El germánico heredó del indoeuropeo la alternancia vocálica en los lexemas, la mantuvo y sistematizó incluso convirtiéndola en la base de la conjugación fuerte (nimmt, nahm, genommen).

El fonema e del indoeuropeo desarrolló los alófonos [I] y [e]: el primero (anteo nasal + consonante) desapareció, junto con el fonema i; el segundo permaneció.

Los fonemas, a  o del indoeuropeo se confundieron en a; á y ó pasaron a ó.

La única vocal velar que permaneció (u) generó un alófono [o].

La secuencia de vocal breve + n + h, mediante la pérdida de n y el consecuente alargamiento compensatorio derivó en vocal larga + h. Las vocales largas resultantes ~. O, originalmente nasalizadas, perdieron la nasalización y se confundieron con los fonemas ~. O; y en este contexto fonético, la ocurrencia de i llegó a ser extraña, hasta el punto de que en el germánico septentrional y en el occidental se confundió con ae larga. 

Sólo han permanecido los diptongos en que el primer elemento vocálico es breve (ei, eu, ai, au) y en todos los dialectos germánicos el acabó monoptongando en ¡. 

Consonantismo

El cambio más sobresaliente que significó el germánico con respecto al protoindoeuropeo es conocido como la ley de Grimm y consiste en el paso de un sistema rico en consonantes sordas (el del indoeuropeo tardío) a otro rico en consonantes aspiradas (el del germánico común).

Las oclusivas sordas del tipo p, t, k se transformaron en fricativas sordas del tipo f, p (th sorda inglesa), x (ch alemana) o h (por ejemplo, latín piscis, inglés fish). Y las oclusivas sonoras del tipo b, d, g cambiaron a oclusivas sordas del tipo p, t, k (por ejemplo, latín id, inglés it).

Solamente se ha mantenido el rasgo de sonoridad en las denominadas aspiradas del indoeuropeo (escritas bh, dh y gh en germánico). Se representan con sonoras oclusivas o fricativas, según la posición. Posteriormente, ubicadas en un entorno sonoro, se sonorizaron en b, d, g, que no se distinguen de las sonoras antiguas b, d, g. El proceso de sonorización no era factible si las fricativas sordas seguían inmediatamente a la sílaba tónica (ley de Verner). La sibilante indoeuropea s pasó a su correspondiente sonora z en idénticas condiciones y luego se confundió con r.

En el germánico occidental, el grupo consonante + j o consonante + r en la frontera intersilábica, dio lugar a consonantes geminadas. 

La gramática

Morfología  

Las lenguas germánicas más antiguas muestran distintas formas para los casos nominativo, acusativo, genitivo y dativo, con vestigios del instrumental y del vocativo. Estos casos son el resultado de la simplificación de los indoeuropeos (prueba del sincretismo es la aglutinación en el dativo germánico del dativo, locativo e instrumental indoeuropeos).

En ellas, además, se distinguía entre singular y plural, y en la declinación de algunos pronombres sobrevivía el dual.

Aparecieron dos tipos de flexión en la declinación de los adjetivos: la fuerte, con una mezcla de terminaciones nominales y pronominales, y la débil (originalmente sustantivos de tema en -n que se usaron primero en aposición a otros nombres y se individualizaron posteriormente como adjetivos).

El verbo del germánico común tenía formas para tos tiempos presente y pretérito; contenía información modal (indicativo, optativo —que funcionaba también como subjuntivo— e imperativo); y parece ser que existió un sistema aspectual basado en un aspecto perfectivo que se expresaba mediante el prefijo ga- (este sistema fue muy productivo en gótico, pero no en otros dialectos; de hecho, hoy no se conserva en ninguna lengua germánica). La mayor innovación del germánico, en lo que se refiere al verbo, es el desarrollo de dos tipos de conjugaciones: la fuerte sistematizó las distinciones heredadas del indoeuropeo en seis conjugaciones, y la débil, con adición de la dental -d a la forma del presente para obtener el pretérito y el participio.

 lenguas germánicas
cuadro sobre las lenguas germánicas

Sintaxis

El protogermánico. era predominantemente una lengua sintética, pero con el tiempo mostró una clara tendencia a las construcciones analíticas (en parte como consecuencia del debilitamiento de las sílabas finales). De este modo, la información contenida en los casos de la declinación pasó a expresar la categoría de persona mediante el sujeto.

En cuanto al orden sintáctico, no es fácil reconstruir el del protogermánico de acuerdo con los textos que se conservan de los dialectos más antiguos, puesto que en su mayoría son traducciones del latín o del griego y muestran una clara influencia de esos modelos. En particular, el problema radica en averiguar si el orden neutral de las palabras situaba al verbo en la primera o en la última posición del enunciado. 

El léxico

El vocabulario del germánico es básicamente indoeuropeo y se compone de palabras heredadas tal cual de la lengua madre, otras construidas sobre raíces o afijos indoeuropeos, préstamos de familias vecinas (como la céltica, que aportó términos relacionados con instituciones políticas y sociales: Reich, Geisel, Amt, Eisen...) y, finalmente, voces no indoeuropeas o de origen desconocido (elementos de sustrato no indoeuropeo, que se suelen atribuir a una civilización báltica: Weib, Segel, Steuer...).

El mayor porcentaje de palabras extranjeras que contiene el germánico procede del latín, a través de contactos con el Imperio romano y, más tarde, por la influencia de la Iglesia católica y por la posición privilegiada de que gozaba el latín —como lengua de cultura— en toda Europa. Los préstamos más antiguos del latín que se conservan no son muy numerosos, y se refieren a aspectos de la vida cotidiana.

FUENTE CONSULTADA: GRAN ENCICLOPEDIA UNIVERSAL-ESPASA CALPE.


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