Postulados del Materialismo Dialectico, Filosofia y Politica
Postulados del Materialismo Dialéctico Filosofía y Política
El Materialismo Dialéctico:
Sus postulados centrales.
El terreno del Materialismo Histórico es donde se constituye inicialmente de manera implícita la filosofía marxista, que luego será desarrollada explícitamente, en su terreno específico.
Desde su óptica, la filosofía en general no tiene un objeto particular a conocer como lo tienen las ciencias.
La temática fundamental de toda su historia es la que .se refiere a la relación entre la realidad objetiva y el pensamiento, en ella se discute que aspecto de la relación ocupa el lugar central y cual el dominado: ¿qué es lo primario, el “ser” o la “conciencia”?.
El enfrentamiento que la atraviesa centralmente se dará entre los “idealistas”, que afirman la prioridad de un principio ideal (Dios, la Idea Absoluta, la “conciencia” del individuo como constituyente, como creadora, de la realidad objetiva, etc.) y
los “materialistas”, que afirman la prioridad de la realidad objetiva sobre la “conciencia” o el conocimiento de ella y explican el movimiento de la realidad objetiva y su conocimiento no por la existencia de una fuente del mismo carácter ideal (Dios, Primer Motor, Idea Absoluta, etc.), sino material.
En este sentido, la llamada “historia de la filosofía” seria reductible en última instancia, pese a su diversidad y complejidad, a una misma’ discusión que se renueva permanentemente de formas (“corrientes” filosóficas).
La definición de la relación “ser”-"conciencia” supone la presencia del segundo problema decisivo de la filosofía: el de la producción del conocimiento.
El Materialismo Dialéctico inaugura una nueva práctica de la filosofía.
Su materialismo tiene un carácter dialéctico que deviene fundamentalmente del postulado de que todos los procesos objetivos y subjetivos encierran internamente contradicciones cuyo despliegue es la fuente de su movimiento y transformaciones.
Las contradicciones objetivas, al ser aprehendidas por el pensamiento, condicionan el carácter dialéctico del movimiento de los conceptos.
El Materialismo Dialéctico tiene pues como temática central:
1) la distinción entre el “objeto real” y su conocimiento, el “objeto de conocimiento”,
2) la fundamentacion de la prioridad de la realidad objetiva respecto a su conocimiento y
3) la elaboración teórica del movimiento dialéctico de ambos elementos y sus relaciones mutuas.
Con ello se crea la posibilidad de elaborar una teoría de la historia de la producción de los conocimientos, es decir, una teoría de las condiciones reales de esta producción: por una parte, materiales y sociales y, por otra, propias de la práctica científica.
• ► Filosofía y política
Para el marxismo las diferentes corrientes filosóficas y los conflictos entre ellas no son producto del desarrollo autónomo de la filosofía.
El punto de referencia último para su comprensión no está en el terreno “intrafilosófico”, sino en las luchas sociales y políticas de las clases.
Sus efectos sobre el campo de la filosofía se desarrollan a través de complicadas y sutiles mediaciones.
Uno de los campos fundamentales que hace sentir su presencia en la historia de la filosofía es el de las diferentes ciencias.
Pero, si bien la filosofía recibe el impacto de los descubrimientos científicos, que le obligan a replantear y profundizar su respuesta a la cuestión central que la ocupa, al mismo tiempo, como teoría general de la producción del conocimiento influye, a su vez, sobre las ciencias ayudándolas a constituirse como tales y luchando contra todo componente ideológico idealista que obstruya este proceso.
Tomemos el caso de las relaciones entre la filosofía materialista dialéctica y la ciencia del Materialismo Histórico.
Para el marxismo, el Materialismo Histórico, producto de una práctica teórica específica, encuentra en última instancia el terreno para validarse en su reinscripción en la práctica social revolucionaria del proletariado.
Pero e Materialismo Dialéctico interviene en este proceso colaborando en el logro de la cientificidad del Materialismo Histórico y en este sentido opera coincidentemente con la necesidad del proletariado de contar con una teoría revolucionaria sin la cual no es concebible una práctica revolucionaria efectiva.
Por lo que:
1) representa el campo teórico que refuerza el logro de un un conocimiento científico como “guía de la acción" revolucionaria.
Este aspecto redundará en la no presencia de “desviaciones” (oportunismo, sectarismo, etc.) en la práctica política;
2) en tanto una proposición o una idea, verdadera o falsa, puede inscribirse activamente en la lucha de clases como representante directo o indirecto de los intereses históricos de sus protagonistas, la exigencia proletaria de una ciencia de la revolución supone la intervención de la política en el plano de la producción de conocimientos.
Este aspecto decisivo es conocido a través de la exigencia de asumir un “espíritu de partido” en la práctica filosófica.
Es decir, de impulsar el desarrollo consecuente de la ideología del proletariado y de combatir implacablemente toda variante de ideología burguesa. Esta ubicación de la filosofía en el seno de la lucha de clases supone, a la vez, una nueva práctica de la filosofía.
La filosofía idealista, en su función de ideología de las clases dominantes no puede ejercerse sino bajo las formas que perpetúen la división del trabajo de la sociedad de clases.
Se constituye como la filosofía de los “profesores”, como grupo separado y diferenciado del resto del pueblo, que supuestamente contiene en su saber a la Verdad como su patrimonio.
Verdad que es transmitida explícitamente de manera vertical, respetando las jerarquías intelectuales través de los aparatos educacionales e implícitamente a través de los medios de información, etc.
La filosofía marxista encontrará, a la inversa, su máxima realización práctica al ser asumida por el proletariado en su lucha. Lo que redefine las condiciones y protagonistas de su ejercicio.
Las Tareas Actuales del Materialismo Dialéctico
El desarrollo teórico del Materialismo Dialéctico no está a la altura del que tiene el Materialismo Histórico.
Son pocas las referencias explícitas al mismo en los clásicos del marxismo y, en general, se puede decir que, más allá de sus principios generales, que si están explicitados y de intentos deimportancía como los de Georg Lukács, Karl Korsch, Auguste Cornú, Galvano Della Volpe, Lotus Althusser y otros la filosofía marxista se encuentra implícitamente en los textos de los clásicos del marxisrtio: Marx, Engels, Lenín, Gramsci, Mao, etc., y en las reflexiones políticas de dirigentes proletarios como el Che Guevara, Ho Chi Minh, tec., que asumieron consecuentemente la lucha anticapitalista.
Hoy es prioridad en el trabajo del Materialismo Dialéctico la profundización de su interacción teórica con el Materialismo Histórica.
La filosofía explicitará así sus fundamentos y la ciencia desarrollará sus “piedras angulares” que elaboraron los clásicos.
Colaborar con el desarrollo del Materialismo Histórico supone para la filosofía marxista:
A) saber aprovechar los elementos de la actual coyuntura que pueden ayudar a su desarrollo:
1) el trabajo teórico que recupere la enorme riqueza de la iniciativa revolucionaria y combativa que despliegan las masas en sus luchas;
2) El trabajo teórico sobre los textos de los clásicos y los documentos políticos que orientan los focos centrales de lucha anticapitalista y por la construcción del socialismo;
3) la relación de apuntalamiento que puede darse al articular el discurso teórico del Materialismo Histórico con el de diversas ciencias como el psicoanálisis, la lingüística, etc.
A condición de la intervención del Materialismo Dialéctico sobre ellas ayudando a distinguir en su interior su cientificidad posible de los ingredientes de ideologías idealistas que puedan contener (psicologismo, formalismo, etc.);
B) superar diversos obstáculos teóricos que se le oponen a través del acecho ideológico de:
1) las nociones del “sentido común” y la experiencia directa en general que estén impregnadas de ideologías idealistas;
2) las incrustaciones de otras filosofías, principalmente el hegelianismo y el neopositivismo.
De la influencia de la primera resulta una concepción espontaneísta del proceso histórico, que niega o subestime la necesidad de la conciencia de clase y la organización revolucionaria.
Generando una práctica política que se diluye en la acción espontánea de las masas en la medida de que el éxito del proceso está asegurado por el despliegue del “espíritu del pueblo”, etc.
De la segunda una concepción cientificista que separa la práctica teórica de la acción revolucionaria y que, entonces no puede articular la teoría con la experiencia vivida de las masas, condenándose al aislamiento político;de las influencias negativas de otras ciencias, como por ejemplo la biología y la física mecánica.
En la medida en que se piense la historia desde sus supuestos teóricos se derivará en una concepción no revolucionaria sino evolucionista de la sociedad.
El marxismo como practica revolucionaria
Trataremos de analizar la intervención política del marxismo en las luchas del proletariado internacional.
La reconstrucción de los hechos tendrá pues, exclusivamente un eje: el proceso contraponiendo ideológica y políticamente a la por el cual el proletariado se va diferenciando y burguesía, se va transformando en una fuerza social con acción propia en diversos procesos de acumulación de fuerzas y de luchas por el poder.
Así como de su acción en la construcción del socialismo desde el poder.
Desde esta focalización centraremos en los momentos decisivos de la acción política revolucionaria y de los enfrentamientos de las diferentes líneas políticas que supongan una implicancia decisiva en la acción practica.
Esta reconstrucción no seguirá, pues, un criterio abarcador del conjunto de procesos históricos desde el surgimiento del proletariado.
Por otra parte, por la índole de su eje, la reconstrucción supone, en gran medida, el análisis del proceso que vivió y vive el Movimiento Comunista Internacional.
Por lo que trataremos además de presentar la problemática a tratar desde la óptica de las concepciones que centralmente disputan su dirección.