Invasiones De Los Normandos a Francia: Caracteristicas

Invasiones De Los Normandos a Francia-Caracteristicas

CARACTERISTICAS DE LOS NORMANDOS Y SUS ATAQUES:

La situación del antiguo reino carolingio se agravó con la invasión de los piratas normandos (hombres del Norte), provenientes de Escandinavia, que llegaron al centro de Europa en búsqueda de alimentos y tierras templadas para establecerse.

Aunque genéricamente se llamaban normandos, se diferenciaban en noruegos o vikingos (hombres de los fiordos); suecos o varegos; y daneses.

Su desplazamiento se vio facilitado por la eficacia de sus naves a vela.

En los tiempos de Carlomagno, los francos habían hecho la guerra por todos lados sin tener necesidad de defender su territorio.

Pero, después de él, el Imperio fue atacado por enemigos nuevos que lo saquearon durante mas de un siglo.

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Primeramente llegaron de las costas de Dinamarca y de Noruega los piratas llamados daneses o normandos (hombres del Norte).

Estos pueblos, establecidos en un país frío y poco fértil, donde no tenían lo necesario para alimentarse, habían tomado la costumbre de ir a saquear a otras partes.

Cuando un jefe tenía varios hijos, el mayor sólo se quedaba en el país, los otros reunían una tropa de guerreros y los llevaban de expedición.

Partían en barcas e iban al otro lado del mar a buscar un país en que robar.

Aquellos jefes, llamados reyes de mar, pasaban la vida en expediciones.

Algunos se vanagloriaban de no haber dormido nunca bajo techado ni haber vaciado jamás su cuerno bebiendo junto a un hogar.

Estos hombres del Norte adoraban los mismos dioses que en otro tiempo.

Odin cruzaba los aires, invisible, en su caballo blanco y armado con la lanza Thor, dios de la barba roja, montaba un carro que hacía el ruido del trueno, y lanzaba un martillo que, después de dar el golpe, volvía solo a su mano.

Los dioses y las diosas habitaban, decíase, una sala de oró con techo de plata, la Walhala.

Jóvenes diosas, las Walkyrias, armadas de lanzas y monadas en veloces caballos, acudían al campo de batalla para recoger a los guerreros que habían muerto peleando, los llevaban a la Walhala junto a los dioses, y les daban a beber cerveza e hidromiel.

Combatían a pie, como en otro tiempo los francos y los sajones.

Tenían lanza, espada, jabalinas y muchas veces arco.

Pero su arma principal era un hacha muy pesada, de un filo, con mango muy largo, de la altura de un hombre.

La manejaban con las dos manos.

Partía los escudos de los enemigos, cortaba una cabeza o un miembro y hasta derribaba un caballo.

Para defenderse, no tenían al principio más que un escudo redondo.

Pero en los países que fueron a saquear encontraron armaduras y empezaron a usar el casco puntiagudo y la cota de mallas de hierro.

Los normandos desembarcaban en las costas del Atlántico o en el mar del Norte y más tarde del Mediterráneo o penetraban por el curso de los grandes ríos y sus afluentes, llegando a todos los rincones del contiene, donde saqueaban e incendiaban las poblaciones que encontraban a su paso.

En una segunda etapa, los normandos comenzaron a instalarse en los lugares que les ofrecieron menor resistencia, como Irlanda, Escocia y, como veremos, en Francia.

Erik el Rojo en AméricaNavegando hacia el Sur, penetraron en el mar Mediterráneo y conquistaron Nápoles y Calabria, en Italia; y desalojaron a los musulmanes de Sicilia; y navegando hacia el Oeste legaron a Islandia y Groenlandia. y luego a la isla de Terranova y la península del Labrador, en América de Norte que arribaron en el año 987.

En lugar de enfrentarlos, Carlos el Calvo trató con ellos y aceptó pagarles tributo, con lo cual no hizo nada más que acrecentar su codicia.

Sin embargo, el conde de Anjou, Roberto el Fuerte, que tenía a su cargo las tropas que operaban entre el Sena y el Loira, trató de impedir a invasión pero resultó muerto en el combate de Brissarthe (865) Su hijo, el conde de Eudes, prosiguió la lucha.

A la muerte de Carlos el Calvo, acaecida en el año 877, le sucedieron Luis II el Tartamudo y luego Luis III y Carlomán, dos hermanos que reinaron juntos y lograron derrotar a los normandos en Saucourt-en-Vimen (880).

Luego, el Papa concedió el imperio a Carlos III el Grueso (881), ascendiente de Luis el Germánico, que carecía de las virtudes necesarias para hacer frente a la difícil situación existente.

La Dieta de Tribur

En el año 885 una nueva invasión normanda encabezada por lo Reyes Godofredo y Sigfrido, penetró por el Sena, con intención de llegar asta la Borgoña, pero fue detenida en Lutecia (París), situada en la isla que hoy constituye el centro de la ciudad.

Los defensores, conducidos por el conde de Eudes resistieron denodadamente, hasta que llegó el emperador Carlos el Grueso con un poderoso ejército de refuerzo, pero   lugar de combatir, pactó la retirada de los normandos.

Debido a esta cobarde actitud, Carlos el Grueso fue destituido en la dieta (asamblea) de Tribur (887), con lo cual el número de estados dependientes aumentó a siete.

El conde de Eudes fue proclamado emperador y a partir de entonces familia alternó con la de Carlomagno en el poder.

Eudes gobernó hasta 898, en que le sucedió Carlos el Simple, quien entregó a los normandos, comandados por Rolón, la provincia situada en las costas la Mancha, que se constituyó en el ducado de Normandía (912).

Rolón se convirtió al cristianismo y se caso con la hija del rey de Francia, con lo cual quedó sellada la paz.  Carlos el Simple fue derrocado en 922 y murió prisionero en la torre de Perona (929).

Le sucedió Roberto, hermano de Eudes, que reino hasta el año siguiente, y luego Raúl de Borgoña, yerno de este último.  A la muerte de Raúl, pudo haber heredado el trono su cuñado Hugo el Grande, duque de París, pera prefirió cederlo a un carolingio, Luis IV, llamado de Ultramar, porque había llegado de Inglaterra.

Le siguió su hijo Lotario IV (954-986) y después Luis V (986-987) el Inútil. Finalmente, en el año 987, la corona fue a dar a manos de Hugo Capeto, hijo de Hugo el Grande, que inauguró una nueva dinastía, que duró 800 años.

JUICIOSO GOBIERNO

Los normandos no fueron solamente astutos y valientes guerreros: demostraron, también, ser capaces de convertirse en prudentes gobernantes.

No sólo no oprimieron a sus subditos, sino que hasta tuvieron la rara cualidad de respetar las leyes, religiones y tradiciones de cada uno de los sectores de la población que regían.

Una prueba de ello consta en el siguiente párrafo de la declaración de Rogelio II: "No se realizará ningún atentado contra los usos, costumbres y leyes particulares de los pueblos sometidos a nuestro poder. Hebreos, griegos, musulmanes, longobardos y latinos serán juzgados conforme a sus leyes respectivas".

Los normandos se afanaron por mantener la paz y acrecentar el bienestar en el nuevo reino.

Gracias a esas inquietudes de sus gobernantes, Sicilia, que ya en tiempo de los emiratos musulmanes había gozado de un largo período de considerable prosperidad, conoció entonces un bienestar todavía mayor. Palermo, su capital, alcanzó un esplendor y una riqueza excepcionales.

La ciudad se había desarrollado y se hallaba formada, en ese entonces, por tres grandes barrios: en el centro, circundado por altas murallas fortificadas, se levantaban la catedral y el palacio real, flanqueados por las torres Pisana y Griega.

En el mismo palacio real residían muchos oficiales y servidores. Puestos en contacto con las más distintas civilizaciones, los reyes normandos no pudieron menos que recibir su influjo.

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Los normandos se hacían a la mar en barcas largas, altas y encorvadas, llamadas dragones, porque la proa tenía por lo común la forma de este animal, pintada con colorido brillante o aun dorada.

Tenía la barca un mástil con su vela, pero no se utilizaba más que cuando el viento soplaba de popa.

Cuando no era así, se arriaba el mástil y la barca navegaba a remo.

A cada una de las dos bandas había quince remos largos, cada uno movido por un guerrero.

Así se podía navegar con cualquier tiempo.

Cada barca iba tripulada por una banda de sesenta a cien guerreros y varias de ellas salían juntas para una expedición.

ataques de los nomandos

Los normandos se lanzaban de esta suerte mar adentro, perdiendo de vista las costas, sin brújula, cruzando todo el mar del Norte, yendo a Inglaterra, a Irlanda, más lejos todavía, a Islandia, donde se establecieron, y aun hasta la Groenlandia.

Fueron a través del canal de la Mancha y el Océano, hasta las costas de Portugal, penetraron en el Mediterráneo y llegaron a saquear las costas de Italia.

DESTROZOS PRODUCIDOS POR LOS NORMANDOS

Los primeros aparecieron a fines del siglo VIII en las costas de Inglaterra, en el Imperio franco el año 799.

Durante medio siglo, aquellos piratas no hicieron más que incursiones. Desembarcaban en una costa, saqueaban las aldeas y los monasterios de las cercanías, cargaban el botín en sus barcas y luego volvían a su país.

Poco a poco, ya más audaces, llegaron en bandas más numerosas, mejor armadas, y tomaron sus medidas para saquear también el interior del país.

Cerca de la desembocadura de un río, en una isla, establecían un campamento rodeado de empalizada y en él dejaban guarnición. Luego, en sus barcas, subían por el río y saqueaban toda la comarca a una y otra orilla.

Llegado el invierno, volvían a bajar por el río e iban a depositar el botín a su campamento, donde pasaban la mala estación.

Volvían a empezar al año siguiente.

Tuvieron campamentos en la desembocadura del Támesis, del Rhin, del Escalda.

En el Sena, su campanario estaba en una isla cerca de Rouen; en el Loire, en la isla de Noirmoutiers.

Los habitantes del Imperio franco habían perdido la costumbre de fortificarse.

Los dominios de los grandes propietarios, y sobre todo los monasterios, estaban esparcidos por el campo y sin defensa.

Las ciudades eran pequeñas, muchas veces defendidas por una simple empalizada.

Los habitantes habían perdido la costumbre de combatir a pie; ya no quedaban más guerreros que los caballeros al servicio del rey y de los grandes per sonajes, ocupados sobre todo en hacerse la guerra unos a otros.

Los piratas llegaron hasta el interior de Francia sin ser detenidos.

Subiendo por el Gironda y el Dordoña, tomaron e incendiaron casi todas las ciudades de Aquitania. Remontando el Loire, destruyeron Nantes, donde mataron al obispo delante del altar y pasaron a cuchillo a los habitantes, Angers, Tours, Blois, Orleáns y Bourges.

Subieron por el Ródano mismo hasta Valence.

Se encarnizaban preferentemente con los monasterios y las iglesias donde encontraban objetos preciosos, vasos sagrados, telas de seda.

Siendo paganos, degollaban con preferencia a los monjes y a los sacerdotes: "Les hemos cantado, decían, la misa de las lanzas".

El rey Carlos el Calvo intentó detener a una banda que, remontando el Sena, había llegado a Melun.

Sus jinetes estaban apostados en las dos orillas del río.

Los piratas desembarcaron y atacaron a la tropa más numerosa, mandada por uno de los jefes de más reputación.

Roberto el Fuerte. Los jinetes francos huyeron sin combatir.

El rey, para decidir a los piratas a marcharse, prometió pagarles cuatro mil libras de plata.

Fue necesario, para reunir esta cantidad, imponer un tributo a todos ios subditos (866).

En el otoño, una banda subió por el Loire y los piratas, apoderándose de caballos, fueron a saquear el Mans.

Cuando volvieron con su botín para embarcarse de nuevo, encontraron el camino interceptado; varios condes les esperaban con una tropa numerosa.

Los piratas no eran más que 400; pero encontraron una iglesia de piedra y en eiía se encerraron.

Los condes, viéndoles resueltos a defenderse, no se atrevieron a ordenar el asalto.

Llegada la noche, mandaron armar sus tiendas. Roberto el Fuerte, que tenía calor, se desató la cota de mallas.

Los piratas hicieron una salida repentina. Roberto combatió sin haber tenido tiempo de sujetarse la armadura y fue muerto delante de la puerta. Los piratas arrojaron su cuerpo al interior.

Otro conde, que contemplaba de lejos aquello, fue herido por una flecha que un pirata disparó desde una ventana.

Otro fue herido.

Los guerreros francos, que habían perdido sus jefes, se retiraron dejando a los normandos que volvieran por el Loire con su botín.

SITIO DE PARÍS, 886

Por espacio de más de treinta años aquellas bandas saquearon toda Francia. Por último se intentó detenerlas interceptando los ríos por los cuales subían.

París, en aquella época, estaba confinado en la isla del Sena, la Cité.

Para interceptar el Sena, se levantó en cada uno de los dos brazos un puente de madera sostenido por pilares que descansaba en pilas de piedra metidas en el río (en la orilla izquierda en el sitio que ocupa el puente Saint-Michel, en la derecha donde está el puente del Chátelet).

La entrada de cada puente estaba defendida por una torre; pero no había habido tiempo de terminar la torre del lado del Chátelet.

Se habían introducido en la ciudad guerreros escogidos, mandados por el conde Eudes, hijo de Roberto el Fuerte, y el obispo de París, Gozlin, también en calidad de guerrero.

El 25 de noviembre del año 886, la flota de los piratas llegó delante de la isla. Pidieron paso franco, prometiendo no atacar a París.

El conde y el obispo respondieron "que el rey les había puesto allí para defender la comarca que había detrás, y que serían traidores si la abandonaban al pillaje y al incendio".

Su jefe, Sigfrido, respondió que tomarían París por la fuerza o por hambre.Los piratas atacaron primeramente la torre del norte que había quedado sin terminar, y llevaron máquinas que demolieron la parte baja de la torre.

Los sitiados les tiraron aceite y pez hirvientes, y algunos piratas perecieron abrasados, arrojándose los demás al agua.

Luego cavaron debajo de la torre una mina, la llenaron de leña y prendieron fuego.

La mina, al derrumbarse, hizo una brecha en la torre, pero los defensores de ésta arrojaban proyectiles que impedían acercarse a los piratas.

Intentaron incendiarla, arrimando montones de leña a la puerta; pero el viento les volvía la llama a la cara, y los sitiados llevaron catapultas que lanzaban piedras y les mataron muchos hombres.

Los piratas decidieron entonces poner sitio en regla.

Hicieron, cerca de Saint-Germain l Auxerrois, un campamento rodeado de un foso y una empalizada.

Construyeron tres arietes con su tejado y con dieciséis ruedas, en cada uno de los cuales iban sesenta guerreros, y los llevaron cerca de la torre, arrojando tierra, paja y malezas, luego ganado y hasta los cadáveres de los prisioneros.

Más tarde llevaron los tres arietes hasta el pie de la corre, pero los sitiados tomaron las cabezas de los arietes con fuertes pinzas.

Al cabo de tres días, los piratas se retiraron dejando sus arietes.

Intentaron también destruir el puente empujando con cuerdas contra la corriente tres barcas llenas de paja encendida; pero se estrellaron en el montón de piedras que sostenía los pilares del puente.

Por último, la noche del 5 de febrero, el Sena, súbitamente engrosado por las lluvias arrastró el puente del lado de Chátelet.

Doce guerreros que estaban en la torre se encontraron aislados.

Los normandos llevaron entonces delante de la puerta una carreta llena de paja y le prendieron fuego.

El piso superior de la torre, que era de madera, se incendió.

Los defensores se refugiaron en los restos del puente arrastrado por la crecida.

Los piratas les ofrecieron no matarlos; pero, una vez que depusieron sus armas, los pasaron a cuchillo y arrojaron los cadáveres al río.

Pareció entonces que los normandos renunciaban al ataque a París y ya no se veía casi a nadie en su campamento.

Pero, cuando los sitiados salieron para quemar éste, fueron rechazados.

Poco tiempo después un príncipe alemán, enviado por el emperador, llegó con un convoy de víveres que logró entrar en París, hecho lo cual se volvió (marzo del año 886).

No se veían ya seguros los normandos en la orilla derecha, por donde debía llegar elejércitode socorro, y así trasladaron su campamento a la orilla izquierda.

En abril intentaron dar el asalto general y en todas partes fueron rechazados.

Entonces Sigfrido se fue, llevándose una parte de los piratas, y se le pagaron sesenta libras de plata.

Los piratas dieron otro asalto, 300 desembarcaron en la isla, al pie de la muralla, con escalas, y algunos estaban ya dentro del recinto cuando llegaron los sitiados.

Se declaró una enfermedad entre éstos, y el obispo murió.

Eudes había salido de París para ir a pedir socorros al emperador Carlos el Gordo.

Por último, el ejército de socorro vino a acampar al pie de Montmartre.

Pero, en lugar de combatir, el emperador trató con los piratas, les dio 700 libras de plata y les permitió ir a saquear la comarca más arriba de París.

Los normandos quisieron pasar a la fuerza por debajo de los puentes, y los defensores se apostaron en las orillas para detenerlos.

El abad de Saint-Germain, armado con un arco, lanzó una flecha que hirió al piloto de la primera barca.

Los piratas volvieron a bajar por el Sena y sacaron sus barcas a tierra alrededor de París.

Luego volvieron a echarlas al agua, remontaron el Sena y el Yonne, y saquearon la Borgoña.

(Ampliar Sobre Los Normandos: Noruegos, Suecos y Daneses)


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