Organizacion de la Ciudad Imaginaria:Icaria de Cabet
Organizacion de la Ciudad Imaginaria:Icaria de Cabet
Nombre de la utopía: Icaria.
Autor: Etienne Cabet (1788-1856). Nacido en una familia de clase trabajadora francesa.
Recibió una buena educación, llegó a ser abogado, y fue nombrado por Luis Felipe ministro de justicia en Córcega.
Cayó en desgracia porque pensó que él podía imponer sus consejeros ante el rey.
Fue perseguido por un artículo que escribió, líxilado en Inglaterra escribió su utopía que se hizo muy popular cutre la clase trabajadora francesa.
Jugó un papel activo en la revolución de 1848. Finalmente, fue a Norteamérica con un grupo de seguidores para iniciar una nueva nación.
Este intento falló y murió desilusionado. Se describe en: Voyage en Icarie (Viaje a Icaria) (1840).
Tratado físico: Aislada del resto del mundo por montañas y ríos. Se dividía en 100 provincias y cada provincia se dividía en 10 comunas. La capital es Icaria, que se construye según un círculo perfecto.
Un río, alterado para que corra rectamente, fluye hacia el centro de la ciudad donde se divide formando una isla circular en la que hay una plaza pública y el edificio público principal.
Junto al edificio hay una terraza con una «inmensa» columna coronada por una estatua «colosal».
Todas las calles son rectas. La simetría es la regla. Hay miles de «carros» (tirados por caballos). Las aceras están cubiertas con techos de vidrio.
Estructura política y social: Una «república democrática» pero con un fuerte aparato de Estado.
La población total está organizada en asambleas populares que pasan los asuntos que no pueden resolver por sí mismas a una legislatura compuesta por 2.000 diputados, que pueden ser destituidos, y a una rama ejecutiva compuesta por un presidente y 15 ministros.
La población se divide también en 15 comisiones, cada una bajo la conducción de un comité de expertos.
Los comités de expertos tienen poder de decisión sobre los hechos diarios.
Se supone que no hay clases, pero hay una burocracia de expertos. Propiedad y distribución de los bienes:
Las propiedades personales y los medios de producción, todos forman «un solo capital social».
La distribución de los bienes es determinada por la ley de acuerdo al principio de igualdad.
El Estado facilita los medios de producción, almacena los bienes en depósitos y distribuye los bienes entre todas las familias.
Producción: «Todos deben practicar un oficio y trabajar el mismo número de horas».
Hay una intención de reducir el número de horas y hacer el trabajo agradable y seguro.
Uso intenso de la máquina. Todas las vocaciones son igualmente respetables. Hay distinciones públicas para los trabajadores especialmente productivos. Orden y disciplina de tipo militar.
Familia /Matrimonio / Sexo: Seis meses dura el noviazgo. La educación y la opinión pública —no la ley— alientan la fidelidad conyugal.
Lugar de la mujer: Como los hombres, tienen oficios, pero se jubilan antes (a los 50 años en lugar de 65). Se les debe atención y respeto. No obstante, se supone que ellas son las que preparan las comidas.
Educación y cultura: Los objetivos son formar «buenos trabajadores, buenos padres, buenos ciudadanos y hombres verdaderos». Una rígida censura controla la producción artística.
Vida diaria: Todo es regulado por la ley. Por ejemplo, «nadie puede comer algo que la República no aprueba».
Una comisión determina el número de comidas, los tiempos en que deben ser tomadas, la cantidad de platos, los ingredientes de las comidas y el menú diario.
Otra comisión determina todos los aspectos de la vestimenta diaria. Hay un uniforme para cada «condición» (edad, sexo, estado civil, etcétera) y cada ocasión.
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Enlace Externo:
La Utopía de Tomás Moro (trad. de 1805) en Google Libros
Julio Alguacil Gómez, Calidad de vida y modelo de ciudad