Biografia de Feijoo Benito Jerónimo Filosofo Escritor Español

Biografia de Feijoo Benito Jerónimo

Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764), escritor español representante de la primera fase de la Ilustración.

Uno de los valores más destacados del siglo XVIII español, quizás el de mayor importancia en el campo de la intelectualidad, es el benedictino fray Benito Jerónimo Feijóo y Montenegro.

Como hombre de su época, Feijóo representa en España las corrientes de erudición, de saber enciclopédico y de crítica razonada propias del siglo dieciocho europeo.

Pero así como el criticismo a estilo francés, a fuerza de racionalismo, fue fríamente destructor, la obra de Feijóo tiene un valor positivo, pues siempre supo mantener los altos valores de lo tradicional, tanto en el campo religioso como en el patriótico.

Escritor pulcro y de fácil período, puso su pluma al servicio del progreso científico, de la verdad y de la tolerancia.

En cierta manera, continúa la tradición gloriosa de Vives, parte de cuyo pensamiento recogió y desarrolló.

Biografia de Feijoo Benito Gerónimo
Fue un gran admirador de Francis Bacon, del que tomó su entusiasmo por los aspectos utilitaristas de la ciencia. Murió en 1764 en Oviedo. Ejerció notable influencia en el desarrollo de las nuevas ideas y la crítica ilustrada, tanto en España como en los dominios españoles de América.

Apreciado en España, conocido y respetado en Europa, el profesor de Oviedo renunció a muchas vanaglorias humanas por su vocación intelectual.

Fueron sus padres don Antonio Feijóo Montenegro y doña María de Puga Sandoval Novoa, ambos gallegos.

Benito Jerónimo nació el 8 de octubre de 1676 en Casdemiro, un lugar de la parroquia de Santa María de Melias, en Orense (Galicia).

De su padre, hombre de memoria facilísima y grandes aficiones poéticas, debió heredar el chico sus despejadas condiciones intelectuales.

Cursó Feijóo sus primeros estudios en el Real Colegio de San Esteban de Rivas de Sil.

A los catorce años de edad (1690), renunció a un mayorazgo que le correspondía como primogénito de la familia, y tomó el hábito de benedictino en el monasterio de San Julián de Samos.

En este centro monástico y en otros colegios de la Orden, Feijóo completó sus estudios, hechos a base de filosofía aristotélica y de especulaciones escolásticas como era costumbre en aquel tiempo.

Pero el deseo de saber del benedictino no se podía ceñir a estos límites. Entonces empezó a leer obras de toda clase y orientación, en particular la literatura erudita y filosófica francesa contemporánea.

Así Feijóo fue un intelectual autodidacto, una de esas revelaciones excepcionales propias de España.

En su primera juventud había compuesto algunas poesías. Pero Feijóo había de destacar en el campo del ensayo, el comentario y la crítica.

Desde 1709, por mandato de sus superiores, se hallaba en el monasterio de San Vicente, en Oviedo, ciudad que desde entonces había de ser su residencia habitual.

En la universidad ovetense había obtenido sus grados de licenciado y doctor en Teología (27 de septiembre y 7 de octubre de 1709), y en ella, ocupando la cátedra de Santo Tomás, había explicado de 1710 a 1721.

En este último año fue encargado de la enseñanza de la Sagrada Escritura, que en 13 de junio de 1724 cambió por la cátedra de Vísperas de Teología.

Durante estos trece años, el sabio profesor, en plena madurez intelectual adquirió una erudición vasta y dilatada, que le atrajo la consideración de sus contemporáneos.

Fruto ditecto de su saber fue la preparación del Teatro crítico universal, colección de ensayos, cuyo primer volumen apareció en 1726, destinados a luchar contra la decadencia cultural, el desconocimiento y menosprecio de las ciencias, el predominio de la más candida credulidad y la falta de deseos de renovación.

Los volúmenes del Teatro crítico y los de las Cartas eruditas (desde 1742), que les sucedieron, levantaron una ola de vivas polémicas y controversias, en las cuales la pluma de Feijóo se reveló siempre guiada por la ponderación más sesuda.

Su obra intelectual hubiérale valido cargos y dignidades de mucha honra y provecho, si Feijóo no los hubiese rechazado por su amor a la erudición y a la ciudad de Oviedo.

En 1725, hallándose en Madrid para la preparación del tomo primero del Teatro, rehusó la prelacia del monasterio de San Martín de la capital.

En el mismo año, rechazó igualmente uno de los primeros obispados de América, que le fue ofrecido por Felipe V.

Feijóo continuó en el desempeño de sus cátedras en la universidad ovetense hasta 1739, año en que pidió su jubilación por motivos de salud.

Retirado en la celda de su monasterio, centro de tertulias eruditas y de activísima correspondencia con España y el extranjero, leyendo mucho y escribiendo no menos, pasó sus últimos años de vida el sabio benedictino, el cual, en 1748, fue honrado con el título de consejero real que le otorgó Fernando VI.

El 25 de marzo de 1764, a los 88 años, un accidente repentino le privó del uso del habla y del oído y de la facultad de andar.

Murió cinco meses más tarde, en Oviedo, el 26 de septiembre, a las tres y veinte minutos de la tarde.

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