Carlos XII de Suecia y La Batalla de Poltava Guerra de Norte de Europa
Carlos XII de Suecia - La Batalla de Poltava
Hijo de Cuando un arrogante y mimado joven heredó el trono de Suecia, tres poderosas naciones se unieron para robar sus tierras.
Carlos XII aplastó a las tres, pero no pudo perseguir a sus adversarios rusos hasta Moscú.
Sus éxitos fueron comentados en toda Europa.
Aclamado como héroe y genio, Carlos XII tenía un medallón con la imagen de Pedro huyendo, lloroso.
Los enemigos de Suecia se intimidaron y nació la leyenda del rey invencible.
Carlos, de 19 años, llegó a creer en esta leyenda, pero ése fue su error.
CARLOS XII (Estocolmo, 1682 - Fredrikshald, 1718)
Carlos XI, a los 16 años entró en campaña contra los dinamarqueses y a los 18 infligió una sangrienta derrota a los rusos y después a los polacos y sajones, aliados de aquéllos.
En 1708-09 llevó a cabo en Rusia una campaña memorable, en la que obtuvo grandes triunfos, pero fue derrotado en Poltava (1709).
Huyó a Turquía, donde permaneció tres años.
En una atrevida fuga volvió a Suecia e inició una campaña contra Noruega, pero murió destrozado por una granada.
ANTECEDENTES A LA GUERRA DEL NORTE:
Cuando Pedro "El Grande" de Rusia llega al poder inicia una serie de reformas internas con el objetivo fundamental de hacer de su país un gran estado moderno y una potencia militar.
Su principal meta era abrir una ventana hacia el Occidente, lo cual significaba contar con un puerto libre de hielo con fácil acceso a Europa.
Esto sólo podía hacerse en el Báltico, pero en aquella época la costa báltica estaba controlada por Suecia, la potencia más importante del norte de Europa.
Deseoso de obtener esas tierras, Pedro —con la ayuda ir Polonia y Dinamarca— atacó a Suecia en el verano de 1700 creído que el joven rey de Suecia, Carlos XII, podía ser derrotado con facilidad.
Sin embargo, Carlos resultó ser un brillante general.
Aplastó a los daneses, destrozó a los polacos y, con una disciplinada fuerza de de 8000 hombres hizo huir al ejército ruso de 40.000 efectivos en la Batalla de Narva (1700).
La Gran Guerra del Norte (1701-1721) había comenzado.
Carlos se autocoronó públicamente a los 15 años.
Se dio a excesos como beber hasta el estupor o cercenar cabezas de ovejas vivas hasta que los pasillos del palacio se empaparan de sangre. "¡Ay de vos si vuestro rey es un niño!", predicaron tres pastores en un mismo domingo.
Parece que os rumores de este turbulento rey niño despertaron la codicia de los líderes de Dinamarca, Sajonia-Polonia y Rusia, que conspiraron para sacar ventaja de la situación.
Las tres naciones decidieron invadir Suecia y repartirse el botín y Carlos XII , ya mas encaminado en su vida como rey, tomó la resolución de iniciar una guerra justa hasta exterminar sus enemigos.
El 13 de abril de ese año partió rumbo a Dinamarca, con una audaz maniobra que atemorizó a sus consejeros, pudo unir su flota con los barcos aliados de Inglaterra y Holanda, enviados por Guillermo III de Inglaterra.
Dos semanas después Copenhague ya estaba sitiada y la marina danesa inservible.
El rey Federico de Dinamarca se vio obligado a firmar un pacto que restauraba el orden que imperaba antes de la invasión.
Luego Carlos comandó su ejército, equipado con los novedosos trabucos de chispa y bayonetas circulares, hacia las fuerzas rusas emplazadas en el Báltico.
Las ventiscas de invierno, la táctica de las fuerzas del zar, de quemar la tierra a su retirada, y la escasez de provisiones hicieron que los comandantes del joven rey pugnaran por no continuar con la campaña de invierno.
Esto mismo convenció al zar de que los suecos no lo alcanzarían en Narva.
Pero no conocía la sobrehumana determinación de su joven enemigo.
El 13 de noviembre Carlos marchó con sus 10.500 soldados hacia el pueblo fortificado, donde esperaban casi 40.000 soldados rusos.
Cuando corrió la voz de que se acercaba el ejército sueco, Pedro hizo algo que aún confunde a los historiadores.
¿Eligió este momento para hablar con su único aliado, Augusto de Sajonia-Polonia?
¿O más bien huyó, aterrado?.
Como haya sido, dejó a sus soldados en manos de un comandante que ni siquiera hablaba su idioma.
En la helada mañana del 20 de noviembre Carlos tenía a sus fuerzas emplazadas.
Cuando a mediodía sopló una ventisca, los suecos preferían esperar para prevenir cualquier sorpresa, pero Carlos advirtió que era un golpe de suerte.
La nieve cegadora soplaba hacia los rusos, lo que era perfecto para ocultar un ataque sueco.
Alas 14:00 el jubiloso y joven rey lanzó un ataque que ahora es de los más famosos de la Historia.
Superado por cuatro a uno, su ejército marchó a velocidad vertiginosa sobre numerosos obstáculos y aplastó la defensa rusa.
Tal vez 10.000 soldados del zar se ahogaron en el río al huir, y otros murieron cuando dos puentes se derrumbaron.
Carlos consideró un ataque inmediato contra Moscú, pues Rusia parecía indefensa, pero no aprovechó la oportunidad.
Si bien el hambre y la enfermedad mermaban su ejército, tomó una decisión con base en un motivo personal.
El líder sajón Augusto, aún invicto en esta guerra, era primo hermano del rey y su participación en la invasión de Suecia era una imperdonable traición, y resolvió atacarlo hasta el final.
Fue un grave error pues dejó liberado a Pedro de Rusia para que rearmara su ejército.
La guerra "personal" contra su primo terminó en el otoño de 1706 cuando Augusto forzado a renunciar a Polonia.
Carlos muy confiado de su destino marcado de triunfos decide ahora marchar hacia Moscú para castigar definitivamente al zar.
Con un ejercito de 70.000 hombres iniciaron un interminable viaje de 1.600 Km.
Los soldados estaban muy bien uniformados y alimentados, pero de todas maneras debieron enfrentar a un poderoso ejército en medio de un clima inhóspito, que hizo día a día mas difícil el control de las tropas suecas, que iban siendo enfrentadas y diezmadas a medida que avanzaban hacia Moscú.
En toda Europa se consideró el invierno de 1708 como el peor en la Historia.
Unos 3.000 soldados suecos sucumbieron al clima, pero el rey se obstinó en mantener reunido a su andrajoso ejército, compartiendo con ellos las escasas raciones.
En abril asedió a los rusos emplazados en Poltava, una aldea en la cima de un risco, unos 320 Km. al sureste de Kiev.
Carlos tenía sólo 19 000 hombres para atacar a 42.000 rusos.
Los consejeros del rey querían replegarse y regresar a casa. Sólo la fortaleza y soberbia de Carlos pudieron convencer a los desmoralizados reclutas de que la victoria era aún posible.
Mientras que Carlos perdía un tiempo valioso en una guerra inconclusa con Polonia, Pedro aprovechó la oportunidad para reorganizar su ejército a lo largo de las líneas occidentales.
En julio de 1709, en la batalla de Poltava, las fuerzas de Pedro derrotaron al ejército de Carlos en forma definitiva.
A pesar de que la guerra se prolongó por otros doce años, la Paz de Nystadt, firmada en 1721, dio el cocimiento formal a lo que Pedro ya había logrado: la adquisición de Estonia, Letonia y Karelia.
Suecia se convirtió en una potencia de segundo orden, en tanto que Rusia ahora el gran estado europeo que Pedro deseaba.
Con esta victoria, Rusia tomó el lugar de Suecia como coloso de Europa del norte.
Durante años, Carlos tuvo que vivir como huésped prisionero de los turcos, cuya hospitalidad se vio estimulada por un botín de guerra. En 1714 escapó y regresó a Suecia a caballo, haciéndose pasar por un tal "capitán Frisk".
El 30 de noviembre de 1718, mientras estaba observando las trincheras en Fredrikssten ,Noruega, es atravesado por una bala de mosquete que penetra su cabeza por la sien izquierda.
Murió instantáneamente, muerte que alimentó la teoría de la conspiración pues parece haber habido intereses para que Carlos XII deje la corona a su sucesor y modifique su política bélica.
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PARA SABER MAS...
Durante los cinco años que siguieron a Poltava, Carlos XII languideció en Bender.
Pedro aprovechó este respiro: acabó la conquista de Estonia y de Livonia y emprendió la de Finlandia.
No pudo conquistar Curlandia, vasalla de Polonia, pero preparó su reunión casando a su duque con una princesa rusa, hija de Iván IV.
Sin embargo, los agentes de Carlos XII, sostenidos por la diplomacia francesa, empujaron al sultán Ahmed III a la guerra contra Rusia.
Este reunió un inmenso ejército en las llanuras de Andrinópolis y derrotó al ejército ruso, que había avanzado imprudentemente hasta los bordes del Pruth (1711). Pedro corrió peligro de caer prisionero.
Su mujer, Catalina, le dio ánimos y le aconsejó firmar la paz. Hubo que entregar Azov a los turcos.
El mar Negro volvería a ser, durante medio siglo, un mar turco.
Carlos XII pudo volver a sus Estados.
La muerte de Carlos XII, ocurrida durante el sitio de una fortaleza noruega (1718), provocó un período de anarquía, que el zar aprovechó para desembarcar tropas en Suecia (1719-1720).
La paz de Nystadt, firmada en 1721, puso fin a lo que los rusos llaman «la gran guerra del norte»: Livonia, Estonia, Ingria, Carelia y la mitad oriental de Finlandia, disputadas a Suecia desde los tiempos de Alejandro Nevski, pasaron a poder de Rusia.
Pedro el Grande había fundado así un imperio que iba del Báltico al Pacífico.
La nación tomó entonces conciencia de su fuerza y de las perspectivas que le abría este poderío.
UNA NUEVA ETAPA PARA RUSIA
Pedro el Grande murió en 1725, a la edad de cincuenta y dos años, a consecuencia de un baño de agua helada que se dio para salvar a un marinero de las olas desencadenadas.
Ultimo gesto paradójico de un monarca por encima de los prejuicios, por encima de las reglas, por encima de los hombres.
Lo que se puede reprochar a la reforma de Pedro el Grande es haber sido artificial y fragmentaria.
Artificial, porque la técnica no podía engendrar la civilización: la imitación del extranjero sólo podía ser un medio.
Fragmentaria, porque la reforma había modificado las costumbres de una pequeña minoría, mientras que apenas había rozado a la enorme masa de las clases populares.
El abismo que separaba a Rusia de Europa era demasiado grande.
El empleo del terror y el aspecto de esbozo de la obra de Pedro el Grande se debieron a su aislamiento, a la incomprensión que encontró.
Más que la hostilidad activa de los que protestaban, le estorbó la resistencia pasiva de todas las clases de la nación, incapaces, por inexperiencia política, de hacer una verdadera elección.
Sin embargo, fustigando la indolencia rusa, Pedro el Grande realizó su ambición: hacer de su país una potencia económica y militar que ocupara un puesto en el concierto europeo.
San Petersburgo continúa siendo el testimonio dé una revolución que apartó a Rusia de su camino tradicional.
Fuente Consultada:
Secretos y Misterios de la Historia Reader´s Digest
La Cultura de Dietrich Swanittz
Enciclopedia de Historia Universal HISTORAMA Tomo VI La Gran Aventura del Hombre