El Imperio Español en América-El Trabajo Forzado a los Aborigenes
El Imperio Español en América: Trabajo Forzado a los Aborígenes
La llegada de Cristóbal Colón a América pareció confirmar a los europeos muchos sueños y utopías.
En el Nuevo Mundo, todo era exuberante y parecía posible. Los europeos se encontraron con selvas, montañas y ríos mucho más grandes que los que habían visto hasta ese momento.
El encuentro entre los europeos y los pueblos autóctonos de América alteró profundamente a ambas sociedades, la europea y la americana.
Frente a los pueblos americanos -muchos de los cuales tenían organizaciones sociales comparables a las europeas-, los invasores se preguntaron cuál era su derecho para dominarlos.
A su vez, las poblaciones nativas también enfrentaron sus propios dilemas, que favorecieron su sometimiento a los españoles.
Para ellos, esos seres que llegaban por mar desde tierras lejanas, montados sobre bestias desconocidas y feroces, eran los enviados de los dioses para poner fin a su mundo que estaba condenado a terminar.
La conquista española de América es uno de los más famosos episodios de la historia de la expansión europea.
Un número pequeño de españoles, probablemente no más de cinco mil, derrotaron a los más poderosos estados americanos, los aztecas y los incas, y también a poblaciones nativas menos desarrolladas.
Si bien existe una gran controversia acerca de la cantidad de habitantes que había en América cuando llegaron los europeos, no hay ninguna duda de que los indígenas sobrepasaban por miles a los españoles.
Sin embargo, los españoles derrotaron a las civilizaciones indígenas con sorprendente rapidez.
Y esto es tema de otra controversia.
¿Por qué las civilizaciones americanas sucumbieron tan rápidamente al impacto español?.
O, desde el punto de vista de los indígenas, ¿por qué tantos fallaron en derrotar y expulsar a tan pocos?
El mundo que surgió de este verdadero "choque de culturas" fue un mundo nuevo.
LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES A AMÉRICA:
En los primeros tiempos, el objetivo fundamental de la conquista española era extraer las grandes riquezas americanas.
Estimulados por el hallazgo de metales preciosos, los españoles penetraron en el interior del territorio y fueron sometiendo a los indígenas mediante el uso de la violencia.
El oro, la plata y, más tarde, otros productos como el azúcar, fueron los principales frutos de una economía extractiva, que permitió, a la monarquía española, mantener su hegemonía en Europa durante el siglo XVI.
Los españoles organizaron a la población indígena para usarla como mano de obra en la producción de los bienes que demandaba Europa.
En muchas ocasiones, los españoles impusieron a los nativos las formas laborales prehispánicas; en otras, los obligaron a nuevas prestaciones.
Los indígenas, así dominados por los españoles, disminuyeron drásticamente su número y sólo lograron sobrevivir hasta el presente mediante el ejercicio de una resistencia que iba desde la desobediencia pasiva de la ley española hasta la desafiante rebelión.
Los esfuerzos evangelizadores de los españoles para convertirlos al catolicismo fueron también limitados por una persistencia de las creencias indígenas, ocultas muchas veces tras un velo de prácticas cristianas.
Para que las sociedades nativas pudieran ser controladas, y para que los frutos económicos de las nuevas tierras pudieran ser aprovechados por la corona y los particulares, los españoles debieron crear una maquina administrativa que fuera, a la vez, eficiente y flexible para adaptarse a las nuevas situaciones.
La difusión de la religión, la lengua y la cultura europeas, adaptadas a la realidad americana, fueron también una manera de asegurar el dominio español en América.
En suma, desde el primer momento, los españoles trataron de integrar el inmenso territorio descubierto en las estructuras económicas, en las instituciones, en las formas de vida y en las creencias propias de los reinos españoles.
Sin embargo, la sociedad colonial americana tenia elementos propios y no se cumplió la pretensión de trasplantar una sociedad netamente europea.
Poco después de la llegada de los españoles, la aparición de una población constantemente creciente de hombres y mujeres de sangre mezclada dio un carácter mestizo a la sociedad americana.
También la esclavitud se desarrolló en América, a niveles desconocidos hasta entonces.
• LA CATASTROFE DEMOGRÁFICA:
Explica el distinguido historiador argentino Felix Luna, en "La Historia Integral de Argentina":
¿Cuántos indígenas murieron a consecuencia de la conquista?.
¿A qué niveles llegó el descenso de la población nativa en el curso del siglo XVI?.
Los especialistas no se han puesto de acuerdo debido a la dificultad de precisar cifras, de interpretar las fuentes, de respaldar con datos las afirmaciones rotundas.
Las leyes protectoras del indio llegaron tarde a las Antillas, donde los nativos tainos prácticamente habían desaparecido hacia 1520.
Su reemplazo por trabajadores negros africanos daría una composición étnica y cultural característica a la zona del Caribe.
La destrucción de los amables aborígenes que halló Colón, y a quienes el padre Bartolomé de las Casas describe como cultivadores de tubérculos en gran escala, es uno de los capítulos más dramáticos de la historia de las poblaciones precolombinas, expuestas por los conquistadores a trabajos forzados, contagios de diversas pestes y agravio moral.
En zonas de gran densidad poblacional prehispánica, como Michoacán, la ferocidad de Guzmán y sus huestes hizo temer por la continuidad de la conquista.
En la región maya central, la malaria y la anquilos-tomiasis, introducidas por los españoles, causaron verdaderos estragos.
Eran enfermedades endémicas, que arraigaron en los climas húmedos y malsanos de las tierras bajas.
En las zonas altas, la viruela, el sarampión, la influenza y las enfermedades pulmonares difíciles de clasificar fueron el azote de las poblaciones autóctonas, porque las de origen europeo estaban mejor preparadas para afrontarlas.
Las listas de tributos que registran pueblo por pueblo el número de contribuyentes indígenas sirven para deducir el descenso poblacional.
Las relaciones de Yucatán, citadas por Eric Thompson, dicen lacónicamente, al referirse a la provincia de Tabaseo: Apenas tiene tres mil indios. Ha habido una gran reducción desde la pacificación, ya que entonces tenía una población de más de treinta mil indios".
En la provincia precolombina de Chetumal, donde la conquista fue especialmente sangrienta, según una fuente eclesiástica, "había poblaciones de quinientas y de mil casas; ahora, una que tiene cien es grande".
En el litoral guatemalteco del Pacífico, que había sido gran productor de cacao antes de la invasión europea, el despoblamiento fue tan rápido que no quedaron datos acerca de sus primitivos habitantes.
En cuanto a la región de México central, los estudios de Cook y Simpson, de la Universidad de Berkeley (1948), y los de Borah y Cook (1963), estiman que el descenso de la población fue del 75 % aproximadamente entre 1520 y 1600, e incluso del 90 %: los 25 millones que vivían en México a la llegada de Cortés eran sólo 1.075.000 en 1605.
En el Perú, los treinta años posteriores al arribo de Pizarro resultaron especialmente dramáticos.
Con posterioridad, el proceso de despoblación se atenuó, pero hacia 1590 distintas fuentes permiten suponer la existencia de 1,3 a 1,5 millones de nativos.
Los estudiosos calculan para 1530 una cifra global de 7 a 8 millones, es decir, que razonablemente puede arriesgarse para la llegada de los españoles una cifra de unos 10 millones de habitantes.
Dicho de otro modo, tanto México como Perú sufrieron una verdadera catástrofe demográfica: otro aspecto del traumatismo de la conquista.
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