Los Burgueses en la Edad Media Origen Caracteristicas y Oficios

Origen de los Burgueses en la Edad Media Caracteristicas y Oficios

Los burgueses: A finales de la Baja Edad Media el burgués era el hombre que vivía en una villa o “burgo” y era libre. Se diferenciaba así de los siervos de la gleba y de los nobles.

Con el desarrollo y crecimiento de las ciudades, la burguesía se fue estratificando internamente dando lugar a grupos diferenciados en cuanto a riqueza, poder y prestigio.

En el estrato más bajo de la burguesía se encontraban los pequeños comerciantes, los artesanos por cuenta propia y los funcionarios menores.

En sus capas más prósperas se contaban los funcionarios estatales, los abogados, los grandes maestros artesanos, y los acaudalados comerciantes y financistas.

La principal característica de la burguesía era que trabajaba para vivir, situación que la emparentaba con los sectores mas bajos de la sociedad.

Sin embargo, los burgueses de los estratos superiores habían logrado vivir de sus rentas, a semejanza de la nobleza.

A estos sectores se los llamó clases medias.

Políticamente, ya desde la Edad Media, la burguesía acomodada había obtenido el derecho a gobernar las ciudades, luego de rebelarse contra los señores.

Su representación política se canalizó a través de lo que, en Francia, se llamó el “tercer estado”.

Cuando obtenían suficientes riquezas, muchos burgueses compraban tierras, títulos nobiliarios y cargos en el estado.

Esto puede ser considerado una traición a su grupo social, pero, en realidad, no existían muchas opciones para invertir el dinero durante el siglo XVII.

La alta burguesía, de este modo, tendió a ennoblecerse.

Los Burgueses Origen de la burguesia

CARACTERISTICAS DE LOS BURGUESES

La ciudad fortificada se llamaba burgo y los habitantes se llamaron burgueses. La palabra tenía un sentido muy amplio.

En las ciudades pequeñas la mayor parte de los burgueses eran labradores, hortelanos, viñadores.

Aun en las ciudades importantes, los cerdos corrían por las calles, y cuando un príncipe había de visitar una ciudad el Consejo ordenaba a los visitantes quitar los montones de estiércol de delante de las casas.

Algunas ciudades solamente, las más ricas, tenían como habitantes, artesanos que ejercían un oficio, y sus principales burgueses eran comerciantes y propietarios.

Los comerciantes, para poner a cubierto sus mercaderías de los ataques de ios caballeros bandidos, se reunían en caravanas armadas ya caballo.

Para apoyarse mutuamente formaban sociedades llamadas guildas, hansas o cofradías. Se reunían en una sala para beber y discutir sus negocios y pagaban una cuota para sostener una caja.

Algunas de estas sociedades llegaron a ser muy poderosas, por ejemplo, la hansa de los mercaderes extranjeros establecidos en Londres.

En París, la asociación de los dueños de barcas, que comerciaban por el Sena, acabó por regir los asuntos de la ciudad.

Era llamada la hansa de los mercaderes del agua.

Sus jefes, el preboste y los regidores de los mercaderes, llegaron a constituir el Consejo de la villa de París, su casa de reunión fue el Palacio municipal, sus armas han seguido sjendo las armas de París, un barco acompanado de las palabras Fluctuat nec mergitur (Flota y no se hunde).

Los comerciantes eran más considerados que los artesanos, trabajaban menos y ganaban más.

Pero por lo común estaban organizados como ellos en profesiones.

Las principales eran de pañeros, fabricantes de paños; los comerciantes, que servían de banqueros; los merceros, que vendían todos los artículos venidos de lejos (más tarde se formó un gremio de especieros).

Los burgueses más respetados eran los comerciantes enriquecidos y los propietarios establecidos en la ciudad.

En regiones de Francia, en Italia y en algunas ciudades de Alemania vivían como nobles, se armaban como caballeros y habitaban una casa fortificada.

En Alemania se hacían llamar señores o patricios.

Entre aquellos burgueses enriquecidos empezó el rey de Francia, a partir del siglo XIV, a elegir sus consejeros y sus funcionarios.

Un burgués de París, Barbette, aconsejó a Felipe el Hermoso que restableciera la buena moneda.

Tenía una casa de lujo, el hotel Barbette, que el pueblo saqueó.

En Francia estos ricos habitantes, que no trabajaban manualmente, fueron los únicos que se siguieron llamando burgueses.

LOS OFICIOS

En casi todos los países cualquier artesano que quería fabricar y vender, podía abrir libremente una tienda.

Así ha ocurrido en todo tiempo en todas las poblaciones del Mediodía de Francia, y hasta fines de la Edad Media en las del oeste.

Pero en Alemania, en Inglaterra, en el norte de Francia y en algunas grandes ciudades de Italia se constituyó poco a poco otro régimen.

Todos los obreros de un mismo oficio establecidos en una misma ciudad formaban una asociación.

En Italia era llamada arte (profesión), en Francia oficio, porque los obreros eran primeramente los criados del señor, y éste había reunido a todos los de una misma profesión bajo la vigilancia de uno de sus servidores en un servicio (ministerium, métier).

Las gentes del mismo oficio tenían reuniones en que se discutían los asuntos bebiendo, pagaban una cuota para el sostenimiento de su caja y tenían un sello que representaba, por lo común, las herramientas de su profesión.

Casi siempre formaban una cofradía religiosa.

Iban juntos a las fiestas y a las procesiones, llevando el estandarte del gremio; celebraban la fiesta del santo que habían elegido por su patrón, porque había trabajado en su mismo oficio.

De los carpinteros era patrón San José; de los zapateros, San Crispín; de los plateros, San Eloy.

Por lo común, las gentes de un mismo oficio tenían sus casas en una misma calle, y muchas de ellas han conservado el nombre del oficio (Platerías, Ribera de Curtidores, calle de Tintoreros, por ejemplo, en Madrid).

El número de gremios o corporaciones de oficio difería según las ciudades.

En París, en el siglo XIII, se contaban más de ciento.

Pero muchas ciudades tenían menos de veinte, porque un mismo gremio reunía con frecuencia a gentes de profesiones distintas, por ejemplo, panaderos, pasteleros y harineros; armeros, caldereros, cerrajeros, cuchilleros y hojalateros; o carpinteros, ebanistas y carreteros.

En las grandes ciudades, por el contrario, una sola profesión estaba dividida en varios gremios.

En París, el año 1160, los obreros del cuero formaban cinco oficios: sueurs (zapateros), remendones, talabarteros (los que hacían tahalíes), bolseros (los, que hacían bolsillos), peleteros.

►Oficios y Exigencias

En Chartres, las vidrieras de .la catedral fueron donadas en el siglo XIII por los gremios siguientes: carreteros, carpinteros, carpinteros, toneleros, vinateros, peleteros, pañeros, cambiantes, especieros, boticarios, albañiles, picapedreros, tejedores, zapateros, cesteros, carniceros, jardineros, boneteros, fusteros, aguadores, armeros, guarnicioneros , cordeleros.

Para ejercer un oficio, era necesaria la previa admisión y había de pasarse por tres grados.

El muchacho era primero aprendiz.

Su padre le había puesto a servir en casa de un maestro que, mediante cierta suma se comprometía a darle habitación, comida y a enseñarle el oficio.

El maestro conservaba durante varios años a su lado al aprendiz y le hacía trabajar en provecho suyo y sin pagarle.

Tenía derecho a corregirle, es decir, a pegarle, y si el aprendiz huía, a hacer que la justicia le obligase a volver. Pero había de pegarle él mismo y no confiar este cuidado a su mujer.

Acabado el aprendizaje, el joven venía a ser compañero {o criado).

Vivía donde quería, y se colocaba al servicio de un maestro que le pagaba salario.
Por último, cuando el compañero tenía suficiente dinero para establecerse, podía ser admitido entre los maestros.

A partir del siglo XIV se les hacía sufrir un examen.

El aspirante era encerrado en una habitación y se le daba un trabajo para hacer, llamado la obra maestra, por ejemplo, componer zapatos, hacer una silla de montar.

Para ser admitido, el nuevo maestro tenía aún que convidar a beber y a comer a los colegas de su oficio.

Solamente los maestros tenían derecho a fabricar y vender por su cuenta; sólo ellos tomaban parte en las asambleas del oficio donde se resolvían los asuntos; sólo ellos tenían casa y familia.

Los compañeros se alojaban en casa del maestro o en casa de huéspedes, y no tenían derecho más que a su salario.

Habían de acudir al taller del maestro y trabajar en él desde que el sol salía hasta la noche. Cuando no había trabajo iban todas las mañanas a un lugar determinado, donde esperaban que llegase un maestro a contratarles.

En el siglo XV los compañeros adoptaron la costumbre de ir de ciudad en ciudad, pasando algún tiempo al servicio de un maestro, a quien luego abandonaban.

A esto se decía dar la vuelta a Francia.

Estaba prohibido a los compañeros entenderse entre ellos para fijar las condiciones de su trabajo, y debían aceptar el salario que sus maestros les ofrecían.

La huelga era considerada como un acto de rebeldía y castigada con la cárcel.

Pero los maestros trabajaban en unión de los compañeros, hacían su misma vida, tenían las mismas distracciones y no formaban una clase diferente, y en la mayor parte de los oficios los compañeros acababan casi todos por hacerse maestros.

Cuando una profesión estaba organizada en oficio,nadie más que los maestros tenían derecho de poner a la venta en la ciudad la clase de objetos fabricados por aquel oficio.

Estaba prohibido venderlos a las gentes mismas de los otros oficios.

En París, los que hacían palafrenes para caballos pusieron pleito a los guarnicioneros y a los talabarteros para prohibirles hacer bridas (1299). Los sastres impedían a los prenderos vender trajes nuevos, y sólo se los dejaba venderlos usados.

La misma pieza servía por lo común de taller (obrador) para el trabajo y de tienda para la venta.

Era una habitación en el piso bajo, con malas luces porque la calle era estrecha y porque los pisos superiores sobresalían de las fachadas.

Tenía una ventana y en ella se ponía un mostrador, de suerte que saliera a la calle. De esta manera podía el comprador, sin entrar en la tienda, hacer la compra por la ventana.

La manera de trabajar estaba fijada en reglamentos. Se prohibía trabajar en domingo y los días festivos.

Se prohibía dar a los compañeros salario superior a la tarifa establecida, trabajar en otro sitio que en la tienda, para que el público pudiera ver lo que se hacía, trabajar con luz, para que la obra estuviera bien hecha, llamar al comprador parado delante de la tienda de un vecino, porque ios de un mismo oficio no debían hacerse la competencia.

No se debía emplear más que determinados materiales, trabajar más que según ciertos procedimientos. No había derecho a inventar nada.

Los jurados, encargados de obligar al cumplimiento de las reglas, iban a todos los talleres incluso de noche.

Fijaban su sello en las mercaderías, y si alguna les parecía contraria al reglamento, la confiscaban y hacían que el artesano fuera multado o recluido en prisión.

Fuente Consultada:
Historia 2 El Mundo Moderno (Santillana - Secundaria)
Historia Universal Ilustrada Tomo II Editorial Publinter Bs.As. Autor: Charles Seignobos - La Edad Media -

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