Gobierno de Mehmet Ali en Egipto:Conquistas y Reformas Políticas
Gobierno de Mehmet Ali en Egipto: Conquistas y Reformas Políticas
Mehmet Alí, nacido en Cavalla (Macedonia) en 1769 y fallecido en Alejandría, Egipto en 1849, fue un pachá otomano de Egipto entre 1805 y1849 , quien transformó el país y fundó una dinastía que gobernó hasta mediados del siglo XX.
El cargó de pachá, también llamado bajá, es el nombre utilizado para quien obtenía algún mando superior, como el de la mar, o el de alguna provincia en calidad de virrey o gobernador.
Enfrentó en varias batallas a Francia, cuando las tropas eran comandadas por Napoleón Bonaparte, lo que le permitió hacer una carrera militar ascendente.
Derrotó a un ejército británico invasor en 1807; cuatro años después aseguró su supremacía en Egipto masacrando a los mamelucos, grupo militar que conspiró para arrebatarle el poder.
Modernizó la administración gubernamental y militar de Egipto y en 1811 inició una contienda contra los wahhabíes de Arabia; en 1818 su hijo, Ibrahim Bajá ganó la guerra.
Desde 1820 a 1822, Mehmet Alí se ocupó de la conquista de Sudán, y poco después, en 1823, fundó la ciudad de Jartum.
En 1824 el sultán otomano, Mahmud II, solicitó su ayuda en la guerra contra los rebeldes griegos. Sus éxitos en las campañas siguientes movieron al sultán a recompensarle con la isla de Creta.
LA HISTORIA Y SUS CONQUISTA:
Mehmet comerciaba con tabaco, hasta que un reclutamieno lo envió a Egipto a combatir contra los ejércitos de Bonaparte.
Habiendo ascendido por su valentía a una graduación elevada, maniobró acertadamente, y, después de la partida de los franceses, se hizo proclamar por el mismo pueblo pachá de El Cairo.
Iba a confiscar, poco a poco, todos los instrumentos del poder: tierras, comercio, fuerza militar, mientras los egipcios se callaban, fascinados por el jefe que habían encontrado.
Mehmet Alí sometió a la secta considerada como herética de los wahabitas, que dominaba el Hedjaz, y, a continuación de una larga y difícil campaña, se apoderó de las ciudades santas:
La Meca y Medina. Antes de emprender esta misión, se había visto obligado a deshacerse de los mamelucos: les había invitado a una fiesta, y les había hecho asesinar por sus soldados albaneses.
Ibrahim, hijo del «condottiero», a continuación de una nueva campaña, fue nombrado pacha de Píedjaz, mientras que las tropas egipcias sometían el Sudán (1822), Mehmet era ya el amo indudable del país, e instaló su capital en Alejandría, cara al mar, a Turquía, a Europa.
Ciertamente, el pachá mereció sus éxitos por su inteligencia y sus altas cualidades políticas, que utilizó para modernizar su país, entrando en la vía de las reformas, antes que los sultanes de Constantinopla.
Deseoso de llevar a cabo una revolución agrícola, introdujo nuevos cultivos e hizo construir refinerías de azúcar, hilaturas de algodón, manufacturas de telas de lino y, para favorecer las exportaciones, acondicionó los puertos.
Se atrajo a los extranjeros, sobre todo a los griegos, que llegaban por miles, y a los franceses (fue el coronel de Séves quien organizó su ejército a la europea), y envió a jóvenes egipcios a estudiar a París y Londres.
De esta forma, las finanzas mejoraron, pudiendo emplearse en reforzar la marina y el ejército, los cuales mostraron su valor en Grecia.
Pero el pacha, único amo del comercio exterior, único propietario de la tierra, imponía a los fellahs una disciplina de hierro, tasando las mercancías, castigando cada falta de una manera implacable.
En el decadente imperio otomano, Egipto aparecía como una fuerza nueva.
LA PRIMERA GUERRA DE SIRIA Y EL TRATADO DE UNKIAR SKELESSI
El primer objetivo de Mehmet Alí era el de obtener el poder hereditario, ya que, en 1830, tenía 61 años, y quería dejar a su hijo el país que él había reorganizado.
Por eso quería forzar el reconocimiento de la independencia, que de hecho ya poseía.
Cuando el sultán Mahmud había llamado a los ejércitos egipcios para combatir contra los rebeldes griegos, había prometido a Ibrahim el gobierno de Morea; después que la intervención de las potencias provocó la evacuación de esta península, Ibrahim reclamó una recompensa.
Mehmet eligió Siria.
Mahmud rehusó y propuso Creta, que Mehmet rehusó a su vez.
En 1832, a continuación de un incidente sin importancia, Ibrahim invadió Siria, Jaffa, Haifa y San Juan de Acre cayeron, una después de otra, y, en algunos meses, toda Siria estaba en manos de los egipcios que atravesaron el Tauro.
El gran visir Reshid fue derrotado en Konieh, en un combate decisivo.
El sultán, temiendo por su trono, llamó en su ayuda a Rusia, y, el 20 de febrero de 1833, la flota del zar penetraba en el Bósforo.
La reacción fue inmediata: inquietas, Francia, Inglaterra y Austria hicieron presión sobre Mahmud, y éste consintió en ceder la rebelde Siria y, además, la Cilicia. (Tratado Kutaieh, mayo de 1833).
Sin embargo, el zar firmaba con el sultán, en julio del mismo año, el tratado de Unkiar Skelessi.
A cambio de retirar su flota, Nicolás garantizaba la integridad del territorio otomano, comprometiéndose, en caso de necesidad, a suministrarle tropas.
Obtuvo también la clausura de los Dardanelos a todo navío de guerra extranjero.
Este tratado, en un principio secreto, no dejó de inquietar a las otras potencias: Rusia era, provisionalmente, dueña de los estrechos y había adquirido una gran influencia en la marcha de la política otomana.
Los intereses ingleses estaban especialmente amenazados.
El ministro británico Palmerston ofreció a la Sublime Puerta (nombre por el que también era conocido el Imperio otomano) la asistencia de su país para reorganizar sus fuerzas armadas, y obtuvo como contrapartida la firma de un tratado comercial (Tratado de Balta Liman en 1838), que limitaba los derechos de aduana turcos al 3%, permitiendo así a Gran Bretaña desarrollar sus compras de materias primas.
Si bien la flota otomana estaba mandada por instructores ingleses, Mahmud confió su ejército de tierra a oficiales prusianos.
Al mismo tiempo, para impedir que Mehmet Alí avanzase hacia el Oriente, los ingleses ocuparon Aden.
LA SEGUNDA GUERRA DE SIRIA
Sin embargo, el sultán no había aceptado de buen grado el tratado de Kutaieh y no cesaba de fomentar en Siria una agitación esporádica dirigida contra Mehmet y su hijo.
Alentado por Inglaterra, envió, en 1839, un poderoso ejército a Siria.
Una gran batalla tuvo lugar el 24 de junio, en Nezib, entre las tropas otomanas y las egipcias, y la victoria de Ibrahim fue aplastante.
Entre los oficiales turcos se encontraban numerosos prusianos, y entre ellos un joven teniente, Von Moltke, futuro jefe de estado mayor de los ejércitos de Guillermo I.
Poco después, uan traición del capitán-pachá entregaba la flota turca a los egipcios.
El sultán moría (1839), sin llegar a conocer tan funestas noticias.
Una vez más, Turquía parecía a punto de caer en poder de Mehmet Alí, tanto más cuanto que el nuevo sultán, Abdul Medjid, no tenía más que 17 años.
Se lanzó a la vía de las reformas del Tanzimat (la vuelta a orden). Desde noviembre de 1839, estaba promulgado el Hatti-cherif de Gulhané, nuevo código de leyes, que se basaba en tres puntos:
1, garantías que asegurasen a todas las personas una perfecta seguridad en cuanto a su vida, honor y fortuna;
2, regulación de los impuestos;
3, regulación del reclutamiento de los soldados. Estas leyes se aplicaron a todos los subditos el sultán, y demostraban buena voluntad y un real deseo de progreso, pero chocaron con la apatía de los viejos turcos, por lo que tardaron largo tiempo en realizarse.
Inglaterra iba a salvar a Turquía.
Ella quería obligar al pacha a renunciar a Siria, a pesar de su victoria.
El zar se declaró dispuesto a arreglar las cuestiones orientales, «de acuerdo con las otras potencias».
La única resistencia a la política inglesa se manifestó en Francia: el gobierno de Luis Felipe brindó su apoyo a Egipto.
Palmerston había unido alrededor de la Gran Bretaña, a Rusia, Austria y Prusia.
El tratado de Londres, en julio de 1840, concluyó su acuerdo.
Un ultimátum de 10 días le fue enviado a Mehmet Alí.
Este podría conservar Egipto a título hereditario y Palestina a título temporal, pero debía abandonar los otros territorios y devolver la flota al sultán.
El pacha rehusó claramente.
En Francia, la opinión pública estaba muy excitada y obligaba a Thiers a actuar con firmeza. «Francia debe recordar que, incluso sola, ha tenido en jaque a Europa», escribió la Revue des deux mondes.
Pero, en realidad, ni los dirigentes de Londres ni los de París deseaban que el conflicto se extendiese.
En septiembre de 1840, Inglaterra enviaba, sin embargo, su flota y un pequeño cuerpo expedicionario a Siria, y sus barcos pasaban incluso ante Alejandría.
En Francia, Thiers, irreductible, presentaba su dimisión.
Así terminó el conflicto entre el pacha rebelde y el sultán. Mehmet, si bien no obtenía todo lo que había reclamado, hacía reconocer, almenos, a su dinastía como dueña hereditaria de la rica tierra del Nilo.
En marzo de 1841, la conferencia de Londres establecía la autonomía egipcia, mediante algunas restricciones: tributo anual a la Puerta, ejército limitado, leyes de tipo otomano.
El pachá llevaría el título de Khedive (virrey) y su sujeción sería simplemente teórica. Además de decidir la suerte de Egipto, el tratado de Londres había estatuido el régimen de los estrechos de los Dardanelos y del Bósforo, que quedan cerrados a todos los barcos de guerra.
La convención de los estrechos representaba el éxito de Inglaterra: Palmerston, no sólo había impedido un desarrollo demasiado grande del imperio egipcio, sino que también había detenido el avance de la influencia francesa en el Mediterráneo oriental, y privado a Rusia de aprovecharse de las ventajas del tratado de Unkiar Skelessi.
Mehmet Alí murió en Alejandría (Egipto) el 2 de agosto de 1849.
Fuente Consultadas:
Todo Sobre Nuestro Mundo Christopher LLoyd
HISTORAMA La Gran Aventura del Hombre Tomo X La Revolución Industrial
Historia Universal Ilustrada Tomo II John M. Roberts
Historia del Mundo Para Dummies Peter Haugen
La Revolución Industrial M.J. Mijailov
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