Poesias de Alfonsina Storni:Vida y Obra La Literatura Nacional

Literatura Nacional: Poesías de Alfonsina Storni
Vida y Obra de Alfonsina

Alfonsina Storni: La poesía como respuesta

Como sucede con muchos autores literarios, en el caso de Alfonsina Storni la creatividad volcada en las palabras fue no sólo la fuente de su éxito y reconocimiento, sino también el lugar que la poetisa halló para aliviar los pesares que le tocaron vivir en su corta existencia terrenal.

Si bien la escritora recorrió diversos terrenos creativos produciendo obras de diferentes géneros literarios relacionados a la prosa y al teatro también, sin lugar a dudas ha sido la poesía el principal objeto de su inspiración y producción.

Muchos expertos aseguran que en sus comienzos los poemas de Alfonsina poseen cierta influencia de los poetas españoles Campoamor, Nuñez de Arce o Marquina, aunque no tardó en definir por completo su estilo.

Aquel estilo que en general se caracterizó por escribir los sentimientos más profundos del género femenino, dentro de contextos de temáticas universales, dando lugar a un espacio en el que la mujer podía sentir su profunda identificación con los versos de la autora.

No es de extrañar entonces que cuando comenzó el auge por la poesía de Alfonsina uno de los poemas más difundidos a través de recitados públicos fue “Tu me quieres blanca”, en el que con palabras magistralmente elegidas pone de manifiesto la opresión generada por los hombres sobre las mujeres, y en el que en definitiva se expresan las diferencias de género que existían en su época.

El primer libro de poesías publicado por la autora fue “La inquietud del rosal”, lanzado en el año 1916, al que le siguieron “El dulce daño” en 1918, e “Irremediablemente” en 1919.

En 1920 publicó la obra titulada “Languidez”, el cual fue galardonado con el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura.

Estos premios colocaron a Alfonsina sobre la cima de los representantes de la literatura nacional, y le permitió a la escritora poder vivir dignamente de lo que generaba con su arte.

Pero en realidad, uno de los cambios más profundos que Alfonsina Storni experimentó en su creación lírica se inició a partir del año 1925 con la publicación de “Ocre”. En la obra la autora inaugura su nuevo mensaje. La poesía ya no será para expresar amor, sino que se convertirá en un medio para poner de manifiesto su ideología feminista y su profunda y aguda mirada al mundo real.

A partir de allí, su producción literaria cambio y en general la utilizó para expresar su ideología y su postura femenina ante un mundo concebido para ser dirigido por hombres.

Incluso su pensamiento fue llevado al teatro, a través de una obra escrita por ella misma titulada “El amo del mundo”, estrenada en una sala céntrica el 20 de marzo de 1927, y cuyo argumento, criticado por la mayoría de los medios destacados del momento, giraba en torno a las teorías de Alfonsina sobre la relación entre hombres y mujeres.

Al respecto de su creación, Josefina Delgado en su biografía sobre Alfonsina Storni, publicada por la editorial Planeta en 2001, puntualiza: “En la poesía escrita por mujeres, nadie tomó con su claridad de juicio la defensa de un orden más justo y menos ambiguo para la mujer.

En su poesía, esta defensa se lleva a cabo a través del despliegue de los sentimientos; en cambio, en sus colaboraciones periodísticas, y pese a las limitaciones con las que seguramente contaría, se permite desarrollar algunas ideas.

En ellas no es complaciente con la mujer, sino que le exige ponerse a la altura de sus posibilidades y entregarse de lleno al cultivo de una personalidad que desdeñe los rasgos de infantilismo e indefensión que la han consagrado como víctima perpetua del hombre”.

Alfonsina se sentía sola y marginada, y sólo podía compartir sus pensamientos con unos escasos amigos íntimos, y a la vez utilizar su creatividad para saciar las ansias que sentía por gritarle al mundo sus pensamientos feministas.

La tristeza de su alma era muy grande, y esto hizo que su salud lentamente comenzara a decaer.

Voy a dormir nodriza mía

El 20 de mayo de 1935 Alfonsina Storni debió ser intervenida quirúrgicamente para extirpar un cáncer de mama que había sido detectado meses antes, y que si bien los médicos sospechaban que se trataba de un tumor benigno, lo cierto es que tenía ramificaciones, y luego de la operación debió enfrentar la noticia de padecer una enfermedad terminal inoperable.

La depresión, la paranoia, los ataques de nervios y pánico que siempre había sufrido Alfonsina a lo largo de su vida se profundizaron, dando incluso origen a los primeros síntomas de enfermedad mental.

Su reclusión constante la llevó poco a poco a perder contacto con sus amistades, e incluso el tormento causado por la enfermedad la alejó de su propio hijo.

El martes 18 de octubre de 1935 Alfonsina decidió viajar a Mar del Plata en búsqueda de aquella tranquilidad y paz que parecían nunca llegar a su atormentado espíritu.

En su mente circulaban una y otra vez ideas ambiguas, pero Alfonsina parecía resistirse a la idea de tomar la decisión de acabar con su vida.

El jueves 20 escribió el que sería su último poema, titulado “Voy a dormir” como presagio de un final inevitable, que llegó el día 25 a la madrugada, cuando Alfonsina terminar con su padecimiento en una eterna caminata que inició en las orillas del mar en la zona de la playa La Perla, y cuyo destino sería la profundidad de las aguas.

Su voz se acalló para siempre y su trágico final quedó plasmado en los versos de uno de sus poemas más brillantes:

Voy a dormir

Dientes de flores, cofia de rocío,                                  

manos de hierbas, tú, nodriza fina,

tenme prestas las sábanas terrosas      

y el edredón de musgos escardados.    

 

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.  

Ponme una lámpara a la cabecera;        

una constelación, la que te guste;  

todas son buenas, bájala un poquito.     

               

Déjame sola: oyes romper los brotes...  

te acuna un pie celeste desde arriba     

y un pájaro te traza unos compases      

       

para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:       

si él llama nuevamente por teléfono       

le dices que no insista, que he salido.


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