Conquista y Sometimiento Español Sobre Los Aborigenes:Encomienda y Mita
Conquista y Sometimiento Español Sobre Los Aborígenes - Encomienda Mita
CONQUISTA DE LOS ABORIGENES, ENCOMIENDA Y MITA
• El trabajo forzoso de los aborígenes:
Los historiadores coinciden en que, si bien las guerras de conquista y las enfermedades produjeron estragos en la población nativa, el trabajo Forzoso tuvo una contundencia mayor en su disminución demográfica.
Se calcula que a la llegada de los conquistadores, la población indígena estimada variaría entre 20 y 40 millones, y que, par los efectos mencionados, hacia 1800 tanto la América española como la portuguesa sumaban poco más de 18 millones de habitantes, incluyendo europeos, aborígenes y negros.
¿Cómo pudieron los españoles, con sólo un puñado de soldados, conquistar rápidamente dos imperios tan poderosos?
Algunos factores dieron ventaja a los españoles: las armas de fuego y de metal y los caballos, desconocidos en América, aumentaban la capacidad ofensiva del soldado español.
Los indígenas, en cambio, disponían sólo de armas de piedra y de escudos y armaduras hechas con cueros y ana.
Pero los indígenas contaban con otras ventajas: un número mucho mayor de soldados disponibles y el conocimiento del terreno, de sus lagos, selvas y montañas.
Además, las armas de fuego españolas eran viejos cañones y arcabuces lentos, imprecisos y de difícil carga.
También suele afirmarse que los indígenas creían que los españoles eran dioses, por lo que les dieron un buen recibimiento.
Esta creencia fue reforzada por ciertas tradiciones religiosas.
Entre los aztecas, se creía que el dios Quetzalcóatl había partido hacia el este, por el mar, prometiendo regresar.
Entre los pueblos andinos, el dios Viracocha había partido hacia el oeste, con una promesa similar.
Al creer que sus dioses habían regresado, la voluntad de enfrentar a los españoles fue menor.
Además, las fuentes disponibles mencionan que la llegada de los invasores europeos fue precedida por una serie de presagios o profecías, como la aparición de fuego en el horizonte, el incendio de templos o el paso de cometas, que para los indígenas significaban la destrucción de sus sociedades.
Es probable que estos presagios o anuncios hayan sido elaborados algún tiempo después de la conquista española. Las fuentes de las que se dispone fueron elaboradas por los españoles vencedores, que seguramente se sentían superiores a los pueblos derrotados, o por las élites vencidas, que así justificaban la derrota.
En ese sentido, no importa tanto que lo que cuentan fuera verdadero sino que fuera verosímil, es decir, que esas explicaciones fueran creíbles para los indígenas. Encontrar explicaciones a la destrucción de sus imperios, de sus dioses y de su forma de vida quizás los ayudaba a comprender y asimilar la derrota.
Para explicar la rápida victoria europea hay que destacar que los aztecas o los incas no eran Estados homogéneos que se identificaban con un territorio, una bandera, una lengua o un rey.
Por el contrario, eran un conglomerado de pueblos con diferentes religiones, lenguas e identidades, sometidos a diversas formas de explotación y dominación y, por lo tanto, descontentos.
Por esto, aquel que enfrentara al pueblo dominante, sea éste azteca o inca, podía ser aceptado como el liberador.
Efectivamente, tanto la conquista de Cortés como la de Pizarro fueron posibles gracias a los contingentes de soldados indígenas que los apoyaron y las élites de esos pueblos fueron recompensadas, o por lo menos recibieron promesas de recompensas por esa ayuda.
Los conquistadores contaron con otra ayuda, quizás más importante a largo plazo: el contagio de enfermedades traídas por los españoles y a las que éstos eran inmunes.
Al ser enfermedades desconocidas en América, como la gripe y la viruela, los organismos de los indígenas no tenían defensas para combatirlas y resultaban fatales.
La extracción de los recursos económicos
Al descubrimiento le había sucedido la con quista, es decir, el control político del territorio americano.
Logrado esto, 105 españoles se dispusieron a extraer los recursos económicos.
Para eso se emplearon diferentes sistemas que conducirían, en pocos anos, a la de5estructuración de las formas de vida de los indígenas y, en muchos casos, a la propia muerte de éstos.
• El Trabajo Indígena:
Los tres tipos de trabajo aborigen Fueron: encomienda, mita y yanaconazgo.
El primero consistía (encomienda) en la cesión de un grupo de aborígenes a un español (encomendero) para que percibiera y cobrara para sí los tributos que debían aportar los indios mediante su trabajo.
A cambio, el encomendero debía cuidarlos, proveerles vestimenta y alimento, e instruirlos en la fe católica.
Con la encomienda, la Corona pretendía que se poblaran y defendieran los territorios conquistados; sin embargo, los abusos de los encomenderos fueron numerosos y muchos sacerdotes misioneros alzaron su voz contra éstos, tal el caso de fray Bartolomé de Las Casas.
La mita -de origen incaica-, fue un repartimiento de nativos para emplearlos en trabajas públicos. 15 días al año en trabajos domésticos, 3 a 4 meses como pastores, 10 meses como mineros. Se les pagaba un jornal y no podían ser escogidos para el turno inmediato.
La mita era una institución prehispánica, utilizada en los tiempos de la dominación inca.
Cada aldea proveía al Inca de cierto número de servidores, los mitayos, que trabajaban en 105 cultivos, en la reparación de templos y caminos y participaban en las guerras.
Los mitayos trabajaban en forma rotativa, en turnos que duraban de una a tres semanas, y luego volvían a sus aldeas. Durante ese lapso, el Inca proveía a sus mitayos la bebida, el alimento y la vestimenta necesaria para su trabajo.
Cuando los españoles derrotaron a los incas, se apropiaron de ese método de explotación de los campesinos.
El sistema rotativo de mitayos provistos por las comunidades campesinas se utilizó, sobre todo, para la extracción de plata del cerro del Potosí, en el Alto l’erú (actual Bolivia).
La manutención de los trabajadores no la hacían los españoles sino que quedaba a cargo de sus respectivas aldeas.
Además, los turnos se fueron haciendo cada vez más largos y los servicios se superponían mientras en las aldeas indígenas disminuía el número de trabajadores y la vida de la sociedad se veía afectada.
El yanaconazgo era también una institución prehispánica. Los incas elegían en las aldeas servidores personales. Los yanas o yanaconas perdían sus vínculos con sus aldeas de origen y, por lo tanto, dependían para su supervivencia exclusivamente del inca. Los españoles conservaron esta práctica, pero al tomar cada vez más trabajadores y usarlos para trabajos serviles, se vela afectada la economía comunitaria de las aldeas que cada vez perdían más mano de obra.
La encomienda fue una institución introducida en América por los españoles.
El rey recompensaba a los conquistadores por defender los nuevos territorios nombrándolos encomenderos.
De esta forma, otorgaba cierta cantidad de indios encomendados, que trabajaban para cada uno de los encomenderos.
La única condición que se le imponía al encomendero era que debía proteger a los indios y evangelizarlos, enseñándoles la religión cristiana.
La lejanía del rey, así como la falta de interés de los conquistadores en cumplir con esta condición, convertía a la encomienda en otra forma de explotación de los indígenas.
► Los tributos de los indígenas
Desde la llegada de los españoles a América, se consideró a los indígenas como individuos que podían ser esclavizados. Para ello se instrumentaron una serie de instituciones que permitían hacer trabajar a los indígenas en beneficio de los españoles:
• La encomienda era el repartimiento que se hacía de los indígenas de una región para que trabajaran permanentemente en tareas rurales en beneficio de los españoles que se habían apropiado de la tierra, a cambio de una pequeña retribución que casi nunca se hacía realidad.
• La mita era una forma más suave de encomienda. Los indígenas pertenecientes a una comunidad eran sorteados para trabajar durante un cierto tiempo (por lo general cuatro veces a la semana), en las propiedades de los españoles de la región.
• El yanaconazgo era la institución que permitía esclavizar en forma permanente a los aborígenes capturados en expediciones guerreras. Debían prestar permanentemente sus servicios sin percibir forma alguna de pago.
• El servicio personal era el trabajo que debían prestar obligatoriamente todos los indígenas durante cierto tiempo en las minas o en explotaciones rurales.
Según la legislación española, los indios eran hombres libres y vasallos del rey de España como cualquier otro español. Sin embargo, en los hechos, la supuesta libertad del indio se vio restringida. Asimismo, el supuesto pago del trabajo indígena fue fácilmente convertido en una situación de permanente endeudamiento mediante la venta al indígena de distintos productos.
La Asamblea General del Año XIII pretendió terminar con esta explotación. Pero, lamentablemente, igualmente no se respetó la cultura y la necesaria participación de los indígenas en la nueva sociedad.
Fuente Consultada: Sociedad - Historia 8to. Año Vicens Vives (María P. González y Marissa Massone)
Las Armas que Usaban Los Indígenas en el Virreinato Contra Españoles
LAS "PODEROSAS" ARMAS DE LOS ABORÍGENES
Las armas de los americanos eran muy primitivas y no pasaban de preparar pócimas para que sus lanzas o flechas “oliesen la sangre e picando solamente con las puntas sacasen una gota de ella, cuando luego el furor de la ponzoña subía al corazón, e los tocados con grandes bascas mordían sus propias manos, e aborreciendo el vivir deseaban la muerte, e tan encendidos estaban en aquella llama ponzoñosa que les abrasaba las entrañas e hacía tanta impresión que los espíritus vitales les desamparaban”
La preparación de la ponzoña no era simple:
“En un vaso o tinajuela echan las culebras ponzoñosas que pueden haber y muy gran cantidad de unas hormigas bermejas que por su ponzoñosa picada son llamadas caribes, y muchos alacranes y gusanos ponzoñosos de lo arriba referidos, y todas las arañas que pueden haber de un género que hay, que son tan grandes como huevos y muy vellosas y bien ponzoñosas.
También si tienen algunos compañones de hombres los echan allí con la sangre que a las mujeres les baja en tiempos acostumbrados, y todo junto lo tienen en aquel vaso hasta que lo vivo se muere y todo junto se pudre y corrompe.
Después de esto toman algunos sapos y tiéntenlos ciertos días encerrados en alguna vasija sin que coman encima de una cazuela o tiesto, atado con cuatro cordeles, de cada pierna el suyo, tirantes a cuatro estacas, de suerte que el sapo quede en medio de la cazuela tirante sin que se pueda menear de una parte a otra, y allí una vieja le azota con unas varillas hasta que le hace sudar.
Se trata que el sudor caiga en la cazuela, y por esta orden van pasando todos los sapos que para este efecto tienen recogidos, y desde que se ha recogido el sudor de los sapos que les pareció bastantes, júntenlo o échanlo en el vaso, donde están ya podridas las culebras y las demás sabandijas.
Allí le echan la leche de unas ceibas o árboles que hay espinosos, que llevan cierta frutilla de purgar, y lo revuelven y menean todo junto, y con esta liga untan las flechas y puyas causadoras de tanto daño.
Y cuando por el discurso del tiempo acierta esta yerba a estar feble, échenle un poco de la leche de ceibas o de manzanillas, y con aquesta solamente cobra su fuerza y vigor."
El oficio de hacer esta yerba siempre es dado a mujeres muy viejas y que están hartas de vivir, porque a las más de las que la hacen les consume la vida el humo y vapor que de este ponzoñoso betún sale” (fray Pedro de Aguado.)
Fuente: Pacho O'Donnell - Los Héroes Malditos
Ver: Pueblos Indigenas de Argentina Los Diaguitas y Calchaquies
Ver: Trabajo Forzado a los Aborigenes