Pioneros de la Investigacion Espacial:Padres de la Aeronautica
Pioneros de la Investigación Espacial: Padres de la Aeronáutica
El nacimiento de la astronáutica: Los padres de la astronáutica
Con rara unanimidad se acepta que los padres de la astronáutica, o sea, los científicos gracias a los cuales esta ciencia empezó a desarrollarse como tal, son cuatro: el soviético Ciolkovskij , el estadounidense Goddard, el francés Esnault-Pelterie y el rumano Oberth (imagen).
Pero también con rara unanimidad suelen muchos escritores olvidarse del alemán Hermann Ganswindt; Oberth ha asegurado repetidamente que con el alemán se ha cometido una injusticia, insistiendo en que éste se había ocupado seriamente, mucho antes que todos ellos, de los mismos problemas.
Konstantin Eduardovié Ciolkovskij (imagen izq.) nació el 17 de septiembre de 1857 en la villa de Iáevsk, provincia de Riazán.
De profesión maestro de escuela, fue un hombre sencillo, la antítesis del mito del científico que hoy es fácil imaginar.
A los 16 años su padre decidió enviarlo a Moscú para que se familiarizase con la técnica, y así inició su formación científica.
Sus estudios, empezados en la época zarista y perfeccionados cuando era un comunista convencido, tienen un valor comparable, o quizá superior, al de los éxitos que, desde el lanzamiento del Sputnik 1, se han venido cosechando en la Unión Soviética.
Su primer artículo sobre el motor-cohete apareció en 1903 en la Nauónoe Obozreme (Revista Científica) con el título La exploración del espacio cósmico con ayuda de aparatos propulsados a reacción.
Exponía en el mismo la teoría del vuelo del cohete, demostrando la posibilidad de su utilización en travesías interplanetarias.
El ingenio propuesto por él era un aparato metálico de forma alargada parecido a un dirigible; sus propulsores eran hidrógeno y oxígeno líquidos, sirviendo el propio carburante para la refrigeración del motor, al igual que en los motores F-1 del Saturno V.
En sucesivos trabajos, aparecidos en 1911, 1912 y 1926, fue perfeccionando la idea.
Sin embargo, jamás vio elevarse un cohete propulsado con combustible líquido.
Aunque conservó hasta los últimos años de su vida la esperanza de ver materializados sus “proyectos utópicos”, como los autocalificaba con ironía, murió, antes de que éstos se hicieran realidad, el 19 de septiembre de 1935.
Robert Hutchings Goddard nació en Worcester, Massachusetts, el 5 de octubre de 1882; se graduó en Worcester Polytechnic Institute en 1908 y en la Clark University en 1910.
Inició sus investigaciones sobre los cohetes en 1899, utilizando una cámara de combustión, construida por el mismo, que le permitía medir la retropropulsión de los gases.
Más tarde, cuando estudiaba en el Instituto Politécnico, hizo experimentos con pequeños cohetes de combustible sólido; en 1912 concluyó los detalles de la teoría matemática de la propulsión de cohetes, demostrando la posibilidad de utilizar la fuerza engendrada por los gases emitidos por éstos para alcanzar grandes altitudes.
En 1923 inició los ensayos en reposo de un motor propulsado por propergol líquido (oxígeno y gasolina), que consiguió hacer volar el 16 de marzo de 1926.
Entre los años 1934 y 1940 construyó, con resultados satisfactorios, algunos cohetes de gran tamaño, muchas de cuyas características coincidieron con las más tarde tristemente célebres V-2 alemanas; aunque es difícil demostrarlo, parece que muchos de los perfeccionamientos realizados por Alemania en este campo se debieron a los experimentos y patentes de Goddard.
En 1935 sus ingenios lograron alcanzar una altura de 2.280 metros y una velocidad de 880 kilómetros por hora.
En los círculos profesionales estadounidenses se reconocía al inventor como el técnico más destacado en esta especialidad.
Goddard murió ello de agosto de 1945, antes del inicio de la era espacial, y sólo meses después de que las primeras V-2 alemanas cayeran sobre Inglaterra.
Los estadounidenses no supieron explotar debidamente su genio, y poquísimas personas apreciaron el alcance que podían tener sus experimentos.
Como en muchos otros casos, Goddard no fue profeta en su tierra.
Aunque colaboró con la Marina de su país en la puesta a punto de aparatos teledirigidos, fue un incomprendido incluso por el propio ejército, el cual en 1940, en plena Guerra Mundial, examinó las posibilidades que presentaban sus estudios:
“Todas sus experiencias son muy interesantes, profesor —le dijeron—, pero creemos que los cohetes no desempeñan ningún papel en la guerra”.
Años más tarde, la historia se repetiría con Von Braun, no escuchado a tiempo por los estadounidenses cuando, en 1954, fue rehusado el proyecto Orbiter, que hubiera permitido colocar en órbita un satélite artificial con los medios de que se disponía en aquel entonces.
El 8 de junio de 1927, un aviador y notable matemático debió causar un fuerte impacto en la Sociedad Astronómica de París.
Robert Esnault-Pelterie disertaba sobre la exploración por cohetes de la alta atmósfera y la posibilidad de los viajes interplanetarios.
Esta conferencia fue ampliada con un famoso libro, La astronáutica, en el que se exponen en forma muy completa y sin parangón en su época los fundamentos de la astronavegación.
La resonancia de la conferencia fue enorme: cuando la aviación acababa de nacer en su aspecto comercial, cuando el subir a un avión representaba todavía una temeridad o, por lo menos, requería una buena dosis de valentía, un científico acreditado se atrevía a hablar de viajes a los planetas ante el exigente auditorio de una de las entidades astronómicas de mayor categoría.
Esnault-Pelterie fue uno de los primeros en prever la aplicación de la energía nuclear para. la propulsión de cohetes interplanetarios.
Nacido en París en 1881, murió en Niza en 1957, dos meses más tarde del vuelo del Sputnik I, y pudo ver, por tanto, convertidas en realidad muchas de sus teorías.
Hermann Oberth nació el 25 de junio de 1894 en Hermannstadt, Rumania.
Empezó la carrera de médico, pero la abandonó, y posteriormente estudió en Munich, Gotinga y Heidelberg.
El 5 de junio de 1927, casi en la misma fecha en que Esnault-Pelterie pronunciaba en París su célebre conferencia, había sido fundada en Breslau la famosa VER (Verein Für Raumschiffahrt), conocida en todo el mundo como Sociedad Alemana de Cohetes, y en el otoño de 1928, el director cinematográfico Eritz Lang anunciaba su intención de llevar a la pantalla la novela, original de su esposa, Una mujer en la Luna.
Oberth fue requerido como asesor técnico de esta película, a la vez que se le encargaba la construcción de un proyectil-cohete de gran tamaño para ser lanzado el día del estreno.
La industria cinematográfica alemana se anticipaba así a la propia realidad en 15 años, al solicitar del precursor algo muy parecido, aunque no por sus fines, a la V-2.
Hermann Oberth, en su libro El cohete hacia los espacios interplanetarios, aparecido en 1923, expuso con una clarividencia extraordinaria el futuro de la astronáutica, analizándolo detalladamente.
William H. Pickering
William H. Pickering es, desde 1954, director del Jet Propulsión Laboratory (JPL) del California Ins-titute of Technology, situado en Pasadena, en las cercanías de Los Angeles.
Bajo su dirección se han realizado múltiples programas espaciales: el Explorer 1 (1958), primer satélite artifical de Estados Unidos; el Pioneer 4 (1959), primera misión espacial próxima a la Luna culminada con éxito; el vuelo de los Mariner 2 y 5 a Venus (1962 y 1967) y los Mariner 4 (1964) y 6 y 7 (1969) a Marte; las misiones fotográficas lunares realizadas por los Ranger (1962 a 1965); los alunizajes de los Surveyar (1966 a 1968); la misión del Mariner 11, lanzado en 1971, y las misiones multiplanetarias.
El Dr. Pickering nació, en 1910, en Wellington (Nueva Zelanda).
Tanto los estudios de licenciatura en Ingeniería eléctrica como los de doctorado en Física los realizó en el California Institute of Technology de Estados Unidos, siendo nombrado profesor de esa misma institución en 1946.
Fue el primer presidente del American Institute of Aeronautics and Astronautics (nombrado en 1963) y presidente déla International Astronáutica Federation,en 1965. Asimismo, es miembro de la National Academy of Sciences, de la National Academy of Engineering y de la Royal Society de Nueva Zelanda, entre otras instituciones, consejero de las universidades de California, de Washington y de Connecticut, estando en posesión de numerosos premios y distinciones.
Fuente Consultada: Los Viajes Espaciales Salvat Tomo 53
Ver: La Industria Aeronaútica en los Estados Unidos
Ver Tambien: Resumen Historia de la Aviación
Enlace Externo: Página del MNA, en el Sitio web de la Fuerza Aérea Argentina