Biografía de Ramón Llull :Obra del Teólogo, Filósofo Hermético
Biografía de Ramón Llull:Obra del Teólogo, Filósofo Hermético
Teólogo, poeta, místico filósofo y maestro hermético catalán. Ramón Llull, o Raimundo Lulio, conocido como el «Doctor iluminado», titulo concedido por la Iglesia católica, fue una de las figuras más singulares del medievo hispánico. Fue un sublime aventurero del espíritu y, en el ápice de todo ello, hombre de Dios, mallorquín.
Nació en la ciudad de Mallorca, entre 1232 y 1233, miembro de una de las familias más notables, ya que su padre había acompañado al rey Jaime I en la conquista de la isla, dispuso desde joven de una fortuna que no se recató en dilapidar.
La infancia y primera juventud del que había de ser llamado el Doctor Iluminado, transcurrieron en un mundo efervescente y en trance de parir la fórmula de convivencia asequible para cristianos, moros y judíos, la cifra misma de la españolidad.
Allí se contagió Ramón — y para siempre — de su afán de universalidad.
La unión en Cristo, como ideal de catolicidad, supondría proclamar la evidencia de que una razón de amor, idéntica en todos los hombres, había de conducir, inevitablemente, a una misma fe.
Recibió una educación cortesana y caballeresca, convirtiéndose muy pronto en preceptor y amigo del príncipe heredero.
Cuando éste llegó al trono, con el nombre de Jaime II, lo nombró senescal de la corte, cargo que aumentó no sólo su ya considerable fortuna, sino también la posibilidad de entregarse a una vida regalada.
Fue, primero, poeta en la corte y seductor de mujeres.
Ambos menesteres eran cortos para su ansia.
La vida que llamaba a su puerta estaba más allá.
La leyenda cuenta su conversión a Dios a través de un hecho melodramático persiguiendo a la espléndida genovesa Ambrosia de Castello, hasta el interior de un templo.
Hubo de retroceder espantado ante la visión del pecho corroído por un cáncer, aconsejándole al mismo tiempo que pusiera su ardor en conseguir objetivos de índole más espiritual.
Tras una profunda crisis interior en la que se dice que tuvo varias visiones de tipo místico, abandonó su antigua vida y emprendió la peregrinación a Compostela.
A su regreso a Mallorca se retiró a un convento para dedicarse durante algún tiempo a la vida contemplativa.
Es posible que fuera por entonces cuando concibió su obra Ars Magna.
Amigo desde siempre de los libros, estudió con ahínco el árabe y los filósofos árabes, especialmente Averroes, con el propósito de atacar sus principios.
Mas tarde Ramón deja a su mujer, Blanca Picany y también deja a sus hijos.
Entra, como terciario, en la Orden franciscana, y se retira al monte de Randa.
Randa es un desnudo levantamiento frente al mar, una serena elevación de la tierra ubérrima, frente al mar eterno, para procurar la eternidad del alma.
Por espacio de siete años, Ramón devora exaltadamente la Verdad y en esa tensión increíble fragua para siempre la paz de su espíritu.
Al final de ellos, conoce ya su misión, y este hombre desmedido mide con perfección los pasos sucesivos que ha de dar para lograr la unidad de todo el género humano en el Dios-Amor.
Se dirigió a Montpellier, donde a la sazón había instalado su corte Jaime II, con el fin de obtener licencia y subsidios para establecer una Escuela de lenguas.
De esta época data el maravilloso Libro de la contemplación : todo cuanto Dios ha hecho es digno de ser mirado; pero todo ha sido hecho para descansar en su Creador.
Obtenida la real licencia, regresa a Mallorca y en un alarde de energía y tesón, ordena, erige e impulsa la Escuela de Miramar.
A esta etapa sigue otra en la que peregrinación y meditación se embeben y se impulsan con fecundidad prodigiosa.
A ella pertenece la gestación del Libro de Evast y Blanquerna, con sus dos apéndices.
Visita Santiago, Roma, Barcelona, nuevamente Montpellier.
Llega hasta Catay y regresa a la Península por el Norte de África.
A partir de 1287, su actividad no conoce descanso: sus libros no son sino nuevas acciones; sus hechos, nuevas ideas de pensamiento, dolor y amor.
Uno tras otro, surgen aquéllos como llamaradas ardientes para enseñar a los infieles el arte de conocer a Dios, para demostrar la unidad en El de todos los principios y postulados de las ciencias, para sistematizar en orden divino todo el saber de los hombres, para exigir la ayuda de rey y Pontífice a una cruzada que es, en su mente, la más sublime de las utopías.
Ramón Llull escribe asesorado por la luz, el fuego y la gracia. Pintura de José María Sert. — Doctor de la Luz y de la Gracia fue y es llamado el mallorquín Llull, pues que en todas sus obras, tanto las que vivió como las que escribió, predominan la claridad y el amor. La claridad que penetra como un suavísimo estilete en el alma y el amor que se apodera de los corazones sin aprisionarlos ni encarcelarlos.
No hay duda de que en la azarosa vida de Ramón Llull hubo un afán muy especial por encontrar el sacrificio personal, como si éste constituyera el elemento imprescindible para lograr su propia transmutación.
No de otra manera se debe entender su deseo de regresar a una tierra tan hostil como era el África musulmana, en la que ya había conocido graves tropiezos.
Vuelve, pues, a visitar repetidamente esos países y en el tercero de tales viajes llega a Túnez.
Allí, en Bujía, se pone a predicar a las multitudes, que se sienten irritadas con su palabra.
El final de esta actuación no pudo ser más dramático, al ser lapidado por la masa enfebrecida.
Su deseo de martirio se ve, de este modo, cumplido.
Unos mercaderes cristianos lo recogieron y lo trasladaron a Mallorca.
Murió el 29 de Junio de 1315, casi a la vista de su tierra natal.
Así, a su muerte, se constituyeron en París y Montpellier, primero, y después en Valencia, grupos de seguidores que aplicaron sus teorías en el campo de la enseñanza universitaria.
Esta influencia muy notable del maestro mallorquín siguió mostrándose muy intensa durante todo el s. XIV, en el que se le atribuyeron un sinnúmero de tratados de todo tipo, desde filosóficos hasta mágicos y, sobre todo, alquímicos.
Las cosas llegaron hasta el punto que la universidad de París prohibió que se siguieran divulgando las teorías teológicas de Llull.
Instrumentos de alquimia utilzados por Ramón Lull
Explica Mariano José Vázquez Alonso, en su libro "Enciclopedia del Esoterismo":
"Según Llull, Dios creó de la nada una sustancia, el argentum vivum, la plata viva o mercurio, de la cual surgieron todas las demás cosas.
Con la parte más delicada de esa sustancia formó los cuerpos de los ángeles, y con la más densa, las esferas celestes; los cuerpos terrestres quedaron formados con la parte más tosca y burda.
Pero, muy posiblemente, lo más importante de los escritos alquímicos se refiera a la preparación de las llamadas Quintaesencias, es decir, unas quintas sustancias que resumen en sí a los otros cuatro elementos.
De ellas, la más significativa sería el alcohol.
Pero además de gran maestro hermético, Llull fue un notable filósofo y teólogo, como ya queda dicho.
Sus obras Ars demostrativa, Ars generalis ultima y Ars brevis constituyen una buena prueba de su saber filosófico y lógico.
Para él la filosofía debe estar subordinada a la teología; y los errores de la primera se deben a la ignorancia de las verdades de la fe, a cuya luz se interpreta todo el saber de este mundo.
Llull considera que si el saber fuese presentado de modo unitario, con caracteres de rigurosa evidencia y en estrecha relación con los contenidos de la fe, convencería a todo el mundo, incluso a los infieles.
Por lo demás, el universo se presenta como el espejo de lo divino, como «un libro en el cual se aprende a conocer a Dios».
La salida de todo el proceso del conocimiento es la mística: la unión con Dios en la contemplación."
Fuentes Consultadas:
Enciclopedia del Esoterismo de Mariano José Vázquez Alonso
Enciclopedia Temática Familiar Grandes Figuras de la Humnaidad - Ramón Lull - Ediciones Cadyc
Temas Relacionados:
Quien fue Paracelso? Gran Medico del Renacimiento
Biografia Conde Saint Germain:La Alquimia y Ciencia Medieval
LAS 7 REGLAS DE PARACELSO PARA LA VIDA SANA
Transmutacion de Metales Conde Cagliostro Obtener Oro
Enlace Externo:• Ramon Llull: documentos de sus primeros años