Biografia de Galvani Luis y Sus Experimentos:Vida y Obra Cientifica
Biografía de Galvani Luis
Experimentos Científicos - Vida y Obra
Nacido en Italia, Galvani se formó como médico en la universidad de Bolonia, pero es más conocido por sus teorías sobre la electricidad animal y por su descubrimiento accidental de que la electricidad podía hacer que se moviera la pata de una rana muerta (fenómeno que inspiró el Frankenstein de Mary Shelley).
En 1762 fue nombrado profesor de anatomía de la universidad de Bolonia y, en 1772, rector de la misma.
Por lo general, los científicos más conocidos son aquellos que descubren leyes naturales de cierta importancia, tales como Newton, Darwin, Einstein, etc.
La misma consideración, sin embargo, hemos de prestar a aquellos otros investigadores —tales como Luis Galvani— dedicados a acumular hechos experimentales, sobre los cuales ha de basarse toda conclusión de tipo general, con alguna significación en el progreso de la ciencia.
Galvani dedicó su vida a la experimentación.
Fue un investigador extremadamente cuidadoso, a la par que un agudo observador.
Es probable, sin embargo, que hoy día resultara completamente desconocido, si en el curso de sus investigaciones no hubiera realizado una observación que abriría el camino a un mejor entendimiento de la electricidad y a su utilización como fuente de energía.
Galvani nació en Bolonia, en el norte de Italia, en 1737.
Comenzó estudiando la carrera de teología, para abandonarla al cabo de cierto tiempo y dedicarse a la medicina.
Permaneció toda su vida en Bolonia, primero practicando la medicina y más adelante dando clases en la Universidad.
En 1775 fue nombrado catedrático de anatomía.
Sus primeras investigaciones estaban dirigidas al estudio de diferencias estructurales de los animales.
En 1780, a la edad de 43 años, inició una serie de experimentos para estudiar los efectos de la electricidad sobre los músculos; estos experimentos se prolongaron durante más de once años, y los efectuó en animales, generalmente en patas de rana.
En el curso de sus cuidadosas investigaciones, Galvani previo unos cuantos fenómenos eléctricos de gran importancia, tales como ondas eléctricas, inducción magnética, oscilaciones eléctricas, etc.
Sin embargo, nunca profundizó en el estudio de estos fenómenos, cuya total explicación habría de venir mucho después.
UNA NUEVA FUENTE DE ELECTRICIDAD
Como fuente de energía eléctrica Galvani utilizaba las simples máquinas electrostáticas existentes en su tiempo, aparatos muy primitivos que se cargaban por fricción.
En otras ocasiones empleó las perturbaciones eléctricas producidas por las tormentas, por lo que tenía que realizar sus experimentos al aire libre, en plena tempestad.
Cada relámpago producía una contracción en la pata de la rana.
Para conducir la corriente eléctrica, Galvani utilizaba grandes objetos metálicos.
Por ejemplo, solía colocar el músculo de la pata de la rana haciendo contacto con una verja metálica, mientras que unía el nervio a un anzuelo de bronce.
En 1786 Galvani observó un fenómeno que habría de reportarle su fama futura: notó que si utilizaba como conductores dos metales distintos, se producía la contracción del músculo aun cuando el cielo estuviese despejado.
En este sentido, Galvani llevó a cabo una serie de experimentos adicionales, pudiendo confirmar que la intensidad de la contracción dependía de la naturaleza de los metales que utilizaba.
Con esta observación quedaban sentadas las bases para el desarrollo de una nueva fuente de electricidad, distinta por completo de las máquinas de fricción y de los relámpagos.
Desgraciadamente, Galvani nunca tuvo conciencia de la importancia de su descubrimiento, ya que pensaba que la electricidad provenía del propio animal.
La explicación del fenómeno iba a ser establecida, años después, por un compatriota suyo, Alejandro Volta, quien demostró que la corriente eléctrica producida se originaba al poner en contacto dos metales distintos.
• SOBRE SU VIDA:
También Galvani, al igual que muchos otros que luego se convirtieron en famosos estudiosos, en su adolescencia había iniciado la carrera sacerdotal; pero prevaleció su afición por las ciencias naturales y se alejó del seminario.
Se dedicó a la medicina y, en particular, a las investigaciones anatómicas; obtuvo su graduación a los 22 años, y a los 25 había sido nombrado ya profesor de anatomía en la célebre Universidad ele Bolonia.
Durante los años de desempeño de su profesión demos: verdadera pasión por el trabajo y por la ciencia, así como prudencia, seriedad y responsabilidad en el control de los resultados de sus investigaciones antes de darlas a publicidad.
Sus primeras observaciones sobre las contracciones musculares de las ranas debidas a la acción de estímulos el eléctricos llevan, en sus cuadernos de apuntes, la fecha del 6 de noviembre de 1780; pero no las hizo públicas hasta 1791.
Un día Galvani, en compañía de algunos alumnos, realizaba experimentos en su laboratorio relativos a los nervios de las ranas.
Durante el trabajo una rana descuartizada sobre una mesa, en donde se hallaba también un aparato de electricidad.
Uno de los alumnos estaba hurgando con un bisturí de hierro entre los nervios de la rana cuando percibió que el animal, no obstante estar muerto, se movía con enérgicas contracciones.
El interés de Galvani ante el singular fenómeno lo llevó a abandonar toda otra investigación para dedicarse, con febril curiosidad, al análisis de este suceso.
La prueba, llevada a cabo repetidas veces, proporcionó siempre el mismo resultado.
Se estableció, sin lugar a dudas, que para provocar las contracciones era indispensable tocar el nervio con un cuerpo conductor.
Se podía ejercer, incluso, sin la máquina eléctrica: bastaba con tocar los nervios y los músculos con las dos puntas de un compás construido con dos metales distintos para producir las mismas contracciones.
Galvani se convenció de que el cuerpo de la rana (lo mismo, por supuesto, que el de cualquier otro animal) debía contener una carga eléctrica, y llamó a esta fuerza "electricidad animal".
Durante años y años continuó con sus investigaciones, hasta que se decidió a publicar sus conclusiones en un libro intitulado "Sobre las fuerzas de la electricidad en los movimientos musculares".
El libro suscitó mucho interés en cuantos se ocupaban de este tipo de fenómenos y, sobre todo, en su colega Alejandro Volta, profesor de la Universidad de Pavía, quien dejó consignado en sus escritos el entusiasmo con que había acogido el suceso:
"Desde hace unos ocho o diez días me hallo consagrado al estudio de la electricidad animal, de acuerdo con las revelaciones que pone de manifiesto el estupendo descubrimiento del señor Galvani".
Pero, mientras repetía él mismo la experiencia, una duda comenzó a preocuparle.
Notó que, para la verificación del fenómeno, se requería la presencia de dos metales distintos.
Se inclinó, entonces, a pensar que el cuerpo de la rana, en el fenómeno, tenía sólo la función de reaccionar ante la pequeña descarga eléctrica producida por el compás bimetálico.
También Volta expuso su opinión en diversas publicaciones, y nació así entre los dos una polémica que se hizo famosa en la crónica de las ciencias.
Por momentos merecía prevalecer la tesis de Galvani, y poco después aparecían como justas las aserciones de Volta.
La prueba definitiva de la exactitud de su posición sólo Volta la logró en 1799 cuando, con su pila eléctrica, demostró que metales diversos en contacto con un ácido producen energía eléctrica.
Galvani había sufrido en aquellos años muchas graves amarguras.
En 1797 se había proclamado la República Cisalpina, y él, debido a sus íntimas convicciones religiosas, se negó a prestar juramento a un Estado cuyos principios se manifestaban contrarios a los suyos.
Esta negativa le costó la pérdida de la cátedra de anatomía que durante tanto tiempo dictara en la Universidad de Bolonia.
Se vio obligado a refugiarse en casa de un hermano y vivió en la pobreza sus últimos años.
Las autoridades rectificaron su anterior decisión y dispusieron que Galvani fuera repuesto en sus funciones docentes.
Pero la muerte de éste se produjo el 4 de diciembre de 1798, antes de que la feliz nueva pudiera serle comunicada.
Fuente Consultada:
Enciclopedia TECNIRAMA De La Ciencia y la Tecnología N°129
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