Plantagenet:Historia de los Reyes Franceses en Inglaterra
Plantagenet:Historia de los Reyes Franceses en Inglaterra
NACIMIENTO DE INGLATERRA: Mientras Alemania se debatía en sangrientas luchas que en definitiva condujeron a la decadencia del poder imperial, surgía un nuevo estado, Inglaterra, por influjo de los normandos establecidos en Francia.
En efecto, en 1066, el duque Guillermo de Normandía, con el apoyo del papa Alejandro II, desembarcó con un ejército en Inglaterra y luego de vencer en la batalla de Hastings, se instaló en el trono y tomó el nombre de Guillermo I Con Guillermo I (1066-1087), se instauró en Inglaterra el feudalismo, aunque con distintas bases que en Francia, porque el rey se reservó la mayor parte de los dominios y no quedó a merced de los señores.
Es decir, que la conquista de Inglaterra hizo a Guillermo de Normandía más poderoso que su soberano, el rey de Francia, lo que determinó la rivalidad entre Francia e Inglaterra, que quedó latente durante el reinado de los sucesores de Guillermo: Guillermo II el Rojo (1087-1100) y Enrique I (1100-1135).
Consecuentemente, el rey de Francia, Luis VI el Grueso, intentó despojar a Inglaterra de la Normandía, mediante su apoyo a Guillermo Clitón contra su tío Enrique I; pero no pudo lograrlo porque fue derrotado en la batalla de Brenneville (1119), con lo cual quedó consolidado el poder del monarca inglés.
No obstante, debido a un naufragio, Enrique I perdió a sus hijos varones y quedó sin descendencia para el trono.
Sólo sobrevivió su hija Matilde, —viuda del emperador de Alemania, Enrique V,— que se casó en segundas nupcias con el conde de Anjou, Godotredo Plantagenet, cuyo hijo, Enrique, fundó en 1154 una nueva dinastía en Inglaterra, que se sostuvo en el trono por trescientos años.
Los Plantagenet
Enrique II era, además, heredero en Francia del condado de Anjou y del Maine.
En 1152 se casó con Leonor de Aquitania, divorciada de Luís VII, con lo cual adquirió Aquitania y Normandía.
Una vez instalado en el trono de Inglaterra, se propuso someter al clero a la autoridad real, a cuyo efecto designó a Tomás Becket como arzobispo de Canterbury y como jefe de la Iglesia de Inglaterra. Este asumió decididamente su papel y reformó las costumbres del clero, dando el ejemplo con su sencillez y austeridad.
Sin embargo, Enrique II, a pesar de la oposición de Becket, impuso los Estatutos de Clarendon (1164), por los cuales los miembros del clero quedaron bajo la jurisdicción de los tribunales reales.
Ante esta actitud, el arzobispo protestó enérgicamente, apeló al papa y se refugió en Francia.
Con la protección de Luis VII, Becket pudo regresar a Canterbury, donde fue recibido con gran entusiasmo por los fieles, renovando de inmediato la pena de excomunión para los partidarios del rey.
Esto enardeció a sus enemigos y poco después fue asesinado dentro de la misma catedral.
Este hecho causó gran indignación y el arzobispo fue venerado como un mártir.
Enrique II se vio obligado a retractarse y abolir los Estatutos de Clarendon.
Luego debió combatir contra sus propios hijos, que se sublevaron contra él, los que fueron apoyados por los reyes de Francia. Posteriormente, Tomás Becket fue canonizado por la Iglesia católica.
Ricardo Corazón de León (1189-1199)
Uno de los hijos de Enrique II, fue Ricardo Corazón de León, un heroico militar que, como vimos, participó en la tercera cruzada junto con Felipe Augusto de Francia.
A su regreso, debido a un naufragio, fue a parar a las costas del mar Adriático y tuvo que atravesar Alemania; pero al pasar por las tierras del duque de Austria, a quien había ofendido en Tierra Santa, fue reconocido, detenido y luego entregado al emperador.
Este lo mantuvo cautivo hasta que, ante el reclamo de los señores ingleses, lo puso en libertad a cambio de un importante rescate (1194).
Durante su ausencia, Felipe Augusto había aprovechado para apropiarse de vastos territorios en la Normandía.
Ricardo le declaró la guerra, que se prolongó hasta 1199 en que fue suspendida.
Ricardo se dirigió entonces contra el vizconde de Limoges y pereció en un combate.
Juan sin Tierra (1199-1216)
A la muerte de Ricardo su hermano Juan, llamado sin Tierra, por no haber recibido herencia de su padre, se proclamó rey, desconociendo los derechos de su sobrino Arturo de Bretaña, a quien poco después hizo asesinar.
Debido a este hecho incalificable, el rey de Francia, Felipe Augusto, citó a Juan ante el tribunal real, al que no compareció.
El tribunal se pronunció en rebeldía por la confiscación de sus feudos y Felipe se apresuró a ejecutar la sentencia.
A tal efecto, invadió la Normandía, se apoderó del castillo de Gaülard y sitió la ciudad de Rúan (1204), que finalmente capituló. Seguidamente Felipe extendió su poder a Anjou , la Turena y el Poitou.
Entretanto, Juan sin Tierra formó una coalición contra Felipe, en la que participaron los señores feudales del Norte de Francia, los condes de Flandes y de Boulogne y Otón IV de Alemania.
Los ejércitos se encontraron en la batalla de Bouuines (1214), que finalizó con el triunfo de los franceses contra los coaligados.
La Carta Magna Estas circunstancias adversas suscitaron contra Juan sin Tierra un movimiento de oposición protagonizado por los nobles, unidos a la burguesía, quienes entraron en Londres, y en un prado de las cercanías de Windsor, obligaron al rey a firmar la denominada Carta Magna (1215), en la que se estableció que los impuestos debían ser aprobados por el Consejo del Reino, integrado por la nobleza y el clero.
Además, nadie podría ser condenado sin sentencia previa dictada por sus pares; debía garantizarse la libertad de comercio y respetarse los derechos de la Iglesia.
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AMPLIACION DEL TEMA:
REYES FRANCESES DE INGLATERRA
Guillermo era, a la vez, rey de Inglaterra y duque de Normandía.
A su muerte su hijo primogénito Roberto estaba en Francia y seguía siendo duque de Normandía, y su hijo segundo, Guillermo que estaba en Inglaterra, se hizo reconocer rey. Guillermo II (1087-1100), llamado el "Príncipe rojo", dejó recuerdo de hombre terrible.
Se rodeaba de soldados extranjeros que se complacían en saquear el país.
Como su padre, era gran cazador y mandaba condenar a muerte a los cazadores furtivos.
Cazaba en el "bosque nuevo" cuando fue muerto por una flecha.
Era tan odiado que su cadáver, cuando fue conducido a la catedral de Winchester, se enterró sin ceremonia.
Su hermano menor, Enrique I, se hizo elegir rey.
Casi todo su reinado (1100-1135), lo pasó en guerras.
Habiéndole tocado en suerte hacer prisionero a su hermano mayor, duque de Normandía, le encerró en una fortaleza y fue a la vez rey de Inglaterra y duque de Normandía.
No dejó más que una hija, que se casó con el duque de Anjou, Godofredo, apellidado Plantagenet.
Pero su sobrino Esteban se hizo coronar rey y durante veinte años se peleó en Inglaterra.
Habiendo muerto Esteban sin dejar sucesión, el hijo de Matilde y de Godofredo Plantagenet, Enrique II, fue rey de Inglaterra.
Había heredado las posesiones de Normandía y de Anjou, y se había casado con Leonor de Aquitania, que le llevó en dote varias provincias.
Era dueño de la mitad de Francia.
Era reconcho, la cabeza cuadrada, ojos grises brillantes y saltones, "cabeza de toro y la melena y la fuerza de un león".
Se sentaba raras veces y permanecía a caballo tanto tiempo seguido que los de su séquito quedaban extenuados.
Despreciaba las conveniencias, hablaba en términos groseros, tenía accesos de cólera y se arrojaba al suelo blasfemando.
Fue querido por sus subditos ingleses, porque había llevado la paz a Inglaterra.
Su sucesor Ricardo, apellidado Corazón de León, no pensaba más que en pelear y pasó todo su reinado (1189 a 1199) en la Cruzada o en Francia guerreando.
Aquellos Plantagenets, reyes de Inglaterra, eran príncipes franceses. Pasaban la vida en Francia, se rodeaban de franceses y no hablaban nada más que francés.
Entonces fue esta lengua oficial en la corte, en los tribunales y en el gobierno.
El rey era más poderoso que ningún otro en Europa.
Todos los señores, llamados barones, le debían el servicio militar.
Los más poderosos ostentaban el título francés de conde (en inglés earl), pero no tenían, como los condes en Francia, un territorio en que mandaban, y sí sólo posesiones dispersas por toda Inglaterra.
Los obispos eran como en Francia grandes personajes rodeados de una escolta de caballeros, pero el rey los designaba y no podían menos de obedecerle.
En todo el reino,el rey únicamente tenía derecho a hacer la guerra y a administrar justicia. Ningún otro poseía el derecho de guerra o el de justicia como ocurría en Francia.
JUAN SIN TIERRA
El sucesor de Ricardo, su hermano Juan, llamado sin Tierra, fue como él violento y caprichoso, además brutal y embustero, que lo sacrificaba todo a sus diversiones.
Las rentas de sus dominios no eran suficientes para sus gastos y se proporcionó dinero imponiendo tributos y grandes multas.
Repudió a su esposa, para casarse con Isabel de Angulema, que arrebató a su prometido, un señor de Poitou.
Los nobles del Poitou se sublevaron contra él, pidieron auxilio al rey de Francia y Juan se encontró comprometido en una guerra que le hizo perder casi todas sus posesiones de Francia.
Luego se indispuso con el Papa Inocencio III.
El Papa, para castigar a Juan, ordenó a los obispos ingleses que pronunciasen el interdicto contra el reino.
"Por los dientes de Dios, dijo Juan (era su juramento habitual), si osáis pronunciar el interdicto, enviaré todo mi clero al Papa y me apoderaré de sus bienes.
Y a todos los romanos que encuentre en mi reino los enviaré con los ojos vaciados y la nariz cortada para que sean reconocidos por doquiera.
Si apreciáis vuestra piel, ¡dos inmediatamente".
El interdicto fue pronunciado.
Todas las iglesias quedaron cerradas, se dejó de administrar los sacramentos. Juan se vengó incautándose de los bienes de los obispos y de los conventos.
El Papa entonces excomulgó personalmente a Juan (1209).
Juan mandó citar a todos los prelados de Inglaterra y los obligó a rescatar sus bienes mediante una suma enorme.
Permaneció excomulgado tres años.
Por último, dos legados del Papa fueron a Inglaterra, y, delante de la Asamblea de los señores, manifestaron a Juan que el Papa "desligaba a todos sus subditos cristianos del juramento de fidelidad que habían prestado".
Los ingleses dejaban de estar obligados a obedecerle y podían elegir otro rey.
Luego el Papa se entendió con el rey de Francia, Felipe, y le prometió dar a su hijo el reino de Inglaterra.
Felipe convocó un ejército francés.
Esta vez Juan tuvo miedo.
Prometió devolver todo el dinero que había quitado al clero, hacerse vasallo del Papa y pagarle cada año 1.000 marcos en señal de sumisión.
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