Primera Republica de China y la Revolucion de 1911 - Antecedentes

Resumen Primera República de China
 Antecedentes de la Revolución de 1911

China es el único gran país del mundo que nunca ha estado de una manera efectiva bajo el dominio de un país europeo. Además, como es sabido, durante un período de dos milenios el imperio chino consiguió evitar contactos con civilizaciones que pudieran parangonársele en esplendor y poderío. Fue la primera Guerra del Opio, en 1840-1842, la que obligó a China a iniciar sus contactos con Occidente.

Las guerras con los países europeos la forzaron a abrir sus puertos al comercio extranjero, convirtiéndose los mismos en enclaves semicoloniales. Durante un siglo, la economía, los puertos y las industrias más importantes estuvieron a merced de las potencias extranjeras.

De cualquier forma, en el curso de los primeros cincuenta años de contacto con los europeos, China se mantuvo por completo impermeable a las ideas que éstos intentaban introducir en el país.

Tecnológicamente China estaba muy atradsada y  necesitaba modernizarse para competir con Occidente, por lo que debían acabar definitivamente con el ciclo de los emperadores de 2000 años de antiguedad y finalmente en 1911 fue sepultada la dinastía Qing, pero siempre el liderazgo y la jerarquía, elementos centrales en su cultura, siguieron primando en los habitantes de China.

Como toda revolución, la de 1911 en China distó obviamente de ser obra de una sola persona, pero le cupo el rol principal en esa historia, por ser quien fue proclamado presidente provisional, a Sun Yat-sen, hoy considerado padre de la patria posimperial, así como luego Mao Zedong sería considerado padre del Estado moderno chino.

Este intento revolucionario duró cuatro décadas tumultuosas entre invasiones y guerras civiles, hasta que en 1949 Mao Zedong proclamó la República Popular. En todo caso, el orden jerárquico asumió otros modos, pero manteniendo rasgos de obediencia gobernante-gobernado que están muy arraigados desde Confucio. Surgen las figuras de Sun Yat-sen y otros revolucionarios de las ciudades de Wuchang y Nanjing.

sun yat sen

Sun Yat-sen,  el dirigente revolucionario chino quien  fuera el artífice del derrocamiento de la dinastía Qing en 1912 y del establecimiento de la China moderna de carácter republicano. Hoy considerado padre de la patria posimperial.

Antecedentes de la Revolución de 1911:

Tras la Rebelión Bóxer de 1900, la dinastía Qing (bajo la regencia de la emperatriz viuda Ci Xi) realizó un último pero sustancial esfuerzo para reformar el sistema imperial chino. El Estado abolió el sistema de exámenes confucianista, se crearon academias militares similares a las de Occidente y se concedieron becas para cursar estudios en universidades extranjeras. Estas reformas crearon un espíritu nacionalista y revolucionario en los estudiantes chinos y formaron un grupo llamado: Liga Revolucionaria Unida cuyo líder fue doctor Sun Yat-sen

Los militares de las academias chinas adoptaron la misma posición ultranacionalista y culparon a los manchúes de la pobre situación del país, dando comienzo a una serie de asambleas regionales exigiendo la creación de una constitución republicana.

Se fue creando un clima de desestabilizador en todo el país y el 10 de octubre de 1911, un grupo de soldados revolucionarios pertenecientes a las fuerzas destacadas en Wuchang se amotinó y derrotó a las tropas pro-gubernamentales enviadas para sofocar la revuelta. A continuación, fuerzas de otras provincias del sur y el centro de China proclamaron su independencia de la dinastía Qing.

emperador puyi

El último emperador de China de la dinatía Qing (Manchúes) accedió al trono en 1908, cuando todavía era un niño, bajo la regencia de su padre, el príncipe Chun. Obligado a abdicar cuatro años más tarde, tras el triunfo de la Revolución republicana, siguió no obstante viviendo en la Ciudad Prohibida de Pekín con el nombre de Henry Puyi, conservando el título de emperador si bien como prisionero del gobierno republicano. En 1924 se le obligó a abandonar el palacio y, en 1932, los japoneses le presionaron para que se convirtiera en regente del Estado títere de Manchukuo.

Durante la revolución el  poder de Sun fue escaso, porque quien comandaba las tropas militares al norte, Yuan Shikai, fue haciéndose el hombre fuerte y fue proclamado presidente en 1915, aunque ya gobernaba en los hechos desde 1912... Sun se fue exiliado nuevamente, pero en 1917 intentó recuperar el poder y junto con Chiang Kai-shek formó el Kuomintang o partido republicano-nacionalista. En el frente unido con los comunistas del partico de Mao Tse Tung, combatió la invasión japonesa. En 1925, Sun, enfermo de cáncer, murió cuando negociaba en Pekín un acuerdo de reunificación nacional.

Para llegar a los acontecimientos decisivos de 1911 hubo varios protagonistas más, como para solo citar a algunos, Liang Qichao, fundador del periódico Nuevo Ciudadano y rival de Sun con su Partido Progresista; Chen Duxiu, luego uno de los fundadores del PCCh y del diario Nueva Juventud (en rigor, dirigentes comunistas como Li Dazhao o el propio joven Mao, entonces un estudiante de facultad en Xiang Xiang, formaron parte de toda aquella efervescencia china para sacarse de encima a la última y decadente dinastía); o Chiang Kai-shek, quien a la sazón estaba en Japón y fue llamado por Sun para que se hiciera cargo de un nuevo ejército. Aun antes que ellos, varios intelectuales habían expresado su repudio a la humillación de la corte en 1895 frente a Japón y desertaron del régimen imperial chino.

Aunque la Revolución Republicana puso fin al régimen imperial chino, no consiguió sustituirlo por un sistema de gobierno eficaz. En las décadas posteriores, la población china padeció el acoso de jefes militares, guerras civiles, golpes de Estado e incursiones de enemigos extranjeros. Finalmente, la República instaurada por Sun Yat-sen fue sustituida en 1949 por la nueva República Popular China gobernada por el revolucionario comunista Mao Zedong , pero esa es ya otra historia.

El fin de la dinastía de los manchúes (Qing) no condujo a la modernidad ociidental a China , por el contrario, se abrió un período de violentos sucesos internacionales, como fueron las dos guerras mundiales, la Revolución soviética, el imperialismo japonés, la guerra civil entre nacionalistas y comunistas, que marcaron más de tres décadas de frustraciones y decadencia y que continuaron el período de humillaciones que ya habían generado en China las potencias occidentales. En estos años, la disputa interna central se dio entre el Kuomintang, del mariscal Chiang Kai-shek, y el PCCh, de Mao Zedong, que resultó ganador en 1949.

El Desarrollo de la Revolución:
China y Japón:
  Los japoneses, que eran considerados como «piratas enanos» y seres inferiores, consiguieron infligir a los chinos una grave derrota militar en 1895 y ocuparon Formosa (Taiwán); la causa de este repentino poderío japonés no era otra que la capacidad para aprender de Occidente, y esto produjo el despertar de ciertos círculos intelectuales chinos que predicaron la necesidad de romper con el multi-secular aislamiento.

La velocidad de la modernización japonesa no tiene paralelo en la historia del mundo moderno. En la década de 1850 las islas estaban indefensas. Medio siglo más tarde, en 1905 los japoneses alcanzaron una victoria aplastante sobre Rusia, que durante la mayor parte del siglo XIX había sido considerada como la mayor potencia militar del planeta. La transformación de Japón en un estado moderno empezó con la subida al trono del emperador Mutsu-Hito, en 1867.

Los manchúes cayeron en 1911, haciendo su irrupción en la vida política china los nacionalistas republicanos, cuyo objetivo inmediato era crear un estado fuerte y centralizado. Aunque la república se proclamó en 1912, los auténticos rectores del país hasta 1937 -fecha de la invasión japonesa- fueron los militares. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Versalles dejó de lado las reclamaciones chinas y reconoció formalmente el dominio de Japón sobre la base de Kiao-Tchen, antes mencionada.

El mal trato que China recibió de sus aliados hizo del nacionalismo chino un auténtico movimiento de masas. Al mismo tiempo, la Rusia bolchevique levantaba todas las imposiciones que desde la época del zar pesaban sobre China y restituía los territorios antaño arrebatados. Sun Yat-Sen, el líder del movimiento republicano, que pasó a llamarse Kuomintang, volvió sus ojos hacia la Unión Soviética y la alianza con este país hizo que la influencia del Partido Comunista Chino aumentase notablemente, pero no fue por mucho tiempo, pues esa alianza pronto decaería y serían enemigos.

La crisis mundial de 1929 provocó un alarmante descenso en el precio de la seda -principal producto japonés de exportación-, y el malestar se hizo general, alcanzando al ejército, que pasó a controlar abiertamente la política exterior. Entre 1931 y 1936 Japón desarrolló campañas militares en el norte de China. El control de los civiles sobre la vida política del país se vino abajo.

Pese a ello, Japón nunca fue un estado fascista en el sentido europeo. No forjó ni un führer ni un sistema de partido único, pero compartió con la Alemania nazi (con la que Japón firmó una alianza en 1936) un nacionalismo violentamente agresivo y la convicción de que la democracia parlamentaria era incompatible con la grandeza nacional. El argumento utilizado por Japón para justificar su expansión en el Asia continental fue el mismo que utilizó Alemania en Europa: la necesidad de «espacio vital».

Las campañas militares japonesas en China tuvieron importantes efectos sobre la vida de este último país. El ejército republicano del Kuomintang, mandado por Chiang Kai-Shek, parecía más ocupado en luchar contra los comunistas de Mao -y contra sus consignas de «revolución campesina»- que en hacerlo contra el enemigo exterior japonés. La segunda gran debilidad del Kuomintang fue su incapacidad para promover una guerra de guerrillas.

Después de 1939, con gran parte de China en poder japonés, Chiang Kai-Shek se puso a la defensiva, en tanto que los comunistas libraban una intensa campaña guerrillera en la China ocupada, con el propósito de luchar contra los japoneses y extender al mismo tiempo la revolución en el campo. De la misma manera que el expansionismo japonés durante la primera Guerra Mundial había traído como consecuencia un distanciamiento entre China y Occidente, la nueva agresión japonesa que se manifestaba en el curso de la segunda Gran Guerra estaba creando las condiciones para una victoria comunista en el país.

La guerra civil se saldó con la victoria de los ejércitos comunistas, dirigidos por Mao Tse-Tung, sobre las tropas de Chiang Kai-Chek, que se vio obligado a retirarse a la isla de Taiwan (Formosa).

En 1949 el revolucionario comunista Mao Zedong funda la nueva República Popular China gobernada por el hasta su muerte en 1976.

China Post Guerra Mundial: La primera intervención internacional de la nueva China se produjo con ocasión del conflicto de Corea. Este país había sido dividido en dos zonas, norte y sur, con arreglo al paralelo 38. La mitad se colocó bajo supervisión soviética en tanto que la mitad sur bajo control norteamericano.

En 1948 se creó la República de Corea, en el sur, más o menos independiente, y poco después la República Popular Democrática de Corea, en el norte. El paralelo 38 se había convertido en el telón de acero de Extremo Oriente.

En junio de 1949 fueron retiradas de Corea del Sur las tropas de ocupación norteamericanas. La Unión Soviética instigó una invasión de Corea del Sur por el ejército del Norte, y la guerra comenzó el 25 de junio de 1950. Los norteamericanos respondieron de inmediato a este reto enviando tropas y suministros al Sur; poco después las Naciones Unidas recomendaron una acción militar de sus propias tropas «para repeler el ataque armado».

En septiembre de 1950 tropas norteamericanas desembarcaron en Inchon, y la política de Estados Unidos se centró en librar una guerra limitada que no provocara la participación directa de la Unión Soviética o de China. Sin embargo, el general norteamericano MacArthur tenía unos planes más agresivos, y sus tropas penetraron en octubre de 1950 en territorios del Norte.

Aunque la Unión Soviética no respondió a la provocación, China sí lo hizo y sus tropas detuvieron a las fuerzas norteamericanas. En diciembre de 1950, Estados Unidos y Gran Bretaña abandonaron su objetivo de unir el Norte y el Sur de Corea y firmaron una declaración señalando su intención de respetar el paralelo 38.

Las relaciones entre los dirigentes chinos y la URSS fueron cordiales hasta  1966.  En aquellos momentos China iniciaba una fase de luchas inernas por el poder. En agosto de aquel año hicieron su primera operación los llamados «guardias rojos» en lo que sería elinicio de la Revolución Cultural. En abril de 1975, el general Chang Kai-Chek murió en Taiwan.

En el continente, el Congreso Nacional del Pueblo Chino dirigió al país desde una nueva perspectiva, promoviendo una cierta relajación ideológica interior y la recuperación de contactos internacionales, incluso con Estados Unidos. El 9 de septiembre de 1976 murió Mao Tse-Tung y le sucedió Hua Kuo-Feng. La reacción contra el maoísmo no cesó de ganar fuerza desde entonces.

La política de puertas abiertas y de modernización y liberalización de la economía, encabezada por Deng Xiaoping, se impuso en todos los órdenes de la vida del país, si bien se vio malograda por la represión con que el régimen respondió a los disturbios de 1989, motivados por las urgentes demandas de democratización. Él Partido sigue, pues, controlando la vida del país.

El Japón, cuyo monarca Hiro-Hito estuvo al frente del Estado más de 60 años, se ha convertido en la segunda potencia industrial del mundo, y su liderazgo en productividad y tecnología de vanguardia es ya indiscutible.

Ver: China Hoy - La Apertura Capitalista

Fuentes Consultadas:
Atlas Historia del Mundo Desde los Orígenes de la Humanidad Hasta Nuestros de Días - Editorial Parragon
Historia - Sin Fronteras - Tomo II Edad Contemporánea Edciones Nauta S.A.
Enciclopedia Electrónica Encarta Microsoft
Todo Lo Que Necesitas Saber Sobre China Restivo-NG  - Editorial Paidós
El Derrumbre del Humanismo Daniel Muchnik-Alejandro Gravie - Editorial Edhasa


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