Concepto de Vacunacion: Tipos de Vacunas y Vias de Administracion
Concepto de Vacunacion: Tipos de Vacunas y Vias de Administracion
La vacunación consiste en la aplicación de antígenos iguales o similares a los de los agentes infecciosos, desprovistos de las características que les confieren capacidad patógena, pero que conservan la facultad de estimular los mecanismos, inmunológicos.
El producto antigénico que muestra esos caracteres se denomina vacuna.
Una vacuna es una suspensión de microorganismos vivos —o fracciones de mismos—, generalmente atenuados o inactivos, cuya administración induce en el receptor inmunidad frente a alguna enfermedad.
Las heterovacunas contienen una sustancia ajena al organismo al que se aplican; en las autovacunas, el producto antigénico ha sido extraído del mismo organismo a inmunizar.
• Clasificación de las Heterovacunas
En función del origen del elemento antigénico, cabe hablar de cinco tipos.
En primer lugar, se encuentran las cepas de microorganismos vivos, pero que perdieron su virulencia —atenuados—; a continuación, microbios muertos; toxinas producidas u bacterias, que han sido modificadas para que pierdan sus efectos tóxicos (anatoxinas o toxoides) —usadas para combatir el tétanos y la difteria—, pero que mantienen su capacidad de estimular la formación de antitoxinas; fracciones antigénicas del soma microbiano, extraídas de cultivos o del organismo mismo de los portadores, y, finalmente, las vacunas fabricadas por procesos de ingeniería genética.
Según la composición del producto vacunal en su totalidad, hay vacunas monovalentes —las que sólo pueden inmunizar frente a un tipo de agente—;
polivalentes, do lo hacen frente a varios tipos de agentes —por ejemplo, los tres tipos de virus de polio—; asociadas, que contienen en el mismo producto antígenos desencadenantes de inmunidad frente a procesos varios —por ejemplo, la DTP frente a difteria, tétanos y tos ferina—, y
simultáneas, que, aun siendo productos diferentes, se aplican en el mismo momento, incluso por vías distintas; la vacuna de la polio, vía oral, y la DTP, vía parenteral
En los productos biológicos vacunales, además de los antígenos, existen otros componentes: excipiente (agua destilada, suero salino, otros fluidos), preservantes estabilizadores y antibióticos —que inhiben el crecimiento microbiano y evitan el deterioro del producto- o coadyuvantes, que refuerzan la respuesta inmunógena antígeno; por ejemplo, sales de aluminio.
• Vías de Administración
Las principales vías de administración de las vacunas son:
1. Oral, de interés cuando el antígeno es un agente de ubicación digestiva (virus atenuado de la polio, en tres serotipos; cepa atenuada de tifoidea).
2. Inyección parenteral:
a) intradérmica: bacilo vivo de Calmette y Guérin frente a la tuberculosis; bacterias inactivadas frente al cólera; vacuna de virus inactivados de la rabia;
b) subcutánea: fiebre amarilla, rubéola, sarampión, todas ellas de virus vivos; triple vírica, a la vez frente a sarampión, rubéola y parotiditis; virus inactivados de tres serotipos frente a la polio;
c) intramuscular: toxoide del tétanos; difteria-tétanos, DI y difteria-tétanos-tos ferina, DTP, a base de toxoides y bacterias inactivadas; gripe, de virus inactivados o de componentes víricos; hepatitis B, a base de antígenos producidos por la biotecnología.
3. Escarificación o lesión en las capas más superficiales de la piel, sobre la que se deposita el inóculo (viruela).
4. Nasal.
Las vacunas con coadyuvantes se deben aplicar profundamente en masa muscular, para evitar irritación local, inflamación, formación de un granuloma o necrosis.
Para la subcutánea es de elección la cara antero-lateral de la parte superior del muslo en niños pequeños y la zona deltoidea en niños mayores y adultos.
Las nalgas se descartan en cualquier grupo de edad, para evitar el riesgo de lesionar el ciático.
Si se ponen a la vez más de un preparado vacunal o una vacuna y una inmunoglobulina, se ha de aplicar cada dosis en un sitio diferente.
Contraindicaciones de administración de una vacuna
No se aconseja aplicar cualquier tipo de vacuna en las siguientes situaciones: con fiebre Superior a 38,5ºC y, en general, ante toda enfermedad infecciosa aguda febril; en niños afectados de trastornos neurológicos evolutivos; frente a casos de hipersensibilidad a los componentes vacunales; en procesos malignos en fase evolutiva, nefropatías agudas, cardiopatías descompensadas, o cuando la mujer se encuentra en estado de gestación.
vivos pueden aumentar su replicación y no deberían aplicarse, salvo excepciones.
En las personas VIH positivas se recomienda poner la antineumocócica y la antigripal infección sintomática.
• Programas vacunales
Además de las vacunas ya conocidas que se aplican en la práctica, están en investigación las de infección por VIH, hepatitis A, herpes, citomegalovirus, sífilis y enfermedades parasitarias.
Estas últimas presentan el problema de la escasez de conocimientos en inmunología antiparasitaria; por otra parte, los agentes no se puede, cultivar in vitro.
Se investiga sobre la toxoplasmosis, el paludismo y la leishmaniosis cutánea o botón de oriente.
Algunas están especialmente indicadas ante riesgos profesionales: antitetánica (para lesiones), antitifo-paratífica (en la vida militar), antirrábica (cuidadores de perros), antileptospírica (trabajadores de arrozales), antibrucelosica y anticarbuncosa (en tareas relacionadas con la ganadería).
Otras se recomienda” en el caso de viajes a zonas geográficas endémicas, a veces de forma obligatoria) como la de la fiebre amarilla. También se estudian la de la peste, hepatitis B y tifopa ratificas. Últimamente se está relegando la del cólera.
Criterios de implantación
Las vacunas más interesantes lo son porque previenen procesos muy frecuentes o para que conllevan graves consecuencias personales.
Una vez disponibles, los criterios de implantación varían.
Pueden hacerse obligatorias para todos los habitantes de un país, e interés de la comunidad —como sucede en España actualmente con la vacuna de la difteria—, o a nivel internacional, en determinadas circunstancias —como ante el paso de un país con endemia a otro exento de un proceso, y viceversa—.
En otras ocasione son simplemente recomendadas y su uso es estimulado partir de la educación sanitaria
En cuanto al campo de acción y el tiempo de aplicación, caben cuatro diseños básicos: de acuerdo con situaciones colectivas especiales y momentáneas, como epidemias; para grupos de riesgo de forma más o menos mantenida, como en el caso de la hepatitis B; ante situación particulares específicas, como viajes o empleos donde existe posibilidad de riesgo infeccioso, y de modo generalizado según un programa previsto para toda la comunidad.
Breve historia de la vacuna:
Fue Edward Jenner quien, en 1796, percibió el provecho que se podía obtener del virus de la vacuna, enfermedad benigna de la vaca.
Constató, efectivamente, que los granjeros que ordeñaban las vacas afectadas por ese virus no se contagiaban nunca de viruela, patología frecuente y temible en aquella época.
Jenner provocó una respuesta de inmunidad celular mediante la escarificación de la piel humana con un preparado del virus de la vacuna.
En menos de dos siglos, la viruela ha sido erradicada.
Sin embargo, fue Pasteur (foto) , gracias a sus vacunas contra las enfermedades animales, el carbunco, el cólera de los pollos, y, sobre todo, la rabia humana, quien sentó as bases científicas de la vacuna, a finales del siglo XIX.
lnauguró una era de fructíferas investigaciones en la prevención de las enfermedades infecciosas.
La vacuna de Pasteur contra la rabia utilizaba un virus desactivado de manera empírica.
Su particularidad radicaba en su capacidad para emplearse incluso después de la infección; el virus de la rabia avanza lentamente por las fibras nerviosas hasta el cerebro, antes de desencadenar la enfermedad, lo que deja tiempo al sistema inmunitario para organizar una respuesta eficaz.
El hallazgo de dos tipos de vacunas contra la poliomelitis supuso un nuevo avance.
El cultivo de virus en células de riñones de mono, conseguido por John Enders, permitió la producción en masa del virus para extraer del mismo una vacuna.
Jonas Salk elaboró un preparado con virus muerto; por su parte, Albert Sabin utilizó uno virus pero atenuado por pasos en cultivo de células.
En nuestros días, existen dos grandes tipos de vacunas: las vacunas con virus vivos (rubeola, fiebre amarilla) y las vacunas con virus muertos (gripe, polio).
En estas últimas se tiende cada vez más a reemplazar el virus completo por fragmentos fabricados mediante ingeniería genética —vacunas en subunidades—.
Así, hoy en día se produce la proteína de superficie del virus de la hepatitis 8, mediante células de hámster o a través de levaduras en las que se ha insertado el gen correspondiente.
Estos preparados son más seguros porque no se corre el riesgo de conservar restos de virus infecciosos, caso que puede producirse cuando se procede a través de la inactivación química.
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