Diaguitas y Calchaquies Vida, Costumbres, Organizacion-La Rebelión
Diaguitas y Calchaquies Vida, Costumbres, Organización-La Rebelión
• Encuadre Geográfico:
La Montaña: Es una vasta región del país dentro de la cual se incluye el tradicionalmente llamado Noroeste y las Sierras Centrales.
El Noroeste tiene por límites a Bolivia por el norte, la Pampa al sur, el Chaco al este y Chile al oeste.
Dentro de este sector claramente delimitado se encuentran a su vez la Puna en la parte occidental, zona árida, carente de vegetación y agua, con abundancia de salares, con temperaturas extremas y alturas de 4.000 metros.
La otra parte importante está constituida por los Valles y Quebradas, que concentra las quebradas de Humahuaca Y del Toro y los famosos Valles Calchaquíes también denominados Zona Diaguita.
Esta última se extiende por el sudoeste de Salta y Catamarca, oeste de Tucumán y La Rioja, y norte de San Juan.
Es una zona geográficamente homogénea, constituida por sistemas orográficos independientes entre si. (Orografía es la parte de la geografía física que se dedica a la descripción de montañas)
Todo el Noroeste posibilitó el asentamiento de numerosas comunidades, especialmente en los Valles y Quebradas, verdaderos oasis de la montaña.
Diaguitas y Calchaquíes:
La geografía del noroeste influyó para diferenciar a los pueblos indígenas que allí habitaban del resto de los otros grupos que habitaban el territorio argentino.
Las cadenas montañosas, con altos picos y valles que dificultaban las comunicaciones, contribuyeron a la formación de culturas muy distintas de las de las llanuras.
Entre las numerosas tribus sobresalían los diaguitas y "los calchaquíes", que habitaban los valles de Salta, Catamarca y La Rioja actuales.
La generalidad de los autores coincide en definir como diaguitas a las comunidades que ocuparon el corazón del Noroeste, es decir los Valles y Quebradas.
La confusión acerca de la denominación radica en que las primeras crónicas adjudicaron el gentilicio de “calchaquíes” a los habitantes de la región del mismo nombre y por extensión a las restantes comunidades del área.
En realidad los “calchaquíes” eran diaguitas, cultura que estaba integrada por en conjunto de parcialidades como los polares, luracataos, chicoanas, tolombones, yocaviles, quilmos, tafís, hualfines, etc.
Pero todas estaban aglutinadas alrededor de un elemento común su lengua.
Todas las fuentes coinciden en que la lengua cacá o cacán otorgaba unidad a estos pueblos.
Conocían la técnicas agrícolas y cultivaban el maíz en terrazas o andenes de la montaña.
Se proveían de lana de la llama, el guanaco y la vicuña, realizando tejidos de variados dibujos.
Fabricaban vasijas, jarros y platos, pues eran excelentes ceramistas y decoraban hábilmente estos objetos.
También trabajaban el oro, la plata y el cobre.
Tensor de Arco de Cobre
En el panorama indígena del actual territorio argentino esta cultura fue la que alcanzó mayor complejidad en todos los aspectos, a tal punto que redundó inclusive en una importantísima densidad de población.
La capacidad para enfrentar al español, así como las numerosas fortificaciones halladas en la región, nos los muestran como pueblos muy bien preparados para la guerra siempre combatieron a pie, ya fue los diaguitas, como los demás grupos andinos, no incorporaron el caballo; la llama fue siempre su medio de transporte.
Era una cultura de agricultores sedentarios, poseedores de irrigación artificial, por medio de canales y con andenes de cultivo para sus productos principales: maíz, zapallo y porotos.
Fueron criadores de llamas como sus hermanos de la zona andina, utilizaron a los animales como proveedores de lana para sus tejidos y también como carga.
La recolección fue otra de sus actividades, especialmente de la algarroba y el chañar, que almacenaban en grandes cantidades; en mucha menor medida practicaron la caza.
Sembrar en una región de suelo montañoso, a menudo árido y casi sin lluvias, no es tarea fácil, y en verdad no lo fue para los indígenas andinos.
Sin embargo, lo consiguieron con su tenacidad e ingenio: es justamente su habilidad para desarrollarse como agricultores uno de los elementos que nos permite comprobar el grado de adelanto que habían alcanzado.
No tenían tierra llana; hicieron entonces andenes en las laderas de las montañas, y, como casi no llovía, construyeron canales y acequias para el riego, tan eficaces que aún hoy se utilizan.
Nuestros indios, como todos los de América, no conocieron el arado, por ello sembraban haciendo pequeños hoyos.
Casas cuadradas de piedra, sin puerta, y con techos de paja, o sin él, fueron las viviendas típicas de los pueblos andinos.
Relaciones en el seno de la comunidad: Tenían fuertes jefaturas, probablemente hereditarias, que llegaban a desplegar su autoridad sobre varias comunidades
La familia monogámica era el núcleo vital de la comunidad, destacándose la práctica de la poliginia entre los caciques.
En algunos casos parecería que la organización comunitaria también se asentaba en la familia extensa.
Probablemente la unión de varias de ellas generaba una nueva estructura de macrofamilias, la que a su vez posibilitaría el adecuado trabajo en las aldeas agrícolas, que por sus necesidades (construcción de sitios defensivos, obras de irrigación, el propio trabajo en los andenes de cultivo) desbordaría la capacidad de la familia y la familia extensa.
Como cultura andina, participaban al igual que en otros de sus aspectos de las características del área: eran adoradores del Sol, el trueno y el relámpago.
Celebraban rituales propiciatorios de la fertilidad de los campos y tenían una funebria elaborada, expresión de un culto a los muertos como tránsito crucial en el ciclo de vida de la cultura.
LA GRAN REBELIÓN DE LOS DIAGUITAS:
Entre los colonos del Tucumán cundió la alarma. Los indios de los valles calchaquíes se habían sublevado contra sus encomenderos y la rebelión cundía por Andalgalá, Aconquija, Pipanaco y Famatina como un reguero de pólvora.
Menudeaban a diario los incendios y matanzas de españoles, sin eximir a mujeres y niños.
Y los acechaban los nativos desde lo alto de las quebradas, para despeñarles andanadas de piedras al paso.
Ante la gravedad "del alzamiento, el gobernador Albornoz pidió urgentes socorros a Chile y a la Audiencia de Charcas.
El cacique Chelemin, en implacable asedio, había cortado el agua a la ciudad llamada Londres, obligando a sus colonos a huir hacia La Rioja.
El alza-miento se hizo general desde Jujuy a Cuyo; y no fue poca hazaña rué el gobernador lograra sofocarla sólo en 1635.
¿Por que se habían sublevado los indios calchaquíes?
Se dice que porque Albornoz mandó azotar y cortar el cabello a unos caciques, castigándolos por algún atrevimiento.
Y otros dicen que empezó con la muerte de un encomendero porque había descubierto unas minas que los nativos querían ocultar.
Sea cual fuere el motivo inmediato, lo cierto es que los indígenas estaban hartos de soportar los abusos de los encomenderos.
Y se sublevaron porque eran más rebeldes y bravos que otros pueblos.
Peleaban desesperados; y cuando sus reductos pircados de los cerros no podían ya resistir el asedio español, preferían estrellar a sus hijos pequeños contra las piedras, antes que entregarlos, y morir peleando.
Estos indios belicosos son los elementos más representativos de la población indígena del noroeste argentino.
Integraban un período cultural comúnmente llamado de los diaguitas, a quienes también podríamos denominar cácanos, como propone Canals Frau atendiendo al común denominador de su idioma: el kakán.
• ►ALGO MAS SOBRE LOS DIAGUITAS...
ASPECTO FÍSICO
Los diaguitas eran de raza "andida", y por consiguiente de estatura baja. Acostumbraban deformarse la cabeza, y llevaban sus largos cabelles lacios peinados a la espalda o con trenzas.
Vestían la llamada "camiseta peruana", es decir, una tunan talar hasta los tobillos, que recogían y ceñían a la en para andar sin embarazo, cuando salían de caza o a la guerra.
Calzaban ojotas y se adornaban con pinturas faciales, tatuaje , brazaletes, prendedores y placas pectorales de cobre o bronce.
• ►RÉGIMEN DE VIDA:
Los diaguitas vivían en casas de planta rectangular, construído con piedras (pirca), y techo de torta, o paja.
Hacia el sur abundan los vestigios de viviendas de quincha.
Además construían en los cerros, fortificaciones para refugio y defensa (pucara).
Cultivaban maíz, zapallo, porotos, quinoa y papa, sobre andenes, en las laderas de las montañas, y se servían de acequias para su riego artificial.
Suponemos que para sembrar cavaba hoyos en la tierra mediante estacas puntiagudas.
Criaban perros y llamas; éstas últimas para obtener lana y como animales de carga.
También se ayudaban con la caza de guanacos y otras salvajinas, y con la recolección de algarroba, qi guardaban en silos subterráneos.
Con ella preparaban una de si bebidas embriagantes: la aloja; y con maíz, otra: la chicha.
• ►SU INDUSTRIA
Los diaguitas fueron hábiles artesanos. Tuvieron una buena industria textil, metalurgia y alfarería.
Se han observado varios estilos regionales de alfarería, a saber (según la nomenclatura de Palavecino):
a) Tipo santamariano (en el norte): corresponde a los calchaquíes. Se caracteriza por sus urnas funerarias policromad ancho y largo cuello, con decoración geométrica y estilizad de hombres, batracios, ñandúes y ofidios.
b) Tipo barreales (en el centro): corresponde a los diaguitas propiamente dichos, de Catamarca.
Se trata de una alfarería n antigua que las demás, caracterizada por sus piezas grises de decoración grabada; aunque también se encuentran vasijas pe cromas. Por sus motivos felínicos se le ha llamado también "draconiana".
c) Tipo angualasto (en el sur): corresponde a los sanagastas y se caracteriza por sus urnas funerarias, más globulares que calchaquíes y con decoración geométrica.
Antonio Serrano señaló una alfarería distinta, con matera; de Belén (Catamarca), a la que llamó de tipo Condorhuasi.
Se caracteriza por sus vasos antropomorfos (con desproporción; grosor de las piernas), decorados, sobre una cubierta (engobe) roja, con dibujos geométricos en negro bordeados de gruesas neas blancas.
VIDA ESPIRITUAL
De sus ideas religiosas sabemos que rendían culto al trueno y al rayo. Adoraban a ciertas divinidades de tipo totémico, en la serpiente o el felino, a las que llamaban caylles, y tenían ciertos lugares sagrados (zupca) destinados a ritos y sacrificios.
Como se sabe, los diaguitas tenían urnas funerarias para el entierro de párvulos; costumbre que parecería ser una transen ración de procedencia amazónica. Según una interpretación generalmente aceptada, se trataría de sacrificios propiciatorios.
Los diaguitas también veneraban a la Pachamama, "mí tierra", a la que imploraban con ofrendas y sacrificios.
ORGANIZACIÓN SOCIAL
Los diaguitas eran polígamos y tenían tantas mujeres c pudieran mantener.
Los núcleos familiares o aillus, formados por las gentes de la misma progenie o parentela, estaban encabezados por caciques que se distinguían por llevar una insignia (toquis) y diademas.
El cacicazgo era hereditario, aillus integraban tribus o pueblos encabezados por caciques principales (Titaquín: cacique grande).
Los calchaquíes tenían cacique general. Estos pueblos guerreaban entre sí con arco y flecha, mazas, medias picas, tiraderas y hachas de piedra. Y habiendo paz, comerciaban sus productos, aun con pueblos lejanos.
Fuente Consultada:
Lo Se Todo Tomo III
Enciclopedia Estudiantil Tomo IV CODEX
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