Alimentación de los Animales Importancia del Carbono y Nitrógeno
Alimentación de los Animales: Clasificación, Picos y Mandíbulas
Al igual que en la sociedad humana, el alimento es la primera de las necesidades vitales en los mundos animal y vegetal.
La vida de numerosos organismos se basa principalmente en la lucha continua que tienen que librar para asegurar la obtención del alimento indispensable para la subsistencia.
Las plantas, no todas, toman su alimento del aire y del suelo, realizando el trabajo de una verdadera fábrica química. Pero la mayoría de las formas de vida sólo puede subsistir con el sacrificio de otras formas de vida.
Ese fenómeno se observa ya en el mundo de los seres unicelulares , los cuales se apoderan de partículas de alimento por medio de sus seudópodos. Estos seres unicelulares y numerosos otros multicelulares, aunque todavía muy pequeños, viven en el agua.
La ciencia les ha dado el nombre de plancton, es decir, materia flotante. Muchos peces se alimentan de plancton, antes de servir, a su vez, de alimento a otros animales.
¿Por qué es indispensable el alimento? De la misma manera que el motor de un auto necesita nafta, cada ser vivo —máquina al fin— necesita un carburante para sus movimientos, en este caso el alimento; pero antes de que éste sirva de carburante a un organismo, debe pasar por una serie de transformaciones.
En el hombre —y en otros numerosos seres vivos— la transformación del alimento comienza en la boca.
El alimento triturado por los dientes es transformado- por la lengua en una especie de pasta. En efecto, la lengua presenta desniveles, asperezas, que podríamos comparar a laminadores, a cepillos o limas, que afinan aún más el alimento permanentemente humedecido por las glándulas salivales.
El alimento así ablandado deja la boca y se desliza a través del esófago hasta el estómago, donde sufre otras transformaciones.
La boca o las fauces de los animales se adaptan al alimento que toman. Libros enteros podrían escribirse sobre este solo punto, tan grande es la ingeniosidad de la naturaleza.
En los mamíferos distinguimos tres grupos principales: los carnívoros, los herbívoros y los omnívoros.
La estructura de la dentadura está condicionada por la alimentación. En el tigre y en todos los felinos —carniceros característicos— los incisivos, que sirven para cortar, son relativamente pequeños.
Los caninos, en cambio, son muy fuertes y sirven para arrancar la carne a la presa. Los molares están aplastados en el costado y recubiertos por una capa de esmalte. Como la mandíbula inferior es más estrecha que la superior, los molares de las dos mandíbulas se deslizan los unos a lo largo de los otros y cortan la carne en trozos.
La vaca, que es el tipo del herbívoro, tiene molares provistos de una corona chata y entre estas coronas el alimento es molido. Los incisivos y los caninos faltan en la mandíbula superior, en tanto que en la mandíbula inferior están orientados hacia adelante.
El cerdo, que es un omnívoro, tiene dientes que pueden cortar un alimento animal o morder un alimento vegetal. Observemos, de paso, que el hombre y el mono son también omnívoros.
La masticación del alimento no es una regla general en el mundo animal. La mayoría de los vertebrados inferiores, como los peces, las ranas y los reptiles, tragan su presa sin triturarla.
Los pájaros no tienen dientes: el estómago debe llenar su función. La forma del pico está en relación con el alimento; los insectívoros tienen el pico más fino que los granívoros.
Ciertos animales se sirven de verdaderas realizaciones técnicas para capturar la presa.
Elementos que provienen de su propio cuerpo o que han sido recogidos con este fin ayudan a la fabricación de instrumentos de captura, que son manifestaciones de biotécnica.
Pensemos, no más, en la tela tejida por la araña por medio de sus glándulas. Las moscas y otros insectos son atrapados en ella.
La hormiga león, larva que se alimenta de hormigas, es otro ser curioso: en efecto, cava un embudo en la arena y se arrolla en el fondo.
Cuando una hormiga se desliza, indefensa, hacia ella, la larva la atrapa y la devora en un instante.
SUSTANCIAS ALIMENTICIAS: Sea cual fuere el alimento de los animales, o del hombre, se compone siempre de un número reducido de substancias nutritivas repartidas, según su composición química, en albuminoides o proteinas, grasas e hidratos de carbono.
Los albuminoides son los materiales del cuerpo, ya que el protoplasma de las células está constituido, en gran parte, por esos elementos.
La albúmina es particularmente indispensable durante el crecimiento; pero el hombre adulto también la necesita, por cuanto siempre hay en su organismo células que mueren y que deben ser reemplazadas.
Las albúminas contienen carbono (C), oxígeno (O), hidrógeno (H) y nitratos o azoatos (N). Como están presentes en todos los seres vivos, siempre encontramos ázoe en ellos.
Los productores de ázoe (nitrógeno) son los nitratos o combinaciones azoadas que se encuentran en el suelo y son absorbidos por las plantas, mediante sus raíces, y transformados en albúmina, con la ayuda de las combinaciones del carbono.
Los animales cubren sus necesidades de ázoe nutriéndose con plantas u otros animales.
El ázoe describe continuamente un ciclo. El aire contiene gran cantidad de esta substancia, pero las plantas no pueden tomarlo directamente de esta fuente; debe pasar antes por varias transformaciones.
El agua de la lluvia permite al ázoe penetrar en el suelo, donde las bacterias de todas clases lo transforman en nitratos, los que pueden ser asimilados por las plantas.
Las leguminosas, los porotos, las arvejas y otras leguminosas poseen tubérculos, en los que viven bacterias que permiten la asimilación del ázoe del aire. La vaca que pasta proporciona un alimento rico en albúmina bajo forma de leche y, más tarde, de carne.
En el mar, los peces consumen el plancton, que está formado con substancias animales o vegetales. El pescado es también un alimento rico en albúmina o proteínas.
Cuando los desechos animales o vegetales caen en la tierra o en el agua son atacados por ciertas especies de bacterias, las bacterias de descomposición, que transforman de nuevo la albúmina de los animales muertos en ázoe, el que al evaporarse en gran parte es absorbido por la atmósfera.
Así termina el ciclo del ázoe o nitrógeno. (Ver: Ciclo del Nitrógeno)
Si la madera, el carbón o el papel arden, es porque se combinan con el oxígeno del aire, lo que acarrea una liberación de energía. Los animales y las plantas queman continuamente ciertas substancias en sus células, con el fin de obtener la energía vital indispensable.
Pero esa combustión no es un fuego ordinario, puesto que se produce sin la aparición de llamas.
Los combustibles se combinan con el oxígeno para liberar su energía. Por eso las plantas deben también respirar. Los combustibles de la vida son las grasas y los hidratos de carbono; contienen sobre todo carbono, elemento muy importante.
Cuando un pedazo de carbón se quema, el carbono contenido en él se combina con el oxígeno del aire para formar el anhídrido carbónico, llamado a menudo erróneamente, ácido carbónico. Este gas se eleva en el aire con el humo de la combustión.
Un fenómeno idéntico se produce, en las células vivas, cuando los hidratos de carbono y las grasas son quemados. El carbono se combina con el oxígeno del aire inhalado para formar el anhídrido carbónico que se espira.
El carbono desempeña igualmente un papel muy importante en la naturaleza. También él cumple un movimiento circular de transformación. Todos los seres vivos poseen carbono en sus combinaciones orgánicas. (Ciclo del Carbono)
Las plantas verdes, es decir las que tienen clorofila, absorben el anhídrido carbónico (CO2), extrayendo el carbono, con la colaboración de la luz solar y dejando libre el oxígeno (02).
Es la función clorofiliana o la fotosíntesis. Una parte del carbono se fija en el cuerpo de los animales cuando éstos se alimentan de plantas.
La tierra recibe también carbono, cuando las plantas que se pudren en los pantanos o en las aguas estancadas son enterradas y se transforman, bajo la presión de las capas aluviales, en turba y luego en carbón.
Éste, después de ser extraído de las minas, es quemado en las fábricas o en las casas, y el gas de la combustión devuelve el anhídrido carbónico a la atmósfera.
El carbón, sólido, quemado en las fábricas se convierte en gas, que va nuevamente a la atmósfera,
de donde las plantas lo absorben.
Ver: Importancia del Nitrogeno Para La Vida
Ver: Los Microorganismo en el Ciclo del Nitrógeno
Fuente Consultada:
Las Maravillas de la Vida Tomo V – La Alimentación Animal y el Carbono – Globerama Edit. CODEX