Formación de los Arrecifes de Corales y su Distribucion Mundial
Formación de los Arrecifes de Corales
Distribución Mundial
INTRODUCCIÓN: En los mares del Sur, en el Pacífico y en la Polinesia principalmente, existen colonias de pólipos y medusas muy notables, sobre todo por su número. Una de las formas más vulgarizadas, propia de las costas mediterráneas, es el llamado coral.
Hasta el siglo XVIII se creía que el coral era una planta. Hoy se sabe que no es sino un esqueleto duro y mineral, formado a expensas de colonias de pólipos. Las ramas del coral se parecen remotamente a las de una planta. El peso específico del coral rojo es de 2,68 y su dureza es igual a la de la calcita. Para conseguir un buen coral rojo es preciso arrancarlo cuando el polipero está vivo, porque si muere, y permanece largo tiempo en el fondo del mar, se vuelve negruzco. Su composición química demuestra que está formado de carbonato calcico y magnésico, óxido de hierro y sal común.
Hay un grupo de animales invertebrados que reciben el nombre de cnidarios, que está formado por los pólipos y las medusas. Viven principalmente en los mares, aunque algunos habitan en aguas dulces. No hay especies terrestres. Los pólipos tienen forma de saco. Cuentan con un orificio en la parte superior, que sirve tanto de boca como de ano, rodeado de varios tentáculos. Los pólipos no se mueven y viven fijos a las rocas. Las medusas, en cambio, flotan y nadan en el agua. Muchos pólipos viven agrupados en colonias formadas por gran cantidad de diminutos individuos que viven sobre una estructura rígida formada por depósitos de sales minerales. Estas estructuras esqueléticas pueden adoptar bellas formas, algunas veces globosas como en el caso de las madréporas y otras ramificadas como en los corales. En determinados lugares, estas colonias se agrupan a su vez formando comunidades de grandes dimensiones como ocurre en las barreras de arrecifes, algunas de las cuales llegan a tener más de mil kilómetros de longitud.
Ver: El Peligro Actual de los Arrecifes
En la Edad Media se creía que curaba la epilepsia y otras enfermedades nerviosas, y los musulmanes colocaban en las tumbas de sus deudos ramas de coral para asegurarles la felicidad en la otra vida.
No es fácil trabajar esta sustancia extraída del fondo del mar. Los operarios que a esta labor se dedican utilizan limas y cuchillos de pequeño tamaño, y para que no se les rompan las finas ramitas de coral dejan caer agua fresca gota a gota sobre el punto que trabajan. Antes de la Segunda Guerra Mundial, el comercio del coral proporcionaba a Italia más de 4 millones de liras anuales.
En los mares cálidos, especialmente en el Pacífico, se desarrollan curiosas colonias de corales, dando lugar a los famosos arrecifes madrepóricos. La madrépora es una asociación de pólipos, formada por millones de individuos que poseen una especie de esqueleto o formación caliza interna denominado «polipero».
Éstos son muy variados, pero en el caso de los que dan origen a los arrecifes madrepóricos, suelen ser tan numerosos que llegan a formar auténticas islas. Algunos dan origen a los bancos de coral, acumulaciones de materia caliza que van engrosando con la aportación de nuevos individuos y llegan a sobresalir de las aguas para dar lugar a una barra, un banco,.una especie de muralla, como ocurre en las cercanías de Filipinas.
FORMACIÓN: Los arrecifes y atolones que pueblan los mares tropicales y subtropicales son el resultado del trabajo continuado de millones y millones de estos pequeños animales, llamados corales. El tamaño de éstos oscila entre un milímetro y unos 2 ó 3 centímetros, pero se reúnen en tan gran número que sus esqueletos calizos llegan a constituir la mayor parte del material que forman los arrecifes. Los corales están relacionados con las anémonas de mar y son miembros del grupo de animales denominados celentéreos. La capacidad de formar el esqueleto calizo que los recubre, distingue a los corales de las anémonas de mar.
Algunos tipos de corales viven aislados pero, generalmente, lo hacen en colonias, formadas por, lo individuos resultantes de la reproducción repetida de un solo animal. Estas colonias, que pueden presentar un diámetro de varios metros, son la base fundamental de los arrecifes de corales.
El cuerpo de un coral, tanto del que vive aislado como del que lo hace en colonias, se desarrolla según el plan básico que sigue el grupo de las anémonas. La parte principal de su cuerpo es una especie de tubo con una única abertura, la boca. Ésta aparece rodeada de un número de tentáculos múltiplo de seis. Estos tentáculos poseen un gran número de "células punzantes".
Los corales son animales carnívoros y utilizan estas "células punzantes" para capturar los diminutos animales que flotan en el agua, los cuales constituyen su alimento. El coral se lleva a la boca, por medio de los tentáculos, gusanos, crías de crustáceos e, incluso, peces. El cuerpo del coral se denomina pólipo. Muchos corales contienen en sus cuerpos pequeñas plantas verdes (algas), que, al parecer, los ayudan a eliminar sus materiales de desecho.
Alrededor del cuerpo, y en su parte inferior, está el esqueleto, cuya forma es semejante a la de un cáliz. Existen, sin embargo, algunas placas verticales, que crecen hacia adentro; a ellas se deben las complicadas figuras que pueden adoptar los esqueletos (corales) de los pólipos.
Estas placas verticales crecen por fuera del cuerpo del coral, provocando la aparición de estrías o canales en su superficie. Para alimentarse, los corales salen del cáliz, de manera semejante o como lo hacen los caracoles y, del mismo modo pueden guarecerse adentro en caso de necesidad. A medida que el cora! crece, lo hace también su esqueleto. El cuerpo de los corales y sus esqueletos están, en general, brillantemente coloreados.
Los corales se reproducen liberando células reproductoras en el agua. Los huevos fertilizados se depositan debajo y, si las condiciones son favorables, se trasforman en nuevos corales. Es más importante, sin embargo, el proceso de gemación por el que los corales construyen sus colonias. Cuando un coral alcanza un cierto tamaño, le aparece una yema, inmediatamente encima del nivel del cáliz. Este brote se desarrolla, convirtiéndose en un individuo completo, con boca y tentáculos, que comienza, a su vez, a formar su propio esqueleto.
El nuevo animal no siempre se independiza totalmente del padre. En algunas especies, lo que se forma es una masa continua de tejido viviente, con muchas bocas y tentáculos, mientras que en otras los cuerpos de cada individuo están diferenciados, aunque sus esqueletos aparezcan formando, materialmente, un mismo bloque. Este proceso de reproducción por yemas se va continuando progresivamente, lo que da como resultado la formación de grandes estructuras ramificadas, en unos casos, o una masa caliza sólida, en otros. Los animales inferiores de la colonia van muriendo gradualmente, pero sus esqueletos permanecer.
Debido a las ramificaciones que se producen, se creyó durante algún tiempo que las colonias de corales pertenecían al reino vegetal. La velocidad de crecimiento varía de una especie a otra y puede llegar a ser de unos 2 ó 3 centímetros por año.
Aunque estas colonias coralíferas sean la base de los arrecifes, los corales no son los únicos miembros que forman la comunidad. Los alcionarios están estrechamente relacionados con los verdaderos corales. Estos animales poseen esqueletos calizos y se distinguen de los verdaderos corales por tener tan sólo ocho tentáculos.
Los alcionarios tienen también, en muchas ocasiones, gran importancia en la formación de arrecifes. Las olas del mar rompen, en algunas partes, la estructura de éstos, arrancando fragmentos que rellenan los espacios existentes entre los corales, con lo que la estructura total se apelmaza, formando una masa sólida.
Las pequeñas algas llamadas nulíporas juegan, también, un importante papel en esta labor de cementación, pues dan lugar a la formación de carbonato calcico, el cual actúa como elemento de unión entre los diversos fragmentos coralíferos. Los moluscos, estrellas de mar, gusanos de mar, etc., construyen sus habitáculos en los arrecifes. Algunos se alimentan de los propios corales y sus valvas contribuyen al crecimiento y estructuración de los arrecifes.
DISTRIBUCIÓN DE LOS ARRECIFES
Los corales se encuentran en la mayoría de los mares; algunos viven a profundidades considerables. Requieren, no obstante, condiciones muy especiales. La temperatura es un factor muy importante, como lo demuestra el hecho de que sólo existen arrecifes en aguas cuya temperatura es superior a 18° C. Este hecho limita su existencia a latitudes menores de 30°, es decir, a regiones cercanas al ecuador, constituyendo la única excepción los arrecifes de las Bermudas, que no caen dentro de esta zona de latitudes.
Esto es debido al efecto de la corriente del Golfo. Dentro del área de latitudes citada, existen .grandes zonas en las que no se forman arrecifes. Las costas occidentales de los continentes están bañadas por corrientes oceánicas frías que impiden la existencia de corales. La distribución de arrecifes fósiles, que es muy diferente de la de los actuales, proporciona excelentes indicios para conocer los cambios climáticos que ha sufrido la Tierra.
La presencia de agua salada limpia es otro requisito para el crecimiento de los corales. Debido a ello, no existen arrecifes en las cercanías de las desembocaduras de los ríos, los cuales, como es sabido, arrastran hasta el mar sedimentos y agua dulce. Las lluvias fuertes durante la marea baja matan a los corales, al rebajar la concentración salina del agua.
Los corales constructores de arrecifes contienen algas y no crecen a profundidades mayores de 50 metros, debido, probablemente, a la disminución de la temperatura y de la intensidad luminosa. La formación de un arrecife requiere, pues, una base conveniente que ha de estar situada a menos de 50 metros de la superficie del mar.
Los corales no resisten una larga exposición al aire y, por tanto, no crecen muy por encima del nivel que alcanza el agua durante la marea baja. La profundidad más apropiada para el desarrollo de los corales es de 30 metros; a esta profundidad las olas no pueden producir daños de importancia.
FORMACIÓN DE ARRECIFES
Pueden distinguirse tres tipos de arrecifes: arrecijes costeros, arrecifes barrera y atolones. El primero de ellos, como su propio nombre indica, aparece cerca de las costas, adentrándose, a veces, en el mar hasta un kilómetro. Los arrecifes barrera se forman lejos de la costa y están separados de ella por un canal bastante profundo, de varios kilómetros de anchura.
Es frecuente, sin embargo, encontrar arrecifes barrera alrededor de las islas oceánicas. Los atolones de corales tienen forma de anillo, y pueden extenderse a lo largo de varios kilómetros. El anillo está, generalmente, abierto por la parte de sotavento.
El crecimiento es más grande en la zona exterior de estos arrecifes, a la que las olas llevan grandes cantidades de alimentos y oxígeno disuelto. Los corales de esa zona son, casi siempre, compactos y redondeados, pues sólo así pueden resistir la acción de las olas. De todos modos, el oleaje les arranca fragmentos, que son llevados a la parte plana del arrecife, situada detrás de su pared exterior.
Estos fragmentos llegan, con frecuencia, a unirse con arena y arcilla, formando las islas de corales de los arrecifes barrera y atolones. Los animales arrastrados por el aire o el agua colonizan rápidamente las islas así formadas. Detrás de la pared exterior, y en aguas tranquilas, viven los corales más delicados, cuyo crecimiento no es muy grande.
ORIGEN DE LOS ARRECIFES
El origen de un arrecife costero se comprende con facilidad. Comienza a formarse sobre el fondo del océano, si las condiciones de profundidad y temperatura son convenientes.
Los arrecifes barrera y los atolones proceden de profundidades considerables, mucho mayores de las que permiten el crecimiento de los corales. Carlos Darwin fue el descubridor del mecanismo por el que tales arrecifes parecen formarse. Muchas de sus observaciones las hizo entre 1831 y 1836, durante su viaje como naturalista a bordo del Beagle.
De acuerdo con la teoría de Darwin, los tres tipos de arrecife son etapas de un solo proceso, que comienza con la formación de los arrecifes costeros. Darwin sugirió que el arrecife costero se convierte en arrecife barrera por un hundimiento gradual de la tierra, la cual, al sumergirse totalmente, hace que éste se trasforme en atolón.
Esta teoría está confirmada por la existencia de valles sumergidos en muchas islas oceánicas. No explica, sin embargo, por qué todos los "canales" que separan los arrecifes barrera de la costa tienen profundidades similares (50 — 100 metros), ya que es bastante improbable que el hundimiento de la tierra sea igualmente grande en todos los iugares.
Otra teoría sostiene que los arrecifes barrera y los atolones se forman sobre plataformas sumergidas, situadas a la misma profundidad, aproximadamente. La existencia de tales plataformas, especialmente condicionadas, fue puesta en duda hasta que Daly propuso su teoría del control glacial, en 1910, en la que explicaba cómo, durante el último período glacial, la superficie del mar debió estar de 50 a 100 metros por debajo de la actual, a causa de la gran cantidad de agua que almacenaron los glaciares.
La acción de las olas, entonces, habría convertido las costas en plataformas. Los corales debieron morir todos, excepto aquellos que vivían en las aguas más cálidas; cuando la temperatura y el nivel del mar subieron, éstos últimos volvieron a constituir colonias sobre las plataformas recién formadas. Como su crecimiento es más grande en la parte exterior, se formarían arrecifes barrera y atolones. La teoría de Daly está de acuerdo con la profundidad uniforme de los "canales".
El suelo de éstos, dejando aparte los sedimentos depositados recientemente, se encuentra en el mismo nivel de la plataforma original.
De acuerdo con la teoría del control glacial, los arrecifes existentes sólo pueden tener unos 100 metros de anchura. Recientes medidas, efectuadas, entre otros métodos, por las técnicas de perforación y de sondeo acústico, han puesto de manifiesto la existencia de espesores mucho mayores, lo que ha vuelto a vitalizar la teoría darwi-niana del hundimiento. Parece, por tanto, que en la formación de los arrecifes han intervenido los hechos descritos anteriormente en ambos procesos.
Fuente Consultada:
Revista N°61 TECNIRAMA La Enciclopedia de la Ciencia y la Tecnología
Enciclopedia CONSULTORA Tomo N°2 Los Seres Vivos Algunos Habitantes del Mar