Las Invasiones Inglesas al Rio de la Plata-Resumen
RESUMEN DE LAS INVASIONES INGLESAS AL RIO DE LA PLATA
Política Colonial De Europa |
Invasión Inglesa I y Reconquista |
Invasión Inglesa II La Defensa |
Consecuencias de Las Invasiones |
INTRODUCCIÓN:
El 18 de junio de 1806, Domingo Matheu escribió a Córdoba, a Francisco Recalde:
"Nos hallamos en la mayor consternación, causa los malditos ingleses, que se hallan en Maldonado, [...] fondearon frente a aquel puerto [...] hoy mismo se embarca toda La tropa para Montevideo..."
La alarma era compartida por la población de la capital.
Una semana más tarde, desde puntos elevados (como las torres de San Ignacio), podían divisarse las velas enemigas frente a las costas de Quilmes.
La incursión comenta el historiador, Halperin Donghi, introdujo "bruscamente al Río de la Plata en el conflicto mundial".
Desde hacía tiempo, los estadistas ingleses habían trazado proyectos para introducir sus intereses en los vastos territorios de Hispanoamérica.
La guerra con Francia -aliada de España- cerraba los mercados europeos al comercio inglés.
Existía la posibilidad de una alianza entre los intereses de Londres con los de los criollos.
En 1805 se esperaba una invasión francesa a las islas británicas, pero este proyecto perdió base al ser destruida la escuadra francoespañola por los británicos en Trafalgar.
Fue así como las autoridades militares británicas en El Cabo aceptaron la propuesta del comodoro Home Popham de atacar el Plata.
Se enviaron diez buques y una fuerza de desembarco de unos 1600 hombres, comandada por el general Wllliam Carr Beresford.
General Wllliam Carr Beresford
DESCRIPCIÓN SOMERA DE INVASIONES INGLESAS:
El Virreinato del Río de la Plata, en donde el dominio español parecía firmemente asentado, sufrió directamente las consecuencias de la expansión de las guerras europeas al espacio atlántico —que, desde la derrota franco-española en la batalla de Trafalgar, en 1805, había quedado bajo el absoluto dominio inglés—.
En 1806, una fuerza militar inglesa, que acababa de apoderarse de la colonia holandesa del Cabo de Buena Esperanza (en el sur de África), se dirigió hacia el Río de la Plata.
El 27 de junio, las tropas inglesas bajó el mando de William Carr Beresford tomaron, sin encontrar resistencia, la ciudad de Buenos Aires.
El virrey Sobremonte, junto con buena parte de la administración española, abandonó la ciudad, mientras que los representantes de los principales grupos e instituciones locales se apresuraron a mostrar obediencia a las nuevas autoridades.
Sin embargo, este acatamiento duró poco.
Un primer intento de expulsar a las fuerzas inglesas, llevado a cabo por Juan Martín de Pueyrredón y un grupo de paisanos, fracasó.
Finalmente, las tropas provenientes de Montevideo al mando de Santiago de Liniers, un oficial francés al servicio de la corona española, iniciaron la resistencia; simultáneamente, se organizaron las milicias urbanas.
Los ingleses se vieron superados militarmente y el 12 de agosto se rindieron.
Finalizada la Reconquista, el 14 de agosto, los funcionarios y principales vecinos, reunidos en Cabildo abierto, decidieron privar a Sobremonte del mando militar y convirtieron a Liniers en el gobernador militar de Buenos Aires.
También resolvieron organizar la defensa de la ciudad ante la posibilidad de un segundo ataque.
En efecto, en febrero de 1807, tropas británicas —mucho más numerosas que las de la Primera Invasión Inglesa— al mando del general John Whitelocke tomaron Montevideo y meses más tarde, en junio, desembarcaron por segunda vez en Buenos Aires.
Luego de eludir a las fuerzas de Liniers, los ingleses entraron en la capital.
Pero allí se encontraron frente a la defensa organizada por Martín de Álzaga, próspero comerciante español y alcalde de primer voto del Cabildo de Buenos Aires.
Whitelocke no estuvo dispuesto a entrar en un combate con inciertas perspectivas y se rindió.
La victoria de Buenos Aires fue militar, pero sobre todo política, en la medida en que los invasores no pudieron contar con el apoyo de los grupos locales.
Ampliación del Tema:
LA PRIMERA INVASIÓN INGLESA:
Hasta 1804 los británicos se abstuvieron de una acción concreta para no empeorar sus ya tensas relaciones con España.
El estallido de la guerra a raíz de la captura por parte de Inglaterra de naves españolas cargadas de oro destinado a brindar secretamente subsidios a Napoleón (precio que debía pagar España por su neutralidad aparente), quitó las barreras políticas que hasta entonces habían detenido los proyectos.
Sin embargo, la situación europea presentaba otra variante: Rusia esperaba atraer a España contra Napoleón; una acción hostil de Inglaterra estropearía esos planes.
La posición de Holanda como aliada de Napoleón dio excusa al gabinete dirigido por William Pitt (imagen) para ordenar la captura de la colonia de El Cabo, en Sudáfrica, punto de gran valor estratégico por cuanto controlaba la ruta a la India. a la vez que servía de base para futuras operaciones en el Atlántico Sur.
Una escuadra al mando del comodoro Home Popham condujo al mayor general David Baird a aquellas aguas.
Tras recalar en la costa del Brasil, la expedición ocupó la colonia holandesa el 18 de enero de 1806.
Popham, que sabía a Pitt favorable a los proyectos sobre América creyó ver una oportunidad de realizarlos al enterarse del éxito de Nelson en Trafalgar que eliminaba toda posibilidad de incursiones francesas sobre África o la India, dejando así fuerzas disponibles y los mares libres para el pabellón inglés al tiempo que se volvía estéril todo intento de atraer a España a una alianza.
A su modo de ver los motivos que habían impedido la concreción de la empresa americana habían desaparecido.
Las versiones que recibió sobre disposiciones favorables de algunos criollos hacia
Su Majestad Británica y sobre el malestar de la población contra la Corona española, decidieron al osado marino.
Logró convencer a Baird y éste le facilitó algunas tropas al mando del brigadier general William Carr Beresford.
En Londres en tanto Pitt había fallecido 12 de enero de 1806 y el nuevo gobierno integrado por miembros del partido Whig bajo la dirección de lord Grenville. desconocía los provectos de Pitt que era miembro del Partido Tory.
De la pluma del historiador Daniel Balmaceda, en su libro "Espada y Corazones", nos cuenta como Beresford logró capturar los tesoros que se llevaba Sobremonte en su fugaz escape:
[...] Sobremonte se perdió el espectáculo [la entrada a la ciudad de los ingleses] porque, cuando desde el fuerte vio con su catalejo las casacas coloradas a la altura de Barracas, decidió partir hacia Córdoba para reunir un ejército reconquistador.
De paso, se llevó todos los caudales, la familia, los criados, la ropa y el catalejo.
Una comitiva recibió a Beresford con los brazos abiertos, pero el inglés miró de reojo, con su ojo no emparchado, y aclaró que si no aparecían los caudales, la convivencia no sería agradable.
A la comitiva no le tembló la mano para señalar el camino a Córdoba y, de inmediato, se organizó una expedición hispano-criollo-británica para capturar el botín.
En Lujan, alcanzaron las carretas cargadas de cofres y baúles.
Sobremonte ya no estaba en el pueblo: los vio venir, saludó a las apuradas y siguió su camino a todo galope, abandonando el tesoro real.
Es necesario reconocer que el virrey Sobremonte fue el primero en concebir un plan para expulsar a los invasores.
Pero tardó tanto en ejecutarlo, que cuando finalmente partió con su ejército cordobés hacia Buenos Aires, la ciudad ya había sido reconquistada por Liniers.
Conocer Sobre la Segunda Invasión Inglesa en 1808