Minas Enterradas o Terrestres:Tratados Para Desactivarlas

Minas Enterradas o Terrestres:Tratados Internacionales

Minas (armamento), artefacto explosivo empleado en la tierra o el mar para destruir o neutralizar tropas, naves y vehículos, por ejemplo, carros enemigos.

Las minas también sirven para impedir o frustrar el avance de tropas y hacer infranqueables ciertos territorios, líneas de suministros o puertos.

Un terreno en el que se han depositado cierto número de minas se llama campo de minas.

Durante la Guerra Civil estadounidense y la Primera Guerra Mundial se excavaron redes de túneles subterráneos, bajo las fuerzas enemigas, que se rellenaban con explosivos.

Desde entonces, minar un terreno significa colocar artefactos explosivos cubiertos bajo tierra.

Mina Terrestre:

minas enterradas
Se trata de un dispositivo explosivo cubierto bajo tierra que se esconde bajo la superficie de un terreno.

Se construyen de metal, plástico, vidrio o madera y pueden explotar por diferentes causas: por el contacto con un alambre detonador o por un mecanismo de explosión retardada.

El explosivo más empleado es el trinitrotolueno o TNT.

Las minas antipersonas son armas pequeñas pero letales.

Se ocultan con facilidad (basta con enterrarlas) pero es difícil detectarlas.

Su detonación se produce por contacto, generalmente cuando se pisa el terreno bajo el que se encuentran.

La inmediata proximidad de las víctimas con la explosión motiva que las consecuencias de ésta sean siempre trágicas.

En el mundo puede haber unos 100 millones de minas terrestres sin detectar, abandonadas después de conflictos como los de Afganistán, Camboya, Irak o Vietnam.

Hay unos dos millones de minas en las zonas arrasadas por la guerra de la antigua Yugoslavia.

Grandes áreas de algunos países, en especial en Camboya, no han podido recuperarse por esta causa.

En todo el mundo, se estima que 800 personas sufren la explosión de minas cada día, que además matan 10 veces más civiles que soldados.

Las heridas son horribles y por lo común exigen la amputación de los miembros afectados; los refugiados que vuelven a su antiguo hogar devastado por la guerra encuentran muchas veces minas en lo que antes eran cultivos y se ven forzados a quitarlas ellos mismos.

La limpieza es muy costosa y peligrosa, se debe hacer por parejas que trabajen en espacios que pueden no llegar a ser de más de un metro de ancho.

En enero de 1997 la princesa Diana de Gales realizó un viaje a Angola.

En el transcurso de los cuatro días que permaneció en este país visitó un centro de recuperación situado en las afueras de Luanda, donde pudo entrevistarse con jóvenes que había sufrido mutilaciones corporales por la acción de minas terrestres.

Tras su fallecimiento (acontecido el 31 de agosto de ese mismo año) la Diana Memorial Fund continuó realizando actividades para conseguir la prohibición de las minas antipersonas.

Para poner fin a la era de las minas: remoción de minas

La remoción de minas es un proceso que abarca la detección, la limpieza y la destrucción de todas las minas de una zona determinada de la que se sabe o se sospecha que está minada, con objeto de poder utilizar de nuevo las tierras sin correr peligro.

A veces se denomina “desminado” o “desminado humanitario”.

La remoción de minas es la clave para acabar con el flagelo de las minas antipersonal.

Es esencial para que las comunidades afectadas puedan volver a llevar una vida normal, sin temor a morir o a sufrir mutilaciones a causa de las minas antipersonal ocultas en los campos, pastizales, senderos y patios de juego.

Una vez diseminadas, las tierras son nuevamente productivas y las familias recuperan sus medios de subsistencia, lo cual contribuye a la reconstrucción tras el conflicto y al desarrollo económico.

Los refugiados y los desplazados internos pueden regresar en seguridad a su lugar de origen.

Asimismo, es primordial retirar las minas antipersonal de las zonas fronterizas y las antiguas líneas de combate para promover la seguridad en las zonas que se recuperan de un conflicto armado y fomentar la confianza entre los Estados vecinos.

¿Qué obligaciones dimanan de la Convención de Ottawa por lo que respecta a la remoción de minas?

De conformidad con lo dispuesto en la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonal (Convención de Ottawa), cada Estado Parte debe:

  • identificar todas las zonas que estén bajo su jurisdicción o control donde se sepa o se sospeche que haya minas antipersonal;

  • adoptar todas las medidas necesarias, tan pronto como sea posible, para marcar el perímetro de todas esas zonas minadas, vigilarlas, protegerlas con cercas u otros medios, a fin de impedir a los civiles que penetren en ellas y resulten heridos;

  • destruir todas las minas antipersonal colocadas en las zonas minadas, lo antes posible, y a más tardar en un plazo de 10 años, a partir de la entrada en vigor de la Convención para ese Estado. El primero de los plazos establecidos para la remoción de minas vencerá en 2009 (véase el cuadro que figura más abajo para los plazos de remoción de minas de los Estados Partes en la Convención de Ottawa afectados por las minas).

Si bien incumbe principalmente a cada Estado Parte afectado por el problema de las minas limpiar todas las zonas minadas en su territorio, la Convención le concede el derecho a solicitar y recibir asistencia de los otros Estados Partes para cumplir su obligación.

Los Estados Partes que estén en condiciones de hacerlo pueden proporcionar asistencia sea directamente al Estado afectado o indirectamente por conducto de las Naciones Unidas u otra organización implicada en las actividades relativas a las minas.

La obligación de que los Estados Partes cooperen entre ellos para eliminar las minas antipersonal es una característica única de la Convención de Ottawa.

Conforme a la Convención de Ottawa, en circunstancias excepcionales, un Estado Parte puede presentar una solicitud para que se prorrogue el plazo de 10 años con el fin de completar la remoción de minas.

Dado que el primer plazo para la remoción de minas vence en 2009, es demasiado pronto para afirmar si se solicitarán tales prórrogas; actualmente los Estados Partes afectados están elaborando y poniendo en marcha sus planes y programas de desminado.

Para cumplir los plazos establecidos en la Convención, tanto los Estados afectados por las minas como los Estados donantes deberán intensificar sus esfuerzos y aumentar los recursos destinados a la remoción de minas.

La Cumbre de Nairobi para un Mundo Libre de Minas (Primera Conferencia de Examen de la Convención de Ottawa) brindará la oportunidad a los Estados Partes de evaluar los avances logrados hasta el presente, así como las tareas pendientes por lo que atañe a la remoción y otras actividades relacionadas con la Convención.

¿A qué Estados Partes en la Convención de Ottawa incumben las obligaciones relativas a la remoción de minas?

Nómina de Estados con áreas minadas bajo su jurisdicción o control.

Al 1º de agosto de 2004, había 143 Estados Partes en la Convención de Ottawa, de los cuales 50 habían señalado que tienen zonas minadas en el territorio bajo su jurisdicción o control, o se presume que las tienen sobre la base de declaraciones hechas por ellos.

Entre éstos figuran los países más gravemente afectados por las minas, como son Afganistán, Angola, Bosnia y Herzegovina y Camboya.

¿En qué consiste la remoción de minas?

La remoción de minas es un proceso minucioso y que requiere muchos recursos.

Para lograr la remoción de minas dentro del plazo establecido por la Convención, es esencial que cada Estado afectado elabore y aplique un plan nacional de “acción contra las minas” y que haga saber a los otros Estados o a las instituciones pertinentes si necesita asistencia para llevar a cabo dicho plan.

La realización de un plan nacional contra las minas comienza, por lo general, con un análisis global de la situación en el país, al que sigue una evaluación de la contaminación por minas consistente en el cartografiado de las zonas peligrosas y el establecimiento de las prioridades de remoción.

En estas evaluaciones, se suele graduar cada zona minada según los efectos en la población civil y se dará prioridad al desminado en los lugares donde los efectos sean mayores.

En las operaciones de remoción, los desminadores emplean una o una combinación de las tres técnicas siguientes:

(1) el desminado manual para el cual se usa un detector de metal y un punzón u otro utensilio para excavar y desenterrar la mina;

(2) el desminado manual combinado con el uso de perros para detectar minas;

(3) el desminado mecánico en el que se utilizan máquinas. Antes de entregar formalmente las zonas desminadas a las comunidades locales para su utilización, por lo general esas zonas se someten a un control de calidad para cerciorarse de que el terreno es seguro para el uso previsto.

En la práctica, al limpiar una zona contaminada, los desminadores eliminan todos los posibles tipos de restos explosivos de guerra.

Éstos abarcan tanto las municiones sin estallar o abandonadas, como las minas.

¿Cuál es la situación actual con respecto a la remoción de minas?

De los 50 Estados Partes en la Convención de Ottawa que han declarado tener zonas minadas:

En enero de 2003, Costa Rica fue el primer Estado Parte en declarar que había limpiado totalmente todas las minas antipersonal de las zonas bajo su jurisdicción y control.

Yibuti es el segundo en hacerlo en abril de 2004.

Ello implica que ambos Estados han cumplido sus obligaciones de remoción de minas mucho antes de que vencieran los respectivos plazos en 2009.

Se prevé que varios países completen próximamente sus obligaciones de remoción.

Honduras declaró que concluirá la labor de remoción a fines de 2004. Guatemala prevé terminarla en 2005 y Nicaragua en 2006.

Muchos Estados Partes afectados, como Afganistán, Bosnia y Herzegovina y Camboya, han elaborado e iniciado planes estratégicos específicos de remoción de minas para cumplir sus respectivos plazos.

Otros Estados Partes afectados deben hacerlo con urgencia para cumplir sus plazos. Se solicita a todos los Estados Partes afectados por las minas que presenten sus planes con motivo de la Cumbre de Nairobi en diciembre de 2004.

Es imposible saber con certeza cuántas zonas minas quedan por limpiar en el mundo.

Muchos Estados Partes contaminados han hecho considerables progresos por lo que respecta a la inspección y localización de las tierras minadas que deben limpiarse.

Sin embargo, en muchos países afectados, aún no se conoce bien la magnitud del problema de las minas terrestres.

Minas Terrestres Segun La Revista La Aventura de la Historia:

Nada hay más barato en el arsenal de la guerra que una mina antipersonal y pocos obstáculos son más eficaces para detener a un ejército que un campo minado.

Eso es tan practicado que, según fuentes del Pentágono, existen unos 120 millones de minas antipersonal enterradas en 64 países.

¿Cómo es posible que sigan enterradas tantas minas?.

Porque son muy difíciles de desenterrar si se sembraron aleatoriamente o si se carece de los planos militares del campo.

Por ejemplo, en el Norte de Africa, los británicos minaron a sus defensas de El Alemein ante el avance de Rommel, en 1942; cuando contraatacó Montgomery, los alemanes hicieron lo propio; en total se sembraron tres millones de minas.

Hoy, un lateral de la carretera que va desde El Alemein a El Daba, poco más de 40 kilómetros, está cerrado por alambre de espino y cada pocos metros cuelgan letreros descoloridos: “Peligro, minas!”.

Un oficial egipcio comentó que, de vez en cuando, estalla alguna al paso de alguien. Sesenta años después!

La dificultad del desminado radica en que se trata de objetos pequeños (como una lata de betún), casi indetectables y requiere cuantiosos recursos: casi mil euros por cada mina.

Ello se debe ala peligrosidad del trabajo: según las estadísticas, recuperar 5.000 minas cuesta un muerto y dos heridos.

Las peores situaciones se dan en Angola, Camboya, Somalia y Bosnia, países de cojos.

La población debe circular por caminos marcados y cualquier desviación puede significar la muerte... Y esta situación proseguirá durante décadas, con su secuela de tragedias humanas y económicas.

Las minas causan 26.000 víctimas al año, de ellas, 12.000 muertos —33 cada día— con un coste sanitario de 10 millones de euros anuales.

Al sufrimiento, al miedo permanente, a los costes sanitarios, se añade la improductividad de millones de hectáreas.

Una plaga a la que no se ha podido poner coto, aunque la preocupación mundial es creciente.

Al Tratado para la Prohibición de Minas, firmado por 143 países, aun no se han adherido los principales fabricantes y almacenadores de estos artefactos: India y Pakistán —los mayores usuarios en la actualidad— y tres miembros del Consejo de Seguridad: Rusia, China y Estados Unidos.

Se supone que en los arsenales de esos cinco países hay 200 millones de minas antipersonal.

Por otro lado, son insuficientes los medios humanitarios para atender a las víctimas, escasas las ayudas a los países que padecen la plaga y lento el desminado.

Lo positivo es que el número de minas sembradas no parece avanzar, que el horror hacia estos ingenios aumenta y que en una década se ha logrado que dos tercios de las naciones se adhieran al Tratado, decidiendo destruir sus arsenales en el curso de 2003.

DAVID SOLAR


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