San Martin Regresa a Buenos Aires:Sus Razones Para No Desembarcar
San Martin Regresa a Buenos Aires:Sus Razones Para No Desembarcar
FRUSTRADO REGRESO AL RÍO DE LA PLATA:
En 1825 las provincias rioplatenses entraron en guerra con Brasil.
La presencia de Rivadavia al frente del gobierno impedía a San Martín ofrecer sus servicios, ante la seguridad de que serían rechazados; además, consideraba "impolítica" toda guerra entre Estados americanos.
Pero como, al mismo tiempo, observaba la política europea y sabía que, entre los planes españoles, seguía vigente la reconquista, se puso al tanto de que Fernando VII preparaba, sin prisa y sin pausa, con el beneplácito de Francia y Rusia, otra expedición hacia América, como la fallida de 1820.
Cuando se enteró de que había terminado la guerra con Brasil y que las condiciones internas del Río de la Plata no eran satisfactorias (la Constitución de 1826 había sido rechazada por todas las provincias y el escandaloso tratado de paz propuesto por Manuel José García había provocado la estrepitosa caída de Rivadavia y el Congreso), quiso conocer personalmente el estado en que se hallaba su país natal.
En Falmouth se embarcó rumbo al Plata, y cuando llegó a Río de Janeiro tuvo conocimiento de la revolución unitaria del 1° de diciembre de 1828 y el asesinato del gobernador Manuel Dorrego.
Quizá más dolorido que asombrado, al llegar a Buenos Aires permaneció en balizas, pidió su pasaporte y fue a residir en Montevideo.
El desesperado general Juan Lavalle envió agentes ante San Martín para ofrecerle el gobierno, pero el recio militar rechazó con energía el ofrecimiento, y recordó a su antiguo oficial que una gota de sangre americana ahorrada valía más que cualquier solución política.
El sable de San Martín no habría de mezclarse en luchas intestinas.
Por ese tiempo se encontraba en Montevideo el general San Martín.
Fui a visitarlo y me hizo un recibimiento lleno de halagos, presentándome a todos los que estaban en la mesa del hotel, diciendo: "Presento a ustedes a uno de mis muchachos".
En seguida, empezó a hacerme preguntas sobre mis heridas, como para hacer saber que las había recibido en la guerra de la Independencia.
El general San Martín desaprobaba la revolución del 1° de diciembre.
Luego que se presentó en la rada de Buenos Aires, Lavalle, le mandó una comisión llamándole y ofreciéndole ponerse a sus órdenes; el general se negó, y ni aun quiso desembarcar, regresando a Montevideo.
"Yo no podía aceptar sus ofertas, me decía un día, porque José de San Martín, poco importa, pero el general San Martín, da mucho peso a la balanza y tú sabes que he sido enemigo de revoluciones, y que no podía ir a ponerme al servicio de una de ellas.
Cuando Bolívar fue al Perú, yo tenía ocho mil hombres, podía sostenerme, arrojarle; pero era preciso dar el escándalo de una guerra civil entre dos hombre que trabajaban por la misma causa, y preferí resignar el mando. Al cabo, Bolívar quería lo mismo que yo."
MANUEL A. PUEYRREDÓN, SAN MARTÍN VISTO
POR SUS CONTEMPORÁNEOS.
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