Causas de la Toma de la Bastilla y El Juramento de Juego de Pelota
Causas de la Toma de la Bastilla y El Juramento de Juego de Pelota
CAUSAS DIRECTAS DE LA TOMA DE LA BASTILLA: La humillante derrota francesa por los británicos en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) «296-297, con la pérdida de las colonias norteamericanas, motivó grandes desembolsos de dinero en la guerra de la Independencia estadounidense (1775-1783) «298-299.
Para ello se situó la reforma fiscal en el primer punto de la agenda política.
Bajo el Antiguo Régimen (el «viejo orden» prerrevoludonario), la sociedad francesa se dividía en tres estamentos: nobleza, clero y tercer estado.
La nobleza y el clero, apenas un 3% de la población que poseía el 40°/o de las tierras, estaban exentos de impuestos, por lo que la carga fiscal recaía sobre la burguesía (clase media) y el campesinado.
Numerosos profesionales liberales influidos por la Ilustración exigían un papel más importante en el gobierno.
El precio del pan casi se dobló por las malas cosechas de 1788-1789, acrecentando la tensión social.
La inquietud y el malestar social se potenciaba.
Numerosos folletos, diarios, oradores en cafés o en las calles, evidenciaban la efervescencia popular.
Luis XVI que se había visto obligado a aceptar la situación, preparó junto con la reina María Antonieta y sus seguidores (la corte y la nobleza de toga) un golpe de Estado con la intención de disolver la Asamblea Constituyente.
Destituyó a Jacobo Necker, el ministro de Finanzas que contaba con el apoyo popular, y contrató a mercenarios extranjeros que se instalaron en las cercanías del palacio de Versalles.
La Asamblea exigió al monarca el retiro del ejército, pero Luis XVI se mantuvo firme.
En respuesta, el 14 de julio de 1789 se produce el primer levantamiento popular de la revolución: la toma de la Bastilla. Una multitud invadió la fortaleza estatal (prisión) y se adueñó del armamento que allí existía.
La toma de la Bastilla, considerada como un símbolo de la Revolución Francesa, fue un episodio de importancia por que señaló que el poder pasaba del rey a la Asamblea y entregó armas a la población de París.
El pueblo común comenzó a participar directamente en las cuestiones políticas.
EL JUEGO DE PELOTA EL JURAMENTO
Los intentos de reforma económica de Luis XVI fueron obstaculizados por los nobles, que lo obligaron a convocar los Estados Generales, un parlamento compuesto por los tres estamentos que no se había reunido en 175 años.
Cuando en mayo de 1789 se reunieron en Versalles, el mayoritario tercer estado exigió tener más peso en las votaciones.
Al ser rechazada su petición, se escindió y formó la Asamblea Nacional, junto con algunos nobles y clérigos simpatizantes.
El 20 de junio se les impidió el acceso a palacio, por lo que se reunieron en una cancha de juego de pelota (leu de Paume) donde juraron «no separarse jamás hasta que la constitución sea aprobada».
LA TOMA DE LA BASTILLA:
En el verano boreal de 1789 estalló en Francia una sublevación contra el gobierno de Luis XVI.
Diferentes factores provocaron esta revolución, pero si un acontecimiento simbolizó el colapso del poder real frente al descontento popular generalizado fue el asalto de la prisión de la Bastilla, el 14 de julio de ese año.
Construida entre 1370 y 1383 como parte del perímetro amurallado de París, en el s. XVII la Bastilla se convirtió en cárcel para prisioneros políticos.
También servía como arsenal, ya que almacenaba grandes cantidades de armas y pólvora.
En 1789 la prisión estaba defendida por 18 cañones y 12 piezas de menor calibre, manejadas por una guarnición de 82 «inválidos» (soldados veteranos no aptos para el servicio activo), reforzados por 32 granaderos de un regimiento de mercenarios suizos mandado llamar por el rey Luis XVI unos días antes.
El 14 de julio se propagó por todo París el rumor de que las tropas marchaban hacia la ciudad para sofocar las protestas contra el rey.
En respuesta a esta amenaza, una multitud de entre 600 y 1.000 personas, equipadas con armas tomadas del Hotel de los Inválidos, un hospital militar, se apostó frente a la Bastilla para hacerse con su arsenal y defender la ciudad.
Alrededor de las 10.30, la primera de dos delegaciones se reunió con Bernard-René de Launay, gobernador de la Bastilla, con el fin de exigirle que distribuyera las armas entre la muchedumbre.
Ambas delegaciones fracasaron, y hacia las 13.30, la gente, que había perdido la paciencia, se abalanzó sobre el indefenso patio exterior. Aunque no es seguro qué bando disparó primero, los cañones abrieron fuego.
Hacia las 15, un destacamento de 62 guardias franceses amotinados llegó hasta la prisión y emplazó sus dos cañones frente a los portones. Los combates ganaban intensidad, y de Launay amenazó con volar la fortaleza, pero sus hombres se rindieron y lo obligaron a abrir las puertas.
A las 17.30, la muchedumbre asaltó la Bastilla.
El gobernador fue arrastrado hasta el Ayuntamiento y ejecutado junto con al menos dos de sus hombres.
Un defensor y 98 asaltantes murieron en la refriega y 78 atacantes resultaron heridos.
La noticia de la toma de la Bastilla recorrió velozmente toda Francia y provocó levantamientos en muchas ciudades.
En realidad, la prisión era un símbolo casi vacuo de la tiranía real, ya que sólo albergaba a siete reos, pero su toma significó que el poder había pasado de los que discutían sobre el cambio político a quienes habían pasado a la acción.
QUIENES TOMARON LA BASTILLA:
"El propósito inmediato fue encontrar pólvora que había sido enviada allí desde el Arsenal. (...)
Se creía que la fortaleza poseía una importante guarnición; sus cañones, que esa mañana apuntaban a la rué Saint-Antoine, podían provocar un desastre en las casuchas atestadas, se rumoreaba que durante la noche las tropas habían entrado en el faubourg y ya habían comenzado a masacrar a sus ciudadanos. Más aún, (...)
la Bastilla era odiada generalmente como símbolo del 'despotismo' (...) "Pero falta responder a una pregunta: ¿en realidad, quiénes eran los sitiadores?.
"La mayoría (...) de treinta y treinta y cuatro años, casi todos eran padres de familia (...) hombres comunes reclutados en los oficios y las profesiones típicas del faubourg y los distritos adyacentes: carpinteros y ebanistas, cerrajeros y zapateros, (...) tenderos, fabricantes de gasas, escultores, trabajadores del río y peones...
Pero en un sentido más amplio tal vez podamos coincidir con Michelet en que la captura de la Bastilla fue obra, no de los pocos centenares de ciudadanos provenientes sólo del distrito de Saint Antoine, sino del pueblo de París en general. Se ha afirmado que ese día de 180 000 a 300 000 parisienses estaban bajo las armas."
George Rude, La Revolución Francesa. Buenos Aires, Vergara , 1989.
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Relato en un Periódico Parisino Sobre la Toma de la BASTILLA:
Primero la gente intentó penetrar en la fortaleza por la calle de Saint -Antoine, fortaleza en la que nadie jamás ha penetrado, en contra de los deseos de este despotismo espantoso y donde el monstruo aún residía.
El gobernador traidor había puesto fuera una bandera en señal de paz.
Así, se realizó un adelanto confiable; un destacamento de de guardias franceses, quizás de cinco a seis mil burgueses armados, penetró en los patios exteriores de la Bastilla; pero tan pronto como unas seiscientas personas traspasaron el primer puente levadizo, el puente fue alzado y el fuego de artillería segó la vida a varios guardias franceses y algunos soldados; el disparaba contra la ciudad y la gente se sobresaltó; gran de individuos fue muerto o herido; pero entonces se recuperaron y se pusieron a salvo de los disparos... mientras tanto, trataron de localizar algún cañón; atacaron desde el lado del agua a través de los jardines del arsenal, y desde allí llevaron a cabo un asedio ordenado; avanzaron desde varias direcciones en medio de un incesante tiroteo.
Era una escena terrible... la lucha fue arreciando con intensidad; los ciudadanos se habían endurecido contra el fuego; de todas direcciones treparon hasta el techo o irrumpieron en las habitaciones; en cuanto un enemigo aparecía entre las almenas de la torre era blanco de cientos de disparos y derribado al instante; mientras tanto, los disparos de cañón se dirigieron precipitadamente contra el segundo puente levadizo, que estalló en pedazos, rompiéndose las cadenas; en vano respondió el cañón en la torre, puesto que casi toda la gente se hallaba protegida de sus disparos; la furia arreciaba al máximo; la gente valientemente enfrentó la muerte y toda clase de peligros.
Las mujeres, en su vehemencia, nos ayudaron con todas sus fuerzas; incluso los niños, después de la descarga de fuego desde la fortaleza, corrían aquí y allá recogiendo balas y disparando; [y así cayó la Bastilla y su gobernador, de Launey, fue capturado]... Serena y bendita libertad, por vez primera ha sido, por fin, introducida en esta morada de los horrores, en este espantoso refugio del despotismo monstruoso y de sus crímenes.
Mientras tanto, se aprestan a marchar; salen entre una enorme multitud; los aplausos, los estallidos de alegría, los insultos, los juramentos arrojados contra los prisioneros de guerra traidores; todo es confuso; gritos de venganza y de placer salen de los corazones; los vencedores, gloriosos y cubiertos de todo el honor, portan sus armas y los despojos de los vencidos, las banderas de la victoria, la milicia se mezcla con los soldados de la patria, laureles de victoria les son ofrecidos desde todos los rincones, todo lo cual crea un espectáculo aterrador y a la vez espléndido.
Al llegar a la plaza, la gente, ansiosa de tomar venganza por su propia mano, no permitió a de Launey ni a sus oficiales llegar al lugar del juicio; los arrebataron de las manos de sus conquistadores y los arrojaron para pisotearlos sin descanso.
De Launey recibió miles de golpes; su cabeza fue cortada y prendida en el extremo de una pica mientras la sangre manaba a borbotones...
Este glorioso día debe asombrar a nuestros enemigos y traernos finalmente el triunfo de la justicia y de la libertad. Al atardecer, hubo celebraciones.
Enlace Externo:• La Revolución francesa