Expediciones Militares al Alto Peru y Guerras de la Independencia
Expediciones Militares al Alto Perú
Guerras de la Independencia
Desde sus comienzos los revolucionarios de Mayo de 1810 sabían que la guerra contra las fuerzas de los partidarios del rey era inevitable. Y también sabían que era necesario ganar tal guerra para que el movimiento revolucionario pudiese sobrevivir y desarrollarse.
En un comienzo, los primeros ejércitos de la Patria tuvieron una actitud ofensiva, o sea, intentaron, a través de las armas, expandir el movimiento revolucionario que había sido generado en la ciudad de Buenos Aires, por aquel entonces capital del Virreinato del Rió de la Plata.
Luego, la guerra fue defensiva pues las fuerzas realistas españolas en América eran poderosas.
Para enfrentar al movimiento iniciado en Buenos Aires en 1810 disponían de un baluarte situado fuera de las fronteras del Virreinato del Río de la Plata: el Perú.
Dentro del territorio del Virreinato los centros más activos de resistencia realista fueron Córdoba, situada en el camino al Alto Perú; Asunción, en el Paraguay, y Montevideo, además de las tropas rea listas estacionadas en el Alto Perú (hoy Bolivia), desde el año 1809.
Los primeros gobiernos patrios tuvieron que improvisar ejércitos para defender el movimiento emancipador y además debieron luchar políticamente para organizar el país.
Esta tarea provocó frecuentes cambios de gobierno.
Los seis años que transcurrieron entre 1810, fecha de la instalación de la Junta Provisional de Gobierno que reemplazó a la autoridad virreinal, y 1816, año de la Declaración de la Independencia, fueron de intensa actividad política y militar en nuestro territorio.
El gobierno militar se dispuso a someter a los insurrectos.
En Córdoba se hallaba, don Santiago de Liniers, el héroe de la Reconquista de Buenos Aires en 1806, que se mantenía leal al rey Fernando VII de España y se oponía al nuevo gobierno surgido en Buenos Aires.
En compañía del gobernador de aquella provincia, Gutiérrez de la Concha, del obispo Orellana y de otros jefes, Liniers preparaba la reacción realista, a la espera de las tropas que debían llegar del Perú para apoyarlo.
En Asunción gobernaba don Bernardo de Velasco, militar y funcionario español, contrario también a los revolucionarios de Buenos Aires.
En Montevideo, plaza que contaba con una sólida fortaleza, el gobernador don Francisco Javier de Elío desconoció a la Junta de Buenos Aires y asumió el mando de los realistas montevideanos y de la Banda Oriental.
El gobierno de Buenos Aires — constituido sucesivamente por la Primera Junta, la Segunda Junta o Junta Grande, los Triunviratos y el Directorio, resolvió proceder con energía contra esos tres focos de reacción española: organizó expediciones militares y creó las primeras fuerzas navales para atacarlos.
Además, envió en 1813 un cuerpo de ejército a Chile para auxiliar al pueblo hermano en sus primeras luchas contra los realistas.
Como muchos de estos sucesos militares fueron inevitablemente tratados en las exposiciones anteriores, lo que ahora se hará será la profundización de lo expuesto.
Asimismo, no se hará un desarrollo cronológico sino que se dividirá la cuestión de la guerra revolucionaria en tres aspectos: la frontera noroeste, la frontera noreste y la frontera este.
De esta manera se posibilitará un tratamiento más profundo de la acción militar que posibilitó la supervivencia de la Revolución de Mayo.
Mapa de los Principales Focos Revolucionarios
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