Historia de la Arquitectura: Un Resumen Facil y Ejemplos
Historia de la Arquitectura Resumen Simple y Ejemplos
ARQUITECTURA. Arte de proyectar y construir edificios. En sus más acabadas manifestaciones logra unir admirablemente la belleza con la utilidad, a tal punto que ésta depende de aquélla; pues una obra no es hermosa si no se adapta al fin para el cual se destina.
Así, por bien diseñada que estuviere una iglesia, nos desagradaría si diera la impresión de ser un teatro.
Es la arquitectura una de las artes que refleja más fielmente la idiosincrasia de un pueblo y las aspiraciones que ha tenido en determinado momento histórico.
Un observador atento puede leer en sus páginas de mármol o de ladrillo, su grandeza y decadencia, su concepción religiosa, su sobriedad o afán de lujo, las influencias extrañas que sufrió y su originalidad y capacidad creadora.
Claro que hay excepciones y épocas particularmente brillantes en otras actividades que suelen limitarse a copiar, en materia arquitectónica, modelos del pasado.
Así ocurrió en Europa en los siglos XVIII y XIX.
Teóricamente, la arquitectura comenzó cuando las cabanas adquirieron cierta proporción y dejaron de ser solamente un refugio.
Pero los materiales perecederos empleados para construir esas viviendas no permitieron que éstas llegaran hasta nosotros.
Un instinto superior movió a esos hombres a dar mayor importancia a las nacientes manifestaciones espirituales, y grandes piedras erectas (menhires) o mesas formadas por bloques pulidos (dólmenes), indudablemente altares dedicados a dioses desconocidos, atestiguan que ya la inquietud metafísica impulsaba a los contemporáneos del mamut.
Arquitectura en Egipto:
El afán de dar forma perdurable a cuanto se relacione con la vida futura, aun cuando ello implique menospreciar la terrena, cobra extraordinario vigor en Egipto.
La estrecha franja de tierra que baña el Nilo albergó a un pueblo obsesionado por la muerte, en el cual la religión polarizó todas las actividades y dio al arte un sello inconfundible, que se mantuvo casi sin variantes por espacio de cuarenta siglos.
El clima benigno permitió habitar cabanas de bambúes o sobrios palacios de madera; pero en cambio, templos inmensos, cuyas proporciones duplican las de nuestras mayores catedrales, albergaban a dioses pétreos, a quienes se rendía un culto complicado y esotérico.
Los más famosos son los de Luxor y Karnak.
El estilo es monótono, a base de soportes verticales y dinteles horizontales, construidos con piedras ensambladas coy; asombrosa precisión. Los arquitectos conocían el arco, pero no lo aplicaban.
Los edificios se componían de salas cubiertas, atrios rodeados de galerías y enormes pórticos formados por dos torres con una puerta en medio.
Las titánicas columnas de los templos parecen desproporcionadas con relación al peso de la techumbre, pero es que en realidad se alzaron para soportar el de los siglos.
Así, muchas llegaron intactas hasta nosotros, con la severidad de sus capiteles suavizada por flores de loto y restos de brillantes pinturas.
Delante de los templos había una avenida de esfinges, animales fabulosos, con cabeza, cuello y pecho de mujer y cuerpo y pies de león, que representaban al dios Ammón-Ra (la que une el templo de Karnak con el de Luxor tiene dos kilómetros de largo).
Esta avenida desembocaba en una puerta colosal, situada entre dos torres y flanqueada por obeliscos o estatuas de faraones.
Los templos constaban de varias salas, y en la última había un tabernáculo que contenía la imagen de la divinidad o su símbolo, el cual sólo se mostraba a los iniciados.
Otra expresión particularísima de la arquitectura egipcia la ofrecen las tumbas.
Las gigantescas pirámides, entre las que descuella la de Keops, que mide 146 metros de altura, eran monumentos destinados a guardar la momia del rey que las mandó construir, la cual descansaba en una cámara central subterránea, a la que se llegaba por oculto pasadizo.
Las pirámides son los monumentos más antiguos de Egipto. La primera fue probablemente construida bajo la tercera dinastía, unos cuarenta y siete siglos antes de Jesucristo.
Cerca de las pirámides se halla la famosa Esfinge de roca, recostada en la arena. Existen también tumbas subterráneas excavadas en la roca y túmulos de diversas formas.
En los muros hay bajorrelieves que representan escenas familiares, reyes y dioses, gracias a los cuales podemos hoy formarnos una idea de cómo se vivía en aquellos remotos días.
Las figuras estaban pintadas con colores que han resistido la acción del tiempo.
Arquitectura en Asiria y Babilonia.
Las llanuras de aluvión de la Mesopotamia no ofrecían materiales sólidos, por lo cual los pueblos que la habitaban comenzaron utilizando adobes, con los que construían macizos edificios semejantes a pirámides, pero con gradas enormes.
En la cumbre se elevaba el templo, coronado por una plataforma donde los sacerdotes oficiaban o se dedicaban al estudio de la astronomía, que también tenía carácter sagrado.
Los muros de los edificios eran anchísimos, a fin de compensar la falta de solidez del material.
Cuando aprendieron a cocer el adobe, hicieron arcos y bóvedas, aportando así un elemento decisivo a la arquitectura universal.
Los emplearon en las puertas de la ciudad y de los palacios, y junto a las primeras asentaron poderosas figuras de toros alados.
Hallábase Babilonia rodeada por formidables murallas, con un foso al pie y grandes torres.
Dentro de su perímetro se encontraban los célebres jardines colgantes, asombro del mundo antiguo, que se alzaban a tanta altura como la muralla.
Columnas de piedra sostenían el piso, y sobre él se extendía una espesa capa de tierra, suficiente para nutrir grandes árboles.
Los asirios levantaron también palacios que se elevan por sucesivas plataformas, pero revestidos con azulejos vidriados.
Los bajorrelieves e inscripciones en escritura cuneiforme permiten reconstruir su vida y costumbres.
Arquitectura en la India.
A fin de guardar reliquias, los budistas construyeron altares en forma de torres que preservaban en cámaras especiales o en tabernáculos dispuestos en la cúspide.
Otros altaros semejaban hemisferios cortados por la mitad y colocados sobre una base.
Una característica de la arquitectura india es el hecho de que algunos templos y monasterios están excavados directamente en la roca viva. Los más notables monumentos son los de Ellora.
Se componen de una serie de salas subterráneas que se extienden en una longitud de cinco o seis kilómetros.
Algunas tienen zócalos decorados con figuras y techos soportados por columnas ricamente esculpidas.
Una parte del templo hállase descubierta. La decoración es profusa y rica, de acuerdo con el gusto oriental.
Arquitectura en Grecia Antigua.
Mientras Egipto seguía repitiendo su arte inmutable y, junto con Babilonia, caía bajo el yugo de los persas, quienes, influidos per ambas culturas, desarrollaban a su vez un estilo grandioso pero de poca trascendencia, los griegos evolucionaban rápidamente.
Su arquitectura tuvo también orígenes modestos, como se advierte en los muros llamados ciclópeos, levantados con grandes piedras apoyadas, sin argamasa, unas sobre otras, con sus intersticios rellenos por otras más pequeñas.
El llamado Tesoro de Atreo, en Micenas, muestra una técnica ya más avanzada, pues está compuesto por bloques regulares que, estrechándose en anillos, forman la cúpula donde apunta el principio del arco.
Las poblaciones griegas se agrupaban siempre en torno a una colina, llamada acrópolis, al principio ciudadela fortificada y luego centro de la vida religiosa y civil.
Las más célebre es la de Atenas, que ya tenía monumentos de mérito cuando fue arrasada por los persas en 480 antes de Jesucristo.
Pero después de la batalla de Salamina, coincidiendo con el apogeo político y militar, el genio griego alcanzó su máxima perfección.
Pericles le dio ocasión de mostrarla en la reconstrucción de la Acrópolis, tarea de la que se hizo cargo Fidias, ayudado por Ictino.
En la parte más alta de la colina levantaron el Partenón, templo destinado a albergar la célebre estatua de Atenea, también obra de Fidias, cincelada en oro y marfil.
Es el Partenón el monumento más perfecto de la antigüedad.
Construido de mármol pentélico, ornado de bajorrelieves, realzado por colores, sabiamente dispuestos, coronaba la ciudad, y en torno suyo estaban el olivo sagrado, el Erecteón,tridente de Neptuno, y el pequeño templo dedicado a la Victoria Áptera.
Todo lo dominaba la formidable efigie de Atenea con su lanza y casco de guerra. Se entraba al recinto por el Propileo, magnífico pórtico de amplias graderías.
Elemento esencial de la arquitectura griega es la columna, cuya forma origina los tres órdenes célebres: dórico, jónico y corintio. De ellos, el primero es el que mejor evoca la severa alma antigua.
La reciedumbre de su aspecto es aligerada por estrías poco profundas, y la columna, sin base, descansa directamente sobre el piso.
El sobrio capitel sostiene recto arquitrabe, que a su vez soporta la cornisa y el frontón, decorado éste con bajorrelieves.
El orden jónico presenta ya más afinidad con la columna, que tiene base circular, y cuyo capitel se curva en graciosas volutas.
Distintivo del orden corintio es el capitel foliáceo, que imita las hojas del acanto.
Otras expresiones de la arquitectura fueron los teatros y ágoras, que se-
guian el estilo utilizado en los templos.
Caracterizan al arte griego la armonía y la sobriedad. La suprema belleza es alcanzada por medios muy simples, paro utilizados con extraordinario sentido de la proporción.
Numerosas estatuas completaban las riquezas de la Acrópolis, y el frontón de un pórtico del Erecteón estaba sostenido por cariátides que soportaban su peso.
Arquitectura en Roma
El pueblo romano, esencialmente constructor, recogió de los vencidos etruscos y griegos fundamentales elementos arquitectónicos, que
combinó para formar un arte grandioso que llenó de monumentos su vasto imperio.
Etruria aportó el arco y la bóveda; Egipto, la tendencia a lo colosal; Grecia, columnas y capiteles, así como la disposición de templos y teatros.
En cuanto a los materiales, emplearon con preferencia el ladrillo, reservando el mármol para circunstancias especiales.
La sabia combinación del arco y de la columna les permitió levantar edificios de varios pisos y titánicas dimensiones, entre los que se destaca el Coliseo.
Deslumbrados por Grecia, fueron sin embargo incapaces de apreciar en su justo valor la serena belleza del dórico y la gracia delicada del jónico.
Pero en cambio los cautivó la riqueza del corintio, orden que cultivaron sin descanso y llevaron a singular perfección hasta convertirlo en su estilo nacional.
Acabada muestra de la forma en que mezclaban elementos importados, es el Panteón, cuyo pórtico griego da entrada a colosal rotonda.
De concepción propia son los arcos triunfales.
Se alzaban para honrar las victorias de algún general o los méritos de un personaje ilustre.
Los más conocidos son los de Constantino y Tito, en Roma, y el de Trajano, en Ancona, adornados con estatuas, bajorrelieves y trofeos.
A diferencia de los pueblos que les habían precedido, dio el romano singular importancia a la arquitectura civil.
Anfiteatros, termas, suntuosas residencias particulares, embellecían la capital, unida a las provincias por carreteras que, con ayuda del arco, salvaban precipicios y torrentes.
El agua venía de las montañas atravesando la campiña, conducida por extensos acueductos.
La actividad ciudadana se concentraba en los foros.
El más hermoso fue el de Trajano al que se entraba por un arco de triunfo y contenía dentro de su perímetro templos y basílicas.
El arte romano llegó a su apogeo en los primeros siglos del cristianismo y se extendió por todo el imperio.
Cuando éste se desmembró, declinó la arquitectura en Europa, pero al llevar Constantino su capital a Bizancio, los arquitectos adoptaron elementos y modalidades orientales, surgiendo a poco el estilo llamado bizantino, cuya joya arquitectónica es la basílica de Santa Sofía.
Las iglesias bizantinas se caracterizan por adoptar la forma de cruz griega, de brazos iguales, y tener cúpula redonda sobre base cuadrada.
Sus capiteles adoptan extrañas formas esféricas o piramidales, con ornamentación calada.
Los mosaicos, dorados y esmaltados, no se utilizan sólo para el piso, sino que adornan también los muros y bóvedas.
El estilo bizantino se extendió a Italia y Oriente e influyó poderosamente en el arte de la Edad Media.
Acaso su manifestación más acabada sea San Marcos, en Venecia. En él se ha inspirado también la arquitectura rusa.
Muy de cerca lo siguieron los árabes en sus mezquitas, que lucen típicos arcos en forma de herradura, a cuyo lado se alzan esbeltos los alminares, desde donde los almuecines llaman con sus cánticos a los creyentes, para que recen sus oraciones cotidianas.
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Arquitectura en Europa.
La destrucción del Imperio Romano había cambiado fundamentalmente las condiciones de la vida.
Convertidos los bárbaros, las primeras iglesias cristianas comenzaron a levantarse y no queriendo imitar a los templos paganos, adquirieron la forma de las basílicas , edificios donde los romanos administraban justicia.
Carecían al principio de adornos exteriores y eran de modestas proporciones.
Aparte de la erección de edificios religiosos, la aplicación de la arquitectura se limitaba a construir castillos y fortalezas, cuyo fin único era la solidez.
Pero ya la religión prendía con extraordinario vigor en esos pueblos jóvenes, cuyo fervor exigía templos cada vez mejores.
A cientos los edificaron improvisados arquitectos que habían olvidado las reglas del arte, y por ello frecuentes derrumbes destruyeron muchos de ellos.
Volviendo entonces la vista al pasado, se hizo un esfuerzo para sustituir la techumbre de madera, fácil presa de las llamas, por una bóveda de material más sólido.
Ese objeto se logró mediante gruesos muros y recios contrafuertes. Así, en sus principios, este estilo, conocido con el nombre de románico, es pesado y chato. Pero pronto la acertada combinación de disgregados elementos permitió aligerarlo.
El arco se apoyó sobre la columna y la bóveda sobre el arco. Hábiles pinturas murales, inspiradas en mosaicos bizantinos y primorosas esculturas, contribuyeron al auge del románico, que se extendió por toda Europa y floreció hasta mediados del siglo XIII.
Los campanarios suelen estar en una torre aparte. Típicos son los portales formados por tres o cuatro arcos de medio punto, concéntricos y recubiertos con profusas esculturas, que contribuyen a dar a las fachadas atrayentes dignidad.
Mientras la arquitectura románica seguía imperando en Italia y en España, enriquecida por la influencia de Oriente, en Francia adquiría particulares características que pronto dieron origen a un estilo nuevo: el gótico u ojival, inmediatamente adoptado en Alemania e Inglaterra y luego en el resto del continente.
Base del gótico fue el arco, que dejó de ser de medio punto para tornarse agudo, con lo cual ganó en elegancia y resistencia y permitió disminuir el espesor de los muros y abrir en ellos numerosas ventanas.
El afán de altura, unido al de economizar materiales, llevó a afinar los pilares, y a multiplicar, adelgazándolas, las columnas adosadas a ellos, cuyas arbóreas ramificaciones se perdían en la bóveda.
Los contrafuertes dejaron de ser macizos y se convirtieron en ágiles arbotantes.
Las ventanas se dividieron a veces con una columna, tomando entonces el nombre de ajimeces, o bien adoptaron la forma circular y fueron caladas en la piedra, con delicada filigrana.
Vidrieras policromas, con santos aureolados y escenas de la vida de los apóstoles, tamizaban la luz a la vez que producían mágicos efectos.
Así, rivalizando en audacia y belleza, se alzaron por todas partes esas plegarias de piedra cuyas finas torres hacían elevar los ojos al cielo.
Arquitectura En El Renacimiento.
El estilo gótico había llegado también a Italia y producido algunas obras admirables, como la catedral de Milán, pero nunca arraigó verdaderamente en ese país.
La tradición grecorromana era muy fuerte, y cuando en el siglo XV se comenzó a estudiar con pasión la literatura y el arte de la antigüedad, la arquitectura siguió ese movimiento y, de acuerdo con los viejos cánones, levantó palacios, conventos y colegios.
No pocas veces se llegó a la imitación servil, pero el genio de Miguel Ángel coronó la iglesia de San Pedro en Roma con una cúpula elevada, de tan justas proporciones, que se convirtió en modelo y consagró el estilo.
Como por otra parte, el contagioso fervor místico de la Edad Media, que había tenido cabal expresión en la ojiva, tan semejante a dos manos que oran, se debilitaba cada vez más, fácilmente se extendió por Europa la nueva tendencia, cuyas líneas horizontales se adaptaban mejor a las necesidades de la época.
La minuciosidad heredada del gótico se hizo evidente en bajorrelieves, arabescos y tallas, que usados al principio con discreción, degeneraron luego al buscar a todo precio, la originalidad.
Esta ornamentación excesiva llegó a dislocar frontones, frisos, arcadas y columnas, y al estilo así creado se le llamó, según los países y época, plateresco, barroco y churrigueresco.
Tales extravíos provocaron, naturalmente, una reacción que cayó en el extremo opuesto.
Desorientada anduvo mucho tiempo la arquitectura, sin iniciativas y buscando exclusivamente en el pasado un modelo cada vez más difícil de adaptar a las exigencias modernas.
Así deambuló hasta fines del siglo XIX.
La arquitectura contemporánea.
El desmedido crecimiento de las ciudades elevó enormemente el valor del terreno en las zonas céntricas, y a fin de aprovechar el reducido espacio se fueron elevando cada vez más los edificios.
Los primeros rascacielos pretendieron conservar rasgos tradicionales; pero columnas griegas y arcos románicos no resultaban apropiados en edificios que se elevaban a cientos de metros de altura.
Con muy buen tino se abandonaron, entonces, esos elementos arquitectónicos y hoy se persigue la belleza sólo con el equilibrio de las masas y la armonía de las proporciones.
Si bien debe ajustarse a imperativos utilitarios, el arquitecto tiene ahora en el acero y el cemento armado elementos que permiten el libre juego de la fantasía.
Y las cambiantes necesidades de una técnica que ante nada se detiene, justifican todas las audacias, pues basta satisfacerlas para conseguir la originalidad sin buscarla.
Aeropuertos, estadios, balnearios, requieren un estilo nuevo, que evidentemente se está logrando.
Se advierte un cierto retorno a Grecia, el cual se manifiesta no en la copia servil de monumentos que ya no podrían servirnos, sino en la tendencia a la línea simple y pura, en la claridad de la concepción y en el franco reconocimiento del fin perseguido.
La moderna arquitectura cumple una labor social de incalculable trascendencia: el cemento armado tiende por primera vez un puente sobre el abismo que separaba la morada del rico de la del pobre.
Gracias a iniciativas públicas y privadas, un número cada vez mayor de trabajadores goza de comodidades antes reservadas a millonarios.
Y si bien en determinadas localidades el problem de la vivienda se vuelve mas angustioso que nunca, el primer paso ya está dado, y la conciencia pública no descansará hasta que consiga para todos casa alegres e higienicas.
Enciclopedia Ilustrada CUMBRE Editorial CUMBRE S.A. Tomo 5 Entrada Arquitectura
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