La Pedagogia Científica de Herbart, Pedagogo del Siglo XIX:Sus Ideas
La Pedagogia Científica de Herbart Pedagogo del Siglo XIX:Sus Ideas Educativas
Con Juan Federico Herbart aparece en la historia de la educación el primer ensayo de valor encaminado a abordar, en una exposición de conjunto, el problema educativo, y a echar una base inconmovible a la educación, fundada en un verdadero conocimiento científico.
Biografía. — La vida de Herbart transcurrió sin mayores novedades.
Realizó sus estudios en la Universidad de Jena. Hizo tres años de experiencia como preceptor particular, que le llevaron al convencimiento de que su práctica le había servido para adquirir dominio efectivo de la psicología del desarrollo mental.
Conoció a Pestalozzi y asistió a sus clases, quedando profundamente impresionado por su método.
Entre Konisberg y Gottinga, donde se doctoró, pasó el resto de su vida.
Creó en la primera ciudad un instituto didáctico, dependiente de la universidad, y una escuela práctica anexa, que fueron modelo de instituciones posteriores.
Miembro de comisiones de enseñanza, intervino en la reforma de muchos planes educacionales, pero su principal actividad fue la meditación, la enseñanza y las publicaciones.
Sus obras más importantes son: Pedagogía general deducida del fin de la educación (1806) y el Bosquejo para un curso de pedagogía (1835).
La instrucción educativa.
Herbart sostiene que se debe dotar al alma de un sistema organizado de ideas (instrucción) en el que la voluntad encuentre constantemente los móviles para obrar.
La instrucción (del latín in-struo, edificar en) son las ideas que gracias a la información o noticias de las cosas se van construyendo en la conciencia del educando.
Dichas representaciones no son estáticas sino que determinan de alguna manera la conducta y el obrar del hombre; por lo tanto, la instrucción no es sólo información, sino que es educación, o sea proporciona ayuda a la conducta.
El medio para lograr la instrucción educativa es producir en el niño el interés, para que la enseñanza sea fecunda.
Para Herbart existen diversas clases de interés (empírico, especulativo, estético, simpático, social, religioso), pero todos deben ser cultivados.
El interés no debe convertirse en juego ni producirse por medios artificiales; debe proceder de las cosas mismas enseñadas. El interés servirá de cimiento a toda cultura.
Los pasos formales.
La enseñanza debe seguir un camino, realizar una marcha que conduzca al niño, desde las representaciones concretas de las cosas, a las ideas abstractas.
Este camino, mediante el cual el educando puede apropiarse de las más diversas materias de la enseñanza, se recorre en cuatro etapas, que Herbart denomina pasos formales.
Ellas son:
1) Claridad u ostentación de los objetos. El maestro muestra el objeto para aue el niño lo contemple en todas sus partes.
2) Asociación o comparación. El espíritu une lo que hay de nuevo en lo mostrado con las ideas ya conocidas.
3) Sistematización y generalización. El alumno que encuentra en condiciones de formular nociones abstractas y de, ordenarlas.
4) Método o aplicación. Los resultados de las etapas anteriores son robustecidas por la práctica y aplicadas nuevamente a lo concreto.
Los pasos formales llevaron en la práctica a un proceder rutinario.
Se creyó que cada hora de enseñanza debía dividirse en estas cuatro etapas y que toda materia debía ser tratada de acuerdo a este método, lo que dio lugar a una didáctica artificial y carente de espiritualidad.
Disciplina y gobierno escolar.
La instrucción sirve a la educación, pero no toda instrucción influye educativamente.
Con el mero saber y conocer en nada crece la personalidad del hombre. "El valor de un hombre no se mide por su saber, sino por su querer", escribe Herbart.
De ahí que la formación del carácter debe ser el fin práctico de la instrucción.
Siendo esencial en el carácter "un querer firme, determinado, acompañado de resolución", la educación de la voluntad desarrollará cada uno de estos elementos.
Toda la instrucción debe ponerse al servicio de la formación del carácter moral, en cuya tarea la disciplina tiene su principal papel.
Como los niños son ligeros e irreflexivos, necesitan que se les someta a "disciplina", la que mantiene la actividad en sus justos límites, impidiéndoles dañarse a sí mismos o a los demás.
La disciplina consta de órdenes para dirigir la actividad, prohibiciones para impedir manifestaciones peligrosas y vigilancia para asegurar el cumplimiento de unas y otras.
La acción disciplinaria debe tener en cuenta las disposiciones naturales y el género de vida del educando. Sus disposiciones pueden impulsar o contener, ser permanentes o temporarias.
Dirigir no quier decir paralizar: Herbart no quiere que el niño, por temor de cometer imprudencias permanezca ocioso, sino, por el contrario, aconseja que varíe constantemente de ocupación.
A este fin recomienda el trabajo manual, ya que "la mano tiene su sitio de honor al lado de la lengua para elevar al hombre sobre los animales".
El orden total de la educación está estudiado en la parte de su obra que denomina gobierno, escolar.
La disciplina actúa de un modo continuo, siempre con la mirada puesta en el futuro, a modo de providencia benigna; tiene en cuenta a los individuos y acomoda a ellos sus amonestaciones, censuras, alabanzas, etcétera.
El gobierno escolar exige medidas extremas que se aplican por grado o por fuerza a los niños que causan perturbaciones a la acción disciplinaria.
Todos están sometidos por igual al gobierno.
Sus medios son la amenaza y el castigo.
Su papel adquiere importancia durante los primeros años de la infancia o en los períodos de peligro particular, pero debe desaparecer tan pronto sea posible.
Conclusión.
La influencia de Herbart en la teoría y en la práctica pedagógicas es muy grande. Concediendo gran importancia a la instrucción, acentuó el aspecto ético de la educación y lo fundamentó en una vida regida por fines moralmente valiosos.
Elevando al máximo el proceso de la instrucción, mostró su íntima vinculación con el proceso por el cual cada nuevo contenido se unifica con la experiencia anterior.
Fundado en una psicología científicamente elaborada, derivó de ella un método que sigue el proceso psicológico del conocimiento.
Sintetizó su doctrina en esta frase: "La instrucción debe formar el ciclo del pensamiento y la educación el ciclo del carácter; pero la segunda implica la primera".
Estas teorías, pese a que contienen muchos errores, encierran grandes aciertos. Su gran comentarista, Willmann, pudo escribir: "En pedagogía se puede estar contra Herbart, mas no se puede prescindir de él".
Su pensamiento ejerció gran influencia en la teoría escolar, pero no en el espíritu de la escuela, como había sucedido con Pestalozzi.
Su personalidad tan vigorosa fue definida en las palabras escritas sobre su tumba: "Penetrar en las sagradas profundidades de la verdad, luchar gozosamente por él bien de la humanidad, fueron el Objeto de sus esfuerzos. Aquí yacen ahora sus despojos, mientras su espíritu libre contempla la plenitud de la luz".
Fuente Consultada:
Historia de la Educación – Juan Carlos Zuretti – Editorial Itinerarium – Colección Escuela –
Enciclopedia Electrónica ENCARTA – Microsoft
Enciclopedia del Estudiante Tomo 19-Historia de la Filosofía – Editorial Santillana
Wikipedia –
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