La Sifilis de Iván El Terrible
La Sífilis de Iván El Terrible
Introducción Histórica: Los pueblos eslavos desde su unión bajo el reinado de Rurik (862), rey de los vikingos, eran llamados «Rus».
Bajo Vladimiro I el Santo (980-1015), los rusos se convirtieron al cristianismo en su versión ortodoxa griega y adoptaron los ritos de la Iglesia bizantina.
El centro de la cultura rusa era Kiev.
A partir de 1223, Gengis Kan, el mongol expansionista, ataca a los rusos, y en 1242 Rusia se convierte en una parte del Imperio mongol de la Horda de Oro.
Aunque controlados por los mongoles, los grandes príncipes siguieron gobernando de forma relativamente independiente. Iván 1 (1323-1340) convierte a Moscú en la capital de los rusos.
En 1472, Iván III libera a Rusia del dominio mongol, se proclama gran príncipe de todos los rusos y los símbolos de su ejército dicen claramente que se considera a sí mismo el sucesor del imperio bizantino, caído en 1453.
Por eso su hijo Basilio III se nombró zar (emperador) e hizo que arquitectos italianos levantaran la ciudadela de Moscú, el Kremlin.
Su hijo Iván IV (1533-1584) se ganó el mote de «el Terrible», porque aplastó brutalmente a todos cuantos se resistieron a su poder autocrático; pero al mismo tiempo modernizó el Imperio y creó la guardia imperial.
Los efectos históricos de la sífilis han sido devastadores.
Magníficos seres como los isleños de las islas del Pacífico Sur fueron destruidos en masa.
Brillantes hombres de Estado en posiciones de poder se transformaron en idiotas jocosos; artistas, pintores y poetas se convirtieron en verdaderos estropajos.
Francisco I de Francia, el papa Alejandro Borgia, Benvenuto Cellini, Toulouse-Lautrec, Randolph Churchill —padre de Winston Churchill— son algunos de los muchos nombres que han salido a la luz.
Millones más sufrieron las consecuencias de esas transformaciones, como Iván el Terrible, de quien no hay duda de que fue sifilítico, ya que, durante el régimen soviético, sus restos, exhumados en el Kremlin, mostraban las típicas lesiones óseas producidas por la enfermedad.
Iván, gran duque de Moscú y primer zar de todas las Rusias, nació el 25 de agosto de 1 530 y ascendió al trono como gran duque cuando tenía tres años de edad, tras la muerte de su padre Vassili III.
En apariencia, el muchacho era el típico príncipe ruso de la época, pasó su juventud cazando, entre mujeres, bebiendo, robando a mercaderes y aterrorizando a infortunados aldeanos.
Pero había algo más en él; bajo la superficie prevalecía el noble estudioso, que prefería la compañía de los humildes y educados clérigos. Así, eligió a uno de ellos, Alexei Ardatchev, como su íntimo amigo y más estrecho colaborador.
El 16 de enero de 1547 Iván fue coronado zar, basando su derecho al trono como descendiente de Vladimiro y del césar bizantino Constantino Monomakh.
Dos semanas después se casó con una mujer piadosa y bondadosa, Anastasia Zakharina Koshkina.
Ese año el fuego destruyó parte de Moscú y el arzobispo Makary aprovechó la catástrofe para endilgar a las mentiras pecaminosas de la juventud del zar la razón de tanta desgracia, con la esperanza de que Iván se reformara y edificara un reino que prometía ser uno de los más ilustres de la historia de Rusia.
El zar sancionó un Código por el cual desterró a los nobles más opresores, reformó parcialmente todo el poder de la Iglesia y fundó escuelas en Moscú y en las grandes ciudades. Inspiró a sus tropas con una cruzada espiritual, rescatando a Kazán de la horda tártara, y extendió su imperio más allá del Volga, hasta Astracán.
En 1558 fue hacia el oeste contra los caballeros teutones y, para el verano de 1560, había llegado a Riga, en la frontera de Prusia.
Según los parámetros actuales, Iván fue un déspota cruel, aun durante sus años juveniles, pero para la Rusia de entonces, e incluso para las costumbres europeas, las reglas que estableció fueron sabias y humanitarias.
Desde 1551 hasta 1560 jugó un papel muy importante en las deliberaciones de su consejo, permitiendo la libertad de palabra y de opinión, recibiendo peticiones de todos sus súbditos.
La leyenda dice que fue la primera y única vez en la historia de Rusia en que los hombres pobres del país pudieron acceder a su soberano.
En octubre de 1552 Anastasia dio a luz un hijo, Dimitri, que murió a los seis meses.
Nueve meses más tarde nació Iván, y Fedor en 1558.
Probablemente el zar se había infectado de sífilis en sus andanzas antes de casarse, por lo que suponemos que el primogénito Dimitri falleció a causa de la sífilis congénita.
Giles Fletcher, en The Russe Commonwealth, describe a Fedor, quien sobrevivió a Iván el Terrible, como de mediana estatura, algo bajo y grueso, de una complexión lívida e inclinado a la hidropesía, nariz aguileña, inseguro en su andar, como consecuencia de alguna enfermedad en las piernas, pesado e inactivo, con una sonrisa tonta.
Era una persona simple y muy poco ingeniosa.
Aunque a la distancia y con escasas referencias no es posible hacer diagnósticos certeros, es probable que Fedor padeciera sífilis congénita.
Anastasia murió en julio de 1560. El zar, con el ánimo destrozado, volcó todo su pesar en una borrachera prolongada, que comenzó después del funeral.
Su mente concibió la fantasía de que su amigo Alexei Ardatchev y su sabio consejero, el monje Silvestre, habían contribuido a la muerte de su esposa mediante embrujos.
Si bien perdonó sus vidas, los destituyó y encarceló, dio muerte al hermano de Alexei y a su hijo de doce años, e hizo lo mismo con su amiga María Magdalena y sus cinco hijos.
El 21 de agosto de 1561 Iván se casó con una acaudalada princesa, aunque esto no impidió que concibiera —tan sólo dos años después— el propósito de casarse con la reina Isabel I de Inglaterra.
En 1563 el zar comandó un gran ejército e invadió Lituania, tomó la importante ciudad comercial de Polotsk y parecía tener el reino a merced de su voluntad. Cuando volvió a Moscú su vida retornó al libertinaje; en ese momento su nueva zarina dio a luz un hijo, Vassili, que sobrevivió cinco semanas.
Hacia fines de 1564 ocurrió el primer incidente que mostró a las claras que Iván sufría de sífilis en la etapa terminal (PCI).
Temprano en la mañana del 3 de diciembre, un grupo de trineos se ubicó en la plaza del Kremlin, cargados por los sirvientes con oro, plata y joyas del palacio.
El zar, la zarina y dos de sus hijos partieron en ellos sin rumbo establecido.
Poco después, Iván envió el siguiente mensaje a su casa: "Incapaz de tolerar la traición que me rodeaba, he decidido seguir el camino que Dios me dicte”.
Confundidos, los nobles y obispos salieron en su búsqueda.
Lo encontraron en una pequeña aldea de Alexandrov, a ciento cincuenta kilómetros al noroeste de Moscú, y le rogaron que regresara.
Iván accedió, pero impuso ciertas condiciones: tener la libertad de ejecutar a cualquiera que él considerara un traidor, vivir en una residencia en las afueras del Kremlin y contar con una guardia personal —los oprichniki— de cerca de mil hombres.
Volvió a Moscú el 2 de febrero de 1565 y dos días después comenzaron las ejecuciones.
Los bandidos oprichnikifueron aumentados hasta agrupar más de 6.000 hombres, y la nueva casa fuera del Kremlin se convirtió en un extraño monasterio, donde Iván era el abate.
Trescientos oprichniki servían de monjes, vestidos con casacas negras y ropajes y sables jalonados de oro.
El día comenzaba con los maitines a las cuatro de la mañana y terminaba a las ocho de la noche, con las vísperas.
Iván rezaba con tal fervor que su frente siempre estaba magullada por las postraciones. Esos ataques de devoción eran interrumpidos para visitar la cámara de tortura, convenientemente situada en los sótanos de la residencia.
De ahí en más el reinado de Iván constituye un relato tormentoso, plagado de torturas, azotes, gente quemada y hervida en enormes ollas, y toda clase de muertes espeluznantes.
Fue atroz la venganza que ejecutó en laciudad de Novgorod en respuesta a una conspiración.
Durante cinco semanas, miles de personas fueron azotadas hasta morir, asadas sobre fuego lento, o abandonadas a la intemperie glacial.
Iván el Terrible y su hijo Iván intervinieron en forma directa en las ejecuciones de Moscú del 25 de julio de 1570.
Mientras el príncipe Viskavati era colgado y cortajeado con cuchillos, el zar violaba a su esposa en su presencia y su hijo, a la hija mayor del matrimonio.
Episodios de horror semejantes se repitieron durante casi veinte años, entre 1565 y 1584.
La locura del zar culminó en la matanza de su propio hijo y heredero, el zarevich Iván, al que apuñaló en un ataque de furia, el 19 de noviembre de 1581.
Desencantado con su idea de casarse con Isabel de Inglaterra, Iván se declaró a su prima Mary Hastings, y cuando ella rechazó su oferta, anunció que estaba dispuesto a casarse con cualquier pariente de la reina.
Ignorando el hecho de que ya estaba casado, el zar parecía obsesionado con la fantasía de una unión real con Inglaterra.
Isabel, que especulaba con la riqueza del imperio ruso, le aseguró al mensajero enviado que cualquiera de entre una docena de parientes estaría encantada de casarse con él. P
or fortuna para ellas,
Iván murió el 15 de marzo de 1584, antes de que ese proyecto se materializara.
Sus últimos días fueron tormentosos: no podía dormir, sentía terror, padecía alucinaciones y permanecía rodeado de adivinos.
Su único momento de relajación consistía en mirar y acariciar sus joyas, hablando de sus poderes curativos.
Murió a causa de un ataque de apoplejía.
Millones de sus súbditos perecieron porque Iván sufría de sífilis.
Su reinado podría haberse desarrollado en forma ejemplar en tanto modelo político si no hubiera sido por su locura y despotismo cruel.
El asesinato de su hijo salvó a Rusia de un reinado sangriento, ya que había sido educado en la codicia y la crueldad. Su muerte dejó el trono en manos de Fedor, un idiota congénito, incapaz de reinar, quien estuvo, al inicio de su reinado, bajo el tutelaje de Boris Godunov.
La muerte de este último, en abril de 1605, sumió a Rusia en el caos, y no hubo atisbo de unidad hasta la elección, en 1613, del primer Romanov, la dinastía que reinaría hasta principios del Siglo XX.
Ver También: Iván El Terrible Un Ser Cruel y Siniestro
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