Conceptos de Educacion Civica:Vida en Democracia y la Libertad Humana
Conceptos de Educación Cívica - La Vida en Democracia
La democracia es mucho más que un sistema político donde el pueblo elige a los gobernantes.
Para que se realice plenamente, es necesario que los ciudadanos practiquen un estilo de vida basado en el bien común, el respeto mutuo y la solidaridad.
Una sociedad que no respeta los principios éticos en la vida diaria corre ú riesgo de corromperse y desaparecer.
Desde que somos pequeños tenemos experiencias que nos van enseñando lo que significa mandar y obedecer, aprendemos a escuchar si somos escuchados, a expresar nuestras opiniones y fundamentarlas si crecemos en un clima de libertad, a respetar a los demás si somos respetados, a tolerar o a reprimir según nuestras propias vivencias, a condenar y a castigar.
Muchas de las relaciones que se establecen en la familia y en la escuela -entre niños o adolescentes y adultos- son relaciones asimétricas, pues unos tienen una mayor cuota de poder, que les concede el paso de los años y su ubicación en la institución, y los otros se están formando.
A través de esas relaciones aprendemos ciertos modelos de autoridad, de relaciones de mando y obediencia, de expresión de acuerdos o desacuerdos, disensos, de manejos de espacios de poder.
Se puede pensar si en la casa, en la escuela o en el trabajo uno es dueño, autor y gestor de su propia vida.
Así entendida, la educación para la democracia no se aprende sólo a través de un libro o de una materia en la escuela; la educación democrática, cívica-política o ciudadana, debe traducirse en un modo de vida en la escuela y debe enseñarse a través de todas y cada una de las actividades escolares.
Aprender a ser democráticos requiere un largo proceso que implica esfuerzos por respetar y ser tolerante con los demás, así como compartir y promover las leyes, que se han construido entre todos.
Elegir representantes que sean auténticamente representativos de planteos democráticos no es sencillo.
Debemos ser capaces de controlar efectivamente el cumplimiento de las funciones delegadas, para lo cual tenemos que formarnos a partir de nuestras experiencias de vida en la familias, en la escuela y en la vida democrática.
¿QUÉ ES UNA SOCIEDAD?
No es sencillo definir con precisión el término sociedad, a pesar de que se utiliza constantemente.
Ya se ha señalado que los hombres viven asociados en grupos compartiendo una vida en común.
Por lo tanto, se considerará que la sociedad se compone por todos los individuos y los grupos que ellos originan a lo largo de sus vidas.
Pero, además, es necesario incluir las diversas instituciones económicas, políticas, educacionales, familiares, religiosas, etc., organizadas por los hombres para el desarrollo de sus actividades y para establecer las normas de conducta aceptadas por el uso y la costumbre.
Este último aspecto es muy importante.
Se refiere a todo aquello que instintivamente provoca el rechazo de los individuos.
En este sentido, es muy probable que la mayoría de los hombres desaprueben un asesinato, un robo, una violación, etc.; ya que se poseen valores que se transmiten culturalmente de generación en generación en una sociedad y originaron las leyes escritas.
Sin embargo, no todas las leyes que regulan el comportamiento de los individuos se basan sobre sanciones establecidas por la costumbre.
Por otra parte, estos valores, actitudes y leyes no son estáticos en una sociedad sino que cambian generando continuidades y rupturas a lo largo del tiempo.
Estos cambios no se realizan de igual modo y en el mismo momento en todos los individuos y grupos que la componen, lo que lleva a algunos a cuestionar el orden existente y a reclamar por un cambio en la organización social.
En conclusión, la sociedad no es un conjunto ordenado y armónico sino, que por el contrario, presenta conflictos y discordancias ya que los hombres no sólo viven juntos sino que establecen entre ellos y con los distintos grupos todo tipo de relaciones, espontáneas u organizadas y, a veces, muy complejas que estallan en conflictos.
EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
El hombre y la sociedad:
Una de las características naturales del hombre es su tendencia a vivir en sociedad.
Esto lo han observado diferentes pensadores, como Aristóteles en el siglo IV a.C., o Juan Jacobo Rousseau en el XVIII d.C, en su libro El Contrato Social.
Desde que el hombre buscó la ayuda de los hombres, ya sea para cazar, defenderse o reproducirse, surge el ser social.
De hecho, desde su época primitiva, por su tendencia natural liara la sobrevivencia de la especie, el hombre vivió en pequeñas agrupaciones; se trataba de tribus nómadas, y sólo hace diez mil anos, cuando se descubrió la agricultura, el hombre se torna sedentario y se empiezan a formar los primeros pueblos que no son más que agrupaciones mayores de seres humanos, que mediante la mutua cooperación pasan de mejor manera su existencia.
A partir de su nacimiento, el hombre muestra características biológicas que le imponen la necesidad de vivir en sociedad, pues nace tan desvalido físicamente, que su sobrevivencia es casi imposible sin sus padres.
Después se desarrolla, aprende, y poco a poco nota que puede valerse por sí mismo.
Luego reconoce que llega a esa etapa porque tuvo apoyo de sus mayores, quedando así ligado racionalmente a ellos y posteriormente también adquiere un instinto de protección para sus hijos.
El hombre se diferencia de otros animales sociales en que produce algo para la sociedad; ese algo es la capacidad de crear, de trabajar para el bien común; es el de producir instrumentos de trabajo que faciliten la labor y obtener más fácilmente sus satisfactores.
Surgió así una incipiente división del trabajo, ya que el hombre por sí solo no era capaz de producir todas las cosas que necesitaba y todo el trabajo realizado tenía que ser social por necesidad, unos producían armas, otros cazaban, otros más velaban por la seguridad de la horda, etcétera.
Cuando el hombre pasa de ser un animal solitario y salvaje a ser un animal social, suceden varias cosas que marcan el surgimiento de la sociedad.
Hay mucha similitud entre el hombre y varios tipos de animales, por ejemplo, las abejas, las hormigas, etcétera, ambos forman sociedades, pero existen diferencias muy notables entre ambas, como son las de crear cultura y construir herramientas para el trabajo, mientras las otras construyen sólo por instinto.
Las primeras sociedades se construyeron bajo los siguientes principios:
a) Respeto y protección mutua
b) Medio de comunicación común
c) Cultura similar con todos sus símbolos, tradiciones, costumbres, etcétera
d) Límite geográfico de dominio
Estos principios nos sirven para comprender de alguna forma las definiciones modernas de la sociedad tales como:
Sociedad es la coexistencia humana organizada.
Una sociedad es el agregado organizado de individuos que siguen un mismo modo de vivir.
La unión durable y dinámica entre personas, familias y grupos mediante la comunicación de todos dentro de una misma cultura, para lograr los fines de la vida colectiva, mediante la división del trabajo y los papeles, de acuerdo con la regulación de todas las actividades a través de normas de conducta impuesta bajo el control de una autoridad.
La sociedad y su dinámica
Todos desempeñamos un papel importante y diverso en la sociedad al relacionarnos en sus diferentes facetas, por ejemplo, el maestro con su grupo de alumnos tiene un papel, con sus compañeros asume otro y con su familia, uno más; es decir, actúa o desempeña roles diferentes según le corresponde en cada grupo.
Augusto Comte, el fundador de la Sociología, fue el primero en usar la palabra dinámica que tomó de la Física para hacer ver que la sociedad como organismo vivo que es, está en continuo proceso de cambio como lo está todo el Universo y que los fenómenos sociales se debían estudiar dentro de la dinámica del cambio, para la mejor comprensión del proceso histórico, ya que las instituciones, la familia y los modos de producción, están sufriendo continuas alteraciones.
Ahora se sabe que las especies no son fijas, que el hombre todavía es un ser inacabado, que la evolución sigue y seguirá actuando, que de las especies actuales surgirán nuevas y que lo único que podría considerarse inalterable es el cambio y aun éste a su vez cambia, pues se acelera o se retarda.
En fin, el ser humano al vivir en sociedad, se ve en la necesidad de organizarse en todos sentidos, creando estructuras sociales diversas y dinámicas, entidades éstas como la forma propia que observa cada cultura para organizar su convivencia: familia, trabajo, educación, gobierno, ciudad, etcétera.
LA VIDA EN DEMOCRACIA
Vivir juntos en democracia - Participación Popular y Respeto Por La Minorías
A lo largo de los tiempos y en la diversidad de las civilizaciones, las sociedades humanas han experimentado muchos tipos de organización política.
Hoy intentamos realizar el "vivir juntos" en el marco de la democracia.
Ésta no llena plenamente las expectativas de los hombres pero, en su tipo occidental, basado en el equilibrio de poderes y en la soberanía de un pueblo de ciudadanos iguales en derecho, se presenta como el modelo más humanizante, aunque sea necesario regenerarlo constantemente.
Desde hace medio siglo el hálito democrático se va imponiendo en más Estados y campos en detrimento de los regímenes totalitarios.
La democracia triunfa en los espíritus y ya casi no la cuestionan sino ideologías apegadas al pasado o reaccionarias que no aceptan realmente la igualdad de los hombres ni su vocación por la libertad y la fraternidad social.
Sin embargo, la democracia engendra demasiado a menudo en quienes la heredan desencanto y melancolía.
Parece afectada de envejecimiento y anemia; revela algunas de sus limitaciones y debilidades.
Demasiados ciudadanos se transforman en consumidores que reclaman siempre más derechos y aceptan siempre menos deberes compartidos.
Porque la democracia no es un don de la naturaleza ni un saber definitivo, sino el resultado de combates librados en sucesivas generaciones, que cada generación está llamada a retomar y continuar por su cuenta.
La principal causa de la fragilidad de nuestras democracias reside en esta invasión de individualismo extremo, del "cada uno para sí mismo", fruto de un liberalismo que rechaza cualquier obligación y de la permisividad generalizada que pregona que cada uno puede hacer lo que le plazca.
Otra causa se puede encontrar en la exacerbación de las diferencias, en estos reflejos de identidad o étnicos de grupos que al sentirse amenazados o ignorados recurren a la violencia, quieren asfixiar y excluir a los demás.
Para evitar esos encierros, una política activa transforma esas diversidades en formas de integración social y mezcla cultural.
La democracia necesita virtudes para sus dirigentes al igual que para los ciudadanos.
Necesita de una ética basada en un sistema de valores esenciales: libertad, justicia, igual dignidad para las personas; lo que llamamos el respeto de los derechos humanos.
Se impone prestar atención a ciertos tipos de funcionamiento democrático que parecen socavar esas mismas virtudes necesarias para la democracia: es particularmente el caso cuando se considera que una decisión es válida por el solo hecho de ser fruto de una votación mayoritaria.
Es asimismo urgente comprender que los derechos de cada uno constituyen los deberes de todos.
El concepto de ciudadanía, del que hoy tanto se habla, no se reduce simplemente a controlar, a intervalos regulares, a los responsables políticos elegidos al ritmo de sucesivas elecciones.
Todos llevamos en nosotros una fecundidad social que hay que valorizar.
Pasar del estadio de simple ciudadano al de actor es un objetivo importante.
La política es obra de todos.
Es en vano esperar de la clase política, de los empresarios, de los miembros de la policía, de los jueces y de quienes tienen el poder, un civismo distinto al del resto de la población.
No hay verdadera democracia sin comportamientos verdaderamente democráticos: aprender a conocer y a reconocer al otro; dar preferencia al debate antes que a la lucha; desarrollar el diálogo y el sentido del compromiso; desterrar el uso de la violencia y la mentira.
"Rehabilitar la Política", documento escrito por los obispos católicos de Francia, en mayo de 1999.
POLÍTICA Y CONFLICTOS:
Se suele afirmar que La vida social supone necesariamente la existencia de conflictos.
Cuando éstos se dan en nuestras relaciones más cercanas, intentamos darles respuestas individuales, respondiendo a lo que nuestra conciencia nos dicta como lo más justo o más conveniente para nosotros.
Pero cuando el conflicto se da entre grupos o sectores de una sociedad, la situación es más compleja.
Ya no alcanza nuestra decisión individual: necesitamos ponernos de acuerdo con otros y organizamos para lograr nuestros objetivos.
En ese intento de organización se van conformando grupos que diseñan estrategias para obtener poder y lograr, de ese modo, los objetivos que se proponen.
Aquí es donde tiene su aparición la política.
Porque existen los conflictos entre las personas, existe la política.
Esta no seria la causa de aquéllos sino su consecuencia.
Es un intento por Lograr que los conflictos y las diferencias de intereses encuentren un cauce que evite que sean destructivos.
A través de la política, las personas buscan que los antagonismos se resuelvan sin destruir a la sociedad misma.
Para ello, se crean instituciones que regulan la vida de La comunidad y que median entre los individuos o grupos enfrentados,
A lo largo de la historia, los hombres han procurado regular la lucha por el poder.
A menudo, quienes la ejercieron pretendieron implementar reglas de juego que permitieran controlar y ocultar los conflictos y reprimir a quienes tuvieran intenciones de ponerlos a la Luz.
Las reglas de juego democráticas, por el contrario, permita que se reconozcan, que sean públicos, y alientan su resolución de manera parifica a través del acuerdo y del diálogo.
Por ello, puede ser que en democracia tengamos la sensación de ove existen más problemas o conflictos que en otras formas de organización social.
LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA:
Las formas en que Los ciudadanos gravitan en las decisiones que se refieren a lo público son variadas: el voto, la manifestación en las calles, la huelga, la opinión a través de los medios de comunicación y de las encuestas.
Sin embargo, pareciera ser que aún la capacidad de la ciudadanía para formar parte de la toma de decisiones es limitada.
¿Cómo lograr una real y eficiente intervención de los ciudadanos en la esfera política?.
¿Cómo recuperar y revitalizar el espacio político-público?
La democratización de la sociedad requiere que Las personas puedan tener experiencia de poder.
Esto significa que deben tener ocasiones para ejercer "poder" y, en otro sentido, deben "poder" lograr algo de lo que demandan.
Si las personas nunca desempeñan algún tipo de poder institucional, si siempre delegan en otros las decisiones que los afectan y si nunca logran nada de lo que requieren, ¿en qué sentido podemos afirmar que estas personas "participan"?
La participación es la mejor escuela para la ciudadanía.
El debate y la deliberación amplían los horizontes de la información y de las opciones, y hacen que la sociedad se vuelva cada vez más igualitaria. Para eso se deberían generar instituciones facilitadoras de esta participación y amplificadoras de la democracia.
En realidad, ya se han creado mecanismos idóneos como la Iniciativa Popular, el Referéndum Obligatorio, la Consulta Popular, el Presupuesto Participativo, las Audiencias Públicas, pero son poco usados, o sólo cuando los gobiernos lo requieren, en forma circunstancial.
Si fueran puestos en práctica en forma frecuente, se estaría dando un paso importante en el camino de la democratización de nuestra sociedad.
MAYORÍAS Y MINORÍAS. DERECHOS Y DEBERES DE UNAS Y OTRAS:
El poder es patrimonio del pueblo, los gobernantes deben ser designados por él y en su gestión deben realizar la voluntad popular.
Tales son los postulados democráticos.
Pero la voluntad del pueblo no es unánime, ni en la designación de los gobernantes, ni en la visión de los problemas que afectan a la comunidad.
En la práctica, en una sociedad democrática, no queda otra solución, sino que los gobernantes sean elegidos por las mayorías y en su gestión se conformen a la voluntad mayoritaria, y que los distintos grupos minoritarios estén representados en el parlamento y puedan expresar sus ideas y sus críticas a la acción gubernamental.
La democracia se convierte así en gobierno de mayorías, representación de todos los sectores, respeto a las minorías, libertad de crítica y de expresión.
El acatamiento de las mayorías y el respeto a las minorías son esenciales a la democracia.
No basta el acatamiento a las mayorías, porque las mayorías por sí mismas, no son fuente de justicia ni de razón.
También las mayorías pueden ser totalitarias y negar los derechos fundamentales de las minorías.
La mayor parte de las dictaduras han contado con el apoyo de una voluntad mayoritaria.
Ni la más absoluta mayoría puede hacer que lo injusto se convierta en justo, ni lo ilícito, en lícito.
No tiene derecho para negar a nadie el goce de sus libertades y derechos.
No puede funcionar un sistema democrático si las mayorías no respetan a las minorías, y si las minorías no acatan y colaboran lealmente con las mayorías.
No pueden las mayorías valerse de su poder para oprimir a las minorías.
Ni pueden las minorías valerse de su derecho de oposición y de crítica para desprestigiar injustamente, para injuriar u obstaculizar a los gobernantes.
El sistema democrático para funcionar eficazmente exige que la totalidad moral del cuerpo ciudadano esté de acuerdo con él.
Sólo así puede lograrse armonía y eficiencia.
En las sociedades verdaderamente democráticas todos están de acuerdo, también las minorías, en que al gobierno surgido de las mayorías les corresponde legítimamente el poder y están dispuestos a colaborar con él para bien de la comunidad.
Virtudes Cardinales Para La Vida en Democracia
Fuente Consultada:
Formación Cívica Editorial Stella
El Desarrollo Humano en la Argentina del Siglo XXI UNICEF - UNDP - Ministerio de Educación , Ciencia y tecnología
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