Biografia de Disraeli Benjamin:Vida y Obra Politica
Biografia de Disraeli Benjamin-Vida y Obra Politica
Benjamin Disraeli, conde de Beaconsfield (1804-1881), político y escritor británico, primer ministro (1868; 1874-1880), ejerció una enorme influencia en la política de su país durante más de tres décadas y dejó una huella perdurable en el Partido Conservador.
Hijo de Isaac y Miriam Basevi, nació en Londres el 21 de diciembre de 1804.
Su abuelo, otro Benjamín Disraeli, oriundo del ghetto judío de Cento, en Ferrara, se había establecido en Inglaterra en 1748.
Su carrera política, romántica y paradójica, hizo de este hombre, descendiente de judíos italianos y españoles, uno de los estadistas más famosos de la Inglaterra victoriana.
Disraeli fue quien logró dar nuevo empuje al partido conservador británico, restablecer el prestigio de la Corona entre el pueblo y traducir en una fórmula definitiva — el Empire — una etapa de vertiginosa expansión colonial.
Tales son los resultados de la política de un estadista que no reunía, de ningún modo, las características típicas del inglés, a excepción de su amor por el país y de su solicitud por su honor y prosperidad.
Quizás a su espíritu fantástico e improvisador se debió el éxito con que, en último extremo y después de sensibles fracasos, terminó su vida pública.
Isaac perteneció durante gran parte de su vida a una sinagoga londinense; pero a causa de ciertas discrepancias con los directivos de ella, permitió que sus cuatro hijos fueran bautizados.
El 31 de julio de 1817, Benjamín Disraeli recibía las aguas bautismales en el templo de San Andrés.
Educado bajo la dirección del ministro unitariense Elias Logan, Benjamín salió de las aulas de Higham Hall a los diecisiete años de edad con una buena cultura literaria y enormes ambiciones políticas y sociales.
Su deseo era brillar en el mundo.
Elegante hasta la afectación, extravagante y oportunista, tenía el don de conquistar a la gente.
Después de iniciarse en el periodismo— jamás tuvo afición a la carrera de abogado—, alcanzó algunos éxitos literarios con las novelas Vivían Grey y El joven duque (1826 y 1830).
Gracias al dinero obtenido con la venta del original de esta última, realizó un largo viaje por el Próximo Oriente, pasando por España, Albania, Grecia, Turquía, Palestina y Egipto.
A su regreso decidió lanzarse a la vida política. Presentó su candidatura, como demócrata, por el distrito de High Wicombe (1832), y siendo derrotado por dos veces consecutivas, se afilió al partido conservador, bajo cuyos auspicios concurrió a las próximas elecciones.
Se le calificó de oportunista político, pero, en realidad, Disraeli fue siempre un conservador demócrata, en lo que radicó la clave de su éxito.
Disraeli logró,en 1837, por fin, ser elegido por el distrito de Maidstone.
Este triunfo ,en parte, fue debido a la buena acogida que habían tenido una serie de opúsculos políticos—en particular, el titulado Vindicación de la constitución inglesa —- en los que criticaba el espíritu particularista y fragmentario de los whigs y preconizaba el programa orgánico y nacional de los tories.
Sus primeros discursos ante los Comunes constituyeron un fracaso; pero una vez hubo adquirido el estilo parlamentario, se impuso poco a poco por la solidez de su doctrina de renovación del conservadurismo británico.
Al mismo tiempo, gracias a su enlace con María Ana Evans, viuda de Wyndham Lewis, Disraeli adquiría fortuna y buena posición social (1839).
Durante los diez años siguientes, Disraeli se afirmó como futuro jefe del partido conservador.
Disconforme con la política seguida por Roberto Peel, favorable a la burguesía y al librecambismo, mantuvo desde la «Joven Inglaterra» los principios tradicionales del torismo, y afirmó la necesidad de una política que, a la vez, fuera aristocrática y popular.
Acaudilló en 1845 la oposición conservadora a Peel, y cuando se produjo la crisis de este partido, dando paso a una situación liberal, Disraeli procuró galvanizarlo de nuevo, guiándole por una ruta de fidelidad inquebrantable a la corona, a la iglesia y al viejo espíritu de Inglaterra.
Publicó en 1847 la tercera novela de su trilogía política, Conningsby, Sybil y Tancred, obras de inspiración romántica, pero con una aguda observación de caracteres.
A la caída del ministerio en 1852 Russell, Disraeli aceptó la cartera de Hacienda en el ministerio conservador de Stanley.
Sus proyectos no merecieron la aprobación de los Comunes, lo que produjo la crisis total del ministerio (diciembre).
Después de una nueva situación liberal, que terminó al registrarse en Francia el atentado de Orsini, Disraeli ocupó de nuevo un cargo ministerial con el grupo de lord Derby (1858).
Pero tampoco en esta ocasión la vida del gabinete fue muy larga (1858-1859).
Durante los años siguientes el problema político más apasionante fue el de la reforma electoral.
Los whigs fracasaron en la resolución del mismo.
Con el tercer ministerio de lord Derby (1866), Disraeli logró imponer su criterio del conservadurismo democrático, a pesar de la dura oposición del Parlamento y de su mismo partido.
La ley de ampliación del sufragio fue aprobada el 15 de agosto de 1867, fecha importantísima para la evolución constitucional inglesa en el siglo XIX.
De momento, los electores dieron sus votos a los liberales.
Disraeli, que había asumido la presidencia del consejo de ministros en febrero de 1868, fué derrotado en las elecciones generales del año siguiente.
En 1874, el partido conservador obtenía una mayoría absoluta en las elecciones.
Disraeli realizaba el ideal de un gobierno aristocrático apoyado por la gran masa del pueblo.
Del 21 de febrero de 1874 al 19 de abril de 1880, a la cabeza de un ministerio de alto vuelo, realizó la creación del Imperio británico, al dar este título (1876) a la reina Victoria — a la que servía con la veneración de un caballero medieval—.
Por otra parte, Inglaterra rompió su aislamiento tradicional y colaboró activamente en las relaciones internacionales europeas.
El mismo Disraeli, quien el 16 de agosto de 1876 había sido nombrado conde de Beaconsfield, se trasladó a Berlín en 1878 para intervenir en el nuevo ordenamiento de los Balcanes, lo que hizo en beneficio de su país.
En 1880 presentó su dimisión a causa de lá derrota, eventual, que los conservadores experimentaron en las elecciones de aquel año.
No había de sobrevivir mucho tiempo, pues murió en Londres el 19 de abril de 1881.
Su existencia pública y privada había sido la de un personaje romántico.
• Disraelí y la Reina Victoria...
Por el origen hebreo de Disraelí, por la impetuosidad de su eco político juvenil y por haberle correspondido el papel ejecutor político de Peel, la figura del leader conservador no había sido nunca del agrado de la Reina.
Los dos largos períodos de servicio real le convirtieron en su gran amigo, durante los años en que la Soberana ocultaba su soledad bajo los crespones negros de la viudez.
Los dos ancianos consiguieron en aquellos años resucitar en Inglaterra la idea del Imperio y sentar las bases para la organización del mismo.
Disraeli hizo sentir a Victoria el gozo de ser Reina.
Cuando alguna vez le fue preguntado el secreto de su éxito con Su Majestad, respondió: «No niego jamás, ni contradigo jamás, y olvido algunas veces».
Las delicadezas del Ministro para la Reina y de la Reina para el Ministro y, para Mary-Anne, su mujer, hasta su muerte.
Convirtieron la alta política inglesa en una «mezcolanza de poesía pastoral y de política realista», en frase de Maurois.
Cuando la lieina quiso premiar a Disraeli con un título, él declinó el honor y a su vez quiso premiar a su mujer, ya enferma, con los honores que a él se le brindaron.
Mary-Anne fue Condesa de Beaconsfield, título de un villorrio del Condado de Buckingham, que Burke había deseado para él.
El intercambio de cartas y flores entre los palacios reales y Hughenden, la finca de los Disraeli, mantuvieron siempre viva, incluso en los momentos de eclipse político, aquella bien oliente mezcla de amistad y gratitud entre la Reina y el primero de sus subditos.
Con estos buenos auspicios pudo Disraeli, sin trabas internas, puesto que en todo momento conservó el dominio del Parlamento, fortificar el edificio del Imperio Británico y ensanchar sus posesiones y posibilidades políticas.
A pesar de su origen, Disraeli ha sido tal vez el más inglés de los gobernantes ingleses.
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