Biografía de HEGEL Georg Friedrich :Teoria Sobre el Idealismo Aleman

GEORG FRIEDRICH HEGEL:El Idealismo Aleman Biografía y Teoría

Georg Friedrich Hegel, nacido en Stuttgart (Alemania) el 27 de agosto de 1770, hijo de un funcionario municipal.

Fue un filósofo alemán, creador del idealismo dialéctico, donde elaboró un sistema de la ciencia total, donde todo está englobado y explicado.

Tras pasar por la Universidad de Tubinga, se instaló en Berna como preceptor.

En esta primera época se interesó por la teología.

En 1796 escribió una Crítica de la idea de religión positiva.

Entre 1798 y 1801 fue preceptor en Frankfurt y empezó a interesarse intensamente por la filosofía y la política.

Recibió la influencia de las ideas políticas de Rousseau.

En 1801 se instaló en Jena, donde, en contacto con Schelling, adoptó su filosofía de la naturaleza.

Biografía de GEORG Friedrich HEGEL:Teoria Sobre el Idealismo Aleman

En 1807 publicó la Fenomenología del espíritu y en 1812 la Propedéutica filosófica, que constituyen una introducción a su doctrina, expuesta con más amplitud en su obra capital, Ciencia de la lógica (1812-16).

En 1816 pasó a Heidelberg como profesor y publicó un resumen de sus enseñanzas titulado Enciclopedia abreviada de las ciencias filosóficas. Allí desarrolló su propio sistema filosófico.

Hasta entonces la filosofía se había construido mediante la contradicción, esto es, como un conjunto de oposiciones: cuerpo-alma, bien-mal, universal-singular, etc.

Hegel planteó la superación de la contradicción mediante el pensamiento dialéctico, ya anticipado por Heráclito: todas las cosas llegan a ser en un continuo devenir, en un proceso producto de la diferencia, del carácter contradictorio del ser.

La filosofía debe ser, para Hegel, no una tendencia al saber sino un saber efectivo.

En 1818 aceptó la cátedra de filosofía de la Universidad de Berlín, donde su enseñanza gozó de un prestigio creciente.

En 1821 publicó Filosofía del derecho.

Murió en 1831, a los sesenta y un años, durante una epidemia de cólera.

Para Hegel, continuador de la filosofía de Kant, lo Absoluto es la razón y todo lo demás son meros fenómenos o maní festaciones de ella.

La razón constituye la realidad.

Sólo ella existe: el ser existe en cuanto es pensado.

Pero es una razón dinámica que evoluciona en el tiempo.

Así la historia es el campo en que se de sarrolla dialécticamente la idea, pues todo lo que va siendo —ha sido, es y será— no es otra cosa que la realización sucesiva de gérmenes racionales que se encuentran en la razón absoluta.

La filosofía de Hegel —el idealismo absoluto— ha constituido la base del pensamiento de muchos filósofos.

Su influencia se puede advertir en la doctrina de Marx.

Entre sus obras destacan: Lógica, Filosofía de la Historia e Historia de la Filosofía.

• Sobre Hegel Georg W.

Hegel, una de las más portentosas figuras de la filosofía occidental, se forma en un ambiente propicio para el desarrollo de sus más importantes ideas. Pero éstas, en el momento de su madurez, desbordarán el ámbito cultural de la época, como ocurre siempre con los grandes creadores.

Este horizonte está integrado por diversos factores, entre los que hay que destacar, en primer término, el religioso.

Nace en torno a Hegel una nueva concepción teológica del Cristianismo  y su misma obra es una peculiar versión de aquél.

En segundo lugar, la Filosofía ha alcanzado un alto nivel. Kant, Reinhold, Fichte y otros muchos elaboran una concepción del mundo que se encontrará reflej'ada y superada en la de Hegel.

Por otra parte, el Romanticismo viene a significar una continua sugerencia para la vida espiritual y la vivencia del Arte y de la Religión.

Otras preocupaciones de la época encontrarán un eco grandioso en» la obra de Hegel. Así, el tema de la historicidad aparecerá en su producción constituyendo su Metafísica.

Por otro lado, la temática jurídico-política repercutirá también hondamente en sus escritos.

Hegel llevará a cabo la tarea de su vida en medio de una serenidad particular. En él no se dan los rasgos polemizantes y llamativos de sus contemporáneos.

Cuando, desde la cátedra de Berlín, alcance el éxito indiscutible, éste no irá acompañado de ninguna circunstancia ajena a su tarea de filosofar.

A pesar de ello, mantendrá una tensión de espíritu constante, y siempre estará abierto a mil sugerencias.

• Sobre Su Teoría:

El fundamento y método de su pensamiento está en la teoría del desarrollo dialéctico de la idea lógica, que cumple tres estados sucesivos: tesis, antítesis y síntesis; proceso que continúa al transformarse la síntesis en una nueva tesis, hasta cuando el ser tiene conciencia de su no ser y llega al devenir.

Concibe el alma, la conciencia y el espíritu como las tres etapas del espíritu subjetivo.

La particularidad de su pensamiento es el concepto del devenir, la apreciación evolutiva del pensamiento humano y el saber global, para llegar a una posición historicista en todas las áreas del saber humano, la naturaleza y el universo.

Se le considera ateo porque sostiene que la religión es una representación entre el arte como intuición y la filosofía como concepto.

El pensamiento de Hegel influye en los filósofos posteriores, quienes utilizan su ley general del devenir y su dialéctica, método opuesto a las antiguas consideraciones metafísicas que formulaban los conceptos absolutos e inmutables de los objetos, la acción, la realidad y el pensamiento.

Apoyado en estos principios, Karl Marx construye su sistema filosófico.

A su muerte deja varios escritos que publican sus discípulos: Vorlesungen iíber die Geschichte der Philosophie (Filosofía de la historia universal, 1832-1887) y Filosofía de la religión.

• Ampliación del Tema

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TEORÍA DE GEORG FRIEDRICH HEGEL:

• Realidad Racional:

Como Schelling, Hegel opina que todo lo real, en su referencialidad ilimitadamente variada a otras cosas y en su condicionamiento por otras cosas, es la manifestación de un incondicionado, y que el conjunto de las cosas, para nosotros cognoscible en lo esencial, es expresión de la unidad puramente espiritual e infinita en sí de lo “absoluto”.

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Pero Schelling, según Hegel, entendió lo absoluto excesivamente como “sustancia” inanimada y no de modo suficientemente convincente como “sujeto” activo.

Lo “verdadero” no debe ser únicamente anclado en el “ser” idéntico consigo mismo, sino que debe verse también en el devenir.

De este modo, con Hegel el idealismo pasa a ser histórico, al adquirir lo absoluto o la “idea” la totalidad de todas las determinaciones racionales del pensamiento, algo así como una historia, para pasar a ser proceso o dejarse por lo menos representar como proceso.

La realidad ideal, el espíritu, pasa del ser simple dentro de sí o ser “en sí” a un “ser otro” o ser conocido para otros o también ser para sí y deviene al fin ser “en y para si”.

El espíritu es, entonces, “objeto para sí en si mismo reflexionado.

El espíritu que una vez adoptado este desarrollo se sabe a sí mismo como tal espíritu es la "ciencia".

La ciencia, que aquí no significa otra cosa que la filosofía, se parece al autodespliegue del espíritu absoluto, que siempre es lo que es, pero sólo se encuentra al atravesar las fases de sepa ración, contraposición y alteridad.

Por eso la ciencia describe la experiencia de la aparición del espíritu absoluto en el espíritu individual (de este modo se podría explicitar el título del primer gran libro de Hegel, Fenomenología del espíritu (1807), una serie de estadios en los que los conocimientos se niegan “dialécticamente” y se elevan hacia unidades superiores.

“Lo verdadero es la totalidad.

Pero la totalidad es sólo el saber que se consuma mediante su desarrollo.”

Esto no significa que los estadios concretos del proceso de desarrollo, tomados en sí y en relación con otros estadios previos, puedan ser considerados sin más como “no verdaderos” o “irracionales”.

Esto también es válido por lo que se refiere a la naturaleza y a la historia de la humanidad, que son en cualquier caso formas de aparición de lo absoluto en su camino hacia la autotransparencia y que expresan la razón en su devenir.

Por esto Hegel puede decir enfática y bastante lapidariamente: “Lo racional es lo real, lo real es lo racional”.

Para los coetáneos de Hegel no era difícil interpretar esta frase como justificación y afirmación de las condiciones reales y existentes, lo cual les conducía a criticarle.

Hegel explica esto como un malentendido: muchas cosas posibles en la naturaleza y en la historia han alcanzado su forma específica en la existencia de modo arbitrario, en concreto se podrían haber desarrollado de otro modo, y es del todo indiscutible que esta forma realizada sin necesidad está permeada de carencias irracionales.

“Quien sería tan tonto que no viera en su entorno muchas cosas que de hecho no son del modo como deberían ser?”.

Pero para Hegel “una existencia arbitraria no puede merecer el nombre de real”, la “realidad de lo racional” es más bien la realidad de “las ideas y de los ideales”.

“La ciencia filosófica sólo se las tiene que ver con la idea y, por lo tanto, con una realidad en la que esos estados (que no son como deberían ser) sólo son su cara externa superficial.”

De este modo no se cuestiona la posible racionalidad de la modificación de estados existentes, sino que el caso es más bien lo contrario, ya que “la cara exterior superficial” de lo “real” puede justamente ser irracional.

• Dialéctica:

Determinatio negatio est”; esta frase enunciada por Spinoza afirma que todo lo que conocemos lo determinamos como objeto unitario del conocimiento y lo podemos nombrar porque lo podemos distinguir de otras cosas que no son.

Esta es una afirmación absolutamente cotidiana, estamos acostumbrados a determinar y explicar las cosas y las palabras mediante diferencias y comparaciones, que no son equivalencias y que por lo tanto dejan ver las diferencias.

Pero vivimos siempre en una estructura infinitamente diferenciada de determinaciones, a las cuales nos podemos referir, para introducir otras diferencias.

Pero, ¿cómo surge una estructura así?.

Podría haber dos respuestas a esta pregunta: Ya que ningún objeto o concepto puede ser determinado a partir tan sólo de sí mismo, sino sólo negativamente mediante su valor en la estructura, su relación de diferencia con respecto al resto de las cosas singulares (que en todo caso sólo está determinada negativamente), todo lo concreto sólo puede resultar como diferenciación interna de una totalidad.

Entonces la totalidad, como la “sustancia” de Spinoza, es en cierto modo previa a cada cosa concreta.

O también, una cosa concreta originaria no es indivisiblemente simple en el sentido usual, sino que en cierto modo posee en sí su “otro” o “negativo”, del que es distinto.

En este caso la cadena de la variedad diferenciada se debería desarrollar genéticamente a partir de una primera “doble-unidad”, cuya relación interna ya es un tercero, del mismo modo que para Fichte todos los conceptos del pensamiento, y con ellos todos los objetos del saber, surgen del “yo” absoluto.

Las dos alternativas se contienen mutuamente.

Lo sencillo del segundo caso es ya complejo en potencia, mientras que la totalidad del primer caso no seria diferenciada si no tu viese un “negativo”, si no tuviera una diferencia “en” la unidad.

La dialéctica idealista parte de que toda tesis o todo concepto (aquí, lo concreto) lleva a la inclusión recíproca (que conduce a la inversión mutua) de una tesis contraria o un concepto opuesto (aquí, la totalidad).

De esto se sigue una nueva tesis (síntesis) o un nuevo concepto.

Éste sería en este caso el concepto de la totalidad en el sentido de la “idea” hegeliana, que no es hasta que no se ha desplegado en una serie de conceptos desarrollados de modo mutuamente dialéctico, que entonces se elevan hasta esta idea.

En correspondencia con esto, en la filosofía de Hegel no se puede entender ningún detalle, si no se ha entendido la teoría en su totalidad, lo cual sólo es posible si se han entendido en primer lugar los detalles.

El movimiento dialéctico se da, para Hegel, en todo intento de contemplar conceptualmente una cosa, a partir de la cosa misma. La cosa misma, según la concepción idealista de la identidad última de sujeto y objeto, no es otra cosa que el concepto.

Los primeros capítulos de la Fenomenología del espíritu, presentados brevemente a continuación, facilitan una aproximación del procedimiento dialéctico de Hegel.

• Fenomenología del espíritu:

El primer capítulo de la Fenomenología trata, bajo el título, “La certeza sensible o el ‘esto’ y el pensamiento”’, el saber inmediato, “saber” de lo “inmediato” o deles “entes”.

El “esto” o “este” es la designación de cualquier cosa que se da aquí y ahora, cuya existencia para nosotros posee una certeza indudable, se trate de una cosa o del instante presente de la existencia del “mundo externo” en general.

“El contenido concreto de la “certeza sensible” la deja aparecer como el conocimiento “más rico”, como un conocimiento de una riqueza infinita.”

Pero ya se mostrará que es el conocimiento más “pobre” y que no se puede decir nada determinado de su objeto, sino sólo que “es”.

El ‘esto’ es, siguiendo el ejemplo de Hegel, la noche.

Decimos “ahora es de noche” y estamos seguros de esta verdad, la podemos escribir.

Si, en cambio, vemos otra vez “ahora, este mediodía”, la verdad que hemos escrito, tenemos que reconocer que suena a hueco, la expresión “este” (o “ahora”) no parece reflejar en modo alguno los objetos de la certeza inmediata, ni tampoco referirse a una certeza relativa a un “yo”, por lo que el “esto” no da nunca con o que quiere decir ya que en cada instante significa una cosa distinta.

El ejemplo pretende mostrar que lo que se presenta a los sentidos en su plenitud concreta, todo lo que “tomamos” como “cosas reales, absolutamente concretas, por completo personales e individuales, que no tienen igual”, todo eso en cuanto tal no lo podemos expresar.

“Esto es imposible, ya que el ‘esto’ sensible al que se hace referencia, el lenguaje que es propio de lo universal, es ‘inalcanzable’. Entre los intentos reales de decirlo se corrompería.”

Después de que la plenitud sensible de lo aparentemente concreto en tanto que “esto” se haya convertido en algo “vacío”, se desplaza el acento, por lo que se refiere a la certeza del ser “objetivo”, hacia la certeza, el saber.

La verdad “está en el objeto en tanto que es ‘mi’ objeto o en el ‘pensamiento’; existe porque yo sé de él”.

Pero la plenitud concreta de su pensamiento no puede ser atribuida a su vez a este yo, que en primera instancia es universal, es decir, sólo diferente del yo de otros, cuyo “pensamiento” del “esto” es distinto.

Lo que se quiere decir no se alcanza mediante el aislamiento del objeto o del yo.

En el siguiente paso hay que “postular el ‘todo’ de la certeza sensible como su ‘esencia”’, es “contemplación pura”, en la que un yo tiene su objeto.

En este estadio de la conciencia se puede concebir conscientemente la ya mencionada universalidad de la referencia a lo inmediato aparentemente individual.

Hegel presenta esto como un triple paso dialéctico:

1. se muestra el ahora, “este ahora” que “yo pienso”. Pero al mostrarlo deja de ser y deviene otro;

2. que el ahora “fue” es, sin embargo, verdadero. Ha sido “superado” como algo que ha sido, “es” en tanto que (ya) “no” es;

3. esto es absurdo, la negación debe ser negada de nuevo, de este modo se supera la segunda verdad y se vuelve a afirmar que el “ahora” es.

La “superación” significa de una parte conservar y de la otra, “finalizar”.

Pero, de este modo, no se repite simplemente la primera afirmación, ahora es “una reflexión en sí” y concibe el ahora como un “complejo” o una “pluralidad simple” que “en la otreidad no deja de ser lo que es, que contiene en sí muchos ahoras, a saber, ahoras que a su vez poseen muchos ahora, etc.

El hecho de mostrar es el mismo movimiento que afirma lo que el ahora es en realidad, a saber, un resultado o una pluralidad resumida de ahoras; y el mostrar es experimentar que el ahora es universal”.

El movimiento de la reflexión presentado es, pues, uno con su objeto: multiplicidad simple.

Para Hegel está claro que “la dialéctica de la certeza sensible no es otra cosa que la simple historia de su movimiento o su experiencia y la certeza sensible misma no es otra cosa que sólo esta historia”.

• CRÍTICAS:

Brevemente indicaremos algunas de las objeciones que se han puesto a la filosofía de la historia de Hegel.

Quizá lo más difícil de admitir es la tesis del progreso necesario. Un estudio serio y objetivo de la historia nos muestra que la marcha no ha sido siempre ascendente.

Es más, para afirmar que el estado de la humanidad es mejor en una época determinada que en la precedente, hay que tener una concepción previa del hombre, de su naturaleza y de su bien.

Para afirmar que la historia tiene un «sentido» que lleva una dirección determinada, hay que partir de una metafísica racionalista que niegue la contingencia y la libertad.

Pero la contingencia y la libertad están ahí, por eso el porvenir de la humanidad no es objeto de ciencia, sólo permite, a lo sumo, conjeturas y probabilidades.

Y cuando Hegel racionaliza el pasado, lo hace gracias a un juego del espíritu que consiste en declarar lógicamente necesarios acontecimientos que de hecho se han producido.

De este modo parece que dichos acontecimientos hayan tenido que ser necesariamente como han sido y no de otro modo.

No obstante, es sólo una necesidad de hecho, no una necesidad metafísica aplicable también a todos los hechos que aún no se han producido.

Finalmente, si consideramos que la historia humana es el desarrollo del Espíritu, es decir, de Dios, la filosofía de la historia no será propiamente una filosofía, sino una teología que, como hemos visto, implica un panteísmo, y no un panteísmo estático, sino un panteísmo dinámico, que es absurdo.

Para terminar sólo nos queda subrayar que el sistema de Hegel es un sistema perfectamente cerrado sobre sí mismo.

Por ello los pensadores que vendrá, a continuación se situarán en el otro extremo.

Al pensamiento "objetivo", racional y sistemático opondrán pensamientos "subjetivos", que intentan describir al existente tal como es, concretamente.

Fuente Consultada:
Historia de la Filosofía -Desde la antigüedad hasta nuestro días -

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