Los Primeros Pueblos de America: Mayas, Incas y Aztecas Civilizacion

Los Primeros Pueblos de América: Mayas, Incas y Aztecas

► PUEBLOS ORIGINARIOS DE AMÉRICA

Si los pueblos y naciones indígenas de América, que se desarrollaron antes de que ningún hombre blanco llegara al nuevo continente, no tuvieron relación con el resto del mundo, ¿cómo ofrecían ciertos ritos o creencias comunes a otros continentes?.

En algunos pueblos precolombinos encontramos la existencia de pirámides, la momificación de personas relevantes y la creencia en un diluvio universal.

Los historiadores no se explican con demasiada claridad este paralelismo entre Egipto y los incas, por ejemplo.

Los que creen en la existencia de una desaparecida Atlántida afirman que hubo un lazo material, un puente que permitió una corriente cultural entre el Norte de África y Centroamérica, pero esta hipótesis carece de pruebas suficientes para ser tenida en cuenta.

En los distintos pueblos y tribus de Norteamérica no se da una estructura religiosa completa, con templos, sacerdotes, ritos y un cuerpo de creencias que permitan clasificar sus ideas como una religión perfectamente estructurada.

En cambio, en Centroamérica y los Andes encontramos tres pueblos con un sistema religioso digno de consideración.

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Image de un Templo Maya

Los Primeros Pueblos de America

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• Las primeras civilizaciones de América Central:

Comenzaron alrededor de 1.500 a. de J. C, prolongándose en determinados lugares hasta la aurora de nuestra Era, nos son conocidas por vestigios de cerámica (alfarería) y por pequeñas figurillas humanas modeladas en arcilla.

En el valle de México (El Arbolillo, Tlatilco, Zacatenco), las poblaciones dependían principalmente del cultivo del maíz, pero sin que la caza, la pesca y la agricultura fueran abandonadas.

Todo estaba por descubrir para los hombres de esta época, que no solamente fueron los primeros agricultores, sino también los primeros tejedores y los primeros grandes artistas de aquellos lugares.

Se celebraba un culto a la fertilidad y existía una noción religiosa del más allá, como nos lo demuestran los ritos funerarios.

Los cuerpos eran enterrados, y pequeñas figurillas de arcilla se colocaban directamente junto a los cadáveres; los rasgos del rostro de las figurillas y los ornamentos del vestido estaban sugeridos por la técnica del barro cocido (añadido de molduras y de bolas de arcilla o por incisiones horizontales para marcar los ojos y la boca), representando hombres o mujeres de cuerpo delgado u obeso, normal o deforme, a veces incluso monstruoso.

Las figurillas de muchachas estaban frecuentemente adornadas de elegantes peinados, así como de joyas, zarcillos, dijes y collares; estaban pintadas de amarillo, de rojo, de blanco y de violeta, como si los artistas hubieran querido sugerir los colores de los granos y de las hojas del maíz, base de la alimentación de todos los pueblos precolombinos.

Estas figurillas, todas las cuales han sido encontradas entre las ofrendas funerarias, recuerdan, en sus variedades, las fases de la vida corriente, y debían ofrecer a los muertos imágenes perpetuamente vivas del mundo que habían dejado.

Después, los pequeños centros agrícolas se transformaron en aldeas más importantes, y, a lo largo del litoral del Golfo de México, se constituyó la civilización de los olmecas.

Sobre las altas llanuras mexicanas, otras civilizaciones preclásicas continuaron desarrollándose, y se organizó una sociedad fuertementte jerarquizada, en la que los brujos ocuparon los primeros puestos, como intermediarios entre los hombres y un panteón divino ya muy elaborado.

En el tercer período de esta Edad preclásica (de 600 años a. de J. C. hasta 100 años d. de J. C), las civilizaciones de las altas mesetas consiguieron apreciables progresos en las industrias el comercio, así como en sus organizaciones cívico-religiosas.

Los brujos tuvieron que abandonar el poder a los sacerdotes del fuego, que dirigieron las comunidades agrarias, supervisando la plantación de los cultivos en terrazas, así como las construcciones de los templos y de las pirámides, que debían reunir un gran número de trabajadores encuadrados por técnicos.

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►  LOS OLMECAS

• Características, Ubicación Geográfica, Costumbres

Mientras tanto, los olmecas habían emprendido una emigración que los condujo desde la región costera del Golfo hasta la meseta central, y desarrollaron su civilización en varios lugares; el más importante fue el de La Venta, que se distingue especialmente por sus admirables esculturas monumentales (colosales cabezas de más de tres metros de altura y cuyo peso sobrepasa las diez toneladas), por sus bajorrelieves, y por la utilización, en las construcciones, del ladrillo, del que los olmecas parecen haber sido los inventores en América.

La civilización olmeca, a pesar de los numerosos testimonios que nos ha dejado, continúa siendo muy mal conocida, y es todavía uno de los enigmas más inquietantes de la historia de la América precolombina; podemos, en efecto, emplear por primera vez la palabra «historia», porque los olmecas fueron los primeros americanos que elaboraron una escritura jeroglífica, que, además, completaron con un calendario y un sistema aritmético.

Esta civilización olmeca es considerada por algunos investigadores como el origen de las grandes culturas de América Central: el dios Jaguar, adorado por los olmecas como símbolo del cielo y del mundo subterráneo, estaba presente por todas partes, esculpido en forma de animal o de personaje semihumano.

La idea de asociar el hombre al animal se perpetuó en todas esas civilizaciones, hasta los aztecas.

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► EL ANTIGUO IMPERIO MAYA

• Características, Ubicación Geográfica, Costumbres

Desde hace cincuenta años, la jungla del Yucatán y de las riberas atlánticas de México, así como la de ciertas regiones de Guatemala, han puesto al descubierto las ruinas de la más famosa civilización de América Central: la de los mayas. (ver: Los Mayas)

Para los mayas, como para los demás pueblos de estas regiones, todo comenzó con el descubrimiento del maíz, que aprendieron a cultivar.

Convertidos, desde entonces, en sedentarios, algunos de ellos pudieron dedicarse a actividades intelectuales, artesana-les o artísticas, en las que muy pronto destacaron.

La génesis de esta civilización, que floreció primeramente en el sur, en Guatemala (Uaxactún) y en Honduras, fue muy larga, y solamente en los siglos III y IV d. de J. C. se manifestó una alta cultura, cuyos centros más importantes fueron las ciudades de Palenque, Copan y Tikal.

En el período de formación, se desarrolló entre los mayas una jerarquía sacerdotal que dirigió todas las actividades.

De todos los antiguos pueblos de la América Central, los mayas parecen haber sido los más místicos, los más intelectuales, preocupándose más de sus deberes frente a los dioses y de las investigaciones de las artes de la escritura y de los cálculos astronómicos, necesarios para la elaboración de un calendario exacto, que de la organización de su tribu como un poderoso pueblo imperialista.

Desde el fin de la época de formación, hacia 200 a 300 años después de J. C, la escritura jeroglífica maya estaba definida, y establecidas las bases del calendario: cálculo del tiempo, grabado sobre estelas, conmemorando el pasaje de un período a otro y haciendo mención de ciertos fenómenos celestes, conjunción de Venus, eclipses lunares y solares, permitiendo así establecer una serie ininterrumpida de fechas que se extienden a más de diez siglos.

Fue entonces cuando dio comienzo «la edad clásica» (finales del siglo IV), con la creación de las grandes ciudades: Palenque, centro artístico, Copan, centro religioso y científico, y Tikal, centro comercial.

Origen de Uxmal Ciudad de los Mayas México

Las ciudades no eran esencialmente lugares de residencia: el pueblo vivía en aldeas de cabanas, construidas de madera y de barro, cubiertas de palmas, fuera de los magníficos conjuntos arquitectónicos cuya población se reducía a algunos sacerdotes y jefes civiles.

El monumento principal de estas ciudades era la pirámide, coronada por un templo, donde los sacerdotes se reunían en la terraza más alta pintada de rojo, y celebraban las ceremonias rituales, saludando el amanecer de cada día.

El papel desarrollado por la ciudad de Copan, en el plano científico y religioso, está atestiguado por un conjunto de estelas y de altares que recuerdan los actos de un gran congreso astronómico y astrológico celebrado en esta ciudad el 2 de septiembre de 503.

Las estelas eran erigidas al fin de cada Catán (alrededor de veinte años).

El año solar se dividía en 18 meses de veinte días, con un total, pues, de 360 días, a los que se añadían cinco días más a fin de año. (Ver: Calendario Maya)

Los mayas conocían el cero y sabían calcular con exactitud los eclipses y las revoluciones del planeta Venus.

La más majestuosa y extraordinaria de las civilizaciones precolombinas fue la de los mayas. Pueblo pacífico o tribus sedientas de sangre humana, sucesivamente, honraron a la diosa de la fecundidad y a la tierra.

El pueblo maya permanece todavía en el misterio en cuanto a sus orígenes y a su implantación en el Yucatán.

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► CRISIS Y APOGEOS: FIN DEL ANTIGUO IMPERIO

Los datos de orden cronológico proporcionados por las estelas-calendarios acusan una interrupción que coincide, por lo demás, con una crisis que debió de dejar sentir sus efectos a través de toda la América Central.

A partir del 550 d. de J. C, parece que toda actividad de construcción, que todo desarrollo cultural se hayan detenido en América Central y en México, sin que todavía podamos conocer las verdaderas causas.

Pero esta detención de la actividad evolutiva de la civilización maya fue rápidamente compensada desde el fin del siglo VIII; sólo en el año 790, más de veinte ciudades volvieron a grabar estelas conmemorando esta fecha.

Nuevamente fueron erigidos conjuntos arquitectónicos, como Comalcalco y Bonampak, único lugar que nos revela, en un magnífico conjunto de representaciones notables por el valor plástico y la composición, el arte de la pintura maya.

A partir del siglo IX, reapareció el fenómeno que se había producido en 550, y las ciudades abandonaron de nuevo la erección de estelas cronológicas, rito que había sido la señal de la grandeza de esta civilización.

Las ciudades decayeron y, finalmente, fueron abandonadas.

Los historiadores se pierden en conjeturas para explicar esta brusca decadencia, este abandono total de los grandes centros político-religiosos.

Algunos afirman que estas ciudades-estados fueron víctimas de movimientos revolucionarios populares que entrañaron la anulación de la clase sacerdotal.

Otros pretenden, por lo demás con alguna razón, que el clima de Guatemala, de Honduras y del extremo sur mexicano conoció, en esta época, profundos cambios (más calor y más humedad), y que los mayas, con sus utensilios de piedra pulimentada, no pudieron luchar contra la selva cada vez más invasora, y que, conducidos por los sacerdotes, decidieron emprender una nueva emigración a la búsqueda de lugares más hospitalarios, a no ser que el suelo, cultivado desde hacía varios siglos por aquellos campesinos que no conocían la técnica de rotación de los cultivos, estuviera entonces ya muy agotado para poder alimentar a la población.

Pueblos sometidos han podido rebelarse igualmente.

En la época de la conquista española, cinco siglos después, las ciudades abandonadas estaban ya rodeadas por la maleza y la selva. Pero la civilización maya renacería más al norte, en el Yucatán, con el Nuevo Imperio.

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► El Imperio Inca, Características

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En las cumbres andinas surgió una forma de culto al Sol.

Le precedió una especie de fetichismo por el cual las rocas, los árboles, los elementos y los animales eran adorados como divinidades.

El mundo estaba poblado de demonios propicios o malignos que era preciso halagar y combatir.

Por encima de todos reinaba un ser espiritual, superior y poderoso: Viracocha.

En las cercanías del actual Cuzco se levantaba el templo dedicado a Inti, el Sol.

El supremo sacerdote vivía sobriamente, aunque rodeado de innumerables objetos de oro, ornamentos cargados de pedrería y tantas riquezas que deslumbraron a los españoles de Pizarro, llegados hasta aquellos lugares.

Solamente el Inca, el soberano, poseía un poder igualable al del supremo sacerdote.

Los sacrificios humanos eran desconocidos por los Incas, pero tenían conventos de muchachas, las cuales guardaban virginidad y permanecían al servicio del templo, hasta que en su madurez contraían matrimonio con miembros de la familia real o permanecían en el convento, llamado Aclla-huasi, hasta su muerte.

Manco Capac, fundador de Cuzco, implantó el culto a Inti, el Sol, en todo su territorio, ordenando una especie de teología por la cual él descendía del citado dios.

De este modo declaró su procedencia divina.

Los cuerpos de los soberanos, convenientemente momificados, se enterraban cubiertos de ricas vestiduras y rodeados de toda clase de joyas, vajillas y objetos de uso corriente que debían acompañarles en la otra vida.

Con la desaparición de ambas civilizaciones absorbidas por los españoles, periclitaron definitivamente estas religiones.

A la caída de Atahualpa, el jefe inca, y de Moctezuma, el soberano azteca, los misioneros introdujeron la semilla del cristianismo.

La evangelización de América se llevó a cabo, no solamente por españoles y portugueses, sino por los franceses y los ingleses.

En Louisiana y en el Mississippi evangelizaron el P. Jean de Brebeuf y el P. Marquette.

Los jesuitas predicaron entre los pieles rojas del Canadá, y los franciscanos en La Florida y California.

Los peregrinos del Mayflower, al desembarcar en América del Norte, aportaron su fe puritana, que mantuvieron a pesar de su distanciamiento de Europa.

Pero sin duda alguna el más famoso de los misioneros americanos fue le español fray Junípero Serra, cuyo recuerdo se mantiene vivo en tierras californianas.

Las maravillosas catedrales esparcidas por tierras centro y sudamericanas, hablan claramente de la labor apostólica realizada por innumerables obispos, monjes y predicadores españoles, desde Bernardo Boil, que acompañó a Colón, hasta Pedro Claver, el apóstol de los esclavos negros.

Historia de los Incas Sociedad, Estado, Arte y Ciencia Resumen

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► TOLTECAS Y AZTECAS

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Los primeros levantaron la pirámide de Teotihuacan, en México, dedicada al Sol, cuyo culto pasó posteriormente a los aztecas.

La religión de los aztecas obedecía a una teología complicada, en la cual el dios supremo era Tloque Nahauque.

El número de dioses era grande y no sólo se consideraban el sol, la luna, el viento y las fuerzas de la naturaleza como divinidades, sino también las serpientes, los jaguares y otros animales.

Huitzilopochtli era el dios de la guerra cuyos beneficios era necesario impetrar con sacrificios humanos. Ésta fue la parte más cruel y sanguinaria de la religión azteca.

El joven elegido para ser sacrificado en las fiestas propiciatorias gozaba de toda clase de inmunidades y atenciones durante un año.

Doncellas escogidas le acompañaban y el pueblo le colmaba de regalos, pero en el altar del sacrificio, llegado el momento decisivo, el sacerdote le abría el pecho y mostraba a los fieles su corazón palpitante.

El número de sacrificios humanos solía rebasar el millar en el transcurso de un año. Según los aztecas el universo estaba dividido en una serie de cielos a modo de capas horizontales.

En la inferior reinaba Michtlantecuhtli, el dios de la muerte que guardaba a los difuntos en compañía de su esposa Mictlancihuatli.

Todos los hombres iban a parar al reino de los muertos excepto los que sucumbían en la guerra, en un sacrifico expiatorio o morían ahogados. Éstos merecían el premio de un cielo más elevado.

Los sacrificios humanos no fueron practicados por los mayas, los cuales ofrecían peces, pájaros y otros animales así como alimentos, incienso y joyas, pero los toltecas adoptaron la costumbre de sacrificar esclavos o prisioneros de guerra.

En la "Fiesta de las Flores" que celebraban los aztecas, se ofrecía la muerte de una joven de 16 años de edad, y aquel mismo día se elegía la niña recién nacida que sería sacrificada cuando cumpliera tal edad.

Carácter religioso y científico tenía el cálculo astronómico que permitió a este pueblo determinar un calendario muy notable. Se encontró uno de éstos esculpido en una piedra circular en cuyo centro podía verse la imagen de Tonatiuh, el Sol.

Alrededor estaba grabada la historia del pueblo azteca, dividida en edades simbolizadas por el jaguar, el huracán, el fuego y la inundación.

Un terremoto destruyó este calendario que medía más de 3 m de altura, conservándose sus fragmentos.

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► Cuadro Ubicación de las Civilizaciones Precolombina de América

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► Cuadro Comparativo de la Vida y Costumbres de las Civilizaciones Maya, Azteca  e Inca

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