El Valle de Aosta en Italia.Características, Economía, Turismo

El Valle de Aosta en Italia
Características Economía, Turismo

El valle de Aosta, situado en el noroeste de Italia, es una región montañosa con carácter propio. Es una región turística muy frecuentada tanto en invierno como en verano.

En el plano económico el valle de Aosta es muy importante debido a sus minas de hierro. Desde 1948 disfruta de un estatuto basado en la autonomía.

Situado al noroeste de Italia, el valle de Aosta es una de esas regiones que, con todo y formar parte de un país determinado, poseen una característica específica que va a menudo de la mano con un gran deseo de independencia.

Esto sucede con el valle de Aosta, tanto más cuanto que la región presenta un carácter montañoso muy pronunciado.

Aosta es una ciudad romana muy antigua, Augusta Praetoria, fundada por Augusto el año 24 antes de Jesucristo.

De ello son testimonio monumentos tales como un arco de triunfo, un teatro, un anfiteatro, un foro y otros vestigios de la época en la que las legiones romanas controlaban gran parte de Europa, así como los puertos alpinos.

Durante siglos la vieja vía romana fue el principal medio de comunicación entre Aosta y las regiones situadas al norte de los Alpes.

Esta vía de comunicación, de la que aún quedan vestigios, contribuyó en mucho a hacer de Aosta y su región una entidad que se distingue desde numerosos puntos de vista de las provincias italianas que la rodean.

Esto se nota principalmente en los trajes, en la arquitectura y en el dialecto, tanto como en los usos y costumbres y en el folklore.

El carácter montañoso ha contribuido igualmente a la forja del particularismo de un valle que es el mayor y el más impresionante de Italia y que se encuentra encerrado entre elevadas cumbres; entre otras la del Mont-Blanc (4.808 m) al oeste y el Cervino (4.478 m) al sur.

El valle, que tiene una longitud de un centenar de kilómetros, está bordeado al norte por los Alpes Peninos y al sur por los Alpes Graios.

No quedó aislado ni siquiera al principio de su historia, pues había vías de comunicación que partían en todas direcciones: el puerto del Gran San Bernardo al norte y el del Pequeño San Bernardo al oeste.

Esta es la razón de que la región de Aosta se convirtiera en lazo de unión entre el noroeste de Italia, la Saboya francesa y el suroeste de Suiza.

Por su situación, el valle de Aosta se convirtió asimismo en uno de los principales centros del alpinismo internacional. La depresión de Breuil, situada al sur del Cervino, adquirió de este modo gran renombre.

También es muy conocida la región de Courmayeur, situada más al oeste.

Los guías de Courmayeur son célebres en el mundo de los alpinistas. Pettigax, Ollier y Bareux, son los más famosos.

valle de aosta en Italia

La economía de la región de Aosta gira alrededor del turismo, tanto en verano como en invierno.

Y con razón, pues el valle es de lo más pintoresco.

Las aguas del Dora Baltea, un río alimentado por varios torrentes, corren de oeste a este. Algunos de esos torrentes tienen su fuente en los glaciares que resbalan lentamente desde las cumbres de los Alpes.

Los verdes pastos de los valles contrastan con el verde más oscuro de los bosques de pinos que pueblan las alturas mientras numerosos lagos ponen su granito de arena y contribuyen al pintoresquismo y a la belleza tranquila de esta región de los Alpes.

No hay muchos otros lugares en los que el pasado y el presente se hallen tan armoniosamente entremezclados.

Viejos monumentos históricos, un folklore vivo, grandes típicas de original arquitectura y modernas comodidades para los turistas contribuyen a la atracción y al éxito de numerosos pueblos.

Hemos de sorprendernos entonces de que cada año aumente el número de turistas?.

Gracias al túnel del Mont-Blanc que une Courmayeur con Chamonix, el tráfico turístico ha progresado considerablemente.

Las autoridades han intentado favorecer el turismo creando un parque nacional: el del Gran Paradiso, al sur del valle de Aosta, llamado así en razón del pico que se alza en mitad del mismo y cuya altura es de 4.061 m.

En el parque abunda la caza, especialmente la gamuza.

El valle de Aosta posee múltiples encantos.

Para empezar cuenta con las bellezas de que le proveyó la naturaleza y las múltiples facilidades que ofrece para dedicarse a una infinidad de actividades deportivas: caza, alpinismo, esquí, patinaje, pesca...

Además, hay allí numerosos pueblos y poblaciones que merecen que se les haga una visita.

Citemos algunos de ellos. Gressoney Saint Jean goza de una situación excelente en mitad de un estrecho valle, entre verdes pastos.

Las casas se parecen más a los chalets suizos que a las casas que se acostumbra ver en otras ciudades y pueblos italianos. Desde allí se divisan las torres del castillo de Savoir.

La población ha permanecido fiel a su vestimenta tradicional, que sienta particularmente bien a las jovencitas.

El negro, el rojo, el blanco y el oro son los colores dominantes.

El dialecto tiene consonancias alemanas, y el modo de vivir recuerda más el del cantón suizo de Vaus que el de Italia. Gressoney Saint Martin está situado al noreste del valle de Aosta, no muy lejos de la frontera suiza.

Cuanto hemos dicho sucede aún de forma más acusada en Gressoney La Trinité, desde donde se emprende generalmente la ascensión del monte Rosa (4.638 m).

Más al sur y al este de esta región encontramos en el valle del río más importante de Aosta, el Dora Baltea, la pequeña localidad de Bard.

El impresionante fuerte domina el acceso al valle.

Este fuerte fue edificado en el mismo lugar donde se alzaban antiguas fortificaciones desmanteladas por orden de Napoleón.

Un joven subteniente que iba a convertirse en uno de los más grandes estadistasde Italia, Cavour, sirvió en ese fuerte. Este tipo de construcciones defensivas no es raro en la región.

Y así, encima de Bard encontramos el castillo de Issogne, que data del siglo XV y que representó un papel importante durante el Renacimiento.

Más lejos todavía, a algunos kilómetros de Aosta, se alza el castillo de Fenis, del siglo XIV.

Visto desde el exterior es un castillo de la Edad Media, pero el interior es relativamente cómodo y recuerda la atmósfera que debía de reinar allí durante el pre-Renacimiento italiano.

Hay allí frescos de santos y de pensadores que pertenecen sin duda alguna a la escuela de Giotto, mientras que el mobiliario es característico de la región y de la época.

El turismo no es, sin embargo, la única ocupación del valle de Aosta.

También se practican en él la agricultura y la ganadería, principalmente en los valles, aunque reine también cierta actividad en alturas poco acostumbradas.

En la región de Turmalina, a unos dos mil metros de altura, se cultivan cebada y centeno. Los pastos de altura están todavía más arriba.

Otra actividad (más reciente) consiste en la explotación y trabajo del mineral de hierro.

El valle de Aosta es desde este punto de vista una de las regiones más importantes de Italia y contribuye de este modo en gran manera al desarrollo de la industria en ciertas ciudades del norte de Italia como Milán y Turín.

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