Biografia de Jose de Espronceda:Poeta Romantico Español - Obra
Biografía de José de Espronceda - Poeta Español
La poesía romántica exaltación de lo irracional, pasión, ímpetu, sentimentalidad, sobrevaloración del individuo — tiene su encarnación más típica en España en el vate José de Espronceda y Delgado —incluso en su derivación hacia los campos de la política y de la concepción revolucionaria de la vida.
Pujante, contradictorio, enérgico y tierno a la vez, su poesía expresa la inquietud de aquella generación, sin base sólida en que agarrarse, dando alas a lo inconexo, a lo confuso y a lo sombrío.
Maravilloso a veces por la armonía de su pluma, por la emotividad y belleza de sus versos, cae en otras ocasiones en el desaliño de la improvisación.
Pero también en este aspecto — entre lo sublime de las cimas y el mal gusto de las hondonadas — Espronceda es fiel a sí mismo, a su generación y al romanticismo.
Fue uno de los grandes poetas del romanticismo español y se lo ha comparado en varios aspectos con el inglés Byron.
Su Vida. Nació cerca de Almendralejo, Badajoz (1808) y su padre fue militar. Estudió en Madrid en el Colegio de San Mateo y desde joven se dedicó a la poesía.
Hijo de un matrimonio de edad muy desigual, José fue desde sus más tiernos años el niño prodigio, el encanto de su padre y la desesperación de su madre.
En 1820 residía con su familia en Madrid, y en este mismo año ingresó en el colegio de la calle de San Mateo, donde profesaban Lista y Hermosilla.
Cerrado este centro en 1823, Espronceda siguió a Lista en el colegio que éste estableció en la calle de Valverde, donde bajo la dirección de aquel gran humanista cursó con singular aprovechamiento idiomas antiguos y modernos, matemáticas, retórica, poética, mitología, etc.
Adoptó tempranamente la actitud de un típico revolucionario exaltado y se afilió a una sociedad secreta, Los Numantinos. Por su participación en las luchas políticas contra la monarquía, debió emigrar a Lisboa (1827), ciudad donde se enamoró de Teresa Mancha, hija de un coronel español retirado, la que se convirtió en el gran amor de su vida y sería la protagonista de su poesía Canto a Teresa.
Mientras cursaba estos estudios, la actividad del muchacho abarcaba ya las esferas de la poesía y la política. En 1823 entró a formar parte de la Academia del Mirto, prolongación del colegio de Lista.
En el mismo año fundaba con unos mozalbetes una sociedad secreta, Los Numantinos, con sus ribetes de masonería y sus veleidades revolucionarias.
Denunciada esa asociación a las autoridades en 1825, Espronceda fue procesado y condenado, a causa de su temprana edad, a unos días de reclusión en el convento de San Francisco de Guadalajara, donde residían sus padres. Aquí compuso su primera obra poética, Pelayo.
Deseoso de ver mundo, en un impulso típicamente romántico, dejó su familia y se embarcó en Gibraltar para Lisboa (1826).
Marchó después a Inglaterra, donde volvió a encontrarse con Teresa, a quien sus padres habían casado ya con otro hombre.
Allí conoció Espronceda la literatura romántica inglesa y admiró la obra de Byron. Se fugó más tarde con Teresa a París (1829), conoció a los románticos franceses, en especial a Víctor Hugo, y participó en la revolución de 1830.
De regreso en España (1833) por una ley de amnistía, sufrió otros destierros y condenas en el interior del país. Se convirtió en tribuno y periodista y actuó como exaltado miembro del partido progresista.
Ocupó el cargo de secretario de la legación española en La Haya (1841) y al año siguiente fue elegido diputado por Almería a las Cortes.
Separado desde hacía algún tiempo de Teresa, y mientras preparaba su boda con Bernarda de Beruete, falleció en Madrid (1842), a los treinta años de edad.
Espronceda recibió la secretaría de la legación española en La Haya (de la que tomó posesión el 29 de enero de 1842) y fue elegido diputado por Almería (1841). Por aquella misma época empezó a publicar el Diablo Mundo, obra que le dio gran popularidad y que es sintomática de su genio poético desigual y del romanticismo exaltado. Cuando estaba a punto de casarse con doña Bernarda de Beruete, una infección en la garganta le produjo la muerte en Madrid el 23 de mayo de 1842. Contaba entonces treinta y cuatro años.
Personalidad. Espronceda fue un artista y aventurero turbulento, que encarnó en la realidad el ejemplo de vida romántica.
Su carrera amatoria y política lo revelan como un hombre apasionado y rebelde, que se fija sus propias leyes y principios. Fue "prisionero de su propio proceso cíclico" (G. Brenan), con ambiciones y aspiraciones gigantescas, que al chocar con la realidad, lo condujeron a la desesperación.
Su obra poética. La obra poética de Espronceda es breve y comprende poemas extensos (El estudiante de Salamanca y El diablo mundo), poesías breves y otras páginas.
Poesías Líricas. Las poesías propiamente líricas son pocas y tratan de asuntos amatorios, patrióticos y revolucionarios. En todas ellas el poeta muestra una impetuosidad, un desenfreno y una independencia personalísima.
Compone con un subjetivismo sin límites: su intimidad psíquica transparece a cada momento, así como sus pasiones y sus ideas. Su poesía trasunta además una visión desordenada del mundo, una insaciable voracidad creativa, un total capricho al manejar las formas métricas, y un enfoque visual y luminoso del contorno externo.
Está considerado como un artista original, pues aunque en algunos momentos se puedan identificar reminiscencias de lecturas (sobre todo de Goethe y de Byron), su talento natural no es imitativo.
Algunas composiciones han logrado fama perdurable por la maestría con que están concebidas y realizadas (A Jarifa, en una orgia; Canción del pirata, etc.), a pesar del desenfado sensualista, el pesimismo escéptico, la ironía, y el sentimiento de desesperación que reflejan.
"El estudiante de Salamanca". Es el poema largo mejor logrado de Espronceda y una pequeña obra de arte.
El autor retoma en él, en cierta manera, el tema del hombre libertino y donjuanesco de la tradición española, y lo recrea a través de una acertada caracterización del protagonista, don Félix, y una sucesión de cuadros y escenas de ambiente espectacular.
Don Félix de Montemar, estudiante famoso en Salamanca por sus costumbres disolutas, seduce a Elvira y la abandona. Elvira enferma de dolor y muere después de escribirle una carta de perdón.
Poco después, don Félix encuentra en una taberna a don Diego, el hermano de Elvira, y en un desafío lo mata con su espada. Huye entonces, y al pasar frente a un retablo donde está una imagen de Cristo crucificado, ve una figura cubierta de ropas blancas en actitud de orar.
Don Félix cree que es una mujer y le hace proposiciones amorosas sin verle siquiera el rostro. Sigue entonces a la figura por lugares misteriosos de Salamanca, y ve entonces un extraño cortejo fúnebre con dos féretros, uno el de Diego, hermano de Elvira, el otro el suyo propio.
Continúa luego don Félix marchando detrás de la figura, desciende por una escalerilla en caracol y cae rodando a una estancia oscura, donde la dama está sentada al lado de un negro monumento que semeja una tumba.
De pronto un coro de cien espectros lo rodea; don Félix sin temblar, se acerca a la misteriosa mujer y al levantarle el velo, descubre que es un esqueleto.
Luego se le acerca otro esqueleto, el de don Diego, quien le expresa que esa dama es Elvira. Don Félix, orgulloso y temerario, la acepta por esposa, mientras los esqueletos testigos empiezan una fantástica carrera a su alrededor. Don Félix siente desfallecerse y muere.
Aquella figura cubierta de blanco que había ido a buscarlo, era el diablo mismo, solían recordar las gentes después.Esta pequeña pieza recuerda en muchos sentidos a ciertos aspectos del arte de Quevedo y de Calderón.
"El diablo mundo": En este otro poema, el poeta intentó desarrollar simbólicamente su pensamiento de que toda la humanidad, como el hombre mismo individualmente, marchan tras una quimera en la vida.
Se compone de una introducción y seis cantos, pero la obra quedó inconclusa por la muerte del poeta.
Es una obra aparentemente sin orden, "una improvisación genial" (José M. Blecua), integrada por fragmentos líricos, épicos, filosóficos, autobiográficos y simbólicos. Pueden reconocerse en ella influencias de Byron, Voltaire y sobre todo del Fausto de Goethe.
A esta obra pertenecen algunas composiciones que se han hecho famosas (Himno a la inmortalidad, del canto I, y A Teresa, canto II).
Valoración. Espronceda fue un poeta extraordinario; si no el mejor, por lo menos el más típico, vital y literariamente considerado, del romanticismo español. Fue moderno y revolucionario, y sobre todo, exaltado y frenético, y acaso, el más poderoso lírico de la época.
La improvisación, la fuerza, la anarquía, la desigualdad artística, la exaltación del yo, son sus características definitorias.
Fuente Consultada: Literatura Española, Hispanoamericana y Argentina de Carlos Aberto Loprete - Editorial Plus Ultra Entrada: José de Espronceda
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