Biografia de Juan B. Bustos Caudillo Federal:Hechos Politicos
Biografía de Juan Bautista Bustos
Juan B. Bustos: Por un país federal
En la historia de la Argentina, existen hombres que si bien han tenido un papel realmente preponderante en el forjamiento de nuestra identidad como país, han sido relegados a un segundo plano, viviendo a la sombra de otros grandes hombres.
A modo de ejemplo podríamos citar el nombre de Juan Bautista Bustos, quien por su valentía, coraje y determinación se destacó del resto durante su participación en el llamado Ejército del Norte.
Así fue que durante su trayectoria como caudillo, sirvió a las órdenes de los más importantes hombres que dieron origen a la independencia Argentina, tales como Belgrano, Rondeau y Fernández de la Cruz.
Pero allí no se detiene la vida de este hombre, que supo defender su patria con honor y bravura, sino que además fue durante nueve años el primer Gobernador constitucional de la provincia de Córdoba, en un cargo que le brindó la posibilidad de estrechar vínculos con José de San Martín, y servir a su campaña libertadora, en base a una ideología netamente federalista.
Su historia comienza el 29 de agosto de 1779, en el Valle de Punilla, ubicado en la provincia de Córdoba, y de acuerdo a los documentos fue bautizado un año después en la capilla de San José, la cual se emplaza en las cercanías de Santa María de Punilla.
Gracias a las relaciones que su padre, Don Pedro León Bustos, y su madre, Doña Tomasina de la Puebla y Vélez, mantenían con los intelectuales de la región, el pequeño Juan tuvo una infancia y una adolescencia rodeada de conocimiento y cultura, que le permitieron forjar su inteligencia.
Asimismo, a la par que cumplía con sus estudios secundarios en el Colegio Santo Domingo, se dedicó al estudio de la filosofía, uno de los campos que más lo atraían por su estrecha relación con la política y la sociedad.
Al cumplir los 26 años decidió dejar su provincia natal y radicarse en la prometedora Buenos Aires, donde en principio se dedicó a llevar adelante los negocios familiares, que consistían en la comercialización de cueros.
Pero aquello no fue por mucho tiempo, ya que en 1806, poco después de ingresar al ámbito militar, comenzó a destacarse del resto, gracias a su actuación en la defensa de la ciudad durante la luchas que tuvieron lugar en la Primera Invasión Inglesa.
Aquello le valió que fuera inmediatamente designado Capitán de la Segunda Compañía de Arribeños.
Fue entonces que Bustos participó en la llamada Reconquista de Buenos Aires, sirviendo a la causa no sólo con su cuerpo y alma, sino también con la donación de sus bienes. Poco después sería designado Capitán de Fusileros, por Sobremonte.
Fue en el año 1807 que Bustos tuvo una destacada actuación en la batalla de la Segunda Invasión Inglesa.
De aquello se recuerda sobretodo la victoria obtenida en el Paseo La Alameda, cuando con un ejército compuesto por tan sólo 22 hombres logró vencer a un total de 204 soldados ingleses.
Nuevamente su nombre volvió a ser el tema de los superiores, y en esta oportunidad, el Virrey Liniers lo ascendió a Segundo Comandante.
Paralelamente a su labor como militar, Juan Bustos conoció por aquella época a Juliana Maure, joven que provenía de una importante familia de estancieros de Buenos Aires, y de la cual se enamoró perdidamente, contrayendo matrimonio en 1808.
Durante el mes de enero de 1809, Bustos fue parte de la lucha que tuvo lugar debido a la represión de la revuelta de Alzaga contra el Virrey Liniers, y nuevamente su valor y sus hazañas le valieron el ascenso, esta vez convirtiéndose en Sargento Mayor, grado con el cual el caudillo participó del Cabildo Abierto en 1810.
Cabe destacar que Bustos fue uno de los que firmó la proclama del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, y su participación activa en la Revolución de Mayo lo convirtió en uno de los exponentes más importantes en representación del interior del país.
Poco después, sería promovido a Teniente Coronel por decisión de la Junta y meses más tarde convertido en Coronel del Regimiento 3 de Infantería.
Al año siguiente, el caudillo se convirtió en uno de los principales actores en la deposición de los miembros morenistas de la Primera Junta, lo que le permitió ser designado como miembro del Tribunal de Seguridad Pública, cuerpo que se encargó de confinar a Bernardino Rivadavia a la frontera con los indios, ya que sospechaban que se encontraba tramando una conspiración.
Lo cierto es que poco después, cuando se produce la caída del grupo que respondía a Cornelio Saavedra, y Rivadavia asume como Ministro de Guerra del Primer Triunvirato, Juan Bustos pasó a disponibilidad de Rivadavia, quien decidió apartarlo del mando militar.
Por aquella época, Bustos debió abandonar su ímpetu luchador que desde siempre había entregado a favor de la patria, y dedicarse nuevamente por unos años al comercio.
Pero el caudillo no se detendría, y en 1812 participó activamente de la revuelta popular que se gestó contra el Primer Triunvirato, la cual fuera apoyada por los Granaderos de San Martín.
Luego de aquello fue inmediatamente reincorporado al servicio activo y puesto al mando del Regimiento 2 de Infantería, siendo nombrado Coronel y desenvolviéndose bajo las órdenes de nada más y nada menos que el General Manuel Belgrano.
En 1815 fue enviado a ser parte del Ejército del Norte, y su valiente labor en el cuerpo lo convirtió rápidamente en uno de los oficiales de mayor confianza del General Manuel Belgrano.
Aquello le permitió a Bustos alcanzar el grado de Coronel Mayor del Ejército Auxiliar del Perú. No obstante, nunca llegó a participar de las campañas al Alto Perú.
Fue durante este período que Bustos defendió sus principios en distintas batallas, entre las que no podemos dejar de mencionar la ocurrida el 9 de enero de 1820, en un episodio histórico conocido como el “Motín de Arequito”.
Sólo dos meses después de la sublevación ocurrida en Arequito, Juan Bustos fue enviado por Belgrano a la provincia de Córdoba con la misión de repeler las acciones llevadas a cabo por el grupo de Estanislao López y Francisco Ramírez.
Una vez allí, Bustos fue propuesto para ocupar el cargo de Gobernador de Córdoba, siendo el primer mandatario constitucional de la provincia elegido por la gente.
Su desenvolvimiento como político en el cargo de Gobernador, fue notorio, y cabe destacar que fue el principal impulso de la realización de un Congreso Constituyente en Córdoba, que fuera luego saboteado por el Gobierno de Buenos Aires, y pese al apoyo de las provincias la Organización del Congreso fue frustrada.
Por otra parte, Bustos fue uno de los principales participes en la gestación del Reglamento Provisorio para el Régimen y Administración de la Provincia, que se convertiría posteriormente en la Constitución Provincial.
Finalmente, Bustos culmina con su mandato de Gobernador, y a pesar de ser reelegido por la Asamblea Popular auto convocada de vecinos, la Asamblea Legislativa decidió censurarlo y apartarlo de la política, sobre todo por sus principios federales, que se confrontaban con las pretensiones centralistas del Presidente Rivadavia, unitario a ultranza.
Fue para esa época que Bustos se convirtió en uno de los principales objetivos a eliminar para los unitarios, lo que dio lugar a una persecución sin tregua, cuya batalla final se libraría en el mes de junio de 1829, luego de que Bustos es derrotado junto a su amigo y compañero Facundo Quiroga durante la batalla de La Tablada.
Gravemente herido y con múltiples quebraduras, Bustos inicia el camino a Santa Fe, donde pasó el resto de sus días, hasta que el 18 de septiembre de 1830, el Brigadier General Juan Bautista Bustos muere, a los 51 años, demostrando una vez más su amor por la patria, y eternizándose como un luchador incansable de la independencia y la unión nacional.
ALGO MAS SOBRE LA BIOGRAFÍA DE BUSTOS:
Bustos en su larga administración de Córdoba dictó decretos , leyes y tramitó numerosos asuntos de interés publico, entre ellos, decreto sobre libertad de imprenta, publicado en 1823; creó un impuesto del 16% sobre la extracción de plata en su provincia, y para controlar su cumplimiento envió una comunicación a todos los gobernadores de las provincias del interior, informándoles que no permitiría pasar para Buenos Aires ninguna clase de moneda metálica sin ser registrada y con guía de sus respectivas procedencias; en el año 1827 celebró un acuerdo con el Gobernador de San Juan, con el fin de invitar a las provincia a la forma, ción de una convención, que reunida en San Luis, se pronunciara sobre la forma de gobierno más adecuada para la República, y también sobre otros puntos preliminares que sirviesen de base para la organización nacional.
En el mismo año dirigió una circular a los ministros extranjeros residentes en Buenos Aires, participándoles la separación de la Provincia de Córdoba, por cuya causa quedaba desligada de compromisos internacionales o tratados que celebrase el gobierno presidencial.
Comprometida la República en una guerra exterior con el imperio del Brasil con el objeto de recuperar la Provincia Oriental, el gobernador Bustos contrajo el compromiso con el gobierno central, de contribuir con el contingente de tropas que le correspondía, como lo hicieron las demás provincias argentinas: Bustos recibió dinero y uniformes para armar tal contingente, pero cometió la felonía de quedarse con el envío de referencia y no cumplió con su compromiso.
Producido el movimiento revolucionario del 19 de diciembre de 1828, tan pronto llegó a conocimiento de Bustos la noticia, reunió la Legislatura, la cual le acordó facultades extraordinarias. Inmediatamente Bustos expidió una proclama condenando en términos enérgicos el movimiento que había derrocado a Dorrego, y haciendo el proceso del partido a que pertenecían los autores de aquel cambio político.
Lavalle, para dar a su esfera política la amplitud que correspondía en toda la República, resolvió enviar al interior una división de las tres armas, de mil hombres, cuyo mando confió al general don José María Paz, que había revelado dotes excepcionales de hombre de guerra y que en Ituzaingó había conquistado las palmas de General.
Se dirigió en línea recta sobre la provincia de Córdoba, con el propósito de libertarla del poder de Bustos, que lo ejercía desde el pronunciamiento de Arequito.
En los comienzos de abril de 1829, Paz hollaba con sus tropas el suelo de su provincia natal y entabló negociaciones con su adversario, tratando de llegar a un acuerdo que evitara el derramamiento de sangre, pero pronto comprendió que las maniobras de Bustos tendían a ganar tiempo, esperando el apoyo de los demás caudillos federales de las provincias limítrofes y decidió resolver el asunto por las armas.
Bustos lo esperó con sus fuerzas desplegadas frente al arroyo de San Roque, asegurando sus posiciones en una hacienda, utilizando un edificio que había allí.
Paz, con la habilidad táctica que lo destaca entre los generales de la República, lanzó sus tropas al combate con un éxito indiscutible. Dispersada la caballería cordobesa, la infantería cayó prisionera de Paz, que capturó además 8 piezas de artillería y un abundante parque.
Derrotado completamente en esta acción, que tuvo lugar el 22 de abril, Bustos huyó a La Rioja, en busca de la protección de Juan Facundo Quiroga, y sirviendo a las órdenes de este temible caudillo intervino en la batalla de la Tablada, el 22 de junio de 1829.
Desengañado Bustos ante el terrible contraste sufrido en esta sangrienta jornada, abandonó las filas de Quiroga, dirigiéndose a Santa Fe, donde falleció el 18 de septiembre de 1830.
Doña Juliana Maure de Bustos fué la esposa del vencido de San Roque.
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