Historia del Campamento El Plumerillo de San Martín, Ubicación
Historia del Campamento El Plumerillo de San Martín, Ubicación
A fines de 1815 el general San Martín resolvió evitar el contacto de su ejército con la ciudad, y para ello pensó trasladar los regimientos que se encontraban en los cuarteles de La Cañada, San Agustín y Santo Domingo.
Los trasladó a campos situados en los alrededores de Mendoza, pero los que consideró apropiados quedaban muy retirados y a él le convenía uno más cercano, que le permitiera atender simultáneamente la preparación de su ejército y los asuntos de gobierno.
Por esto aceptó los terrenos que le cedió en préstamo el vecino don Francisco de Paula de la Reta.
Ubicados a poco más de una legua de la ciudad y a la derecha del camino a San Juan, en el paraje de El Plumerillo, designación popular con que se conocía esa región por la abundancia de una planta parecida a un plumero.
El ingeniero Alvarez Condarco fue encargado para delinear el campamento en ese lugar húmedo, salitroso y lleno de charcos.
Trazó una plaza de unas cinco manzanas, y sobre el costado oeste se levantaron galpones provisionales de tapia con techos de espadaña, divididos por compañías, con departamentos para jefes y oficiales, guardias y cocinas.
En marzo de 1815 San Martín comisionó al brigadier Bernardo O'Higgins para que construyera los cuarteles definitivos, en los cuales se utilizaron en gran parte materiales facilitados por los vecinos.
El 30 de septiembre de ese año se dieron por terminadas las obras del campamento, contando entonces con una línea de cuarteles al oeste de la plaza, donde se Instalaron los batallones números 8 y 11 de Infantería, el 1° de Cazadores y la artillería.
Poco más atrás estaban las cocinas, y a mayor distancia los alojamientos de jefes y oficiales.
Por el lado norte quedaban los cuatro galpones para el regimiento de Granaderos a Caballo, y por el lado sur el rancho del general en jefe, el Cuartel General y el Estado Mayor.
Al centro del costado este de la plaza se levantaba un grueso paredón de adobes de doble fila, de cien metros de largo, destinado al tiro al blanco.
La actividad fue en aumento y se intensificó la instrucción diaria en El Plumerillo.
Antes de las cinco de la mañana estaba ya en pie San Martín, recibía a sus ayudantes y dictaba las órdenes.
El 5 de enero de 1817 el ejército, en traje de parada, dejó por primera vez el campamento y fue a la ciudad para rendir honores a su Virgen Patrona y asistir a la bendición de la bandera; a la tarde formó en El Plumerillo para cumplir el juramento sagrado.
La bandera estaba en manos del brigadier Soler rodeado por el Estado Mayor; San Martín se adelantó y cruzando su espada con el asta hizo el solemne juramento, luego los jefes y oficiales, y por último la tropa.
Después del 15 de enero se concentraron en el campamento los cinco mil trescien tos siete hombres que componían el Ejército de los Andes, de los cuales la mayor parte habían sido reclutados en Mendoza.
El día 18 partió la columna de Las Heras por la ruta de Uspallata. Del 19 al 24 salieron Soler, O'Higgins, Zapiola y de la Plaza por el camino de Los Patos, con el grueso del ejército.
El último en abandonar El Plumerillo fue el propio general San Martín.
Tiempo después eran desarmados los cuarteles y devueltos a sus dueños los materiales, obsequiándose a los pobres con los restos sobrantes para que construyeran sus ranchos.
El campamento estuvo totalmente olvidado hasta 1899, año en que un grupo de mendocinos levantó una modesta pirámide con los escudos de Argentina, Chile y Perú.
Transcurridos treinta y tres años, el 17 de agosto de 1932 —829 aniversario de la muerte de San Martín—, el Banco de la Provincia de Mendoza cedió al Ministerio de la Guerra una fracción de poco más de cuatro hectáreas de tierras cercanas al antiguo campamento.
El gobierno mendocino acondicionó este terreno, construyendo a su entrada un portón alegórico y colocando a cada lado un cañón de los utilizados por el Ejército de los Andes.
En realidad, la columna recordativa no se encuentra en el sitio exacto de la jura de la bandera, sino a unos mil metros de lo que era el campamento.
En 1935 fueron depositados los restos del general mendocino Jerónimo Espejo en el centro del campo, último homenaje al que marchó en esa cruzada gloriosa y fue su mejor narrador.
El Plumerilio fue declarado Lugar Histórico por Decreto N° 107.512 del 6 de diciembre de 1941.
Fuente Consultada:
Los Monumentos y Lugares Históricos de Argentina Carlos Vigil -Edit. Atlántida-
(Atención: Puede que el nombre de algunas calles de la Capital Federal hayan sido modificados)
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