Los Desastres Naturales:Causas, Consecuencias y Caracteristicas
Los Desastres Naturales:Causas, Consecuencias y Características
1-Los Desastres Naturales: Clasificación Causas y Consecuencias |
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2-Las Fuerzas del Interior de la Tierra - |
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3-Desastres por Causas Metereológicas - |
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4-Los Fenómenos del Niño y la Niña - |
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5-Las Nuevas Tecnologías Para Detectar Desastres Naturales |
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6-La Lucha Ecológica - |
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7-La Cultura de la Prevención - |
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8-Los Informes Metereológicos - |
• LOS DESASTRES NATURALES:
Cuando la Tierra se estremece de abajo hacia arriba y se produce un terremoto, murallas, techos, torres de edificios y balcones caen en pocos segundos.
La gente se refugia en huertas y descampados, pero muchos quedan atrapados debajo de pesados escombros.
Conocer mas en profundidad las causas que originan estos fenómenos naturales, totalmente impredecibles, que comprometen al hombre en toda su vida personal y social, es tarea de grandes corporaciones estatales y privadas de científicos que estudian todos es fenómenos para intentar predecirlos y evitar riesgos humanos.
A diferencia de las tormentas y las erupciones volcánicas, los terremotos son difíciles de vaticinar y se desatan en segundos, sin dar oportunidad de huir, sembrando destrucción y muerte, obligando a millones de personas a abandonar sus hogares.
A lo largo de la historia, la Tierra se ha visto agitada por terremotos de mayor o menor violencia que han causado importantes daños. Uno de los más famosos es el que sacudió en 1906 la ciudad de San Francisco, que alcanzó 7,8 grados en la escala de Richter.
La sacudida de la tierra dejó cerca de 3.000 muertos.
El terremoto fue tan fuerte que se sintió en el estado de Oregón, al norte, y en Los Ángeles, al sur de California.
En los casos en que el fuego no puede controlarse rápidamente, el resultado es aún más devastador.
Son esos momentos en los que se comprueba cuan frágil es nuestra vida y cuan expuestos estamos ante la naturaleza.
Otro efecto que acompaña a los terremotos suelen ser los tsunamis, u olas sísmicas. En el océano abierto estas olas pueden pasar inadvertidas.
Pero cuando los tsunamis llegan a tierra se vuelven fuerzas increíblemente destructivas y generan olas de decenas de metros de altura que arrasan con todo, desde casas y automóviles hasta edificios.
Estas olas, que se expanden por el océano a la velocidad de un avión, cuando llegan a la costa pueden ser más destructivas que los mismos terremotos.
La naturaleza ha dado sobradas muestras de su gran poder, y cuando se produce un desastre natural nos recuerda su presencia.
La vida del hombre, desde los tiempos más remotos, ha experimentado inundaciones, la fuerza de los huracanes, la violencia de las erupciones volcánicas y de los terremotos, etc.; año tras año, los desastres naturales traen como consecuencia un mayor número de pérdidas humanas y materiales.
Las causas de este aumento en las pérdidas están relacionadas con el mayor número de población, la creciente urbanización, el tipo de actividades económicas, el asentamiento de la población en lugares de riesgo, etc.
El daño producido por una catástrofe natural a menudo resulta de una peligrosa combinación entre las fuerzas de la naturaleza y la actividad del hombre; por ejemplo, la deforestación aumenta la frecuencia y la magnitud de las inundaciones.
Es evidente que el impacto ele las catástrofes no sería tan devastador si los hombres fueran más prudentes y previsores.
Existen muchas medidas que podrían adoptarse y que. sin embargo, son ignoradas. Sólo se puede estar prevenido y preparado para enfrentar una catástrofe cuando se tiene un buen conocimiento del fenómeno que la origina y los riesgos que se corren.
Es por ello que cada vez con más frecuencia se escucha la práctica de la llamada "cultura de prevención".
Es preciso conocer la difusión geográfica, la frecuencia, la intensidad de los fenómenos que pueden dar lugar a un desastre natural. De esta forma, las pérdidas humanas y materiales disminuirían considerablemente.
En 1991 la comunidad de treinta mil personas que vivía al pie del monte Pinatubo, en Filipinas, pudo ser advertida a tiempo para evacuar el poblado antes de la erupción del volcán, de tal manera que no se registraron víctimas.
El trabajo de prevención es arduo, pero mucho más barato y grato que las operaciones de socorro y reconstrucción.
De todas formas, el presupuesto mundial destinado a las catástrofes es absorbido en un 96% por las tareas de salvataje y reconstrucción, y sólo un 4% se destina a la prevención.
Los Desastres Naturales
Feroces vientos, nubes de gran tamaño e intensas tormentas se unen para avanzar por el océano y alcanzar tierra firme, arrasando con todo a su paso: árboles, viviendas, rutas, autos, puentes y, en el peor de los casos, víctimas fatales.
Éstas son sólo algunas de las consecuencias que tornados y huracanes generan. En el mundo hay registros de huracanes que, en poco tiempo, producen una devastación similar a la de un terremoto o a la de una bomba atómica.
Esta página aborda información acerca de estos fenómenos naturales y, también, sobre cuál es el tipo de protección que debe tener una comunidad expuesta a estos desastres.
Riesgos Para La Alimentación Mundial por el deterioro del suelo. El conjunto de cambios en la atmósfera ha producido un fenómeno que llamamos cambio climático, generador de grandes inclemencias y tragedias, que llamamos desastres naturales, que es impulsado fundamentalmente por el aumento de determinados gases (dióxido de carbono y metano, entre otros) en la atmósfera.
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CLASIFICACIÓN DE LOS DESASTRES NATURALES
Atmosféricos: Huracanes (ciclones o tifones), tornados,tormentas eléctricas, olas de frío polar, olas de calor, sequías, tempestad de granizo, exceso de precipitaciones
Hidrológicos: inundaciones fluviales, inundaciones costeras, lagos venenosos, salinización, ,erosión y sedimentación, tempestades y marejadas, aluviones.
Sísmicos: Ruptura de fallas, sacudimiento del terreno, tsunamis, terremotos, maremotos.
Volcánicos: Gases, ceniza, tapilli, flujos de lava, flujos de lodo, proyectiles
Otros fenómenos geológico-hidrológicos: Avalanchas por derrumbes, suelos expansivos, deslizamiento de tierras, caída de rocas, deslizamientos submarinos, hundimientos
Biológicos: (animal y vegetal) Plagas, pestes, pandemias, etc.
Hidrológico-atmosféricos: Fenómenos ENOS - El Niño
Hidrológico-biológicos: Marea roja
Fenómenos del espacio cósmico o ultraterrestre: Meteoritos y meteoroides faltamente improbables pero no imposibles)
CAUSAS: La inquieta actividad humana:
La Tierra es un sistema complejo en el cual están conectados e interrelacionados distintos fenómenos que, de una u otra manera, se encuentran en cierto equilibrio.
El clima de la Tierra es el resultado de una compleja serie de interrelaciones que incluyen la incidencia de la radiación del sol, la composición de la atmósfera, las grandes masas de agua que se encuentran en los océanos, casquetes polares y glaciares, y la vegetación, entre otros.
Los cambios producidos en cualquiera de estos componentes suelen tener efectos sobre los demás y, dependiendo de la envergadura de estos cambios, pueden afectar el equilibrio de todo el sistema global.
Desde la Revolución Industrial, la actividad humana sobre la tierra ha ido introduciendo fuertes modificaciones en varios de estos componentes clave del sistema: la liberación a la atmósfera de grandes cantidades de gases que alteran su composición original, los cambios en el uso del suelo como la deforestación, que producen también la emisión a la atmósfera del carbono retenido en los tejidos vegetales, o cambios en el ciclo del agua a nivel local.
El conjunto de estos cambios ha producido el fenómeno que conocemos hoy como cambio climático,generador de grandes inclemencias y tragedias, que llamamos desastres naturales, que es impulsado fundamentalmente por el aumento de determinados gases (dióxido de carbono y metano, entre otros) en la atmósfera.
Veamos cómo se produce el calentamiento: la vida en la Tierra depende de la energía del sol.
Aproximadamente el 30% de los rayos solares que llegan a la Tierra son reflejados por la atmósfera; el resto llega a la superficie del planeta, proporcionando la energía necesaria para que se produzca la vida.
Posteriormente son reenviados hacia el espacio en forma de radiación infrarroja.
Esta radiación es en parte frenada por gases de efecto invernadero que atenúan su salida al espacio.
Aun cuando éstos componen sólo aproximadamente el 1% de la atmósfera, retienen suficiente calor como para regular el clima manteniendo una capa de aire caliente en ella.
Sin estos gases, el planeta sería unos 30 grados centígrados más frío y no habría vida en la Tierra tal como la conocemos.
Se calcula que la temperatura media global ha aumentado aproximadamente un poco menos de un grado centígrado (0,74°C) desde los orígenes de la Revolución Industrial.
30.000, fue el número de muertos en Venezuela por las lluvias de 1999, las peores en 100 años. Ocasionadas por deforestación y desertificación , superaron records anteriores en un 400%.
Ver: Efecto Invernadero
ALGUNOS EJEMPLOS DE LAS CONSECUENCIAS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL:
EL IMPACTO EN CADA REGIÓN: El estudio del clima y de sus efectos sobre el planeta es uno de los más complejos, ya que entran en juego innumerables variables dinámicas.
Por eso, más allá de los efectos que el calentamiento climático puede general, los investigadores intentan determinar cómo impactará en cada región especifica devenir desastres o para aprovechar potenciales efectos beneficiosos.
• PRIMEROS SIGNOS
Algunas de las más prestigiosas organizaciones ambientalistas y organismos internacionales crearon el mapa "Calentamiento global: primeros signos de alerta", que constituye una importante advertencia sobre lo que podría ocurrir durante los próximos años.
√ Las mediciones indican una suba de 0,17° G en la temperatura de las aguas que rodean la Antártida. Además, las barreras de hielos Larsen están terminando de desintegrarse luego de cientos de años de estabilidad.
√ En el Parque Nacional de los Glaciares, Montana (EE.UU.), los glaciares se están derritiendo. Si continúa el actual ritmo de retroceso, debido al calentamiento climático, para 2070 no quedará ni uno.
√ 33 %, se retrajo la población del pingüino adelia (Pygoscelis adeíiae) en la Antártida por la pérdida de hielo en los últimos 25 años.
√ Las temperaturas en Europa crecieron 0,8° C en el último siglo. En muchos sitios se batieron récords de calor o de días de mínimas muy altas.
√ En Tajikistán se registraron los niveles más bajos de lluvias en 75 años y, por la sequía, se perdió la mitad de la producción agrícola en 2001.
√ En Siberia, el invierno congela el agua y el suelo 11 días más tarde, en comparación con el siglo XX. Los deshielos de primavera se adelantan 5 días.
√ En las islas Seychelles los corales pueden extinguirse debido al ascenso de la temperatura del mar.
√ Debido a las inundaciones y la subida del nivel del mar, Bangladesh perdió algunas áreas bajo las aguas. Kiribati, Vanuatu, Samoa y Maldivas podrían ser los primeros países-islas en desaparecer bajo las aguas.
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3-Desastres por Causas Metereológicas -
LA METEOROLOGÍA: (del griego meteoros, "que está en lo alto del aire" y logos, "discursos"), es aquella parte de la geofísica que estudia los fenómenos físicos de la troposfera, o sea de aquella parte de la atmósfera que está en contacto directo con la corteza terrestre.
Uno de los elementos de importancia fundamental para las variaciones atmosféricas consiste en el desplazamiento, tanto vertical como horizontal, de grandes masas de aire, en un permanente dinamismo originado por los cambios de temperatura y de humedad (vapor acuoso).
Como no todos los puntos de la superficie de la Tierra tienen la misma temperatura, continuamente se forman diferencias de presión, con desplazamientos de masas de aire, más o menos imponentes y veloces, entre las zonas de presión mayor y las de presión menor.
Estos desplazamientos toman el nombre de vientos y obedecen en general a determinadas leyes de formación, que pueden ser estudiadas y conocidas y, por tanto, utilizadas para formular previsiones meteorológicas
DESASTRES POR CAUSAS METEOROLÓGICAS
El comportamiento de la troposfera, bajo ciertas circunstancias, alcanza condiciones extremas. Esto puede materializarse en distintos desastres naturales: inundaciones debido al exceso de precipitaciones, sequías debido a la falta de lluvias de manera irregular (coincidiendo en algunas ocasiones con olas de calor).
En otros casos, las olas de frío llegan a causar nevadas extraordinarias, heladas tardías y pérdidas económicas, especialmente en el sector agrícola. Las granizadas, por su parte, forman parte de los desastres por causas meteorológicas.
Todos estos fenómenos impactan de manera considerable sobre la economía de los países, las nevadas bloquean los caminos, principalmente en las zonas montañosas ubicadas a una altura considerable, como los Alpes y los Andes argentino-chilenos, causan la mortandad de animales que mueren de frío y de hambre, al quedar cubiertas las pasturas por la nieve.
Esto último afecta sobre todo a los países en desarrollo, ya que no se practica la cría de galpón.
• Las inundaciones:
Las catástrofes naturales más frecuentes son las inundaciones. Éstas se originan por lluvias torrenciales o por deshielos.
Producen una serie deconsecuencias como la perturbación de la economía de la región (sobre todo si es agrícola porque, cuando el agua se retira, arrastra la capa fértil del suelo.
Otra consecuencia es la contaminación de los suelos y las napas freáticas, poniendo a la población en riesgo de epidemias.
En 1996, se produjo una de las inundaciones más recordadas por los daños que causó en Florencia (Italia).
Debido a lluvias torrenciales el río Arno, que la atraviesa, aumentó su caudal y su velocidad (alrededor de 130 km/h), salió de su cauce e inundó gran parte de Florencia.
En esta inundación no sólo hubo que lamentar las personas que quedaron sin techo y otros daños económicos, sino también las pérdidas que sufrió la cultura, pues las aguas y el barro entraron a los museos y dañaron más de un millón de cuadros y otros objetos de arte
Otro desastre meteorológico es el aluvión de barro. Se produce cuando las lluvias se tornan torrenciales y caen en áreas con pendientes pronunciadas, destruyendo todo a su paso.
Ello es lo que ocurre en el litoral brasileño, donde los aluviones que descienden de los morros suelen arrasar las villas de emergencia (favelas)
En nuestro país, la inundación de mayo de 1998 fue considerada la mayor catástrofe de este tipo del siglo XX.
Afectó a un tercio de las provincias argentinas situadas a orillas de los ríos Paraná y Paraguay.
Las ciudades de Resistencia (Chaco) y Goya (Corrientes) fueron las más afectadas.
La inundación de 1999 afectó una de las zonas agrícolas más productivas del país, comprendida por el noroeste de Buenos Aires, nordeste de La Pampa y el sur de Córdoba.
Así también, en abril del año 2003 la provincia de Santa Fe se vio sumergida en lo que se denominó crisis hídrica.
Esta inundación fue provocada por el desborde del río Salado que afectó de manera rotunda las actividades y provocó perdidas considerables.
El riesgo mayor lo padeció la ciudad de Santa Fe que llegó a tener casi el 70% de su área de ocupación inundada. Incluso, en el año 2007, a causa de precipitaciones torrenciales, la ciudad de Santa Fe también se vio expuesta a inundaciones considerables que afectaron nuevamente las actividades y causo perdidas materiales.
Estos fenómenos climáticos deben observarse en el contexto del recalentamiento global, producto de la contaminación del planeta por más de un siglo.
• Las Sequías:
Como primera cuestión, es necesario distinguir aridez de sequía. La aridez es una condición permanente y las sociedades que viven en los desiertos se han adaptado a ella, realizando las obras necesarias para suplir la falta de agua.
Por el contrario, la sequía es un fenómeno circunstancial o esporádico que provoca un desastre.
A diferencia de los demás fenómenos naturales, las sequías suelen ser prolongadas y de mayor alcance, por lo que el daño ocasionado a largo plazo es mayor.
Las consecuencias alcanzan a todos los aspectos de la vida.
Se pueden destacar:
• falta de agua potable, por la disminución del caudal de ríos y arroyos y el agotamiento de las napas freáticas;
• hacinamiento en las ciudades: éxodo rural a causa de la muerte del ganado por sed y hambre por falta de pasturas. Además, el viento provoca la voladura de los suelos arrastrando su capa fértil;
• crisis económica, el ganado adelgaza por falta de pasturas y baja su precio en el mercado. Además, su debilidad lo hace más vulnerable a las epidemias. También se elevan los precios de los alimentos al perderse las cosechas;
• aumenta la frecuencia de incendios, al elevarse la temperatura y la aridez.
Una de las sequías más importante se registró en El Sahel (África) entre 1969 y 1973. Afectó al sur del desierto del Sahara y produjo un aumento de su superficie (en Mauritania, Senegal, Malí, Burquina Faso y Chad).
Además, murieron más de 200.000 personas de hambre y la mayor parte de los campesinos tuvieron que emigrar por las pérdidas de las cosechas y la muerte del ganado.
Los Tornados y los Huracanes
Se pueden distinguir dos tipos de vientos fuertes: el tomado y el huracán.
Por un lado, los tornados son tormentas que pueden alcanzan una velocidad de hasta 500 km/hora.
Se desplazan sobre los continentes entre los 200 y 500 de latitud en ambos hemisferios, formando una veloz corriente ascendente de aproximadamente 250 m de diámetro.
Si los mismos se producen sobre las aguas marinas, se llaman trombas y representan un serio peligro para la navegación.
En este sentido, entre los tornados más recientes se destaca el que se produjo en EEUU en mayo de 1999.
Consistió en una serie de 59 tornados, que, uno detrás de otro, devastaron inmensas áreas de la planicie central, ocasionando la perdida de viviendas a miles de familias.
El tornado más fuerte alcanzó un diámetro de un kilómetro, y una velocidad superior a los 200 km/hora.
Por otro lado, el huracán tiene distintos nombres según la región: se lo llama ciclón tropical en el Caribe, tifón en el Índico y mar de Japón, baguío en Filipinas y willy-willy en Australia.
Los huracanes son violentas perturbaciones que se producen en la troposfera.
Se originan por una baja presión atmosférica (de hasta 900 hPa) y giran en forma de espiral alrededor de su centro (ojo del huracán).
Por lo general, son acompañados de vientos de hasta 300 km/h, por trombas de agua (hasta 2.000 litros por m² en un día), embravecimiento del mar y tormentas eléctricas.
Los huracanes se desplazan hacia el oeste, girando luego hacia el norte o hacia el sur cuando penetra en los continentes.
Se originan sobre los océanos, entre los 50° y 20° de latitud, cuando la temperatura de las aguas oceánicas es de 270°C o aún mayor.
Los vientos que alcanzan velocidades de 200 km/hora rotan en círculos de 500 a 1.800 km. de diámetro, durante varios días o incluso semanas.
Hay que considerar que al llegar al continente produce inmensos oleajes que se abaten sobre las costas, provocando efectos destructivos.
Si bien la velocidad del viento aminora a medida que llega a tierra firme, las lluvias que se originan pueden causar inundaciones.
Un huracán muy devastador fue el Mitch, en 1998.
A su paso por Centroamérica dejó alrededor de 30.000 muertos y desaparecidos, y cuantiosas pérdidas económicas, ya que destruyó viviendas, puentes, caminos y gran parte de las plantaciones de café y plátanos.
Hay que considerar también el grado en que estas sociedades se ven afectadas por esta clase de fenómenos.
Por lo general en Centroamérica los países son monoproductores (es decir centran su actividad productiva en un sólo producto que es primario).
Cuando estos fenómenos climáticos provocan daños severos se produce lo que a nivel internacional se denomina “catástrofe humanitaria”.
Ante ello, los organismos internacionales como la ONU (Organización Mundial de las Naciones Unidas) se movilizan de inmediato, como así también los países vecinos y los desarrollados, para proporcionar ayuda.
Los desastres se presentan con más asiduidad en los países periféricos.
De todos modos, los países desarrollados se encuentran siempre involucrados, porque son los responsables de otorgar créditos a los gobiernos damnificados, para que puedan reconstruir la infraestructura mínima para la población y reactivar su aparato productivo.
Ciclones y Anticiclones
Ya se ha visto anteriormente que la temperatura disminuye regularmente a medida que se asciende en el espacio.
Pero debido a los múltiples y muy variados factores que influyen en la temperatura del aire, suele ocurrir que a una misma altura se registran temperaturas y presiones distintas.
Las isóbaras, como ya se ha dicho, son las líneas que unen todos aquellos puntos que en un intervalo de tiempo dado tienen igual presión (media), y son por ello mismo muy distintas no sólo de las isotermas (líneas de igual temperatura), sino también de las curvas de nivel que unen todos los puntos de igual altitud.
De ordinario, suele suceder que las isóbaras tienden a asumir una forma cerrada, determinando así un área o zona, dentro de la cual el valor de las presiones se manifiesta de dos modos muy característicos: presión atmosférica que disminuye hacia el centro de la zona, o presión atmosférica que aumenta.
En el primer caso, el área considerada toma el nombre de zona ciclónica; en el segundo recibe, por el contrario, el nombre de zona anticiclónica.
La zona ciclónica es un área sobre la cual la presión atmosférica es máxima en los bordes y mínima en el centro; dicha zona el índice de variaciones meteorológicas más o menos intensas y, en general, es muy inestable, con tendencia a desplazarse incluso con mucha rapidez a zonas distintas de las de formación.
En cambie la zona anticiclónica es un área sobre la cual la presión atmosférica es mínima en los bordes y máxima en el centro; es mucho más estable que la zona ciclónica, desarrolla una influencia más duradera y es indicio de condiciones meteorológicas más fijas.
Cuidadosas mediciones han permitido determinar que las zonas ciclónicas y anticiclónicas están sujetas a un movimiento general en sentido contrario a los dos hemisferios.
En el hemisferio boreal, las masas de aire de los ciclones se desplazan desde la periferia hacia el centro en sentido contrario al de las agujas del reloj, llamado también antihorario, mientras que las masas de aire de los anticiclones se desplazar desde el centro hacia la periferia en sentido horario.
Estos movimientos, con sus respectivos .sentidos de rotación resultan evidentemente influidos por el movimiento rotatorio de la Tierra que gira alrededor de su eje de Oeste a Este; lo mismo ocurre con las corrientes marinas, en las cuales las masas de agua en movimiento se desplazar, también en sentido contrario en los dos hemisferios.
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6-LA LUCHA ECOLOGICA
La lucha ecológica es la lucha por nuestra supervivencia como especie. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales fue uno de los primeros movimientos internacionales que se formó con este fin. Surgió en Francia, en 1948, con el auspicio de la UNESCO.
En el último cuarto de siglo, la cooperación internacional sobre medio ambiente se ha convertido en un tema primordial tanto para las Naciones Unidas, como para los organismos gubernamentales y no gubernamentales.
Se han firmado declaraciones, convenios y tratados sobre problemáticas ambientales con resultados dispares, y se han creado organismos internacionales.
Las ONO han desarrollado una importante labor.
Entre ellas, se destaca la organización ambientalista más grande del mundo, Greenpeace (Paz y Verdor) fundada en 1971, en Canadá.
Se extendió a los cinco continentes y hoy cuenta con más de cuatro millones de socios en el planeta.
Tienen presencia en todos los lugares donde se agrede a la naturaleza.
Por ejemplo, con sus lanchas neumáticas, muchas veces en arriesgadas acciones, sus miembros se interponen entre las ballenas y los lanza-arpones de los barcos balleneros.
También encabezan protestas contra el arrojo de desechos tóxicos a las aguas o a la atmósfera. Además, apoyan la formación de organizaciones locales para este fin.
Algunos movimientos ecologistas se transformaron con los años en partidos políticos.
Es el caso del Partido Verde, en la República Federal Alemana, que desde 1980 participa en las elecciones y tiene representantes en el parlamento federal.
Desde entonces, ellos son la cabeza visible del ecologismo práctico y de la acción concreta.
El 5 de junio de 1990 se estableció el Día de la Tierra.
Durante aquella jornada, cientos de organizaciones ecopacifistas de todo el globo se pusieron de acuerdo para lanzar un grito desesperado: detener la destrucción del planeta.
En junio de 1992, se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, conocida como Eco ‘92 o la Cumbre de Río (se celebró en Río de Janeiro, Brasil).
Fue la reunión más importante de todos los tiempos pues concurrieron representantes de 178 países, de los cuales la mayor parte eran jefes de Estado, y asistieron integrantes de 2.500 ONU.
En la reunión los delegados aprobaron tres documentos:
• la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, que es un resumen de principios ecológicos;
• el Programa o Agenda 21, que es un plan integral para dirigir Las acciones nacionales e internacionales ha
• la Declaración de Bosques, que consta de quince principios para la gestión sostenible de los bosques y regula el comercio de la madera, aunque no establece límites para frenar la deforestación.
Además, se firmaron dos tratados internacionales: el Convenio sobre la Diversidad Biológica y el Convenio sobre el Cambio Climático
Con posterioridad a la Cumbre de Río hubo otras reuniones para seguir avanzando en estos temas, como la Cumbre sobre el Cambio Climático, en 1997, en Kioto (Japón).
A pesar de todo lo que se hizo hasta hoy, este proceso de cambio de actitud frente a la naturaleza recién comienza.
Falta recorrer un largo camino, no sólo para que las sociedades tomen conciencia y modifiquen su forma de relacionarse con la naturaleza, sino también porque llevará mucho tiempo recuperarla.
El destacado biólogo francés Jacques Cousteau afirmaba que “somos pasajeros sin nacionalidad de una nave llamada Tierra, cuyo futuro está en peligro”.
Vivir en un medio ambiente sano es un derecho humano. La Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, reunida en Estocolmo en junio de 1972 expresa la convicción común de que “el hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio para las generaciones presentes y futuras”.
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7-LA CULTURA DE LA PREVENCIÓN
En realidad, impedir que estos fenómenos extremos de la naturaleza ocurran es imposible, por eso las sociedades deben crear recursos e instrumentos para limitar sus efectos.
Es necesario crear una cultura de la prevención, donde la tarea de los medios de comunicación y los docentes son piezas fundamentales, ya que actúan como multiplicadores de la información; esto es, son comunicadores sociales.
Teniendo en cuenta lo anterior, el 90% de las defunciones provocadas por los movimientos sísmicos podrían evitarse. Sin embargo, alrededor de la mitad de los países más vulnerables a los desastres no cuenta con una planificación adecuada para enfrentarlos.
Ahora bien, ni la planificación, ni su aplicación o su resultado es igual en todos los espacios geográficos del mundo, porque dependen de factores políticos, culturales y, sobre todo, del nivel de desarrollo socio-económico del país.
De esta manera, no produce el mismo tipo de daño un sismo, huracán o tornado en Estados Unidos que en Bangladesh o la India.
Con respecto a las pérdidas económicas, son de mayor volumen en Estados Unidos pues las autopistas, viviendas, etcétera, tienen mayor valor.
Pero el número de víctimas fatales es mayor en los países en desarrollo por su escasa infraestructura para proteger a la población y sus bienes.
En este sentido, prevenir los riesgos es crucial y, aunque requiera un costo más elevado en el presupuesto de planificación, este resulta ínfimo frente a los daños y gastos ocasionados si no se llevan a cabo.
Por eso, aunque la prevención debería insumir los mayores esfuerzos físicos y monetarios, no es así en casi todos los países del mundo, ya que el presupuesto más elevado está destinado a la reconstrucción.
En la década de 1950, en 11 tifones e inundaciones importantes fallecieron alrededor de 13.000 personas y más de un millón de hogares resultaron destruidos o anegados.
En cambio, cuando en junio de 1964, Nigata, en Japón, sufrió el mayor terremoto ocurrido en 40 años, aunque fueron afectadas más de 150.000 personas y la mitad de la ciudad quedó inundada, sólo 11 personas resultaron muertas y unas 120 heridas.
Esto se debió a que la respuesta de la comunidad ante el desastre fue eficaz, porque Japón había implementado planes de información pública sobre las acciones a seguir ante la presencia de un desastre natural.
El ejemplo anterior deja claro que la planificación debe tener en cuenta todas las actividades de prevención y mitigación de un desastre, e incluir a todos los actores sociales: economistas, sociólogos, políticos, geólogos, meteorólogos, asociaciones gubernamentales y no gubernamentales, etcétera.
Los principales aspectos a tener en cuenta son:
• investigación del fenómeno para evaluar su intensidad y frecuencia con el fin de confeccionar y difundir el mapa con las zonas de riesgos.
De esta manera, todos los que habitan dicho espacio tuviesen conocimiento de los peligros a los que están expuestos y cómo deben actuar en caso de catástrofes;
• aplicación del conocimiento científico y la tecnología para la prevención de los desastres y su mitigación. Incluyendo la transferencia de experiencias y un mayor acceso a los datos relevantes (por ejemplo, el seguimiento satelital que se hace de la falla de San Andrés, en California);
• toma de medidas preventivas (normas de seguridad para el asentamiento de la población, edificaciones de baja altura que resistan ciclones y huracanes o movimientos sísmicos de magnitud).
Las nuevas construcciones en las zonas sísmicas se realizan con técnicas sismorresistentes, sus cimientos están apoyados en materiales aislantes de las vibraciones del suelo;
• previsión de los riesgos secundarios; por ejemplo, inundaciones causadas por la fractura de un embalse como consecuencia de un sismo;
• los medios de comunicación son muy importantes tanto para el alerta (sirenas, luces, etcétera.) como para la difusión (radio, televisión, Internet) de la información para organizar a la comunidad en el momento o reorganizarla después del desastre.
Los sistemas de alarma instalados en los países caribeños han reducido el número de víctimas durante la estación de los huracanes.
• ¿Es posible manejar las amenazas?
Aunque el hombre no puede evitar —al menos por ahora— la ocurrencia de sismos, erupciones volcánicas o huracanes, los avances en la ciencia y la técnica han permitido conocer su funcionamiento y determinar en mayor o menor medida la probabilidad de su ocurrencia.
Así gracias a redes de vigilancia y monitoreo (que incluyen aparatos sofisticados como sismógrafos e incluso satélites para el seguimiento de tormentas y huracanes) es posible pronosticar o detectar algunos fenómenos y así determinar estados de alerta tempranos para la protección o evacuación de la población.
En el caso de las inundaciones, es posible evitar su ocurrencia mediante obras de ingeniería, como la construcción de presas y canales.
Gracias a la ingeniería geotécnica, se pueden realizar obras de estabilización de pendientes, a fin de evitar deslizamientos y desprendimientos rocosos.
Salvo en estos casos, en los que sería posible "eliminar" la incidencia de eventos físicos, en general, la única manera de disminuir estos riesgos es reducir la vulnerabilidad de la sociedad.
Situación problemática
Se ha demostrado que un número considerable de tragedias ocurren por descuido o ignorancia.
En consecuencia, toda persona está obligada a conocer e identificar las fuentes de peligro y los riesgos ambientales del lugar donde vive. ¿Cuáles son las fuentes de peligro de tu región?
Hipótesis
Las fuentes de peligro de mi región pueden ser por causas geológicas, pueden estar relacionadas con hechos hidrológicos o pueden deberse a la acción humana.
►IDEAS FUNDAMENTALES
Si bien la Tierra ha sido lo suficientemente generosa y benigna con el ser humano, también es fuente de diversos peligros que amenazan, quizás, su existencia.
Definimos riesgo como la probabilidad de perjuicio a vidas y bienes en un lugar determinado, en cierto período de tiempo.
A su vez, definimos amenaza como la posibilidad de ocurrencia del fenómeno considerado, en un lugar determinado y en cierto período de tiempo.
Se ha precisado que las amenazas tienen tres orígenes:
1- Origen geológico:
como sucede con los fenómenos volcánicos, tectónicos o sísmicos y los movimientos de la Tierra.
2- Origen hidrometeorológico:
Evidente en hechos hidrológicos como crecientes, inundaciones y sequías; fluviales como la erosión o los cambios de cauce de los ríos; meteorológicos como huracanes, vendavales y las heladas; o de origen marino.
Veamos un ejemplo:
Las inundaciones son crecidas de agua en cuencas de alta pendiente producida por la presencia de grandes volúmenes de agua en un relativo corto tiempo. Son frecuentes en ríos de zonas montañosas con una amplia pendiente, que desencadenan los siguientes procesos:
Derrumbes:
ocasionados por las fuertes precipitaciones sobre terrenos débiles o deforestados que ablandados y removidos se deslizan sobre la orilla de ríos y quebradas.
Represamiento de agua:
sucede cuando las rocas, los desechos de vegetación y todo lo que es arrastrado tapona la corriente a manera de dique.
Avalancha:
el agua represada rompe el obstáculo y se desborda por el flanco de la montaña arrastrando todo a gran velocidad y con un fuerte poder destructivo.
3-Origen antropogenético:
debidos a la acción del ser humano: explosiones, incendios, explotación inadecuada de recursos naturales como minas, canteras, y deforestación; contaminación del agua, aire, suelo; consumo de sustancias psicoactivas. Veamos un ejemplo:
Incendios:
el incendio como catástrofe se presenta cuando de manera incontrolada son consumidos por el fuego varios materiales inflamables, generando cuantiosas pérdidas en vidas, recursos y bienes.
Para que se produzca un incendio se requiere de tres elementos: un material combustible, una fuente de calor y el oxígeno; todos éstos conocidos como el triángulo de fuego.
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8-Informes Metereológicos
El 15 de octubre de 1987, los boletines meteorológicos de la televisión británica pronosticaron vientos fuertes, pero nada más.
El lector de noticias de la cadena BBC, al comentar el informe de un televidente sobre un huracán que se avecinaba, dijo;“No se preocupen, es una falsa alarma.”
Esa noche, bautizada más tarde como Viernes Negro, el sur de Inglaterra fue azotado por la tormenta del siglo.
Vientos de hasta 185 Km/h derribaron 15 millones de árboles y provocaron 19 muertes, así como pérdidas materiales por valor de 1.000 millones de libras esterlinas.
La protesta pública no se hizo esperar: ¿por qué no se advirtió a tiempo de lo que iba a ocurrir?
La respuesta llana fue que los encargados del boletín se equivocaron.
A pesar de los avances tecnológicos, el pronóstico del tiempo es una ciencia incierta, y siempre lo será.
Evolución de una ciencia difícil:
El arte de predecir el tiempo comenzó en 1643, cuando el físico italiano Evangelista Torricelli inventó el barómetro.
Con este instrumento pronto pudo saberse que el aumento o la disminución en la presión del aire correspondía a cambios climáticos, y que con frecuencia una baja anunciaba tormenta.
Pero sólo con la invención del telégrafo en la década de 1840 fue posible reunir informes de estaciones meteorológicas dispersas y hacer predicciones con relativa precisión.
A principios de este siglo la radio dio pauta a otro avance. y en la década de 1960, los adelantos de la informática hicieron pensar que la meteorología podría al fin predecir el tiempo con semanas de anticipación.
El volumen de información de que disponen hoy los pronosticadores es asombroso.
La Organización Meteorológica Mundial recibe informes de 9 000 estaciones terrenas y de 7500 barcos. En las estaciones se realizan varias mediciones al día bajo condiciones normales (por ejemplo, la velocidad del viento se mide a 10 m del suelo).
Además, globos meteorológicos lanzados desde 950 estaciones alrededor del mundo inspeccionan la atmósfera a una altura de hasta 30 Km.
Unas 600 aeronaves informan diariamente sobre las condiciones climáticas en los océanos, y siete satélites exploran el planeta desde una altura de 80 Km.
Desde todos esos puntos se reúne una enorme cantidad de datos, como la velocidad y dirección del viento, la temperatura, nubosidad, precipitación, humedad y presión atmosférica.
Cada día las observaciones producen 80 millones de dígitos binarios de información de computadora —que equivale al texto de varios miles de libros—, la cual se introduce en una red de 17 estaciones alrededor del planeta que conforman el Sistema Mundial de Telecomunicaciones.
Dos de esas estaciones —el Centro Meteorológico Nacional de Estados Unidos y la Oficina Meteorológica británica— boletinan para la aviación civil. Ambas realizan las mismas operaciones como medida precautoria en caso de que alguna falle. Unas computadoras capaces de efectuar hasta 3500 millones de cálculos por segundo procesan los datos para hacer las predicciones.
Prever las condiciones meteorológicas es fundamental para la vida en el Occidente industrializado.
En el control del tránsito aéreo, por ejemplo, los pronósticos que permiten a los aviones eludir los vientos de cola o reprogramar los aterrizajes para evitar el mal tiempo, ahorran unos 80 millones de dólares en combustible al año.
Industrias como la de la construcción, el transporte marítimo y la agricultura dependen en gran medida de los pronósticos del tiempo por hora y por día.
Los fenómenos meteorológicos que ponen en jaque a los pronosticadores son los ciclones —enormes tormentas que se originan en los mares tropicales—.
Los que se desplazan hacía el oeste a través del Atlántico se llaman huracanes, y los que recorren el Pacífico, tifones.
Los ciclones se forman en el ecuador y pierden fuerza a medida que tocan tierra.
Los huracanes suelen durar una semana, y son impulsados por el aire húmedo y caliente del mar tropical.
Conforme va aumentando en el ojo de la tormenta, la humedad del aire se condensa en forma de nubes, liberando calor y absorbiendo más aire húmedo.
Durante la temporada de ciclones más de 100 tormentas se forman frente a las costas de África, de las cuales seis se transforman en huracanes.
Cuando se detectan los nubarrones en espiral característicos de una tormenta tropical, por lo regular por satélite, una estación meteorológica situada en Miami, Estados Unidos, entra en acción: el personal analiza los datos procedentes de satélites, sistemas de radar, boyas automatizadas y aeronaves para predecir el curso del huracán —en particular dónde se desatará—.
A principios de septiembre de 1988, una zona de baja presión comenzó a cobrar fuerza frente a las costas de África hasta que el sábado 10 de ese mes se convirtió en un huracán más tarde llamado Gilberto.
Dos días después, Gilberto azotó Jamaica con fuerza devastadora, dejando sin hogar a la quinta parte de los 2.5 millones de habitantes de la isla y destruyendo muchas cosechas.
Después, al alejarse de la devastada isla, Gilberto casi duplicó su fuerza creando rachas de viento de hasta 280 km/h —la peor tormenta que ha azotado nuestro hemisferio en este siglo—.
El huracán, cuyo curso se predijo con mucha precisión, llegó a la península de Yucatán el miércoles al amanecer, dejando un saldo de 30 000 damnificados.
Pudo haber sido peor: en 1979, el huracán David causó 1100 muertes, y el Flora mató a 7200 personas en 1963.
El número relativamente bajo de muertes provocadas por Gilberto, unas 300 personas, se debió a la oportunidad con que se emitieron los boletines.
Pero los pronosticadores no sabían con certeza qué ocurriría después. Cuando Gilberto viró al norte, se puso sobre aviso a las costas de Texas, LuisiAna y Mississippi.
Alarmada, la gente vació los supermercados, y 100.000 personas atiborraron las carreteras tratando de huir tierra adentro, dejando tras de sí sus hogares.
Pero las precauciones resultaron innecesarias: Gilberto se disipó al alcanzar el litoral estadounidense.
El inesperado final de Gilberto pone de relieve el principal problema de los pronósticos meteorológicos: su falta de absoluta certidumbre. Los fenómenos meteorológicos son en buena medida imprevisibles.
Las imágenes usadas para representar factores variables como la velocidad del viento o la temperatura ambiental son válidas tan sólo por un momento; al segundo siguiente se vuelven aproximativas.
Por pequeñas que lleguen a ser las desviaciones respecto a los valores verdaderos, predicción y realidad pronto se separan.
Los científicos aceptan que hasta los cambios climáticos leves pueden tener graves consecuencias,
Ellos se refieren en broma a ese hecho como el “efecto mariposa”: la idea de que una mariposa que agite sus alas en Pekín, por ejemplo, puede causar una tormenta en Nueva York.
Así que el limite actual de vigencia de un pronóstico es de pocos días.
La experiencia diaria de un pronosticador suele ser mejor guía que cualquier modelo de computadora.
Por ejemplo, si una masa de aire se desplaza desde el frío Mar del Norte hacia los países europeos adyacentes, puede formar nubes que provoquen lluvias tierra adentro al día siguiente o bien que se disipen al calor del sol; el resultado dependerá de una diferencia de temperatura de sólo unas décimas de grado, pero los efectos pueden ser muy contrastantes: un día frío y nublado o uno caluroso y soleado.
Aun con las mejores computadoras y una información más depurada, parece poco probable que se realicen pronósticos meteorológicos precisos con más de dos semanas de anticipación.
Los pronósticos de mediano alcance han mejorado con las innovaciones técnicas.
Por ejemplo, las predicciones para tres días que se efectúan en muchos países son hoy tan precisas como las que se realizaban para un día hace un decenio.
Pero, por otro lado, los pronósticos de largo alcance (para más de 10 días) aún no son confiables.
No obstante, hay esperanzas.
Los científicos creen que hay una relación entre los cambios de temperatura del mar y ciertas condiciones atmosféricas.
Por ejemplo, cada tres a siete años una corriente llamada El Niño recorre la costa occidental de Sudamérica.
Además de ejercer una importante influencia en el clima, la fauna, la flora y la industria locales,
El Niño provoca inviernos más benignos o más rigurosos en Estados Unidos. Nadie sabe aún por qué, pero quizá algún día puedan predecirse los efectos de ese fenómeno.
VULNERABILIDAD,...SOMOS TODOS IGUALES FRENTE A UN DESASTRE?
Es sabido que una catástrofe natural o tecnológica afecta con mayor fuerza a los sectores sociales que se encuentran en situaciones de fuerte vulnerabilidad, la que no les permite recuperarse, sobrevivir o resistir a los efectos de tales fenómenos.
Entre estos grupos se pueden citar aquellos de escasos recursos económicos, que viven en zonas de riesgo natural o tecnológico, oque carecen de infraestructura y servicios básicos (agua potable, desagües pluviales, desagües cloacales).
Una mujer sola al frente de un hogar constituye un factor que potencia la vulnerabilidad.
Por un lado, por una causa de orden económico, las mujeres, en especial las de sectores de bajos ingresos, generalmente perciben menores salarios que los hombres por igual trabajo, lo cual las coloca en una posición relativamente desventajosa para enfrentar las consecuencias de un desastre.
Por otro lado, por una causa cultural, las mujeres de comunidades vulnerables tienen escasas probabilidades de actuar en la organización de la emergencia, ya que su participación en las decisiones es restringida.
Asimismo, muchos estudios señalan que, una vez ocurrido el desastre, las mujeres son mucho más susceptibles de caer en situaciones de estrés ante las pérdidas.
También es frecuente la violencia ejercida sobre las mujeres, como "válvula de escape" de la impotencia o frustración de los hombres que pierden sus empleos o su estatus económico y social después de un desastre.
Una alternativa válida para mejorar las condiciones de vulnerabilidad en una sociedad ante determinadas amenazas, es incorporar a las mujeres a la gestión del riesgo.
Esto implica la aplicación de un enfoque que plantee esquemas de manejo de los desastres en todos los momentos del desastre, con papeles claramente establecidos para hombres y mujeres.
Así, las mujeres quedan plenamente integradas, aprovechando al máximo sus capacidades para convertirse en efectivas agentes en la mitigación de las consecuencias de los desastres.
Esta participación, no significa recargar con nuevas tareas y nuevas responsabilidades a las mujeres, sino lograr que ocupen un espacio real en los procesos de gestión del riesgo.
• ►PARA SABER MAS....
El 26 de diciembre de 2004 el mundo fue testigo de un desastre natural impresionante.
Un sismo submarino con una magnitud de 9 grados en la escala de Richter hizo temblar el este del océano índico, provocando varios tsunamis que afectaron las áreas costeras de ocho países asiáticos y causaron la muerte de más de doscientas mil personas.
Imágenes satelitales muestran la zona antes y después de la catástrofe.
El 11 de marzo de 2011 sucedió otro terremoto y posterior tsunami en Japón que ocasionó miles de víctimas y obligó a que el país decretara el estado de emergencia nuclear porque la central de Fukushima se vio dañada por el seísmo.
En la capital, Tokio, varios edificios temblaron violentamente.
Inundaciones, sequías, erupciones volcánicas, terremotos, explosiones forman parte del comportamiento normal y esperable de la naturaleza y de los sistemas tecnológicos.
Todos ellos representan momentos de procesos físicos, geológicos, hidrológicos y técnicos en constante desarrollo.
Así, la crecida de un río es parte de su funcionamiento: en cierta época del año, los ríos crecen e inundan áreas anegadizas.
Cuando estos eventos afectan a una sociedad determinada, se dice que ha ocurrido una catástrofe o un desastre.
No constituyen desastres mientras no se vincule a ellos una sociedad que, por diversos motivos, no está preparada para hacerles frente.
Así, si un terremoto ocurre en un área despoblada, no es posible hablar de desastre, ya que no hay grupos sociales que sufran su impacto.
Por eso es importante no confundir "desastre natural" con "fenómeno natural", puesto que los efectos de ciertos fenómenos naturales no son necesariamente desastrosos.
Podemos definir un desastre o catástrofe como una situación detonada por un fenómeno natural (erupción, ciclón, inundación, etc.) o tecnológico (accidentes químicos, explosiones) que afecta a una sociedad dada.
En general, los desastres ocurren de manera repentina y sus consecuencias se traducen en importantes alteraciones en la vida cotidiana del grupo social afectado: pérdida de vidas, destrucción de bienes (carreteras, edificios, etc.), paralización de actividades productivas, interrupción de servicios públicos.
Estas alteraciones generan graves trastornos en la estructura económica y social de la sociedad, lo cual determina la necesidad de ayuda y asistencia.
La "alteración en la vida cotidiana" implica una idea de excepción, es decir, que el fenómeno detonante es de una fuerza tal que interrumpe abruptamente la rutina de la sociedad, en forma extraordinaria.
Esta concepción solo incluye los grandes eventos y deja afuera los pequeños y medianos, que son más regulares.
En este sentido, se plantean discusiones acerca de cuándo un evento natural o tecnológico genera el daño suficiente como para ser considerado una catástrofe.
Algunas instituciones toman variables cuantitativas para "medir" la magnitud de un desastre: se habla entonces de la cantidad de muertos o de las pérdidas económicas.
En este caso, aparecen claramente las diferencias entre el Norte rico y el Sur pobre: desde la década de 1960. la pérdida de vidas humanas representa el 70 % del total de los impactos en los países del Sur, mientras que las pérdidas económicas representan el 75 % de los impactos en los países del Norte.
Por ejemplo, el terremoto de Kobe (Japón) representó una pérdida de 100.000 millones de dólares, mientras que el paso del huracán Andrew por los países caribeños significó una pérdida de unos 25.000 millones de la misma moneda.
Por otra parte, el terremoto de Kobe dejó alrededor de 5.500 muertos, mientras que el deslizamiento de lodo que sepultó la ciudad de Armero (Colombia) produjo la muerte de cerca de 25.000 personas.
Estas diferencias indican que cuando hablamos de un desastre debemos tener en cuenta el lugar donde se produce.
Las consecuencias de un evento serán más o menos catastróficas, según las condiciones sociales y económicas en las que se encuentre la población a la que afecta.
En general, si el evento catastrófico se produce en una sociedad pobre, el proceso de crecimiento económico puede verse seriamente afectado: pero esto no ocurre en una sociedad rica: en el caso del mencionado terremoto de Kobe, las cuantiosas pérdidas económicas solamente representaron el 1% del producto interno bruto (PBI del Japón.
Estas discusiones se centran en considerar la catástrofe como un "producto", es decir, como un suceso —excepcional— que ya ocurrió.
El desastre aparece como algo acabado, ante lo cual solo es posible actuar brindando socorro.
Esta visión tiende a identificar la catástrofe con el evento detonante, dejando fuera de la consideración a la sociedad afectada. Como consecuencia, el desastre es visto como una "fatalidad", frente a la cual nada se puede hacer.
Cuando el enfoque se centra en las causas que hacen posible una catástrofe, se advierte que el problema no son los desastres en sí mismos (como "productos"), sino la existencia de condiciones de riesgo que posibilitan su ocurrencia.
La pobreza, el desarrollo tecnológico incontrolado, la marginación, la inseguridad conforman situaciones de riesgo.
En estas condiciones, la ocurrencia de una catástrofe no hace más que poner en evidencia la situación de riesgo preexistente.
Las condiciones de riesgo permanente en la que viven muchos grupos sociales en la actualidad hacen disminuir su capacidad de resistencia y de recuperación.
Por lo tanto, aun un evento de pequeña magnitud puede causar un desastre de consideración.
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Situación problema: por lo general, no estamos preparados para prevenir desastres.Es por ello que la mayoría de personas que se ven afectadas cuando hay desastres, como un terremoto, padecen más por la falta de prevención que por el terremoto en sí mismo. Por ello conviene establecer algunos criterios fundamentales para saber actuar en una emergencia de esta naturaleza.
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• MAREMOTOS:
Las olas marinas de origen sísmico, conocidas como tsunamis (y popularmente como maremotos), son producidas por un movimiento vertical repentino de gran magnitud del fondo del mar, provocado por una explosión volcánica submarina o un importante terremoto.
La alteración producida en la superficie del agua se desplaza como un movimiento ondulatorio, a velocidades que dependen de la profundidad del agua a lo largo de su movimiento...
Las olas son imperceptibles en el centro del océano pero aumentan en altura al verse frenadas al acercarse a la costa, y en algunas zonas muy poco profundas pueden llegar a la costa en forma de muros gigantescos de agua de muchos metros de altura.
Estas olas han sido algunas veces responsables de más muertes que el resto de los fenómenos asociados con los terremotos o las erupciones volcánicas.
Casi todos los tsunamis ocurren en el Océano Pacífico, y después de que ocurriera un desastroso tsunami en 1946 se estableció un sistema de alarma para todo el Océano Pacífico centrado en el observatorio de Honolulú.
Basándose en una serie de observatorios sísmicos y estaciones de control de mareas establecidos alrededor del Pacífico, el sistema que incorpora detectores de tsunamis y aparatos registradores de terremotos, desencadena una alarma inmediata al constatarse la probabilidad de uno de estos acontecimientos.
Estas observaciones son enviadas al observatorio de Honolulú, que es el responsable de emitir advertencias a las zonas que puedan ser afectadas. Ocho minutos después del comienzo del gran terremoto de Alaska de 1964, la llegada de las primeras olas sísmicas a Honolulú desencadenó la alarma.
En ese momento no se había recibido aún ninguna información de los observatorios sísmicos de Alaska, al haber resultado destruida por el terremoto la torre de control del aeropuerto internacional de Anchorage, que era la que transmitía normalmente las comunicaciones de estos observatorios.
El epicentro y la magnitud del terremoto no pudieron ser determinados hasta haber recibido informaciones de observatorios sísmicos más distantes. Una hora y media después de que el temblor de tierra comenzase, se pudo emitir un boletín, advirtiendo de la situación y características del terremoto.
La primera observación de un tsunami fue hecha en Kodiak, e inmediatamente después que el informe de este observatorio fuera recibido en Honolulú, se emitió un boletín, advirtiendo de la presencia del tsunami; en este tiempo la primera onda sísmica estaba aproximándose a la costa canadiense, límite aproximado de la zona de percepción del terremoto.
Un fallo de este sistema es que los retrasos atribuibles a las comunicaciones hacen que los avisos lleguen demasiado tarde a las regiones cercanas al epicentro de un terremoto.
Pero todas aquellas personas que viven cerca de la costa del Pacífico, saben por experiencia que cuando ellas sienten un temblor de tierra es señal de que un tsunami puede venir a continuación.
Debido a que los tsunamis se desplazan a una velocidad que sólo depende de la profundidad del agua, es posible predecir la hora de llegada del mismo a cualquier zona del Pacífico, una vez que el epicentro haya sido localizado.
5 de Junio: Día del Medio Ambiente
Fuente Consultada:
Geografía La Organización del Espacio Mundial Serie Libros Con Libros Estrada Polimodal
Maravillas del Mundo de Luis Azlún
Días negros Para La Humanidad Paz Valdés Lira
La Historia de las Cosas Annie Leonard
Espacio y Sociedades del Mundo Política, Economía, y Ambiente – Daguerre y Sassone – Edit. Kapeluz Biblioteca Polimodal
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