Biografia de Luis Vaz de Camoens: Vida y Obra Literaria

Biografia del Poeta Luis Vaz de Camoens

La historia de la circunavegación de Africa y del descubrimiento de la ruta de la India por los portugueses había sido rica en acontecimientos, en aventuras, en situaciones heroicas y en rasgos geniales.

Una pequeña nación de Europa había roto los misterios del Océano, inaugurando una nueva Edad: la de los grandes descubrimientos geográficos y de las relaciones universales entre las más distintas sociedades humanas.

Este hecho, de fulgurante trascendencia, había de merecer no sólo historiadores que consignaran su memoria, sino el privilegiado talento de un gran poeta que cincelara para siempre, en inmortales poemas, el triunfo de los navegantes portugueses sobre el Destino y la Tierra, sobre el tiempo y el espacio, en un alud de fe, de valor y de tenacidad.

Biografia de Luis Vaz de Camoens
Este retrato de Luís Vaz de Camões (c. 1524 -1580) coronado con laureles de gloria esconde la realidad de una vida dura, oscura y pobre. Ni siquiera en sus últimos años gozó de reconocimiento público, como le sucedió al escritor español Miguel de Cervantes.
Eso sí, la fama le llegó inmediatamente después de su muerte y desde entonces nadie le ha discutido el ser el poeta más insigne de las letras portuguesas.

Y Portugal tuvo ese vate en la persona del más infortunado de sus hijos, quien sólo por las generaciones que le sucedieron fue reconocido como el mayor poeta épico luso y una de las grandes glorias de la literatura universal: Luis Vaz de Camoens.

Cuando las auras del Renacimiento italiano batían de lleno las aulas de la Universidad de Coimbra, despertando en sus estudiantes las ternezas del «dolce stil nuovo)), tan de acuerdo con el lirismo y la melancolía nativos, frecuentaba los claustros del Colegio de Artes un joven muy aprovechado en los conocimientos humanistas.

Era Camoens, cuya estirpe procedía de la verde Galicia, abandonada por su antecesor Vasco Pérez de Camoens, poeta-soldado y partidario de don Pedro el Cruel.

Los Camoens habían entroncado con la buena nobleza portuguesa; pero al cabo de algunas generaciones, si habían conservado la hidalguía no habían conservado las doblas que la doraran.

El padre de Luis, Simao, había embarcado para la India al objeto de poner remedio a la situación harto onerosa de la familia.

Y en Portugal habían quedado su esposa — para unos autores, muy pronto viuda —, doña Ana de Sa de Macedo, y su hijo, quizá único, nacido en Lisboa o en Coimbra hacia 1524.

La carrera escolar de Camoens habría sido, sin duda, sumamente brillante, como lo demuestran sus profundos conocimientos clásicos, su pasión por el arte, su aplicación al estudio.

Pero lo cierto es que, después de obtener el bachillerato, no ingresó en la universidad. ¿Ambiciones?. ¿Amoríos?. No se sabe.

A través de su producción lírica inmediata, tan espontánea como delicada, los críticos sacarán del pasado la sombra de un primer amor; pero, como sombra, irreconoscible, a pesar de las tentativas que se han hecho para trasladar a la realidad los personajes de sus odas, églogas, sonetos y redondillas.

En todo caso, Camoens se halla en Lisboa en 1542, después de cinco años de estudios en Coimbra (a partir de 1537, primera fecha segura en su biografía).

Cuatro años de radiante juventud en Lisboa, prendido del corazón de Natercia, Catalina, quizá Catalina de Ataide, que moriría en 1561.

Luego, el destierro en Ribatejo, a causa, según se dice, del disgusto con que la corte leyó el manuscrito del Auto del rey Seleuco, escrito a imitación de Gil Vicente.

Para salir de esta situación, Camoens se alista en el ejército que guarnece Ceuta (1547-1549), en una de cuyas acciones pierde un ojo. La vida empieza a mostrarse severa para aquel que, en último término, forzará sus mayores bellezas.

Emprendió la carrera militar en 1547 y perdió un ojo en Marruecos. En 1550, regresó a Lisboa, donde fue encarcelado por una reyerta callejera, y, una vez perdonado en 1553, embarcó para la India.

De regreso en Lisboa, Camoens prepara su marcha a la India, pues su gran pasión es el mar. Figura en la dotación de una nave en 1550.

Por causas que desconocemos, no sale con esta flota.

En cambio, acelera sus preparativos después de la riña sostenida el día de Corpus de 1552 con Gaspar Borges, protegido de la corte, quien logra meterle en un calabozo.

Su prisión acaba el 7 de marzo de 1553 y el 26 del mismo mes zarpa para la India, donde permanecerá durante diecisiete años, en una vida dura e incierta, mezcla de soldado, de nauta, de agente del gobierno virreinal y de factor de comercio.

Camoens lucha en la costa de Malabar (1553) y en Maskat (1554), da a conocer sus dotes poéticas en Goa con la representación del auto Filodemo (1555), vuelve a alistarse como soldado en 1556 y, por fin, obtiene el cargo de ((proveedor» en Macao, la factoría lusa perdida en el Extremo Oriente.

En Macao reside dos años (1557-1559), y luego, al regresar a la India—hay quien se le imagina cargado de cadenas—, naufraga en la costa de Cambodje.

No obstante, le hallamos en Goa en 1559, donde muy pronto cae en manos de prestamistas y usureros.

Algunos virreyes le dispensan su protección, como el conde de Redondo.

Pero, en definitiva, su carrera está acabada. Arruinado física y moralmente, agotado por las privaciones, ya no es el hombre de antes. Incluso su inspiración poética ha dejado de ser.

Sólo le queda como el mayor bien, el manuscrito de Os Lusíadas, la epopeya del descubrimiento de la India por Portugal, que espera editar a su regreso a la patria.

Lo emprende en 1567, a bordo de una nave de su amigo Pedro Barreto, que le ofrece pasaje gratuito hasta Mozambique. Aquí, en el más bajo peldaño de su negro infortunio, permanece tres años.

En abril de 1570 llega, por fin, a Lisboa, a bordo del Santa Clara. Al año siguiente obtiene licencia para imprimir su poema, que aparece en 1572.

Una pensión de la corte (15.000 reis anuales), aunque no satisfecha con regularidad, mitiga sus más apremiantes necesidades.

La desgracia ha roto su genio, y su mente ya no rinde nuevas creaciones. La muerte le sorprende después del desastre de Alcazarquivir, cuando parece hundirse la corona que él,cantó en su poema.

La tradición ha fijado la fecha de su tránsito en el 10 de junio de 1580; pero ciertos críticos creen preferible suponer que correspondió al verano de 1579.

A pesar de una pequeña pensión real y los comienzos de su fama mundial, los últimos años de Camões transcurrieron en la oscuridad, y murió en la pobreza en Lisboa, el 10 de junio de 1580.

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