El Renacimiento Italiano:Características y Representantes
El Renacimiento Italiano Características y Representantes
El Renacimiento europeo fue un movimiento muy amplio, que se originó en Italia, en la primera mitad del s. XV y que se inspiraba en un interés renovado por el mundo clásico.
Dio lugar a extraordinarios avances en el arte, la arquitectura y la literatura.
La próspera clase burguesa se convirtió en mecenas de las mismas artes, lo que dio mayor libertad a los artistas, al tiempo que la aparición la imprenta permitió la rápida difusión de las ideas.
Durante la Edad Media el saber estaba estrechamente vinculado con la religión.
Muy pocos, aparte de los eclesiásticos, sabían leer y escribir.
En su mayor parte el saber estuvo influido por las enseñanzas de la Iglesia, las cuales raras veces eran cuestionadas.
El Renacimiento fue la época en que los hombres buscaron nuevas ideas. Muchos retornaron a las ideas de los griegos y romanos. Los grandes artistas del Renacimiento, como Leonardo de Vinci y Miguel Ángel, siguieron los ejemplos grecorromanos en sus magníficas pinturas y estatuas.
• Arquitectos como Bramante
Diseñaron edificios con columnas y arcos tomados de Grecia y Roma, respectivamente.
También floreció el comercio en el Renacimiento.
Una nueva clase de riqueza —la de los ricos mercaderes— apareció y estos hombres se sintieron orgullosos de sus logros.
Pidieron a muchos artistas que pintaran sus retratos y los de los miembros de su familia.
Con este nuevo interés por los retratos la pintura se hizo cada vez más realista.
El gran erudito Desiderio Erasmo empezó a estudiar la Biblia bajo un nuevo aspecto, renovando de ese modo los estudios religiosos.
Erasmo creía que los hombres tenían una enorme fuerza y capacidad para mejorar la vida en la Tierra.
LOS ARTISTAS DEL RENACIMIENTO
Los pintores, los escultores y escritores, habían perfeccionado desde el siglo XIV su arte tratando de imitar a los antiguos.
A principios del siglo XVI, llegaron a reproducir obras perfectas que jamás han sido superadas.
Este momento de perfección del siglo XIV, que se ha llamado Renacimiento, no tuvo lugar a un mismo tiempo en todos los países.
Se produjo primero en Italia a fines del siglo XV, luego en Alemania y en Francia en la primera mitad del XV, en Inglaterra a fines de la misma centuria.
Italia y Francia solamente tuvieron a la vez pintores, escultores, arquitectos y escritores.
Los pintores y los escultores habían sido hasta entonces obreros reunidos en gremios y sometidos a reglamentos, como los sastres y los zapateros.
Como las restantes profesiones, tenían maestros, compañeros y «aprendices.
Los aprendices machacaban los colores, los compañeros ayudaban a los maestros a pintar.
Los artistas trabajaban para satisfacer encargos.
Un obispo, un abad, un cura les encargaba un cuadro, una estatuía, o esculturas para el altar de una iglesia.
Los señores y los burgueses ricos les encargaban cuadros de devoción, en los que el donante se hacía representar con su familia arrodillados delante del santo, su patrono.
No se trabajaba más que para las iglesias, para unos cuantos grandes señores o para los burgueses ricos de algunas ciudades, únicos que en aquella época tenían dinero para poder gastar en objetos de arte.
A fines del siglo XV se verificó un cambio en Italia.
Algunos príncipes tuvieron afición a las artes y empezaron a interesarse personalmente por los artistas.
Hiciéronlos venir a su Corte, hablaron familiarmente con ellos y los trataron, no como a artesanos, sino como a escritores.
Lorenzo de Médicis (apodado el Magnífico), que gobernaba Florencia, estableció en sus jardines una escuela de jóvenes escultores, que comían en su mesa y vivían familiarmente con su hijo.
El Papa León X, de la familia de los Médicis, hizo ir a su Corte a pintores y escultores.
Para retener a su lado a los artistas, los príncipes les daban pensiones.
Pero como los habían tomado a su servicio, los obligaban a desempeñar toda clase de oficios. El pintor había de preparar decoraciones para las fiestas, pintar escudos, divisas, en ocasiones hasta arneses.
Los artistas no llegaron nunca a igualarse a los nobles, pero se elevó su posición social.
En Italia, los más célebres fueron objeto, por parte de los príncipes, de distinciones que dieron a entender a las gentes que se les trataba con consideración.
Lo mismo ocurrió en Francia. Desde el Renacimiento se aplicó a los pintores y a los escultores el nombre italiano de artista, que en dicho idioma significaba "artesano", y que en francés tuvo nuevo significado.
La Ciencia y el Saber Popular
De esta manera la gente empezó a estudiar cada vez más el mundo que la rodeaba y a explicarse, asimismo, lo que veía en el cielo.
En 1543 un astrónomo polaco, Nicolás Copérnico, sugirió que la Tierra era redonda y giraba sobre su eje y que también giraba en torno del Sol.
Hasta ese momento la gente creía que nuestro planeta no se movía, que era el centro del Universo y que el Sol, La Luna , los planetas y las estrellas se movían a su alrededor.
El cielo, morada de Dios, era perfecto e inmodificable.
A algunos hombres de la Iglesia no les agradaron las nuevas ideas de los astrónomos porque parecían contradecir la Biblia.
En realidad no sucedía tal cosa, ya que la ciencia y la religión no se oponen.
En 1572 un astrónomo danés, Tycho Brahe vio que el cielo "inmodificable" cambiaba ante sus ojos cuando observó estallar una estrella.
Y cuando el astrónomo italiano Galileo Galilei contempló el cielo nocturno con su nuevo telescopio se convenció de que Copérnico tenía razón.
Entre los años 1300 y 1600 la vida en Europa sufrió grandes cambios. Fue una nueva etapa del pensamiento y déla cultura y se la denomina Renacimiento. Fue un período de sorprendentes inventos en el mundo de la ciencia.
Se desarrolló la imprenta, se hicieron descubrimientos astronómicos, hombres osados se dedicaron a explorar mares desconocidos y la pintura, la escultura, la arquitectura y la literatura también se transformaron de manera asombrosa. Pero fue también una era de violencia, pobreza, hambre y enfermedades.
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Hendrick Willem Van Look en su libro "La Historia de la Humanidad", explica de la siguiente manera el fenómeno del Renacimiento Italiano: ".... fue [el renacimiento] algo parecido a «la fiebre de la bicicleta» o «la fiebre del automóvil».
Un día alguien inventó la bicicleta. La gente que durante cientos de miles de años se había tenido que desplazar lentamente, de repente se volvió loca con la idea de rodar rápidamente de un sitio a otro.
Más tarde, un mecánico inteligente construyó el primer automóvil. Ya no era necesario pedalear y pedalear con gran fatiga.
Sólo había que sentarse en el coche y dejar que las gotitas de gasolina hicieran su trabajo.
Todo el mundo quería un automóvil y hablaba de marcas de coches, de motores, de carburadores, de kilometraje y de aceite.
El mundo entero sufre la fiebre del automóvil, y los niños aprenden a decir «coche» antes que «mamá» o «papá».
En el siglo XIV, los italianos se volvieron locos con los maravillosos objetos que desenterraban del mundo romano.
Este entusiasmo pronto se extendió por Europa occidental.
El día en que se encontraba un nuevo manuscrito se convertía en fiesta nacional. Si alguien escribía una gramática se hacía tan famoso como hoy un presentador de televisión.
A los humanistas, los estudiosos que dedicaban su tiempo y energía al estudio de la humanidad —en vez de mal invertir sus horas en indagaciones teológicas infructuosas—, se les tenía un mayor respeto y se les hacía mayores honores que a un héroe que acababa de conquistar las islas Caníbales."...
A mediados del s. XV, Europa, devastada por la peste y por las guerras, había quedado cultural y políticamente rezagada respecto a otras partes del mundo.
Sin embargo, en Italia por entonces comenzó una extraordinaria revolución artística y literaria que resonaría durante siglos, mientras que las monarquías cada vez más centralizadas de España, Francia e Inglaterra se disponían a construir imperios globales.
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EL RENACIMIENTO ITALIANO:
«Renacimiento»,
es el término que resume los logros culturales que los italianos realizaron en los siglos XIV y XV.
En realidad hubo varios «renaceres» de la enseñanza, la cultura y el arte clásicos.
En el siglo XII, por ejemplo, se renovó el interés por las escrituras de Aristóteles.
Sin embargo, el Renacimiento italiano tal vez sea más conocido por la cantidad de hitos artísticos, arquitectónicos y culturales que registró.
Las acaudaladas ciudades-estado ocupaban una posición geográfica y financiera excelente para acunar el «Renacimiento».
Por las ciudades del norte no solo circulaban los artículos comerciales que se importaban de África del Norte y Asia, sino también bienes culturales y conocimiento.
Desde Constantinopla, España y el mundo árabe llegaban textos clásicos y saberes matemáticos y científicos.
Además, la proximidad de las ciudades-estado a los restos de la Antigua Roma les permitía analizar in situ los estilos artísticos y arquitectónicos.
Uno de los núcleos del Renacimiento italiano fue Florencia, gobernada por la poderosa familia Medici, mecenas, entre otros, del artista y escultor Miguel Ángel.
Otros artistas renacentistas destacados fueron Donatello, Botticelli, Rafael y Leonardo da Vinci.
En el campo de la literatura, Petrarca fue en gran parte responsable del surgimiento del humanismo, una escuela de pensamiento que aseguraba que el ser humano era intrínsecamente bueno, en oposición a la Iglesia, que lo concebía como un pecador que debe ser redimido.
Otras plumas ilustres fueron Dante Alighieri, autor de La divina comedia, y Boccaccio, cuyo Decamerón inspiró muchos relatos de Shakespeare.
La arquitectura renacentista también estuvo influida por el clasicismo; se construyeron espléndidos edificios en Florencia, Venecia, Milán y Roma.
Las columnas como motivos decorativos de fachadas y las cúpulas proliferaron.
Entre los edificios renacentistas clave destacan el Duomo de Florencia y la basílica de San Pedro en Roma.
Esta actitud se puso de manifiesto en los siglos XV y XVI, en el Renacimiento, con el auge de las letras, las artes y el pensamiento. Quienes empezaron a utilizar este término perseguían el objetivo de recuperar el pasado clásico, griego y romano.
► RENACIMIENTO EN ITALIA:
Este cambio de mentalidad, que tuvo su origen en Italia, recibió un impulso cuando el canciller florentino Coluccio Salutati (1331-1406) comenzó a promover a su ciudad-estado como capital intelectual de Europa.
En 1396 invitó a Manuel Crysoloras, erudito de Constantinopla, a enseñar griego en Florencia.
Cuando la ciudad cayó en 1453 en manos de los turcos otomanos, muchos estudiosos orientales viajaron a Occidente, llevando consigo el saber griego y la tradición filosófica.
La condición social relacionada con el conocimiento fue valorada por otro líder florentino, el banquero, filántropo y estadista Cosimo de Medici (1389-1464), quien fue uno de los mecenas de la Academia platónica de Florencia (fundada por Salutati), en donde eruditos tales como Marsilio Ficino (1433-1499) y el conde Giovanni Pico de la Mirándola (1463-1494), filósofo, trabajaban para reconciliar el cristianismo con las ideas recién descubiertas de la filosofía griega y romana.
En este empeño, Pico de la Mirándola mezcló la escuela estoica griega y romana con material de la Cabala judía (tradición filosófica y literaria enraizada en el empeño de conocer los insondables secretos de la existencia) y fuentes islámicas para construir su humanismo cristiano, según el cual todas las empresas intelectuales y creativas de la humanidad forman parte de Dios.
► HUMANISMO ITALIANO:
El humanismo renacentista fue un movimiento intelectual relacionado con el estudio de las obras literarias de la Grecia y Roma clásicas.
Los humanistas estudiaron las artes liberales —gramática, retórica, poesía, filosofía moral o ética e historia basados en los escritos de la Grecia y la Roma antiguas.
Éstos son los temas que llamamos Humanidades.
La importancia central de las preocupaciones literarias del humanismo renacentista se manifiesta en la condición profesional o en las ocupaciones de los humanistas.
Algunos eran maestros de humanidades en las escuelas secundarias o en las universidades, donde daban conferencias ocasionalmente, o tenían cargos permanentes, a menudo, como profesores de retórica.
Otros servían de secretarios en las cancillerías de las ciudades-estado italianos, o en las cortes de los príncipes o papas. Todas estas ocupaciones eran en gran medida seculares, y la mayoría de los humanistas eran seglares, más que miembros del clero.
► Petrarca (1304-1374)
el padre del humanismo renacentista italiano, hizo más que cualquier otra persona del siglo XIV para alentar el desarrollo del humanismo renacentista.
Fue el primer intelectual en caracterizar la Edad Media como un periodo de oscuridad, promoviendo la errada creencia de que la cultura medieval ignoró la antigüedad clásica.
El interés de Petrarca en los clásicos lo condujo a una búsqueda de manuscritos latinos olvidados y puso en movimiento una exploración de las bibliotecas monásticas por toda Europa.
En su preocupación por los clásicos y su contenido secular, Petrarca se preocupó a veces de si daba la suficiente atención a el príncipe del lenguaje".
En Florencia, el movimiento humanista renacentista tomó un nuevo rumbo, se volvió estrechamente vinculado al espíritu y orgullo florentino y dio lugar a lo que un moderno erudito califico de "humanismo cívico".
En Florencia, los intelectuales, en cambio, empezaban a adquirir un nuevo punto de vista sobre su papel. El hombre de estado e intelectual romano, Cicerón, se convirtió en su modelo.
El humanismo cívico reflejaba los valores de la sociedad urbana del Renacimiento italiano.
Los humanistas llegaron a creer que el estudio de humanidades se podría poner al servicio del estado.
No es accidental que los humanistas sirvieran al estado como cancilleres, consejeros o asesores.
Durante la Edad Media, el arte tenía una función religiosa. Las iglesias eran las principales compradoras de las creaciones de los artistas y las obras servían para difundir o reforzar sus enseñanzas.
Con el crecimiento de la autoridad de los príncipes y con el mayor poder adquisitivo de los burgueses, se Integraron al mundo del arte otros temas y objetivos.
Dado que los humanistas resaltaban al hombre y la naturaleza, esos fueron los principales temas también en las obras de arte, Nuevas temáticas, entre ellas el interés por reproducir el cuerpo humano con todas sus características, tuvieron como consecuencia obras de arte que parecían verdaderos tratados sobre anatomía humana.
Si bien durante la primera etapa, el siglo XV, se mantuvieron las temáticas religiosas, paulatinamente fueron resaltándose los elementos de la naturaleza y las temáticas relacionadas con la vida cotidiana de los hombres y mujeres comunes.
Las nuevas actividades artísticas requerían de nuevas fuentes de financiación (ya no era la Iglesia la única que encargaba las obras).
Así, surgió la figura de los mecenas, ricos burgueses, príncipes o nobles, que tomaban bajo su protección a algún artista talentoso y financiaban su obra.
El mecenazgo era, al mismo tiempo, una forma de aumentar el propio prestigio de los protectores.
Los Médicis, fueron unos de los mecenas más importantes y pertenecían a la familia gobernante de la ciudad italiana de Florencia.
RASGOS DEL ARTE EN EL RENACIMIENTO ITALIANO:
Las artes plásticas renacentistas resaltaban la belleza y la armonía de la naturaleza y del hombre.
De la observación y el estudio de éstas, y con el espíritu del hombre que puede, por sí mismo, comprender cada vez más al mundo, los artistas comenzaron a realizar estudios sistemáticos que les permitieran perfeccionar sus obras, e incluso escribir tratados sobre cómo debían ser éstas.
En la escultura, se comenzaron a cuidar las proporciones armoniosas del cuerpo humano.
En la arquitectura, se introdujeron elementos grecorromanos: arcos de medio punto, columnas, cúpulas, entre otros.
En la pintura, comenzaron a cobrar importancia la proporción, las relaciones con el mundo de la geometría, nociones de simetría y perspectiva.
Así, por ejemplo, además del alto y el ancho, empezaron a verse en las obras imágenes que sugerían la "profundidad", en diversos planos.
► El Arte en el Renacimiento Italiano
La Creación de Miguel Ángel
La Ultima Cena de Leonardo Da Vinci
El sacrificio de Isaac (1401-1402) es el bajorrelieve de bronce de Brunelleschi
La Virgen y el Niño con san Antonio, de Donatello
Moisés de Miguel Angel
EL RENACIMIENTO EN EL RESTO DE EUROPA: LETRAS, ESCULTURA, ARQUITECTURA Y PENSAMIENTO
► ERASMO Y RABELAIS.
Erasmo de Rotterdam (1466-1536) fue considerado el hombre más culto de su siglo.
De un espíritu agudísimo que lo llevó a utilizar la sátira y la ironía en sus burlas contra los defectos del clero y de la nobleza, fue uno de los causantes indirectos de la Reforma por la protesta constante contra la sociedad de su tiempo.
Sin embargo, fue enemigo de Lutero, a quien criticaba por su intolerancia. Escribió Elogio de la locura o Encomio de la sandez, que es una despiadada sátira contra la sociedad de su tiempo. Su influencia llegó a todos los rincones de Europa.
En Francia el renacimiento literario tuvo en Francisco Rabelais (1483-1553) uno de sus mejores protagonistas.
Era contemporáneo de Erasmo y recibió protección del rey Francisco I, gran enamorado de las artes y las letras, que había creado el Colegio de Francia.
Rabelais era hombre muy agudo y culto, pero satírico implacable y persona de diversas ocupaciones, pues fue poeta, médico, monje y jurisconsulto.
Murió siendo párroco de Meudon.
Su obra más conocida es la titulada El Gigante Gargantúa y su hijo Pantagruel, ambos grandes comilones y amantes de la buena vida.
En esta novela se burla de los defectos corrientes de su época, sin respetar siquiera los temas religiosos.
Contemporáneos de Rabelais fueron los hombres de "La Pléyade", entre los cuales estaba el poeta Pedro Ronsard (1525-1585), gran entusiasta de los clásicos. Montaigne (1533-1592) alcanzó celebridad al escribir Los Ensayos, una obra de crítica que contiene altos conceptos filosóficos.
En Alemania, el Renacimiento fue más tardío y coincidió con las convulsiones de la Reforma.
Un poeta, Hans Sachs, inmortalizado más tarde por Wagner, fue el autor de Los Maestros cantores, obra que se inspiró en los "minnensingers" medievales.
Portugal, que se había lanzado a la gran aventura del descubrimiento del camino de las Indias por las rutas del Sur, tuvo también su gran poeta íntimamente ligado a las aventuras que vivió su país.
La vida de Luis de Camoens (1524-1580) fue apasionante.
Perdió el ojo derecho peleando en África, fue a las Indias y naufragó, estuvo preso y, como todos los grandes genios, sufrió calamidades sin cuento hasta su muerte, que le encontró pobre y completamente ignorado.
Cuando su buque se hundió, Camoens, a costa de grandes apuros consiguió salvar su gran poema Os Lusiadas, es decir las hazañas de los portugueses en la conquista de la India.
Sus principales protagonistas son Vasco de Gama y su protectora, la diosa Venus.
► SHAKESPEARE.
Las Islas Británicas vivieron bastante alejadas de la Italia renacentista y su evolución política e histórica fue poco influida por el movimiento italiano.
Sin embargo, en el siglo XIV Godofredo Chaucer, que había viajado por Italia como paje de Eduardo III, escribió una obra que imitaba al Decamerón de Bocaccio, Los cuentos de Canterbury.
A fines del siglo XVI apareció la figura extraordinaria de Guillermo Shakespeare.
Había nacido en Straford en 1564 y murió en la misma ciudad en 1616, el mismo día, según se cree, que falleció Cervantes.
• Williams Shakespeare
El teatro, que en la Edad Media se limitó a representar autos sacramentales, es decir, escenificaciones de vidas o milagros de santos, en la puerta de las catedrales, tuvo en Inglaterra una aparición espléndida y pronta en la obra de Shakespeare.
Muy joven entró como apuntador en una compañía de cómicos que recorrían los pueblos.
Fue autor y actor al mismo tiempo y fundó más tarde un teatro llamado "El Globo".
Su vida fue triunfal a partir de los primeros éxitos y consiguió fama, honores y riquezas. Sus obras conocidas son treinta y cinco.
Algunas son tragedias, como Hamlet, la historia del desgraciado príncipe de Dinamarca, los amores infelices de Romeo y Julieta, los celos de Otelo, la ambición de Macbeth, etc. Enrique IV y Ricardo III son dramas nacionales, históricos.
Y, finalmente, son comedias Las alegres comadres de Windsor, El sueño de una noche de verano, La Tempestad, El mercader de Venecia, etc.
En algunos casos la ópera y en otros el cine han popularizado hasta nuestros días la obra del gran poeta inglés. El Siglo de Oro español Durante el siglo XVI y parte del XVII España conoció su máximo esplendor y el comienzo de su ruina.
Los imperios de Carlos I y Felipe II se habían extendido por todas las partes del orbe.
Sus nombres eran respetados y temidos. Carlos II el Hechizado, el último de los Austrias, era ya un deshecho humano.
El siglo XVIII amaneció con sombrías perspectivas.
España dejó de ser temida y respetada, y a consecuencia de este hecho los seculares enemigos, los que habían de tejer la "leyenda negra" e impedir todo resurgimiento posterior, levantaron la cabeza, especialmente a partir de la batalla de Rocroy al advertir que los tercios españoles podían ser vencidos.
Y en los mares, los buques ingleses, franceses y holandeses, por primera vez en muchos años pusieron en fuga a los de España.
Este esplendor y exuberancia de poder al cual siguió la decadencia, coincidió con una altísima expresión cultural como no se ha vuelto a dar en España.
Todas las ciencias y las artes cobraron un impulso extraordinario. Nombres ilustres en las letras, en el arte y en el pensamiento se reunieron para aportar conceptos y formas originales.
La reunión de estos hombres y su obra ha dado origen a la expresión "Siglo de Oro", aunque el lapso de tiempo que duró este auténtico renacimiento español casi alcanzara los doscientos años.
Cuando la decadencia política era manifiesta y las dificultades sociales y económicas graves, aún continuaba en el campo del pensamiento y del arte el movimiento ascensional que no cesó, prácticamente, hasta el siglo XVIII.
La influencia que este movimiento tuvo en el resto de Europa fue considerable.
► ARQUITECTURA Y ESCULTURA.
La catedral de Segovia y la Nueva de Salamanca fueron construidas durante el siglo XV, y a pesar de ello se levantaron según las normas del estilo gótico.
Éste fue evolucionando y dio lugar al llamado estilo plateresco, que se caracteriza porque sus formas generales y trazado de arcos y puertas es netamente gótico, pero al que se le han añadido un exceso de adornos y elementos accesorios.
Por su semejanza a la labor de los plateros recibió el nombre de plateresco.
Las universidades de Salamanca y Alcalá, así como el Ayuntamiento de Sevilla pertenecen a este estilo que es de pura transición.
Durante el reinado de Carlos I penetró en España el estilo renacentista.
Por esta razón, el césar Carlos mandó construir, según líneas clásicas, el Alcázar de Toledo y el palacio anexo al de la Alhambra de Granada.
• La Alhambra
La lonja de Zaragoza y la catedral de Málaga, debida ésta a Diego de Siloé, pertenecen al mismo gusto.
En cambio, Felipe II, uno de los monarcas más severos y sencillos que ha tenido España, se sintió íntimamente compenetrado con las ideas de Juan de Herrera (1530-1597) y aprobó con ilusión los planos del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
• El Escorial
Es sabido que el rey Prudente gustaba de contemplar cómo se iba levantando la enorme mole de piedra sentado en un lugar que hoy es conocido con el nombre de "silla de Felipe II".
La Plaza Mayor de Madrid, cerrada por grandes soportales y flanqueada por torres que semejan las de El Escorial, fue construida según el más puro estilo herreriano.
Cuando el gusto barroco se introdujo en España, pareció que se remozaba el estilo isabelino y plateresco, si bien con mayor profusión de formas curvas y opulentas.
Su manifestación más típica fue el estilo "churrigueresco", llamado así por ser debido al arquitecto salmantino José de Churriguera (1650- 1723).
Las torres de la catedral de Salamanca son obra suya, y al mismo estilo pertenecen la fachada de la catedral de Santiago, el Pilar de Zaragoza y, ya en el siglo XVIII, la fachada del palacio del marqués de Dos Aguas, y otras.
La escultura de esta época o tiene un carácter exclusivamente religioso o está al servicio de la nobleza, y se manifiesta por medio de sepulcros o en la ornamentación de palacios.
Los desnudos y la belleza desenfadada, naturalista y libre de los renacentistas italianos no encontró eco en España.
Alonso Berruguete había sido discípulo de Miguel Ángel, a pesar de lo cual sus figuras muestran la severidad típica de la época de los Austrias.
La imaginería religiosa tuvo sus mejores representantes en Gregorio Hernández, Juan Martínez Montañés y Alonso Cano.
Algunas de sus numerosas esculturas policromadas aún se muestran al fervor de los creyentes durante las procesiones de la Semana Santa española.
El arte de la orfebrería fue cultivado por Juan de Arfe (1535- 1602), a quien se debe la maravillosa custodia de la catedral de Toledo, conceptuada como la más rica de cuantas existen en el mundo.
Otras manifestaciones de tipo artístico entroncadas con la artesanía, como la fabricación de tapices, las cerámicas, etc., tuvieron en esta época protección real y gran fama, incluso fuera de España.
►EL PENSAMIENTO.
El Siglo de Oro en el campo intelectual fue eminentemente católico.
El protestantismo sólo se dio en España en brotes aislados que la Inquisición y el poder real sofocaron con mano dura y gran rapidez.
Si Felipe II hubiese tenido un hijo protestante, no hubiese dudado en llevarlo a la hoguera y prender fuego a la pira.
Esta intransigencia llevada a veces hasta la saña, evitó a España las cruentas guerras de religión que ensangrentaron otros países, pero contribuyó a aumentar la posición de intolerancia que, a la larga, la mantuvo alejada de Europa.
Por esta razón la filosofía española no fue casi nunca heterodoxa, y aunque se apartó algo del puro escolasticismo fue tomista en esencia.
La Filosofía íntimamente unida a la Religión dio, en el Concilio de Trento, nombres famosos como Melchor Cano y Francisco de Soto, domínicos, y Diego Laínez, jesuita.
Más avanzado en sus concepciones y más influido por corrientes renacentistas fue Francisco de Vitoria, también domínico. Comparable a él fue el jesuita Francisco Suárez, llamado en su época "Doctor Eximius".
Anterior a todos ellos, y claramente influido por el pensamiento de Erasmo de Rotterdam, vivió el valenciano Luis Vives (1492-1540) que viajó mucho por Europa y fue profesor en las universidades de Lovaina y Oxford, residió largo tiempo en Brujas e intervino en el pleito de separación entre Catalina de Aragón y Enrique VIII de Inglaterra.
Vives fue un gran pedagogo que sentó las bases de la moderna Psicología con sus estudios sobre la atención.
Fue contemporáneo de los Reyes Católicos. Un desarrollo político tan considerable como tuvo el Imperio Español debía plantear problemas jurídicos de importancia.
De ahí que surgieran figuran notables en el campo del Derecho, como fueron el P. Vitoria, ya citado, que es el auténtico creador del Derecho Internacional.
Los malos tratos que recibieron los indígenas de América preocuparon a fray Bartolomé de las Casas, que protestó ante la Corona, mas a pesar de sus quejas y las disposiciones reales, los malos tratos continuaron en tal forma que motivaron la petición de importar negros del África a fin de librar a los indios de la dureza de los colonizadores.
Este sacerdote domínico cruzó catorce veces el Atlántico llevado por el celo de que los indios viviesen y fuesen tratados como seres humanos.
Se ha dicho si las denuncias de fray Bartolomé fueron exageradas, pero es lo cierto que entre las cédulas y disposiciones reales respecto al trato de los indios y la conducta de algunos gobernadores existía un abismo.
El llamado hoy "problema social" preocupó en aquel tiempo a hombres como Ginés de Sepúlveda, Salgado Somoza y Saavedra Fajardo, éste, notable literato.
El historiador más conocido y famoso del Siglo de Oro fue el P. Juan de Mariana (1537-1624), pero su Historia de España no es una obra de investigación erudita, cosa que el autor tampoco se propuso, sino un relato en el cual incluso inventa discursos o frases que imagina pudieron pronunciar los personajes famosos.
En otra de sus obras, De rege et regis institutione, se pregunta si es lícito matar al tirano, y contesta afirmativamente coincidiendo con la atrevida tesis que también sustentaba el P. Vitoria.
Los historiadores fueron numerosos y entre ellos se debe mencionar a Florián de Ocampo y Jerónimo de Zurita, autor éste de los Anales de Aragón, que escribió en forma mucho más objetiva e imparcial que el P. Mariana.
Francisco de Moncada narró las hazañas de los aragoneses y catalanes en Oriente basándose en testimonios y crónicas de la época.
Diego Hurtado de Mendoza hizo lo mismo con la guerra de los moriscos de Granada, y Francisco Manuel de Melo historió la guerra de Cataluña.
Saavedra Fajardo (1584-1648) fue un pensador más que un historiador. Vivió en tiempo de Felipe IV, y en sus Empresas políticas realiza un verdadero ensayo sobre las cualidades que ha de reunir un buen gobernante.
Los que vivieron las grandes hazañas de la conquista de América dejaron buen número de tratados, como las Cartas de Relaciones, de Hernán Cortés, aunque son más interesantes las narraciones del soldado Bernal Díaz del Castillo, que acompañó al conquistador de México.
El inca Garcilaso escribió la Historia de la Florida; Antonio de Solís, La conquista de México; López de Gomara, Historia general de las Indias, etcétera.
Tantos viajes y descubrimientos dieron un impulso extraordinario a la Geografía.
El procedimiento o sistema de proyección llamado de Mercator fue ideado primeramente por un español: García Torreno.
El primer mapamundi fue dibujado por el navegante y piloto Juan de la Cosa, el primer atlas por García Céspedes, los primeros intentos de medir longitudes se deben a Alonso de Santa Cruz, y fueron los españoles quienes intentaron abrir el canal de Panamá ya a raíz del descubrimiento del Pacífico.
Durante estos dos siglos, XVI y XVII, el Atlántico fue surcado preferentemente por naves españolas, que fueron también las primeras en iniciar la ruta del Asia a partir de las costas americanas del Pacífico.
Este auge cultural en todos sentidos fue preparado por las Universidades españolas, que en el siglo XVI tuvieron fama internacional.
Salamanca llegó a contar con unos 8.000 alumnos.
No siempre la grey estudiantil estuvo a la altura de sus maestros, ni esta proliferación de hijos de señores o de nobles que se entregaron a los estudios lo hicieron con verdaderos deseos de contribuir a la cultura patria.
Al lado de ellos surgió la figura del estudiante humilde, tenaz e inteligente, que lograba alcanzar un puesto notable, pero también el que dio origen a una parte muy considerable de la "picaresca" y que en El Buscón, de Quevedo, se retrata con una crudeza impresionante.
El número de centros culturales que se fundaron en este período fue considerable.
La Escuela de Náutica y de Cartografía dependiente de la Casa de Contratación de Sevilla, que a su vez entendía todo lo que se relacionaba con América, las Academias de Ciencias y Matemáticas, el Museo de Ciencias Naturales, el Jardín Botánico de Aranjuez, la Biblioteca de El Escorial, la Biblioteca Colombina de Sevilla, fundada por Fernando Colón, hijo del descubridor, el Archivo de Simancas, que actualmente conserva inapreciables documentos sobre la conquista y la colonización, etc.
Fuente Consultada:
Enciclopedias Consultora Tomo 7
Enciclopedia del Estudiante Tomo 2 Historia Universal
Enciclopedia Encarta
La Aventura del Hombre en la Historia Tomo I "El Ateneo"
Historia Universal Gomez Navarro y Otros 5° Edición
Atlas de la Historia del Mundo Parragon
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