Caballos Famosos-Nombres de Caballos de Hombres Históricos

Caballos Famosos - Nombres de Caballos: El Hombre y el Caballo

EL HOMBRE Y EL CABALLO:

En los primeros tiempos de su historia el hombre utilizó a este animal sólo como alimento, y mucho antes que él fueron domesticados el perro, el camello, la oveja y el cerdo.

La época en que el hombre domó por primera vez al caballo es completamente desconocida, aunque se sabe que 2.000 años antes de Jesucristo ya existían en Grecia, en cuya época se extendieron por la Tracia, procedentes seguramente del Asia Menor.

Junto con los elefantes eran los caballos muy estimados en la guerra; podían llevar con facilidad a los soldados de un lado a otro, y la posición elevada del jinete daba a éste, además, una notable superioridad sobre la infantería.

Los bárbaros invadieron rápidamente el Imperio Romano gracias a sus caballos; animales muy fuertes, como los de raza normanda, fueron utilizados también con eficacia por los pesados guerreros medievales.

Los equinos empleados por primera vez en las tareas del campo, que antes realizaban solamente los bueyes, pertenecían asimismo a la vigorosa raza normanda.

Durante mucho tiempo comunicaciones y transportes dependieron casi exclusivamente de los caballos. No sólo llevaban en su lomo a jinetes mensajeros: en yuntas de dos, cuatro o seis animales arrastraban toda clase de carruajes.

La aplicación a los vehículos de la fuerza motriz mecánica quitó al caballo mucha de su importancia, y su número ha descendido en todo el mundo.

No obstante, en los centros rurales más pobres, en las granjas, en los campos donde no abundan los caminos, en el arreo de los ganados, es aún un animal irreemplazable.

El hombre ha admirado siempre, por otra parte, su hermosura, su fuerza y su lealtad. El amor de Alejandro el Grande por su caballo Bucéfalo; del emperador romano Calígula por el suyo, llamado Incitatus; del Cid por Babieca o, en la literatura, de don Quijote por Rocinante, son ejempos notables de esta admiración.

Caballos Famosos-Nombres de Caballos de Hombres Históricos

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Caballo de Alejandro Magno

Bucéfalo

Bucéfalo: Otro de los grandes caballos de la historia. Vivió hace 2400 años Su nombre significa cabeza de buey, porque era de frente muy ancha, cara redondeada y una estrella blanca le marcaba el rostro.

Una leyenda da afirma que Bucéfalo era el resultado del cruce de dromedario y elefante. Fue el corcel de Alejandro Magno (356-323 a. de C.) rey de Macedonia, el más grande conquistador de la antigüedad.

Caballo de Ruy Díaz de Vivar

Babieca

Babieca fue el caballo de Rodrigo o Ruy Díaz de Vivar nacido en Burgos, España (1040-1099), llamado El Cid (del árabe, as-sid, señor). La historia y la leyenda lo convirtieron en El Cid Campeador (que distingue o sobresale, campeón). Definido como personaje histórico y semi-legendario, pasó la primera parte de su vida en los dominios de Sancho de Castilla, que luego sería rey.

Caballo de Perseo

Pegaso

Pegaso es el caballo alado más famoso de toda la mitología. Y como ser mitológico que se precie, tiene diversos orígenes.

Que nació en las fuentes del océano, que brotó del cuello de una de las tres Gorgonas: Esteno, Euríale y Medusa. Estas niñas eran peligrosas y de temer, pero sólo la última era mortal. Tenía la cabecita envuelta en rizos que eran serpientes, dentadura similar a la del jabalí, manos de bronce y alas de oro.

Caballo de Bonaparte

Marengo:

Marengo La victoria de Marengo (Italia) fue tan colosal que Napoleón llamó"Marengo" al caballo que montó durante aquella batalla. Aunque,tuvo otros caballos en estima, entre ellos, "Intendente" : Marengo,fue siempre su predilecto.

Este era un caballo tordillo de raza árabe con unos 1.45m de alzada. Fué importado de Egipto a Francia en el año 1799, a la edad de seis años. Fué el corcel más conocido del emperador Napoleón I (contaba con unos 130 caballos para su uso personal).

Caballo de Aníbal

Strategos

"Strategos" fue el nombre del caballo favorito del general cartaginés Aníbal. Era un animal de gran alzada y musculoso, de pelo negro y muy veloz. Aunque algo inquieto, era muy obediente cuando Aníbal lo montaba y fácil de dirigir, incluso cuando el noble cartaginés no usaba bridas.

Caballo de Calígula

Incitatus

Incitatus Cuenta la historia, que el todopoderoso Emperador Romano Cayo Cesar, mas conocido como Calígula (12-41 DC), para consolidar mas su poder dentro del Parlamento, designó Senador, Cónsul y Sacerdote… la su Caballo Incitatus!, también nombraba Senadores y los humillaba haciéndolos correr detrás de su carruaje, cuando querían hablarle y los obligaba (bajo pena de muerte) a apoyarle en todos sus insensatos actos de gobierno.

Caballo de Quiroga

Moro

Moro La historia cuenta que Lamadrid se apoderó en La Rioja del caballo moro de Facundo, que quedó abandonado en Córdoba cuando su retirada después de el Tío. López, sin creer que “ese mancarrón”, como dice a Rosas, era el célebre caballo de Quiroga, se lo apropió. Quiroga no pudo conseguir que se lo devolviera, y su furor estallaría con estruendo.

Caballo del Quijote

Rocinante

Rocinante Sin su caballo el hidalgo Don Quijote no hubiera podido recorrer la Mancha en busca de aventuras simulando a los grandes caballeros de los libros que le obsesionaron y le llevaron a la locura. No se puede decir que fuera un caballo espectacular, ni siquiera un caballo de gran cuna, sólo fue un amigo que le acompañó junto a Sancho.

EL CABALLO Y EL HOMBRE:

De los seres no humanos que acompañaron a nuestros primitivos, el caballo se ganó un lugar privilegiado en la historia, porque juntos hicieron historia.

Hubo tiempos en que fue sustento, contribuyó en los asentamientos como bestia de tiro y carga, fue el primer medio veloz de transporte e incomparable aliado en las guerras.

Caballos Famosos de la HistoriaEl animal, tal como es conocido, es producto de una larga evolución que le llevó desde pequeño mamífero acompañante a figura casi mítica.

Milenios atrás el caballo era un animalito del tamaño de tu perro con cuatro dedos en las manos y tres en las patas en lugar de cascos.

Los investigadores más reconocidos (Charles Darwin, Thomas Henry Huxley, Wladimir Kowalewsky, Joseph Leidy, Othniel Charles Marsh) asumen que los fósiles reconocerían una antigüedad cercana a los cincuenta millones de años.

La teoría más reconocida sustentada por la mayoría de los tratados de hipología, aseguran que el caballo de Przewalsky, habitante de las llanuras de Mongolia el el ancestro original. Existen algunos ejemplares conservados en zooloógicos.

La cebra, el anagro, hemíono o asno silvestre, asno y mula, forman parte de la misma familia. Pero el caballo difiere de todos por su tamaño, estructura robusta, crines y cola abundante.

El itsmo de Bering, apenas una callejuela de tierra que unía Alaska y Siberia, que luego se abrió dando lugar al actual estrecho de Bering (por Vitus Jonassen Bering, 1681-1741, explorador danés al serio de Rusia), fue el puente natural usado por los animales para ajar desde el norte de América al continente asiático.

Diez mil años atrás, se extinguieron en los territorios americanos y sólo regresarían n los conquistadores para aposentarse, procrear y extenderse como nacidos para vivir en esas tierras, como si sus genes hubiesen reconocido la cuna ancestral.

El más famoso hipólogo de la antigüedad fue Jenofonte (430-355 de C.), historiador griego, discípulo de Sócrates, que escribió varias obras fundamentales y algunas sobre los caballos, cría, cacería, quitación y psicología de la doma.

Su transformación se fue gestando paulatinamente junto a los humanos. No apareció como un extraño.

En los primeros tiempos, cuando los hombres aprendieron a dominar los ímpetus equinos y pudieron subírseles al lomo, lograron prodigios.

La capacidad motora se acrecentó muchas veces.

La distancia y el poder.

Se podía ir y volver rápidamente. Arrasar aldeas vecinas, alcanzar al que fugaba, asestar golpes desde la altura, infundir miedo.

Los cuerpos de hombre y caballo se mimetizaron.

Eran uno. Pero el humano daba las órdenes y el manso dejó domar y dominar.

Estaba dispuesto a servir. Como medio transporte era incansable. Se alimentaba con poco; dormía en cualquier lado; requería escasa atención.

Con un tiempo de gestación de de meses, a pocas horas de su nacimiento el recién nacido se incorpora y aprendía a caminar solito.

Abría los ojos y ya era independiente.

La relación hombre/mujer/niños/ancianos con el caballo se hizo fácil y necesaria.

Se aprendía a montarlo desde la infancia y se lo dominaba hasta la ancianidad.

Era juego, transporte, diversión, medio de carga y traslado de enfermos.

Les sirvió cuando fueron nómades. Cuando se asentaron en villorios.

Cuando debieron huir.

Sobre su lomo dormían. Con su cuerpo generoso se cubrían de los ataques.

El caballo caminaba o corría; cruzaba vados, desiertos o pedregales. Trepaba cerros o volaba en las llanuras.

Un caballo entrenado y fuerte podía alcanzar velocidades cercanas o superiores a los sesenta kilómetros por hora a campo traviesa y montados.

Piénsese que habrían de pasar decenas de miles de años para que los seres humanos alcanzaran, con las primeras locomotoras a vapor, los veinte kilómetros horarios y a fines del siglo XVII, los cincuenta.

En aquellas primeras andanzas, donde el paso del tiempo no abrumaba ni exigía apuros insolentes, cuando el hombre pudo aliarse físicamente a su corcel, se sintió alado.

Había adquirido una condición nueva y prodigiosa.

Una más que sumaba a sus recientes conquistas fabulosas; el fuego, por ejemplo.

La herradura, desarrollada posteriormente con el descubrimiento del hierro, dotó al animal de una capacidad motriz muy superior e inigualada hasta muchos siglos después sólo por medios mecánicos, en aquellos tiempos insoñables.

Atila, Gengis Kan, los persas, Alejandro Magno, montaron y con quistaron enormes territorios.

Los romanos construyeron hipódromos para carreras con carros de dos, tres y cuatro caballos (bigas, trigas y cuadrigas).

El más grande fue el Circus Maximus, que tenía seiscientos metros de largo y cieno cincuenta de ancho y capacidad para doscientos mil espectadores.

El más famoso auriga que registra la historia fue Diocles, que desde el año 130 participó en más de cuatro mil carreras ganando mil quinientas pruebas.

Cuenta la leyenda árabe que Mahoma ordenó dejar sin agua a una tropilla de caballos durante siete días.

Cuando los liberaron, todos corrieron al abrevadero, pero bastó que el Profeta los llamara, para que cinco yeguas se arrimaran a él prestamente antes de beber un sorbo.

Todos los purasangres árabes descienden de esas cinco yeguas que crearon una de las razas más fuertes, sufridas y veloces del mundo.

Mahoma predicó la importancia del caballo en la vida árabe y en el  Corán hay una mención “por cada grano de cebada que hayas dado a un caballo, Alá perdonará un pecado”.

La aparición de Hernán Cortés deslumbró con su armadura de metal,vociferante, con sus cabellos y barbas rojizas, imaginado como un posible Quetzalcoatl (serpiente emplumada), desparramando terror, tronando con su pólvora... y montado sobre un monstruo indescriptible, aun para la fértil imaginación de los aztecas.

Ellos, que dominaban la agricultura, la metalurgia, las artes, la astronomía, el calendario, no pudieron con el caballo.

Excedía sus culturas. Y además, cuando veían que de esa bestia de dos cabezas se desprendía un cuerpo vivo y beligerante, asociaban la monstruosidad del cuatro patas con el ensañamiento del dos patas recién desmontado.

Nunca visto ni soñado.

Un animal del que se desprende otro... aunque este último era más parecido a ellos que el desmontado.

La ausencia de la rueda en las sociedades americanas previas al descubrimiento, pareciera estar ligada a la falta de caballos; el principio ir era conocido pues se han encontrado juguetes rodantes.

Pero la rueda como fenómeno de transporte no se concretó hasta la llegada del caballo, porque fueron ellos los que le dieron sentido.

La rueda se asocia al caballo como dos partes de un fenómeno que cambió la vida de los seres humanos.

Antes, el tronco de árbol y otros elementos circulares que rodaban, fueron adquiridos en ciertas etapas del desarrollo. Y costó mucho.

El cuerpo humano y de los animales y la naturaleza no ofrecen ejemplos copiables, como si lo circular no existiese y sólo pudiera ser inventado.

Cuando se pensaba en la posibilidad de acrecentar el tamaño, falcaba tracción. La rueda estaba allí, cerca, pero para qué servía, era impracticable, hasta que se la asoció al caballo.

La rueda con el empuje humano ofrecía las ventajas de una carretilla de la que ya disponían, aunque con el método de arrastre personal.

Cuando dominaron al caballo, imaginar dos ruedas multiplicó sus aperitos.

Un carro equivaldría a varios hombres y los traslados se harían con más facilidad y extensión, pudiéndose portar hasta la propia vivienda.

De la asociación surgirían los caminos más estables que ya habían marcado otros animales.

Las ruedas tenían peso y profundidad y perduraban sus huellas. Fue elemento de transporte vital y decisivo.

Y  a su vera surgieron poleas, sinfines, norias para asistir en pozos de agua, minas, alfarería.

El hombre es el ser más imaginativo, creador y dominante. Dominador del fuego. Poseedor de un lenguaje.

Organizado en clanes. Con sentido del pasado y del futuro.

Con alimento al alcance de sus manos; rico en proteínas y grasas que hacían innecesario comer  todo el tiempo.

Ese tiempo servía para descansar, reponerse y seguir  tentando.

Armado con poderes a distancia. Observador nato. Instructor y amo de los animales que lo rodeaban.

Montado sobre un corcel que le daba poderes mágicos, como pájaros que volaban.

Como tigres por su fuerza y velocidad. Avasallantes. Y además, pensaban. Imaginaban.

Fuente Consultada: Abuelo,...Es Verdad? Luis Melnik

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