Historia de la iglesia de San Juan Monjas Capuchinas en Bs.As.

LA IGLESIA DE SAN JUAN EN BUENOS AIRES

Este templo se llamó Viceparroquia de los Naturales en la época en que era curato de indios.

Desde mediados del siglo XVIII se lo conoce por el nombre de iglesia de San Juan  Bautista, en honor a su patrono.

Se encuentra en la esquina de las calles Alsina y Piedras y ocupa el mismo solar de la primitiva iglesia, emplazada allí alrededor de 1650 por disposición de fray Cristóbal de La Mancha y Velazco, tercer obispo del Río de la Plata.

En 1654 se libró al servicio del  culto y se  la  declaró viceparroquia  de  la  Catedral.

Pero después de transcurrido más de medio siglo el edificio estaba en malas condiciones, por lo que un vecino de Buenos Aires, el maestre de campo de milicias don   Juan   de   San   Martín,   decidió   reedificarlo   de   su   propio   peculio.

Según consta en los Acuerdos del Cabildo, en 1713 ya se había solicitado permiso para recolectar fondos destinados a la obra que iba a levantarse.

Además, en la construcción se utilizaron los restos de la antigua iglesia y las limosnas y donaciones de los fieles.

Posiblemente se comenzó en 1719, ya que en otro acuerdo se dispuso la devolución de unos adobes "necesarios para dar principio a dicha fábrica", los que San Martín había destinado a su templo, pero que fueron prestados al Cabildo para reedificar los calabozos, terminándose la obra, según se supone, en 1725.

Iglesia de San Juan en Buenos Aires

Este antiguo templo está ligado al establecimiento de las monjas capuchinas en Buenos Aires.

Con el apoyo del obispo Juan González Melgarejo un grupo de hermanas capuchinas salió de Santiago de Chile en 1745 para establecerse aquí.

Después de dos penosos años de viaje por tierra llegaron en 1747, siendo recibidas jubilosamente.

Se les había destinado como alojamiento el convento de Nuestra Señora del Pilar, anexo a la antigua iglesia de San Nicolás de Bari, que estuvo en la esquina de Carlos Pellegrini y Corrientes, en aquel tiempo las afueras de la ciudad.

Dada la falta de comodidad y los inconvenientes de la distancia, la Orden de las Capuchinas permutó su primer asilo por el que le ofrecían las dependencias de la iglesia de San Juan.

En 1769 se sabe que estas monjas ya procedían a reparar el templo, cuya construcción era bastante deficiente.

En 1778 la vieja iglesia fue demolida hasta los cimientos para levantar en el mismo lugar otro edificio.

La nueva obra fue hecha toda de cal y arena de conchilla, con muros  de  un  metro de  ancho,  y se  concluyó  en   1797.

Su planta es en forma de cruz latina, con una sola nave, y la bóveda es de las llamadas de cañón corrido.

Actualmente la fachada se distingue por tener el cuerpo central dividido en dos partes por la elegante cornisa que remata el pórtico.

Tiene dos torres y en el centro de su frontispicio se destaca una imagen del Redentor.

El convento de las monjas reclusas, anexo a la iglesia, tiene amplios claustros rodeados de columnatas, y en uno de los patios llamados "de los Capellanes", y que constituye como un sitio neutral entre ambas dependencias, hay una estatua de mármol  de Santa Clara,  patrona  menor de  la  ciudad de   Buenos Aires.

La iglesia conserva valiosos tesoros, tales como las imágenes que se veneran en el altar mayor, que son verdaderas obras maestras de la escultura religiosa española de principios del siglo XVIII.

El púlpito, de autor desconocido, está realizado en madera sobredorada y tiene tallas de extraordinario mérito.

También se guarda en este templo un auténtico gobelino, que data de 1657.

Representa la Adoración de los Reyes Magos y es copia de un cuadro de Rubens.

Según la tradición, esta obra fue obsequiada por un personaje francés a la corona española, de donde fue remitida como regalo a un virrey de las Filipinas.

En 1818, por causas que se desconocen, el valioso tapiz se envió nuevamente a España, pero el barco que lo conducía fue apresado en  la proximidad de las islas Canarias  por un corsario argentino y traído a Buenos Aires.

Tiempo después se sacó a remate, adquiriéndolo en la suma de dieciséis onzas el canónigo Pedro Pablo Vidal, quien lo donó al convento de las madres capuchinas, o sea el templo de San Juan.

En un tiempo, cuando aún se ignoraba su valor, sirvió para tapar una claraboya, por lo que sufrió algunos deterioros.

En la actualidad ha sido restaurado.

A la derecha del altar mayor se encuentra una losa que cubre los restos de don Pedro Meló de Portugal y Viliena, quinto virrey del Río de la Plata, fallecido en Montevideo el 15 de abril de 1797.

Fue declarada Monumento Histórico por Decreto N9 120.412 del 21 de mayo de 1942.

Fuente Consultada:
Los Monumentos y Lugares Históricos de Argentina Carlos Vigil -Edit. Atlántida-
(Atención: Puede que el nombre de algunas calles de la Capital Federal hayan sido modificados)

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