Biografia de José de San Martin:Vida y Obra del Libertador de America
Biografía de José de San Martín
Vida y Obra del Libertador de América
"Lo importante es ser libres; lo demás no importa nada" José de San Martín
BREVE ESBOZO DE SU BIOGRAFÍA: En 2020 se cumpliran doscientos cuarenta y dos años del nacimiento del Libertador, general José de San Martín (1778-1850).
Nombrado jefe del Ejército del Norte, en reemplazo de Belgrano, diose cuenta de que luego de liberar a Argentina y Chile, debía atacar el centro de la dominación realista, en Lima.
Designado gobernador de Cuyo, emprendió la ardua tarea de organizar el Ejército de los Andes.
La victoria de la cuesta de Chacabuco (12 de febrero de 1817) cambió fundamentalmente el panorama de la guerra de la Independencia porque salvó la revolución argentina y dio solidez a lo declarado por el Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816.
Dicho triunfo fue la consecuencia lógica de su concepción estratégica basada en la conducción armónica de las fuerzas.
Desembarcado en Perú, en septiembre de 1820, luego de diversas vicisitudes, al año siguiente proclama la independencia y asume el gobierno con el título de Protector.
Su encuentro con Bolívar (Guayaquil, 1822) es uno de los grandes hechos de la historia mundial y constituye un enigma apasionante porque ambos libertadores guardaron silencio sobre las razones de su conducta.
En 1823, instalado en Mendoza, busca en su chacra una vida tranquila y apartada de los rumores y calumnias.
Muerta su esposa, pobre y digno, marcha a Buenos Aires.
Inicia desde aquí el último capítulo de su vida, imponiéndose voluntariamente el destierro, olvidado por todos y lastimado por la maledicencia.
Se embarca rumbo a Southampton; luego pasa a Londres y a fin de 1 824 se instala en Bruselas.
Al tener conocimiento de la guerra con el Brasil, ofrece su espada al gobierno argentino (1827).
Llegado al Río de La Plata en febrero de 1829, ante el espectáculo de la guerra civil desatada en el País, vuelve sin desembarcar.
Vive en su finca de Grand Bourg donde —en 1843— recibe la visita de Juan B. Alberdi.
En 1 848 se instalará en Boulogne Sur Mer.
A mediados de agosto de 1850 es atacado de fuertes dolores de estómago, contra los que lucha con estoicismo.
"Es la tempestad que lleva al puerto", le dice a su hija.
El 28 de mayo de 1880 llegaron los restos del general don José de San Martín.
El transporte ARA Villarino arribó a la rada interior de Buenos Aires, a las 9 de la mañana de este día
BIOGRAFÍA Y CRONOLOGÍA DE SU VIDA
BIOGRAFÍA: Entre España y el regreso a su patria José de San Martín nació en 1778 en Yapeyú, provincia de Corrientes, virreinato del Río de la Plata.
Su padre fue el capitán Juan de San Martín y Gómez, gobernador del pueblo, y su madre, Gregoria Matorras y del Ser.
En 1784 se afincaron en Cádiz, España, donde San Martín estudió en el Seminario de nobles de Madrid.
Siguió luego la carrera de las armas y en 1789 ingresó en el Regimiento de infantería de Murcia.
Combatió al servicio de España en África, en Oran, en la campaña de Portugal, en Ceuta y Gibraltar, en la posta de Arjonilla, donde casi perdió la vida.
En 1802 resultó herido gravemente en el pecho.
En 1808 intervino en Andújar.
Con el grado de capitán, combatió en Bailen.
Allí, San Martín tuvo un gran desempeño; fue ascendido a teniente coronel y condecorado con la medalla de oro.
En Cádiz fue contactado por integrantes de la francmasonería, origen de la futura Logia Lautaro de Buenos Aires.
San Martín sabía de la intranquilidad que se vivía en las colonias americanas por el avance de Napoleón en la Península.
En septiembre de 1811 viajó a Londres donde se reunió con americanos deseosos de luchar por la independencia de su patria.
Los sucesos revolucionarios iniciados en mayo de 1810 en Buenos Aires lo decidieron a regresar.
A bordo de la fragata George Canning, en enero de 1812, se embarcaron junto con él Carlos María de Alvear, Martiniano Chilavert y otros oficiales.
José María de Alvear
El Regimiento de Granaderos a Caballo
El 16 de marzo de 1812, el Triunvirato confió a San Martín la formación de un cuerpo de caballería.
Así nació el Regimiento de Granaderos a Caballo, del que fue su comandante.
Alvear y José Matías Zapiola fueron los segundos jefes de la unidad. San Martín organizó este cuerpo bajo la rigurosa disciplina de la que se había empapado en los ejércitos europeos.
Después de un breve noviazgo se casó con María de los Remedios de Escalada de la Quintana, de apenas 14 años de edad.
San Martín participó en el movimiento revolucionario de octubre de 1812, por el que se eligió un nuevo triunvirato que convocó la formación de la Asamblea Nacional, lo que le produjo desavenencias con Bernardino Rivadavia.
Mitre señaló: «Esta fue la primera vez que se vio a San Martín tomar parte directa en un movimiento revolucionario...».
El Ejército de los Andes
A San Martín se le encomendó la vigilancia de la costa occidental del Paraná.
Así, el 3 de febrero de 1813 libró con éxito el combate de San Lorenzo, en Santa Fe, donde una vez más estuvo a punto de morir, al quedar atrapado bajo su caballo, siendo salvado por el sargento Juan Bautista Cabral y el granadero Juan Bautista Baigorria.
El Combate de San Lorenzo
San Martín fue nombrado jefe de la expedición al Alto Perú para ir en auxilio del debilitado Ejército del Norte.
El 14 de diciembre de 1813 se reunió con Manuel Belgrano, que había sido el jefe de este ejército, en la posta de Yatasto (provincia de Salta).
También se entrevistó con Martín de Güemes, para sostener una guerra de guerrillas en los montes tucumanos.
San Martín no era partidario de atacar a los realistas por el Alto Perú. Según su concepción estratégica, los patriotas debían liberar primero a Chile.
Por razones de salud solicitó permiso y se radicó en Córdoba.
Gervasio Posadas, director supremo, lo nombró entonces gobernador intendente de Cuyo en agosto de 1814.
Allí organizó la industria y el comercio para pertrechar al ejército.
En el campamento del Plumerillo, en Mendoza, instaló una fábrica de pólvora, una fundición de artillería, un laboratorio de explosivos y una fábrica de tejidos y tintas para los uniformes de la tropa.
Se aplicó un impuesto sobre los capitales y al consumo de carnes, se redujo el sueldo de los empleados públicos y se admitieron donaciones.
El gobierno de Cuyo en su conjunto se organizó para formar el futuro Ejército de los Andes.
Del otro lado de la cordillera
Con el Ejército de los Andes ya formado comenzó el cruce de la cordillera.
Una vez en Chile, el 12 de febrero de 1817, San Martín derrotó en Chacabuco a los realistas.
Al día siguiente hizo su entrada triunfal en Santiago.
Allí no aceptó el cargo de director supremo, cediéndolo a Bernardo O'Higgins, que había tenido una participación crucial en Chacabuco.
Los realistas bloquearon el puerto de Valparaíso y marcharon con su ejército hasta Santiago. O'Higgins, por orden de San Martín, emprendió la retirada de la zona de Talcahuano.
Reunidas las tropas en Cancha Rayada, fueron derrotadas por un sorpresivo ataque realista; quince días más tarde, ya reorganizadas, triunfaron en Maipú. San Martín comenzó posteriormente a organizar la campaña contra el Perú.
Viajó a Buenos Aires en busca de recursos.
El director supremo Juan Martín de Pueyrredón, que colaboró con entusiasmo durante la campaña de Chile, se mostró más preocupado por las acciones de las montoneras en el Litoral.
Cuando regresaba a Chile, se exigió a San Martín traer a Buenos Aires al Ejército de los Andes, para combatir a los caudillos federales del Litoral y de la Banda Oriental.
El general desobedeció la orden y partió a Mendoza. El nuevo director supremo, José Rondeau, insistió en la necesidad de que San Martín interviniera.
Había llegado muy enfermo a Mendoza; discretamente fue transportado en camilla y escoltado por 60 granaderos hasta Santiago de Chile.
Allí recibió la noticia de la derrota de Rondeau en Cepeda, que puso fin a las Provincias Unidas de Buenos Aires.
Cayó el régimen directorial y cada provincia asumió su propia autonomía.
San Martín fue nombrado por el gobierno chileno jefe del Ejército Libertador del Perú.
De allí partió con casi 5.000 hombres en la flota del almirante inglés lord Cochrane.
-1-
Bregó por la unidad
continental americana
-2-
Fue un genial estratega
de la guerra
-3-
Subordinó la fuerza de las
armas a la política
-4-
Antepuso la ética a los
intereses de la política
-5-
No aspiró al poder ni a los honores personales
-6-
Rindió culto" a la mesura
y a la austeridad
El 12 de julio de 1821, San Martín hizo su entrada triunfal en Lima.
El 28 se proclamó la independencia y luego fue nombrado Protector del Perú.
Con este cargo, el general se ocupó de organizar el ejército nacional, dictó la primera constitución, creando además un consejo de Estado y un poder judicial independiente.
Pero San Martín tuvo dificultades en su campaña.
Las tropas eran escasas y existía la amenaza de una fuerza realista de 19.000 hombres. Arenales combatió en las sierras con una parte importante de sus tropas, mientras que Las Heras y Necochea se retiraron del ejército, y Cochrane desconoció la autoridad de San Martín.
Acosado por tantos problemas, pidió ayuda sin éxito al gobierno de Buenos Aires.
Martín Rodríguez gobernaba entonces la provincia de Buenos Aires, y su ministro de Gobierno era Bernardino Rivadavia, que no congeniaba con San Martín, al que responsabilizó por el derrocamiento del primer Triunvirato y por su desgraciada política personal.
Comienzo del ostracismo
Así, San Martín buscó en Simón Bolívar los medios para continuar con su empresa en el Perú.
Decepcionado, regresó a Valparaíso, donde estuvo muy enfermo.
Ya restablecido, el general viajó a Santiago, y de ahí a Mendoza, a su chacra Los Barriales.
Tempo después regresó a Buenos Aires rara buscar a su hija Merceditas.
Fue recirido fríamente y hasta con cierta hostilidad de parte de las autoridades; por ello, el 10 de febrero de 1824 se embarcó rumbo a Europa junto a su hija.
Al arribar a Francia, se le impidió desembarcar pues llevaba periódicos porteños considerados peligrosamente republicanos.
Entonces partió con destino a Londres en mayo de 1824.
Estuvo en Escocia, donde se lo nombró ciudadano honorífico y se radicó luego en Bruselas, cerca de su hermano Justo.
Cuando se enteró de la guerra de su patria contra el imperio del Brasil decidió regresar.
Se hizo pasar por José Matorras.
Sin embargo, al llegar a Buenos Aires en 1828 se negó a desembarcar.
No quería involucrarse en la guerra civil que se auguraba tras el fusilamiento de Manuel Dorrego.
San Martín se trasladó a Montevideo. Recibió, en tanto, a enviados de su antiguo subordinado, el general Lavalle, gobernador de Buenos Aires, que le ofrecía hacerse cargo del ejército. Rechazó el ofrecimiento, negándose a combatir en luchas civiles y fratricidas.
A partir de 1830, San Martín se estableció en Francia, dos años después estuvo muy grave de salud al contraer el cólera.
Radicado en Boulogne-sur-Mer, llegaron a visitarlo Juan Bautista Alberdi, Domingo Faustino Sarmiento y Florencio Varela.
Tras un largo período de ostracismo, el otrora prócer de Argentina murió en tierra francesa rodeado de su familia, el 17 de agosto de 1850.
La casa de Grand Bourg
La casa de Grand Bourg estaba ubicada a unos siete kilómetros de París.
Tenía un gran salón en la planta baja, mientras que las habitaciones privadas estaban en los dos pisos superiores, desde donde podía observarse el generoso parque que la rodeaba.
La sede actual del Instituto Nacional Sanmartiniano de Buenos Aires es una réplica, con leves modificaciones, de aquella residencia.
En el año 1847, Sarmiento, que había visitado a San Martín en esa casa, contribuyó a construir la imagen del lugar y de esos años:
"Todos los americanos que pasan por Francia desvían su rumbo hacia Grand Bourg, así se llama el lugar de esta romería.
El monumento que los americanos solicitan ver allí es un anciano de elevada estatura, facciones prominentes, mirar penetrante y vivo en despecho de los años.
La residencia de Grand Bourg es un acto solemne de la historia de América del Sur, la continuación de un sacrificio que comenzó en 1822".
Don Alejandro María Aguado fue quien le prestó el dinero para que adquiriera la casa.
El banquero, radicado por entonces en Francia y convertido en mecenas de artistas, estaba ocupando el cargo de intendente de la comuna de Evry, donde estaba el predio de Grand Bourg.
El encuentro entre los amigos fue providencial, ya que San Martín había dejado de cobrar la pensión que Perú le había dado al partir, y ni Chile ni la Argentina le enviaban un solo centavo.
A esto se sumaba la devaluación de la moneda.
Contaba sólo con las rentas de una casa de Buenos Aires y de la de Mendoza, que no le alcanzaban para vivir.
Al comienzo de la década del '40, San Martín decidió desprenderse de su casa de Grand Bourg y conservar solamente otra que tenía en París, que también había sido adquirida gracias a la ayuda de su amigo, y que más tarde heredaría Merceditas.
Teniendo en cuenta que ese lugar era su finca predilecta, el hecho de que la abandonara fue comprendido por muchos como prueba de que en sus últimos años había decidido morir en Buenos Aires.
Durante la revolución de 1848 decidió abandonar París.
En una carta fechada en noviembre de ese año y dirigida al presidente peruano Ramón Castillo, le explica las razones de su mudanza:
"A la edad de 71 años, con una salud enteramente arruinada y casi ciego, con la enfermedad de cataratas, esperaba, aunque contra todos mis deseos, terminar en este país una vida achacosa; pero los sucesos ocurridos desde febrero han puesto en problema dónde iré a dejar mis huesos".
Finalmente decidió trasladarse a una ciudad muy cercana a París, con mar y también con ferrocarril, que quedará grabada en la memoria de los argentinos a través de años de reseñas escolares: Boulogne Sur Mer.
El 21 de noviembre de 1861 sus restos fueron trasladados a la bóveda que la familia tenía en el cementerio de la ciudad francesa de Brunoy.
Un año más tarde se inauguró en Buenos Aires la estatua del francés Daumas en honor al Libertador.
En esa ocasión habló Bartolomé Mitre, por entonces gobernador de Buenos Aires y encargado del Ejecutivo nacional.
En su discurso describe a San Martín como "el genio militar del Nuevo Mundo".
Los primeros reconocimientos a su figura en su propio país llegaron unos diez años después y desembocarían en el cumplimiento del artículo 5 del testamento, por el cual pedía regresar a Buenos Aires.
El general Urquiza firmó un decreto por el cual quedaba inaugurado el homenaje público al Libertador en cuyo transcurso, intelectuales de la época, entre los que figuran Sarmiento, Juan María Gutiérrez y Félix Frías, intentan perfilar la imagen de San Martín.
El 5 de abril de 1877, en el aniversario de la batalla de Maipú, el presidente Nicolás Avellaneda, en un discurso antológico, instó al pueblo a juntar fondos y energías para repatriar los restos del Libertador:
"Las cenizas del primero de los argentinos, según el juicio universal, no deben permanecer por más tiempo fuera de la Patria. (...) Los pueblos que olvidan sus tradiciones,pierden la conciencia de sus destinos y los que se apoyan sobre tumbas gloriosas son los que mejor preparar, el porvenir", dijo en aquel momento Avellaneda.
HITOS DE SU VIDA
1778: Nace en Yapeyú, pueblo de las antiguas misiones jesuíticas, el 25 de febrero, José Francisco de San Martín, hijo del capitán español Juan de San Martín y de Gregoria Matorras.
1783: Su padre es designado agregado al Estado Mayor en Málaga; parte con su familia hacia España, donde San Martín va a cursar sus estudios elementales.
1789: Este año, en el que se declara la Revolución Francesa, San Martín entra como cadete en el regimiento de Murcia.
1797-1811: Lucha, en el ejército español, en diversos lugares y con distinto grado: en el Mediterráneo, contra los ingleses; en la guerra contra Portugal y contra las tropas napoleónicas, en Bailen. Dominada, sin embargo, España por los invasores, pide, en 1811, su retiro del ejército español y se embarca hacia Londres.
1812: Llega a Buenos Aires para ponerse a las órdenes del Primer Triunvirato. Cuando éste cae, en octubre, el Segundo Triunvirato convoca a una Asamblea (que sería la del año 13). El 12 de noviembre contrae enlace con Remedios de Escalada.
1813: El 3 de febrero obtiene un significativo triunfo en labatalla de San Lorenzo. Reemplaza a Belgrano en el mando del Ejército del Norte.
1814: Es nombrado Intendente de la provincia de Cuyo, donde comienza a organizar el Ejército de los Andes.
1816: El 24 de agosto nace su hija Mercedes.
1817: Por el paso de los Patos, atraviesa la cordillera de los Andes. El 12 de febrero triunfa en Chacabuco. "En veinticuatro días hemos hecho la campaña; pasamos las cordilleras más elevadas del globo, concluimos con los tiranos y dimos la libertad a Chile".
1818: Declarada la Independencia de Chile, es nombrado por O'Higgins General en Jefe del Ejército de ese país. Tras la derrota sufrida en Cancha Rayada (19 de marzo), triunfa en la batalla de Maipú (5 de abril).
1820: Inicia, tras múltiples inconvenientes, la campaña del Perú.
1821: Entra victorioso en Lima y declara la Independencia del Perú.
1822: A puertas cerradas, conferencia, en Guayaquil, con Bolívar, el otro grande de América. Cuando regresa a Lima, reúne al Congreso y delega el mando como Protector del Perú.
1823: Regresa a la chacra de su propiedad, en Mendoza. Ese mismo año fallece, en Buenos Aires, su esposa. 1824: Parte, con su hija Mercedes, hacia Europa.
1829: Regresa al Río de la Plata, con el propósito de intervenir en la guerra contra el Brasil. Pero, frente a la incierta situación política que halla en Buenos Aires, vuelve a Europa, donde había quedado su hija.
1832: En la capital de Francia se encuentra con un antiguo compañero de armas del ejército español -Alejandro Aguado-, quien le facilita el dinero necesario para adquirir una casa en la localidad de Grand Bourg.
1844: Redacta su testamento y expresa en él un deseo: que su corazón sea depositado en Buenos Aires. (La repatriación de sus restos, que se veneran actualmente en la Catedral metropolitana, se llevó a cabo en 1880).
1850: Muere, el 17 de agosto, en su casa de Bouíogne-sur-Mer.
------------- 00000 ------------
Retrato de José de San Martín: Según el Historiador Mitre
De “Historia de San Martín” de Bartolomé Mitre
En los heroicos días de su edad viril, San Martín como la estatua viva de las fuerzas equilibradas, era alto, robusto y bien distribuido en sus miembros, ligados por una poderosa musculatura.
Llevaba siempre erguida la cabeza, que era mediana y de una estructura sólida sin pesadez, poblada de una cabellera lacia, espesa y renegrida que usaba siempre corta dando relieve a sus líneas simétricas, sin ocultarlas.
El desarrollo uniforme del contorno craneano, la elevación rígida del frontal, la ligera inclinación de los parietales apenas deprimidos sobre las sienes, la serenidad enigmática de la frente, la ausencia de proyecciones hacia el idealismo, si no caracterizaban la cabeza de un pensador, indicaba que allí se encerraba una mente robusta y sana capaz de concebir ideas netas, incubarlas pacientemente y presidir sus evoluciones hasta darles formas tangibles.
Sus facciones vigorosamente modeladas en una carnadura vigorosa y enjuta, revestida de una tez morena y tostada por la intemperie, eran interesantes en su conjunto y cautivaban fuertemente la atención.
Sus grandes ojos, negros y rasgados, incrustados en órbitas dilatadas, y sombreadas por largas pestañas y por anchas cejas —que se juntaban en medio de la frente al encontrarse hacia arriba formando un doble arco tangente— miraban hondamente dejando escapar en su brillo normal el fuego de la pasión condensada, al mismo tiempo que guardaban su secreto.
La nariz pronunciada y larga, aguileña y bien perfilada, se proyectaba atrevidamente en líneas regulares, a la manera de un contrafuerte que sustentase el peso de la bóveda saliente del cráneo.
Su boca, pequeña, circunspecta y franca, con labios arcaminados, firmes, carnosos y bien cortados, se animaba a veces con una sonrisa simpática y seria, que dejaba entrever una rica dentadura verticalmente clavada.
Los planos de la parte inferior del rostro eran casi verticales, destacándose de ellos horizontalmente la barba cerrada en óvalo, y lo acentuaba como un signo de la voluntad persistente, sin acusar ningún apetito sensual, rasgo que la edad avanzada puso más de relieve.
La oreja, era regularmente grande...
Su voz era ronca, a su talan marcial unía un porte modesto y grave: eran sus ademanes sencillos, dignos y deliberados, y todo en su persona desnuda de aparato teatral, inspiraban naturalmente el respeto sin excluir la simpatía.
Fuente Consultadas:
HICIERON LA HISTORIA BIOGRAFÍAS Tomo 2 El Gral. San Martín
Temas Relacionados:
Infancia de San Martín: Estudios y Batallas en Europa
Historia del Sable Corvo de San Martín
Testamento Maximas y Pensamientos Para Merceditas
Entrada del Libertador San Martín a Lima-Protector de Perú
Postura de San Martin Respecto al Bloqueo Frances al Puerto de Bs As
Actividades de San Martín en Europa
San Martin Regresa a Buenos Aires:Sus Razones Para No Desembarcar
La Entrevista de Guayaquil – San Martín y Bolívar
Enlace Externo: