Armas Biológicas o Químicas Para El Terrorismo Mundial
Las Armas Biológicas o Químicas Que Buscan Hoy Los Terroristas
En el ya lejano mundo de la Guerra Fría, la escalada en la confrontación entre los bloques implicaba inmediatamente un ataque mediado por la tan temida trilogía abreviada NBQ (Nuclear-Biológica-Química).
El miedo jugaba un papel central.
Todo hacía temer un ataque nuclear, y los otros peligros se desdibujaban, agazapados, amenazantes.
Uno de los casos más notorios de la psicosis NBQ fue la explicación encontrada por científicos de la República Democrática Alemana para describir el origen del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH, o virus del sida).
Para ellos no cabía duda; el microbio era nada más y nada menos que un híbrido, un virus mosaico, mezcla de dos especies de virus letales provenientes de un laboratorio del ejército de Estados Unidos.
El virus había “escapado” accidentalmente para difundirse por el mundo.
A partir de esa explicación, no faltó quien supusiera que alguna mente afiebrada lo había dejado “caer” en África, para acabar al mismo tiempo con los movimientos de liberación africanos y con la comunidad homosexual.
Nada más lejano a la verdad.
Hoy sabemos que el VIH se generó en África y es probable que se haya transmitido de simios a humanos.
En una dinámica de confrontación extrema, como la de aquellos años, todo se interpreta como parte del conflicto.
Los recientes atentados reavivan el temor de una escalada NBQ con blanco indeterminado, pero sospechando en el Hemisferio Norte, Estados Unidos y/o Europa.
Principalmente en Estados Unidos la posibilidad de una bomba biológica desvela a las agencias de la salud.
Y todo el sistema parece adaptarse a esta eventualidad. Se secuencian variantes de diferentes bacterias y virus y se adapta tecnología de laboratorio sofisticada para su uso en el campo.
El conocimiento avanzó tanto que bastarían pocos minutos para identificar sin lugar a dudas variantes utilizadas en un ataque microbiológico.
Esto implica identificar su origen y un probable antídoto.
Una consecuencia directa de esta alerta microbiológica es la categorización de los microbios de acuerdo con su potencialidad como arma de exterminio.
Desde esta perspectiva, la investigación sobre el genoma de Trypanosoma cruzi, causante de la enfermedad de Chagas, microbio del Sur, de difícil manipulación, totalmente inapropiado como agente de combate, ha dejado de ser prioritaria para los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos.
Así, la lista de microbios-armas la encabeza el ántrax. Conocer sus diferentes variantes y características constituye una estrategia de defensa. Desgraciadamente, ésta conlleva una de ataque.
En esta dinámica macabra, ¿cuál es el límite de la imaginación?
Mariano Levin - Investigador principal del CONICET
ANTECEDENTES TERRORISTAS:
Los dos atentados perpetrados en Londres pueden haber sido el ensayo general y la avant premiere de un mega-atentado equivalente al de las Torres Gemelas pero que esta vez incluirá una de las formas de matar más silenciosas, perversas y terribles que ha inventado el género humano: la guerra química y bacteriológica.
La reciente sanción de un decreto religioso emitido por uno de los principales teólogos sauditas autorizando el uso de armas de destrucción masiva contra los infieles, sumado a los intentos de Al Qaeda de reclutar científicos de primera línea, junto a los contradictorios indicios sobre los presuntos suicidas que no fueron tales, han desatado una carrera contra reloj para detectar y neutralizar a una tercera célula terrorista enquistada en alguna prestigiosa universidad británica que está en condiciones de desencadenar un anticipo del Apocalipsis en cualquier momento.
Donde quieren o donde puedan.
El Gas Sarin
LOS SUICIDAS SUICIDADOS
En los atentados anteriores hay enigmas que los investigadores no han logrado develar pero que de manera unívoca apuntan a la existencia de, por lo menos, una tercera célula.
Scotland Yard todavía no considera como suicidas a los terroristas que atacaron Londres el 7 de julio.
Uno de los puntos clave es que las bombas tenían temporizador.
Eso significa que quizá los terroristas no las activaron por sí mismos, aunque técnicamente podrían haberlo hecho.
Quizá no sabían la hora a la que iban a estallar o quizá pensaban que iban a estallar más tarde y los engañaron los organizadores del atentado.
Otro detalle que despierta dudas es que no hay testimonios de que gritaran, como suelen hacer los suicidas antes de activar los explosivos. No se sabe si se habían afeitado el cuerpo, como también suelen hacer. Sabían que iban a matar, pero quizá no sabían que iban a morir.
El diario londinense The Guardian señala que quedan muchos más interrogantes.
¿Por qué había 16 bombas listas para explotar en el coche estacionado por los cuatro presuntos suicidas o virtuales suicidados?
Podrían ser para otro comando o podría ser que los terroristas esperaran volver con vida y llevar a cabo nuevos ataques.
Otro misterio es el cuarto terrorista que se detonó en un autobús cerca de King’s Cross casi una hora después de las primeras explosiones: hay testigos que lo vieron hurgar en la mochila, pero nadie sabe a ciencia cierta si lo hizo para activar o desactivar el temporizador.
Lo cierto es que las cuatro explosiones en Londres formaron una cruz con bombas en los cuatro puntos cardinales.
Esto podría ser parte de un ensayo para medir la dispersión de un arma biológica ya que una de sus principales dificultades es la forma de dispersión.
Hace años que este tema obsesiona a Al Qaeda.
En los campos de entrenamiento afganos se encontraron planes para utilizar un globo meteorológico para dispersar agentes biológicos.
Al costado del diagrama aparecen garabateadas las palabras “cianuro de hidrógeno”.
Uno de los diagramas muestra cuatro globos volando en tándem e ilustra cómo se produciría la dispersión del agente tóxico en un amplio radio.
Para los cálculos de dispersión, los científicos se basaron en las propias estimaciones del Pentágono.
LA TERCERA CÉLULA
Ayman Zawahiri, Número dos de Al Qaeda
Aparece en un video amenzando a Inglaterra
Los servicios de inteligencia británicos, italianos y de otros países europeos trabajan a brazo partido para detectar a los integrantes de la tercera célula terrorista que puede estar anidando en Gran Bretaña.
Aunque nadie está dispuesto a admitirlo públicamente, existen indicios de que los miembros de esa célula, que es independiente de las que cometieron los atentados del 7 y del 21 de julio, podrían perpetrar una ola de ataques con armas de destrucción masiva provenientes de los propios laboratorios británicos.
Las armas químicas y biológicas son tan eficaces como los misiles nucleares pero a un precio mucho menor.
Basta una cantidad mínima de gas sarín, gas nervioso VX, o gas mostaza, para tener la materia prima de un arma de destrucción masiva.
No se precisan grandes explosiones ni metralla.
Las víctimas sólo perciben el estremecedor siseo del gas y un olor raro... como a ajo.
Los organismos vivos como los virus y las bacterias son difíciles de manipular pero el sarin, por ejemplo, se fabrica a partir de dos componentes inocuos utilizados en la agricultura, cuesta poco dinero, se puede producir con unas cuantas probetas en un cuarto de baño, requiere una tecnología elemental y en su forma pura es 500 veces más mortífero que el cianhídrico, la sustancia empleada para ejecutar a condenados a muerte en la cámara de gas.
Los tecno-terroristas cuentan con un arsenal cada vez más sofisticado de armas y medios a su alcance, y no se trata de explosivos solamente.
Aunque rudimentarios, ya ha habido intentos que han incluido la toxina del botulismo, la proteína venenosa rycin (dos veces), sarín (dos veces), bacteria de la peste bubónica, bacteria de tifoidea, cianuro de hidrógeno, VX (otro gas neurotóxico) y posiblemente el virus de ébola, y no pasará demasiado tiempo antes de que algún moderno ángel exterminador las despliegue nuevamente.
Bastan un par de “mártires” dispuestos a inmolarse transmitiendo una enfermedad infecto contagiosa para causar un estrago mayor que el que causaron cuatro mochilas con explosivos.
LA PEOR PESADILLA
La inteligencia británica, que en enero pasado fue alertada por los servicios norteamericanos e israelíes sobre la posibilidad de que Al Qaeda esté planificando un ataque con armas químicas o biológicas, tomó en un primer momento con relativa liviandad el tema por temor a que sus colegas del otro lado del Atlántico los embarcaran en un fiasco similar al de las armas químicas y biológicas de Saddam.
Pero a partir de los atentados de julio han iniciado una verdadera cacería humana para investigar a todos y cada uno de los miles de estudiantes, investigadores y académicos extranjeros que trabajan en química y biología en las universidades y centros de investigación de ese país.
La peor pesadilla de los británicos es que Al Qaeda logre repetir en las universidades de ese país el esquema empleado para consumar los atentados del 11 de septiembre, donde Estados Unidos no sólo proveyó las armas mortales, es decir los aviones, sino que incluso entrenó a los pilotos suicidas en sus propias escuela de vuelo.
En enero pasado un experto del Pentágon advirtió que Osama Bin Laden (foto arriba) podría esta reclutando a científicos para preparar armas biológicas y consumar un atentado a gran escala.
La advertencia vino de Raymond Zilinskas, uno de los principales especialistas en guerra biológica.
El anuncio fue refrendado por el ex subsecretario de Estado para el control de armamentos, John Bolton, que ahora es embajador de EE.UU. ante la ONU:
“Tenemos evidencias abrumadoras de que sus esfuerzos (refiriéndose a Bin Laden) están centrados en un ataque de este tipo”, dijo el halcón Bolton.
LA BARRERA TECNOLÓGICA
Además de los informes de inteligencia, hay una serie de estudios que advierten que los rápidos avances en biotecnología podrían ser explotados por los grupos de terroristas que buscan armas biológicas y químicas mortales.
“La tecnología para la guerra química y biológica es comparativamente de más fácil acceso en Gran Bretaña, que es donde están centrados los esfuerzos de Al Qaeda”, agregó Bolton.
Gran Bretaña es uno de los sitios más codiciados y prestigiosos en el mundo científico, por lo que no se descarta que Al Qaeda haya logrado reclutar a algún químico o biólogo.
Un informe de la inteligencia egipcia y del Mossad israelí refuerzan la hipótesis que el tecno-terrorismo es el flagelo que viene.
Según el informe redactado por Dagan, jefe del Mossad, “Al Qaeda podría corto plazo estar en condiciones de agentes biológicos artificiales que puede causar peores estragos que cualquiera de peores enfermedades conocidas por el hombre.
La misma ciencia que se enseña en universidades se puede utilizar para convertir se en las armas más espantosas del mundo Dagan es tajante:
“Lo utilizarán a menos que sean detenidos”, concluye el informe entregado al primer ministro israeli, Ariel Sharon, en noviembre de 2004.
Los servicios de inteligencia en Egipto e Israel confirmaron que Al Qaeda intensificó sus esfuerzos para adquirir materiales tóxicos como resultado de la guerra en Irak.
La CIA por su parte, afirma que Al Qaeda intenta reclutar en Sudamérica a científicos que trabajaban en laboratorios de los carteles de la droga.
Los expertos antiterroristas coinciden en que la red de Osama Bin Laden se está ocupando del reclutamiento de científicos jóvenes en departamentos de ciencias de universidades británicas:
“No tenemos ninguna duda de que ha plantado a algunos de esos científicos en universidades británicas”, asegura uní alta fuente de la CIA, citada por el Sunday Times, de Londres.
LA BARRERA TEOLÓGICA
Hasta ahora Al Qaeda no tenía ningún instrumento teológico para justificar el uso de armas de destrucción masiva, pero en octubre de 2004 un clérigo saudita publicó un decreto religioso titulado:
“Reglas para el uso de las armas de destrucción masiva contra los infieles”.
El autor es uno de los principales teólogos y juristas sauditas, Nasser Bin Hamad Al-Fahd, y está acusado de haber ayudado a perpetrar atentados en su país.
El clérigo sostiene que la “proscripción de las armas de destrucción masiva pertenece a Dios, el Todopoderoso, y no a los seres humanos”.
Comienza afirmando que términos como “armas de destrucción masiva para referirse a las atómicas, biológicas y químicas es inexacto porque paralelamente Occidente admite bombas convencionales de siete toneladas capaces de matar 3.000 personas cada ana”.
En base a este argumento, el clérigo rechaza la prohibición contra
las armas de destrucción masiva como un burdo intento de Occidente de protegerse a sí mismo.
“Hay evidencias —escribe el teólogo— de que Occidente no quiere proteger a la humanidad, como afirman, sino protegerse a sí mismos monopolizar esas armas bajo el pretexto de las prohibiciones internacionales.”
“Todos estos términos (utilizados por Occidente) no tienen ninguna correlación en ley islámica, porque Dios, el Todopoderoso se ha reservado el juicio y la legislación a s mismo.”
Esto es una cuestión tan obvia para los musulmanes que no necesitan ninguna demostración. Al juzgar estas armas, uno se remite al Corán y a las tradiciones y refranes de: profeta, y a las declaraciones de eruditos musulmanes”, señala.
El teólogo cita tres ejemplos del Corán en los que Dios dice que los musulmanes pueden responder con las mismas armas a los ataques perpetrados contra ellos.
“Cualquier persona que analice las agresiones de Estados Unidos contra los musulmanes y sus tierras en las últimas décadas, concluirá que el uso de armas de destrucción masiva está permitido.
Algunos hermanos han sumado el número de los musulmanes muertos directa o indirectamente por sus armas y rondan los 10 millones”, dice Al-Fahd.
Más adelante considera legítimas las víctimas civiles “si resultan de un ataque dirigido a derrotar a un enemigo, y no solamente destinado a matar a inocentes.
Luego viene una formulación decisiva:
“Si aquellos que participan en la Guerra Santa determinan que los infieles sólo pueden ser repelidos atacándolos por la noche con armas de destrucción masiva, estas pueden ser utilizadas para aniquilarlos”.
El decreto religioso parece haber sido escrito a pedido de Osama Bin Laden y Al Qaeda, que han dejado de lado los sueños nucleares para centrarse en las armas químicas y biológicas.
Los expertos en terrorismo aseguran que Osama Bin Laden se ha convencido de que solamente un ataque con estas armas sería un castigo ejemplificador frente a las invasiones de Afganistán y de Irak.
El cierre de esta nota iba a ser otro, pero finalmente lo dictó la realidad.
El 4 de agosto Al Qaeda emitió un comunicado que refuerza las hipótesis de esta investigación:
“Tony Blair (foto) les ha llevado destrucción.
Abandonen nuestros países”, dice en un video el número dos de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri.
Allí advierte a los británicos de nuevos ataques y “más sangrientos” si Tony Blair mantiene su política exterior.
En lo primero que pensaron los servicios de inteligencia en Londres fue en armas biológicas.
Fuente Consultada: Revista Veintitrés
Walter Goobar:
Autor de Osama Buí Laden: El banquero del terror- El tercer atentado, ambos de Ed. Sudamericana
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