Breve Historia de Irlanda-Crisis, Emigración y los Ataques de Inglaterra

Breve Historia de Irlanda:Emigración y los Ataques de Inglaterra

Irlanda, ha participado desde los tiempos más remotos en la vida del continente europeo. Asimismo, durante siglos ha sufrido el yugo de Inglaterra.

Sólo en 1948, después de larga y encarnizada lucha, y tras la opresión y despoblación de que fue víctima en el siglo XIX debido al hambre y a la emigración, los irlandeses lograron triunfar y conquistar la  libertad.

A pesar de que por su situación insular Irlanda permanece aislada del resto de Europa, desde los tiempos más remotos ha sufrido la influencia de las culturas y pueblos del continente, e incluso con frecuencia ha representado en él un papel activo.

Los descubrimientos arqueológicos que se han llevado a cabo confirman que durante la edad de piedra y, sobre todo, en la de bronce, se desarrolló en la isla una gran actividad.

Parece ser que entonces Irlanda era un centro de explotación de oro.

La influencia del continente europeo entró en Irlanda con los celtas.

Cuando, gracias a las carreteras romanas, el cristianismo se propagó también por las islas británicas, el movimiento llegó, asimismo, a Irlanda en el siglo V.

El bretón Patricius fue su más ferviente propagador, y a su impulso Irlanda se convirtió en un floreciente centro de vida monástica.

San Patricio en Irlanda

San Patricio Evangelizando Irlanda

A principios de la Edad Media, Irlanda era un verdadero oasis de vida religiosa, comparada con el resto de Europa occidental, donde las grandes invasiones habían aniquilado no sólo los establecimientos y cultura de los romanos, sino que en numerosos lugares también habían minado la religión.

Por lo tanto, la segunda evangelización de Europa se debió en gran parte a los irlandeses, y de modo especial a Columbano.

No obstante,  Irlanda no dejó de sufrir convulsiones bélicas.

En el año 795 comenzaron las invasiones de los normandos, que duraron hasta 837.

Sin embargo, durante los siglos IX y X subsistió en la isla una intensa actividad cultural.

Pero un nuevo peligro empezaba a cernirse sobre Irlanda.

A consecuencia de la subida al trono de Guillermo el Conquistador, en Inglaterra se había reforzado considerablemente el poder del soberano.

Los ingleses no tardaron en organizar las primeras tentativas para conquistar Irlanda.

Las inició Enrique II Plantagenet, que se valió de las diferencias existentes entre los nobles irlandeses para inmiscuirse en los asuntos interiores de la isla e imponerse como señor feudal o soberano a varios señores.

Seguidamente, las disensiones internas de los irlandeses contribuyeron a facilitar de modo progresivo el dominio de Inglaterra.

A consecuencia de la ruptura entre Enrique VIII y el papa, la resistencia de Irlanda contra Inglaterra aumentó considerablemente.

Esto no impidió que en 1541 el soberano inglés se arrogara el título de rey de Irlanda.

Durante su remado aumentó la presión inglesa, aun cuando los irlandeses nunca vacilaron en recurrir a las armas para defender sus derechos.

En el siglo XVI, la población irlandesa reconoció como rey a Hugh O'Neil, uno de sus jefes (1591).

Bajo su sabia dirección se organizó una campaña militar contra los invasores inglesas que, después de algunas victorias iniciales, finalizó con una derrota irlandesa.

Sin embargo, la oposición renació, y más tarde provocó la intervención brutal de Oliverio Cromwell, que desembarcó en Irlanda el 15 de agosto de 1649 y aquel mismo año organizó sangrientas matanzas en Drogheda y Wexford, que no sólo causaron numerosas víctimas militares, sino también civiles.

Concedió grandes extensiones de tierra irlandesa a varios ingleses, en su mayoría soldados y comerciantes puritanos.

De nuevo se estrecharon los lazos entre Irlanda e Inglaterra.

No obstante, los irlandeses se aferraron al catolicismo.

Pero hasta principios del siglo XIX los ingleses no se decidieron a anexionarse Irlanda.

El 11 de enero de 1801 entró en vigor el Act of Union, que estableció la anexión. Irlanda no tardaría en tener que afrontar graves problemas.

En 1821, el país contaba con una de las poblaciones más densas de Europa, casi siete millones de habitantes, y siguió aumentando hasta superar ampliamente los ocho millones en 1841.

Además, excepto en el nordeste (fábricas de lino), no existía el menor rastro de actividad industrial.

De 1845 a 1847 las cosechas de patatas fueron desastrosas.

Entonces Irlanda sufrió un terrible período de hambre.

Esto dio origen a una gran corriente emigratoria; los estragos que provocó tal despoblación todavía pueden apreciarse.

En 1891 Irlanda apenas contaba con cuatro millones y medio de habitantes. Hoy, sin contar el Ulster, apenas tiene tres millones de habitantes.

Debido a la miseria en que se había estancado la población y a la discriminación que mantenían allí los ingleses, no debe sorprendernos que los irlandeses los siguieran combatiendo.

La desviación de la lucha hacia el terreno político se debió, en gran parte, a Daniel O'Connell, que se convirtió en el líder de los diputados irlandeses en el Parlamento inglés.

En el campo de la política, los irlandeses querían obtener la independencia. En el aspecto religioso consolidaron el culto católico a expensas de la Iglesia de Estado anglicana.

Por último, desde el punto de vista social reivindicaron mejores condiciones de vida.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, una asociación secreta, los fenianos, organizó la lucha por la independencia.

Los irlandeses que habían emigrado a América apoyaban y dirigían esta agrupación, cuya figura cumbre fue Carlos Stuart Parnell, con la esperanza de constituir un día una República Irlandesa.

Gracias a la obstrucción parlamentaria, esperaba que se concediera prioridad a los problemas de los irlandeses que exigían la autonomía.

Parnell asumió también la presidencia de la Irish National Land League, que defendía a los campesinos irlandeses contra la arbitrariedad de los propietarios ingleses.

Pero todos los planes fracasaron ante la mala voluntad de los ingleses o de los protestantes del Ulster.

Sin embargo, esto sólo estimuló a los irlandeses.

Durante la primera guerra mundial se votó la ley sobre la autonomía, que no entró inmediatamente en vigor.

Nació una nueva organización, la de los Sinn Feiners, que pretendía romper de modo deliberado con Inglaterra.

La bomba estalló después de la guerra.

En 1922, Collins y De Valera elaboraron por fin la Constitución y después el desarrollo del Estado libre de Irlanda, del que el Ulster no forma parte.

Sin embargo, hasta 1948 todavía subsistieron diversas obligaciones con respecto a la Corona inglesa.

Ver: Conflicto Irlanda - Inglaterra

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