Gobiernos Radicales en Argentina:Origen del Partido Radical

Gobiernos Radicales en Argentina:Origen del Partido Radical

Gobiernos Radicales en Argentina Origen del Partido Radical

1890:Origen de la
Unión Cívica

Gobiernos Radicales en Argentina Origen del Partido Radical

Gobierno de Hipólito Irigoyen
(1916-1922) y (1928-1930)

Gobiernos Radicales en Argentina Origen del Partido Radical

Gobierno de Marcelo T. de Alvear
(1922-1928)

Gobiernos Radicales en Argentina Origen del Partido Radical

Gobierno de Arturo Frondizi
(1958-1962)

Gobiernos Radicales en Argentina Origen del Partido Radical

Gobierno de Arturo Illia
(1993-1966)

Gobiernos Radicales en Argentina Origen del Partido Radical

Gobierno Raúl Alfonsín
(1983-1989)

Gobiernos Radicales en Argentina Origen del Partido Radical

Gobierno de Fernando De La Rua
(1999-2001)

La Revolución Libertadora

Biografía del "Chino" Balbín

Biografía Leandro Alem

La Unión Cívica Radical fue en sus orígenes la gran protagonista del movimiento cívico y de opinión que presionó para obtener una ley que asegurara el voto universal, obligatorio y garantizado; luego conocida como Ley Sáenz Peña.

A partir de 1916 y hasta 1930 el radicalismo democratizó el poder, promovió algunas reformas pero no logró modificar el sistema en el cual se basaba el progreso heredado del régimen conservador.

En los años posteriores fue oposición y fue gobierno, pero sin la hegemonía de aquella primera etapa.

Ha sido, junto con el peronismo, la mayor fuerza política del siglo XX.

En este libro se analizan la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, comienzo de un nuevo período en el cual las clases medias y populares accedieron al poder; los años de prosperidad durante el gobierno de Marcelo T. de Alvear; el segundo gobierno de Yrigoyen, que concluyó abruptamente con el golpe del '30; las presidencias de Arturo Frondizi y Arturo Illia, marcadas por la proscripción del peronismo y los condicionamientos militares y, finalmente, la asunción de Raúl Alfonsín en 1983, que significó el regreso de la Argentina al régimen democrático luego de un largo período de gobiernos de facto.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS
ORIGEN DEL PARTIDO RADICAL

El Estado oligárquico

La modernización económico-social del país fue impulsada desde el Estado por los hombres del Partido Autonomista Nacional (PAN).

Ellos ejercieron el poder desde 1880 hasta 1916. El PAN estaba constituido por un pequeño grupo de notables pertenecientes a los sectores sociales más poderosos del país.

Eran fervorosos defensores de los ideales del siglo.

Creían que la ciencia y la técnica (positivistas) llevarían a la humanidad por la senda de un progreso sin fin.

Deseaban acercar a la Argentina a las formas de vida europeas y terminar con todos los rastros de su pasado criollo.

Es por eso que se enfrentaron a la Iglesia Católica, considerada un símbolo de ese pasado, y fomentaron la educación.

Mediante la ley 1.420, sancionada en 1884, establecieron la obligatoriedad, gratuidad y laicidad de la enseñanza primaria.

Además se preocuparon por formar docentes y crear escuelas primarias y secundarias en todo el territorio nacional.

Pero este grupo dirigente que impulsó tantos cambios en la economía, en la educación y en la sociedad no modificó las formas tradicionales de hacer política.

En este aspecto fueron conservadores.

Consideraban que sólo ellos tenían derechos y habilidades para ejercer el gobierno e impedían la participación política de los nuevos grupos sociales.

El sistema político era, en apariencia, democrático.

Se llamaba a elecciones para la renovación de autoridades a los plazos establecidos por la Constitución.

Pero, en realidad, todo se decidía de antemano a través del acuerdo entre el presidente, los gobernadores de provincia y otras personalidades políticas de prestigio.

En las elecciones se practicaba la violencia política y el fraude.

Los métodos eran diversos: aunque podían votar todos los varones nativos mayores de 18 años, se excluía de los padrones de votantes a los opositores y se incorporaba a personas fallecidas.

Además, el voto era "cantado".

Los sufragantes tenían que expresarlo en forma oral ante las autoridades del comicio y ante la presencia de matones a sueldo dispuestos a castigar a los opositores.

También era muy común comprar con dinero o favores la voluntad de los ciudadanos.

Como en esa época el voto no era obligatorio, estas irregularidades desalentaban la participación.

En las elecciones, votaba un porcentaje mínimo de ciudadanos.

Los inmigrantes, que en algunas zonas eran muy numerosos, manifestaron poco interés por nacionalizarse para participar en la política.

Los métodos utilizados por el PAN impedían que hombres nuevos llegaran al gobierno y controlaran el Estado, que se convirtió en una organización cuya acción beneficiaba a los grupos de mayor poder económico y social vinculados al partido gobernante. Por eso, se lo denominó Estado oligárquico.

La corrupción política, la imposibilidad de llegar al poder por medios legales y la crisis económica, organizó a los distintos sectores de la oposición, unidos por el rechazo a Juárez Celman.

El 1º de setiembre de 1889 en el Jardín Florida se reunió por primera vez el Comité de la Unión Cívica de la Juventud.

Este grupo, aglutinación de los diversos grupos opositores, no tenia aún suficiente fuerza política, pero de por si marcó el comienzo de la revolución.

De aquí surgió la Unión Cívica, que reunió en sus filas a católicos y masones, militares y clérigos, a diversos sectores autonomistas y nacionalistas.

El movimiento se extendió al interior, creándose clubs revolucionarios en las parroquias. Leandro N. Alem. figura principal de la nueva oposición, arrastró con su prédica a los jóvenes y a la gente de los suburbios.

LA REVOLUCIÓN DEL 90: 13 DE ABRIL DE 1890.

En el mitin que se realizó el 13 de abril de 1890 en el Frontón de Buenos Aires (Córdoba al 1100) convocado por la Unión Cívica, que presidía Alem. la oposición se manifestó poderosa.

Asistió Mitre e inició la serie de discursos, que continuó con los de Barroetaveña, Alem. Del Valle, Estrada. Goyena. Lucio V. López y Mariano Várela.

En los grupos civiles y militares el descontento general hacia el gobierno se manifestaba con tal fuerza que un contemporáneo de los sucesos escribió: "una revolución anda por las calles buscando quién la dirija".

Los grupos de la Unión Cívica se pusieron en contacto con sectores de la oficialidad del ejército y se formó secretamente una Junta Revolucionaria, que terminó con la renuncia del presidente Juarez Celman.

La revolución del 90 no logró cambiar los fundamentos del sistema de gobierno oligárquico: sólo había desplazado a un sector de la oligarquía que fue reemplazado por otro.

Frente a esta situación, y en ocasión de la sucesión presidencial de 1892, la Unión Cívica se fragmentó en dos líneas opuestas.

La Unión Cívica Nacional conducida por Bartolomé Mitre y la Unión Cívica Radical liderada por Leandro N. Alem.

La Unión Cívica Nacional propuso el acuerdo con el gobierno y en los años siguientes sus dirigentes y partidarios integraron los gabinetes y ocuparon cargos legislativos y en la administración del Estado.

La Unión Cínica Radical, en cambio, se orientó hacia la intransigencia. Sus dirigentes negaron legitimidad al acuerdo y a los comicios que lo legalizaban y decidieron mantenerse en la resistencia.

Sostenían que: "No derrocamos al gobierno para separar hombres y sustituirlos en el mando; lo derrocamos para devolverlo al pueblo a fin de que el pueblo lo reconstituya sobre la base de la voluntad nacional".

Durante los años siguientes, en el interior de la UCR se debatieron dos tendencias: la abstencionista —no participar en las elecciones— y la concurrencista —participar en las elecciones.

Entre 1891 y 1894, la UCR participó en las elecciones y obtuvo algunas victorias. Pero, al mismo tiempo, los cívicos radicales que sostenían la impugnación revolucionaria comenzaron a extender su influencia a algunas provincias.

En 1893, se sucedieron movimientos revolucionarios en Córdoba, San Luis, Santa Fe, Tucumán y en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.

Los enfrentamientos entre los radicales de las dos tendencias continuaron hasta que después de 1904, Hipólito Yrigoyen asumió como jefe de la UCR e impuso la línea de la abstención y la impugnación revolucionaria.

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La fuerza política y la popularidad del radicalismo se apoyaba en los caudillos de barrios y en los comités.

Los comités estaban organizados según líneas geográficas y jerárquicas en diferentes lugares del país.

Había un comité nacional, comités provinciales (o, en el caso de Buenos Aires, el comité de la Capital Federal), comités de distrito y comités de barrio.

Una de las cosas de las que más se jactaban los radicales era de que sus representantes oficiales habían sido elegidos mediante el libre sufragio de los afiliados al partido.

Pero, al menos hasta 1916, lo habitual fue que el comité nacional y los provinciales estuviesen dominados por los terratenientes, y los comités locales, por la clase media.

La actividad del comité alcanzaba su punto culminante en época de elecciones.

Además de las tradicionales reuniones callejeras, la fijación de carteles en las paredes y la distribución de panfletos, el comité se convertía en centro de distribución de dádivas para los electores.

Algunos organizaron cinematógrafo para niños, ofrecieron conciertos musicales, repartieron regalos de Navidad y contribuyeron a las celebraciones de las fiestas de Carnaval.

Otros fundaron sanatorios, centros de asesoramiento legal y bibliotecas, cuyo costo era financiado por los miembros activos.

También suministraban alimentos baratos: el pan radical y la carne radical, por ejemplo.

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Primer Gobierno de Hipólito Yrigoyen:

Primeros Gobiernos Radicales:Presidencia de Irigoyen y Alvear

La etapa radical  La aplicación de Ley Sáenz Peña hizo posible la llegada del radicalismo al gobierno.

En contra de las expectativas de los sectores conservadores que habían promovido la reforma electoral de 1912, la Unión Cívica Radical ganó las elecciones de 191 6. Así, Hipólito Yrigoyen alcanzó la presidencia de la Argentina.

El 12 de octubre de 1916 Yrigoyen asumió la presidencia, rodeado de importantes muestras de respaldo popular.

Desde el gobierno, continuó con su convicción de que el radicalismo constituía la única fuerza  política y moralmente legítima para gobernar el país, en oposición a las fuerzas "oligárquicas y fraudulentas" que venían gobernando desde 1880.

Por esta razón, las relaciones con la oposición fueron siempre tensas, más aún cuando los conservadores seguían manteniendo importantes cuotas de poder.

Los radicales gobernarán el país entre 1916 y 1930 bajo las presidencias de Hipólito Yrigoyen (1916-1922) (1928-1930) y Marcelo T. de Alvear (1922-1928), e impulsarán importantes cambios tendientes a la ampliación de la participación ciudadana, la democratización de la sociedad, la nacionalización del petróleo y la difusión de la enseñanza universitaria.

El período no estuvo exento de conflictos sociales derivados de las graves condiciones de vida de los trabajadores.

Algunas de sus protestas, como la de la Semana Trágica y la de la Patagonia, fueron duramente reprimidas con miles de trabajadores detenidos y centenares de muertos.

Yrigoyen era un hombre carismático, de pocas palabras, "misterioso", al decir de sus contemporáneos, encerrado en sí mismo: lo llamaban "el Peludo".

El escritor español Blasco Ibáñez lo vio como un "hombre austero, que gusta de vivir retirado [...] sin prestarse a conferenciar con los periodistas".

En cuanto al partido radical, dijo que "merece más su título por los procedimientos que le son favoritos que por su programa. [. . .] [Sus aspiraciones se basan en la reforma moral del país más que en la reforma política.

Quiere la pureza del sufragio, la integridad administrativa, con otras nobles y vagas aspiraciones. Aparte de esto, no ha hecho ninguna afirmación claramente revolucionaria en las cuestiones religiosas y sociales que tanto preocupan hoy al radicalismo de otros países".

En efecto, utilizaba una serie de conceptos cuyo amplio contenido delineaba una declaración de principios más que un programa de gobierno: la Causa contra el Régimen, la Reparación Histórica, la recuperación de la ética, el respeto al Federalismo.

Fuente Consultada: Historia y El Mundo Contemporáneo Alonso-Elisalde-Vázquez

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Enlace Externo: La Union Civica Radical


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