Las Grandes Exploraciones de la Historia: Cronologia de Expediciones

Cuadro Cronológico de las Grandes Exploraciones de la Historia

grandes exploraciones de la historia

Leif Ericson Islandia c. 1001 Exploró Vinlandia, identificada (según diversas teorías) con las costas de Labrador, de la isla de Terranova, de Nueva Escocia y de Nueva Inglaterra.
Marco Polo Venecia 1271-1295 Viajó por Asia central, India, China, y el archipiélago Malayo.
Ibn Batuta Marruecos 1325-1349 Viajó por África, Oriente Próximo, India, China y las estepas de Asia central.
Gilianes Portugal 1433 Navegó hacia el sur bordeando la costa occidental de África, pasando el cabo Bojador.
Diogo Cam Portugal 1482-1486 Exploró la desembocadura del río Congo y parte de la costa de África occidental.
Bartolomeu Dias Portugal 1488 Exploró las bahías de Algoa y Mossel en Suráfrica, observando y dando nombre al cabo de las Tormentas, posteriormente rebautizado cabo de Buena Esperanza.
Cristóbal Colón Italia? 1492-1504 Descubrió América y estableció colonias durante sus cuatro viajes a través del Atlántico.
Giovanni Caboto Italia 1497-1498 Efectuó dos viajes bajo pabellón inglés. Exploró la isla de Cabo Bretón y Nueva Escocia; también navegó por las costas oriental y occidental de Groenlandia, la costa oriental de Labrador, la costa occidental de la isla de Baffin y una parte de la costa sur de Terranova.
Vasco da Gama Portugal 1497-1498 Navegando más allá del cabo de Buena Esperanza, llegó a Malindi, en la costa oriental de África, cruzando desde allí el océano Índico hasta Kozhikode (hoy Calicut), en India.
Américo Vespucio Italia 1499-1502 Navegó por el Caribe bordeando las costas de Sudamérica. El geógrafo alemán Martin Waldseemüller publicó los pormenores de su viaje y sugirió que se diese al Nuevo Mundo el nombre de América.
Alonso de Ojeda España 1499-1501 Exploró la costa norte de Sudamérica.
Vicente Yáñez Pinzón España 1499-1500 Partiendo desde España, llegó a las costas de Brasil no lejos de Recife, visitó la desembocadura del Amazonas y, a continuación, siguió hacia el norte hasta llegar a las Guayanas.
Pedro Álvares Cabral Portugal 1500 Llegó hasta las costas de Brasil y también dobló el cabo de Buena Esperanza.
Gaspar Corte-Real Portugal 1500 Exploró la costa nororiental de Labrador y Terranova.
Rodrigo de Bastidas España 1501 Exploró América central, tras descubrir las costas colombianas.
Sebastiano Caboto Italia 1508-1509 Recorrió Labrador en busca del paso del Noroeste, y posiblemente llegó incluso hasta la bahía de Hudson.
Juan Ponce de León España 1513 Descubrió y exploró Florida.
Vasco Núñez de
Balboa
España 1513 Exploró el istmo de Panamá y descubrió el océano Pacífico (al que llamó már del Sur).
Fernando de
Magallanes
Portugal 1519-1521 Exploró el estuario del río de la Plata, navegando luego hacia el sur y atravesando el estrecho que lleva su nombre. Desde allí, surcó el océano Pacífico hasta las islas Filipinas, donde murió asesinado. Fue el primero que navegó el globo en dirección Oeste hasta una longitud alcanzada previamente en un viaje en dirección Este.
Juan Sebastián
Elcano
España 1519-1522 Uno de los capitanes de la expedición de Magallanes. Tras la muerte de éste, Elcano, al mando de la Victoria (única nave superviviente de la expedición) volvió a España pasando por las Molucas y el cabo de Buena Esperanza. Así, fue el primero que circunnavegó el globo.
Hernán Cortés España 1519-1536 Exploró las costas orientales de México y Yucatán, conquistó México y exploró la Baja California.
Francisco Pizarro España 1524-1535 Exploró la costa occidental de Sudamérica y conquistó Perú.
Giovanni da
Verrazano
Italia 1524 Exploró la costa oriental de Norteamérica hasta Terranova, llegando hasta las bahías de Nueva York y Narragansett.
Álvar Núñez Cabeza
de Vaca
España 1527-1542 Exploró la región suroccidental de los actuales EEUU y el norte de México. Dirigió una expedición en la región del Río de la Plata y atravesó el sur de Brasil hasta Asunción del Paraguay.
Jacques Cartier Francia 1534-1536 Exploró la costa occidental de Terranova y el golfo de San Lorenzo, remontando el río homónimo hasta el actual emplazamiento de Montreal.
Hernando de Soto España 1539-1542 Exploró lo que es hoy el sureste de EEUU y parte del valle inferior del Mississippi (río que él mismo descubrió).
Hernando de
Alarcón
España 1540 Exploró el río Colorado tras demostrar la peninsularidad de Baja California.
Francisco de
Orellana
España 1540-1541 Siguió el curso del río Amazonas, desde sus cabeceras en los Andes hasta su desembocadura en el Atlántico.
Francisco Vázquez
de Coronado
España 1541-1542 Siguió el curso del río Colorado hacia el norte, divisando el Gran Cañón; exploró el sur de California, Nuevo México, el norte de Arizona y Texas, Oklahoma y el este de Kansas.
Pedro de Valdivia España 1540-1553 Exploró Chile.
Juan Rodrigues
Cabrillo
Portugal 1542-1543 Exploró la costa occidental de México y descubrió la bahía de San Diego (California).
Richard Chancellor Inglaterra 1553-1554 Navegó por el norte de Escandinavia hasta el mar Blanco, y continuó su viaje por tierra desde Arjanguelsk hasta Moscú.
Martin Frobisher Inglaterra 1576 Exploró la bahía que recibió su nombre y el estrecho de Hudson, en la búsqueda del paso del Noroeste.
Francis Drake Inglaterra 1577-1580 A bordo del Golden Hind, efectuó la segunda circunnavegación del globo.
John Davis Inglaterra 1585-1593 Rodeó la costa oriental de Groenlandia en dirección sur hasta el cabo Farewell, desde donde navegó por la costa occidental de Groenlandia hasta la bahía de Baffin. En un viaje posterior que realizó a Sudamérica, descubrió las Malvinas.
Willem Barents Países Bajos 1594-1597 Exploró Nueva Zembla, el mar y la isla que recibieron su nombre.
Walter Raleigh Inglaterra 1595-1616 Exploró las Guayanas, las costas de Trinidad y el río Orinoco en busca de El Dorado.
Pedro Fernandes
de Queirós
Portugal 1596-1606 Exploró las islas Marquesas y Salomón en el océano Pacífico.
Sebastián Vizcaíno España 1596-1603 Exploró la costa occidental de México entre Acapulco y Baja California; navegó hasta las bahías de San Diego y Monterrey.
Samuel de Champlain Francia 1603-1613 Remontó el río San Lorenzo hacia el norte hasta los rápidos de Lachine, al norte de Montreal; exploró la costa oriental de Norteamérica de norte a sur, desde Nueva Escocia hasta Vineyard Haven, fundó y dio nombre a Quebec, y exploró el lago que llevaría su nombre.
Henry Hudson Inglaterra 1609-1611 Exploró el río, el estrecho y la bahía que llevan su nombre.
Jakob Le Maire y
Willem Cornelis
Schouten
Países Bajos 1616-1617 Rodearon el extremo sur de Tierra del Fuego, atravesaron el estrecho de Le Maire, divisaron y dieron nombre al cabo de Hornos, y llegaron hasta las Molucas.
William Baffin Inglaterra 1616 Exploró la bahía que llevaría su nombre.
Abel Janszoon
Tasman
Países Bajos 1642-1644 Exploró Nueva Zelanda y las islas Tonga y Fiji, el golfo de Carpentaria y Tasmania, que recibiría ese nombre en su honor.
Jacques Marquette y
Louis Jolliet
Francia 1673 Navegaron por los ríos Wisconsin y Mississippi desde su curso superior hasta la desembocadura del río Arkansas; siguieron el curso del río Illinois hasta el lago Michigan.
René Robert Cavalier
de La Salle
Francia 1682 Navegó por el río Mississippi hasta su desembocadura en el golfo de México.
Vitus Jonassen Bering Dinamarca 1728-1741 Exploró el mar, el estrecho y la isla que lleva su nombre.
Pierre Gaultier
de Varennes,
señor de la Vérendrye
Canadá 1738-1742 Exploró Manitoba, Dakota del Norte, el oeste de Minnesota y, posiblemente, parte de Montana.
Samuel Hearne Inglaterra 1768-1771 Siguió el curso del río Coppermine hacia el norte, desde su cuenca hasta las costas árticas de Canadá.
James Cook Inglaterra 1768-1778 Exploró y cartografió la costa de Nueva Zelanda, completó la cartografía de las principales masas oceánicas del mundo y refutó la teoría de la existencia de un gran territorio inexplorado y habitable en el hemisferio sur; exploró las costas de la Antártida y de Hawai.
James Bruce Escocia 1770-1771 Visitó las fuentes del Nilo Azul, siguiendo el curso de este río hasta su confluencia con el Nilo Blanco.
Alexander Mackenzie Escocia 1789 Partiendo desde Fort Chipewyan (Alberta, Canadá), bordeó el Gran Lago del Esclavo, y siguió el curso del río que llevaría su nombre hasta su desembocadura en el Ártico.
Robert Gray Estados Unidos 1791-1792 Exploró Grays Harbor y la costa noroeste del Pacífico; llegó hasta el río Columbia (al que puso el nombre de su nave).
Mungo Park Escocia 1795-1796 Ascendiendo por el río Gambia, atravesó el norte de la región de Kaarta en Malí, llegando hasta el río Níger.
Meriwether Lewis y
William Clark
Estados Unidos 1804-1806 Partieron de Saint Louis, siguiendo por tierra el curso de los ríos Missouri y Columbia hasta llegar al océano Pacífico, y efectuaron el viaje de regreso.
Zebulon Montgomery
Pike
Estados Unidos 1806-1807 Dirigió expediciones hacia las cabeceras de los ríos Mississippi, Arkansas y Rojo; divisó el Pikes Peak.
John Davis Estados Unidos 1821 Primera persona en desembarcar en la Antártida.
Richard y John
Lander
Inglaterra 1830-1831 Navegaron el río Níger (África occidental) aguas abajo, estableciendo su curso y desembocadura.
James Clark Ross Inglaterra 1831-1843 Encontró la posición del polo norte magnético: descubrió el banco de hielo Ross en la Antártida, y cartografió la costa del cercano mar que también recibiría su nombre (Ross), en el mismo continente.
David Livingstone Escocia 1849-1859 Atravesó Suráfrica, explorando el lago Ngami, el río Zambezi, las cataratas Victoria y los lagos Chilwa y Nyasa (Malawi).
Heinrich Barth Alemania 1850-1855 Realizó exhaustivas exploraciones en África occidental, visitando el curso superior del río Benue y Tombuctú.
Richard Francis
Burton
Inglaterra 1854-1858 Hizo el peregrinaje a La Meca; exploró Somalia, Etiopía y el lago Tanganica.
John Hanning Speke Inglaterra 1856-1862 Exploró el lago Victoria, que identificó como una de las fuentes del Nilo.
Robert O'Hara Burke y
William John Wills
Irlanda 1860-1861 Primeros europeos que atravesaron el continente australiano de sur a norte.
Samuel White Baker Inglaterra 1861-1864 Exploró los afluentes del río Nilo en Etiopía, y el lago Alberto en África centro-oriental.
Henry Morton Stanley Gales 1874-1889 Exploró el lago Eduardo, cartografió el lago Tanganica y siguió el curso del río Congo desde Nyangwe hasta su desembocadura en la costa occidental de África. Más tarde exploró la cadena Ruwenzori ('montañas de la Luna') en África centro-oriental, y siguió el curso del río Semliki hasta sus fuentes en el lago Eduardo.
Verney Lovett
Cameron
Inglaterra 1875 Primer europeo en atravesar el África ecuatorial de este a oeste.
Francis Younghusband India británica 1886-1904 Viajó desde Pekín a Cachemira; posteriormente dirigió una expedición británica al Tíbet.
Sven Anders Hedin Suecia 1890-1908 Exploró el Turkestán chino, Tíbet y Mongolia; descubrió las fuentes de los ríos Indo, Brahmaputra y Sutlej.
Mark Aurel Stein Hungría 1900-1916,
1930
Realizó cuatro expediciones en Asia central, siguiendo las rutas de las caravanas entre China y Occidente, y cartografiando regiones poco conocidas.
Ludwig Mylius-Erichsen Dinamarca 1902-1907 Exploró las costas de Groenlandia.
Roald Engebrecht
Amundsen
Noruega 1903-1926 Atravesó por primera vez el paso del Noroeste; fue el primero en alcanzar el polo sur; y rodeó en dirigible el polo norte con el explorador estadounidense Lincoln Ellsworth y el italiano Umberto Nobile.
Ernest Henry
Shackleton
Irlanda 1907-1909 Localizó el polo sur magnético.
Robert Edwin Peary Estados Unidos 1908-1909 Primera persona, al parecer, en llegar al polo norte.
Hiram Bingham Hawai 1911 Exploró los territorios incas y descubrió las antiguas ruinas de Machu Picchu en Perú.
Harry St. John B. Philby Inglaterra 1917-1932 Cruzó Arabia de mar a mar. Primer europeo que visitó Najd.
Lincoln Ellsworth Estados Unidos 1925-1939 Exploró las Regiones árticas en avión, dirigible y submarino, cruzando la Antártida en avión.
Umberto Nobile Italia 1926 Sobrevoló sobre el polo norte con Amundsen y Ellsworth en el dirigible Norge, diseñado por él.
Richard Evelyn Byrd Estados Unidos 1926-1957 Sobrevoló los polos norte y sur; estableció la base Little America en el círculo polar antártico; dirigió numerosas expediciones que exploraron y cartografiaron las regiones costeras e interiores de la Antártida.
Bertram Thomas Inglaterra 1930-1931 Primer europeo en atravesar el Rub al-Khali, el gran desierto de Arabia Saudí.
Charles William Beebe Estados Unidos 1934 Descendió hasta una profundidad oceánica récord de 923 m en las aguas de las islas Bermudas, utilizando la batisfera de su invención.
John Rymill Inglaterra 1934-1937 Exploró la península Antártica.
Finn Ronne Estados Unidos 1946-1958 Determinó que la Antártida es un continente; exploró y cartografió la plataforma de hielo que lleva su nombre.
Edmund P. Hillary y
Vivian E. Fuchs
Nueva Zelanda
Inglaterra
1955-1958 Realizaron la primera travesía terrestre de la Antártida.
Año Internacional
Geofísico
  1957-1958 Científicos de numerosos países realizaron descubrimientos en los campos de la climatología, la oceanografía, la naturaleza de la corteza terrestre y la geografía de la Antártida, entre otros.
Jacques Piccard y
Don Walsh
Suiza Estados Unidos 1960 Descendieron hasta una profundidad récord en la fosa de las Marianas (10.916 m), del océano Pacífico, utilizando el batiscafo Trieste.
Neil A. Armstrong y
Edwin E. Aldrin
Estados Unidos 1969 Primeras personas en caminar sobre la Luna.
Naomi Uemura Japón 1978 Primera persona en llegar sola al polo norte en trineo de perros.
Ranulph Fiennes y
Charles Burton
Inglaterra 1979-1982 Primeros en atravesar los dos polos en un solo viaje de circunnavegación del planeta.

Fuente Consultada: Enciclopedia Electrónica Encarta

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Grandes Exploradores del Mundo: Historia y Descripción de los Viajes

grandes exploradores del mundo

Grandes Exploradores: 1-Marco Polo   2-Cristobal Colón     3-Magallanes    4-Vasco de Gamma

• La Era de las Exploraciones:

La curiosidad de los europeos acerca del resto del mundo los llevó a realizar exploraciones sistemáticas en busca de oportunidades comerciales y recursos materiales, y dichas exploraciones acabaron dando lugar al establecimiento de imperios coloniales.

Los Inicios

La exploración y el descubrimiento de un mundo más ancho por parte de Europa se aceleró durante el siglo XV.

Los relatos de un nuevo mundo traídos por viajeros en el pasado se habían tachado de imaginarios o exagerados, pero, a partir de mediados de la década de 1400, la exploración se tornó más sistemática y a menudo respondió más a motivos económicos que a la simple curiosidad.

A partir del siglo XII, Europa había vivido una suerte de «renacimiento» tecnológico.

Además, las Cruzadas habían ampliado la concepción del mundo de los europeos, que gracias a ellas habían entrado en contacto con el saber y la tecnología árabes.

Entre tanto, la prosperidad y el fortalecimiento crecientes de la dinastía Yuan (mongol) en China habían propiciado el comercio y el intercambio de conocimientos con los árabes, a través de los cuales estos habían llegado también a Europa.

Se establecieron nuevas rutas comerciales por mar, las cuales se sumaron a la principal ruta por tierra, la Ruta de la Seda, y permitieron ampliar las importaciones a Europa procedentes de Oriente.

Y no se importaron exclusivamente artículos de lujo, sino también nuevas tecnologías que permitieron a los europeos convertirse en los grandes exploradores del mundo.

Dichas importaciones, entre las que figuraban el timón con codaste, el compás magnético y la pólvora, demostraron ser vitales.

El comercio, tanto de bienes como de ideas, era un factor sumamente estimulante; la intrepidez en la búsqueda de nuevas rutas comerciales y pasos seguros a las nuevas tierras reportaba pingües recompensas económicas.

Paralelamente, los europeos también se sumieron en una campaña de difusión del cristianismo que constituyó una parte fundamental de su expansión.

• El Viajero: Marco Polo

Uno de los primeros individuos que viajó en busca de nuevas oportunidades fue Marco Polo.

Hubo relatos de otros, como Preste Juan, un legendario rey y sacerdote cristiano de Oriente, pero todo apunta a que fueron ficticios.

Cuando Marco Polo falleció en 1324, había visto más mundo que ningún europeo con vida. Veneciano de origen, había viajado desde su ciudad natal hasta China a través de la India y había cruzado el océano índico para llegar al mundo árabe.

Su padre y su tío, mercaderes de profesión, habían anticipado las posibilidades de comerciar con Oriente y se embarcaron en un viaje hasta el Imperio Mongol y a través de China.

Su primera expedición duró nueve años y en ella conocieron al primer emperador mongol de China, Kublai Kan.

El viaje de regreso les llevó tres años y, dos años después, en 1271, regresaron llevándose consigo a Marco, que por entonces tenía 17 años.

Tardaron tres años y medio en acceder al Kan.

Marco permaneció en su corte como sirviente leal durante un lapso de 17 años, en el transcurso del cual recorrió Asia de punta a punta registrando las costumbres locales para el Gran Kan.

En 1295 regresó a Venecia y tres años después fue apresado por los genoveses en una batalla naval.

Compartía celda con un escritor llamado Rustichello, quien lo persuadió para que le dictase sus relatos.

Se cree que Rustichello adornó las historias, pero también se dice que, siendo anciano, Marco Polo afirmó que solo había narrado la mitad de lo que había visto y que, de haberlo contado todo, nadie le habría creído. (ver Los Viajes de Marco Polo)

Aunque los instrumentos de medición significaron un avance importante, el conocimiento que proporcionaban era aún imperfecto.

Durante mucho tiempo, los marinos siguieron confiando en la observación del agua, la flora y la fauna para calcular a qué distancia de la tierra se encontraban.

El siguiente es un fragmento de las instrucciones que el navegante portugués

Pero de Queirós escribió en el año 1606 durante un viaje por el Pacífico:

"Si las aguas se ven grasosas, con hojas de árboles, yerbas, maderas, ramas, cocos y otras cosas que las olas llevan de la orilla y los ríos arrastran, es señal de que la tierra está cerca.

[...] Si las aves que vemos son piqueros, patos, cercetas, gaviotas, estopegados, golondrinas de mar, gorriones-halcones, flamingos o siloricos, es señal de que la tierra está muy cerca; pero si hallamos pájaros bobos no debemos pensar en nada, pues esas aves vuelan de una tierra a otra.

[...] Si el color del mar no es el ordinario cuando hay gran profundidad, es decir, azul oscuro, será necesario tener cuidado, y si es de noche habrá que oír los ruidos del mar y asegurarse de que no son más fuertes que de ordinario."

Citado por JOHN R. HALE.
La edad de la exploración.
Atlas culturales del mundo. Volumen 1.
Barcelona, Folio, 1995.

ENTRE EL HORIZONTE Y LA ESTRELLA POLAR

Los problemas fundamentales de la navegación son dos: conocer el rumbo y la posición de la embarcación.

En tiempos primitivos, esto se posibilitaba cuando se navegaba a la vista de la costa, teniendo como referencias distintos accidentes geográficos, como montes, promontorios o islas.

En altamar, al no tener estas referencias, se recurría a los astros para mantener el rumbo, lo que está atestiguado en los poemas homéricos cuando se describe la navegación de Odiseo.

Sin embargo, no se podía aún obtener la posición del navío por este medio.

Los griegos, para guiar sus naves, utilizaban la constelación de la Osa Mayor, mientras que los fenicios observaban la Osa Menor.

Ambas indicaban el Norte con cierta aproximación, por lo cual podían seguir el rumbo respecto de aquéllas.

Aristóteles había advertido el cambio del aspecto del cielo según nuestro desplazamiento hacia el Norte o hacia el Sur.

El valor de la latitud geográfica en la que se encontraba una nave se obtenía en una primera aproximación al medir el ángulo entre el horizonte y la estrella Polar.

Este astro, situado justo en la proyección del eje de rotación terrestre, es muy útil para el posicionamiento, ya que permanece prácticamente fijo.

Si nos encontramos en el polo Norte, lo tenemos sobre nuestra cabeza, es decir, a 90° del horizonte; por lo tanto, nuestra latitud es de 90° Norte.

Desde el ecuador, lo veremos sobre el horizonte, por lo que nuestra latitud será 0° y, desde posiciones intermedias, lo observaremos elevado sobre el horizonte, un ángulo igual a nuestra latitud.

Actualmente, la estrella Polar se encuentra a menos de un grado del polo de rotación del cielo, pero en esa época estaba más alejada por lo que, en realidad, describía un círculo alrededor del polo celeste en cuyo diámetro (para tener idea de su dimensión) cabrían catorce lunas llenas.

De esto se anoticiaron los marinos de Colón, quienes, durante la navegación, al considerar fija a la estrella Polar, se atemorizaron porque creyeron que era la aguja magnética de la brújula la que cambiaba su orientación de manera irregular.

• Los Gigantes al Otro Lado del Mundo

Sin embargo, Colón los calmó y les explicó el fenómeno para cuya comprobación les mostró las distintas posiciones de la estrella Polar a lo largo de la noche.

Uno de los libros de viaje mas conocidos de la Edad Alta Media fue el Libro de las Maravillas del Mundo de Juan de Mandeville (escrito entre 1357 y 1371), que influyó tanto a Cristóbal Colón como a Américo Vespucio.

En su libro, Mandeville describía una serie de monstruos que vivían más allá del mundo conocido, incluidos los gigantes de un solo ojo llamados cíclopes, las criaturas con una sola pierna llamadas esciápodos y los temibles anthropophagi, que tenían la boca en el centro del pecho.

¿Era posible que en vez de monstruos aún vivieran personas en lo que parecía el jardín del edén?.

¿De algún modo habían eludido la maldición del pecado original?.

Y si era así, ¿cómo lo habían conseguido?.

Desgraciadamente, la consideración de esos indígenas como descendientes olvidados e incorruptos de Adán no casaba con el imperativo financiero de compensar la falta de tesoros de las primeras expediciones.

A partir del año 1507 los relatos de los primeros exploradores europeos fueron amañados por correctores y patrocinadores varios para demostrar que las tierras del oeste eran una fuente legítima de esclavos.

Los dibujos publicados junto al segundo diario de Vespucio incluían un mapa de América del Sur, llamada América en honor al explorador italiano.

También representaba a unos salvajes caníbales dándose un festín de piernas humanas asadas.

Ya en la década de 1430, Enrique el Navegante había sentado precedente al describir a sus esclavos africanos como «hombres salvajes de los bosques».

En sus últimos viajes, Vespucio y Colón informaron de prácticas caníbales entre algunas tribus indígenas (en concreto, los caribes).

Fue una noticia de primera plana. Los caníbales -afirmaba Vespucio- copulaban con mujeres cautivas y «al cabo de un tiempo, una furia diabólica se apoderaba de ellos, mataban a las madres y los bebés, y se los comían"

Para los mercaderes musulmanes el transporte y la venta de esclavos, sobre todo de África, había sido durante siglos un negocio rentable.

Los exploradores europeos del Atlántico, en cambio, descubrieron una nueva misión para los esclavos como mano de obra en el campo.

En el año 1419 dos capitanes de barco al servicio de Enrique el Navegante descubrieron la isla desierta de Madeira.

A Enrique se le ocurrió explotar el lugar con la plantación de caña de azúcar —entonces tan poco común que se consideraba una especia—, conocida en el sur de España porque los califas musulmanes de Córdoba la habían traído desde el sureste asiático.

Las plantaciones de azúcar requieren mucha mano de obra, porque las cañas deben plantarse de forma manual.

La abundante y barata fuente de esclavos africanos de Enrique hizo que en la década de 1450 la producción de azúcar de Madeira ya se hubiera convertido en un nuevo modelo de creación de riqueza: en efecto, cultivar productos de gran valor en el clima adecuado y con mano de obra gratuita era una actividad muy lucrativa.

Al cabo de poco tiempo, todo explorador con serias intenciones de hacer financieramente viables sus empresas adoptó el nuevo método.

El propio Colón introdujo la caña de azúcar en el Caribe durante su segundo viaje, el mismo en el que empezó a esclavizar a los indígenas.

En el año 1500 Madeira había dejado de ser-una comunidad autosuficiente de unos quinientos colonos para convertirse en una colonia dedicada a la plantación de azúcar con una población de 20.000 habitantes, en su mayor parte esclavos.

Entre 1450 y 1500 los portugueses llevaron a más de 150.000 esclavos a sus territorios de ultramar.

Los mapas del mundo y los relatos épicos de los primeros exploradores se convirtieron en libros superventas para los editores alemanes que acababan de desarrollar la primera imprenta europea de caracteres móviles.

Tradicionalmente, se ha creído que fue Johannes Gutenberg quien inventó el trascendental artefacto hacia el año 1450, aunque el primer sistema de caracteres móviles parece que fin ideado hacia el año 1040 por Bi Sheng, un inventor chino que utilizó piezas de porcelana.

Los caracteres móviles de metal aparecieron en Corea alrededor del año 1230.

Pero en realidad el sistema nunca cuajó en Asia oriental, porque imprimir en una lengua con miles de caracteres diferentes resultaba muy difícil.

En cambio, cuando se utilizó un sistema alfabético con sólo veintiséis símbolos, las letras reorganizables convertidas en placas de impresión trasformaron la economía de la producción de libro en gran escala.

Entre los años 1504 y 1506 se publicaron veintitrés ediciones del Mundus Novus de Vespucio.

Vasco de Gama fue el primer navegante portugués que consiguió llegar a la India, en concreto desembarcó en Calicut el 14 de mayo de 1498 Su viaje demostró que la ruta que costeaba África era la vía marítima más rápida y fácil para Ilegal a Oriente.

En su primer viaje, una furiosa multitud mana se burló de él y le obligó a marcharse por no tener casi nada que ofrecer a los mercaderes indios a cambio de sus especias y seda.

En el año 1502  volvió De Gama a hacerse a la mar, en esta ocasión  acompañado por veinte barcos de guerra.

Volvió de ese viaje con grandes cantidades de seda y oro, aun que seguía sin tener nada que ofrecer a cambio, gracias a una combinación de piratería y coacción.

Su expedición proporcionó a Portugal sus primeros derechos comerciales directos y exclusivos, y puso fin al comercio portugués con mercaderes musulmanes de excesivos honorarios.

Tras asaltar una barco musulmán que volvía de la Meca, Gama encerró a los 380 hombres, mujeres y niños que  había a bordo e incendió el barco.

El episodio fue tan salvaje como simbólico.

Los dirigentes indios captaron el mensaje.

EL DIARIO DE ABORDO DE CRISTÓBAL COLÓN

Es posiblemente el más importante de los documentos relativos a la historia de los descubrimientos geográficos.

El diario de navegación oficial de la Santa María recoge todas las vicisitudes del primer viaje y contiene el relato del primer encuentro con las nuevas tierras y con sus habitantes.

El texto íntegro de este diario se ha perdido.

Afortunadamente conservamos una versión de él, resumida y comentada por fray Bartolomé de las Casas, quien algunas veces respeta el texto original, reproduciendo íntegramente algunos pasajes.

Éste es el caso del fragmento que sigue, primera descripción etnológica de los "indios", realizada por el propio almirante:

"Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres, aunque no vide más de una harto moza.

Y todos los que yo vide eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de treinta años: muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos y muy buenas caras.

Los cabellos gruesos cuasi como sedas de cola de caballo, e cortos.

Los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás, que traen largos, que jamás se cortan.

Dellos se pintan de prieto y dellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos y dellos se pintan de blanco, dellos de colorado y dellos de lo que hallan y dellos se pintan las caras y dellos todo el cuerpo y dellos sólo los ojos y dellos sólo la nariz.

Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo y se cortaban por ignorancia. No tienen ningún hierro.

Sus azagayas son unas varas sin hierro y algunas de ellas tienen en la punta un diente de pez, y otras de otras cosas.

Ellos todos suelen ser de buena estatura, de grandeza y buenos gestos bien hechos.

Yo vi algunos que tenían señales de heridas en sus cuerpos y les pregunté por señas qué era aquello, y ellos me mostraron como allí venía gente de otras islas que estaban cerca y les querían tomar y se defendían.

Y yo creí y creo que aquí vienen de tierra firme a tomarlos por cautivos.

Ellos deben ser buenos servidores y de buen ingenio, pues pronto repiten todo lo que les enseño a decir y creo que fácilmente se harían cristianos, pues me pareció que ninguna secta tenían.

Yo, placiendo a Nuestro Señor, llevaré de aquí al tiempo de mi partida seis a Vuestra Alteza para que aprendan a hablar.

No vi ninguna clase de animal, salvo papagayos, en esta isla.

"Sábado, 13 de octubre. Luego que amaneció vinieron a la playa muchos de estos hombres, todos mancebos como dicho tengo y todos de buena estatura, gente muy fermosa, los cabellos no crespos, salvo corredios y gruesos, como sedas de caballo, y todos de la frente y cabeza muy ancha, más que otra generación que fasta aquí haya visto, y los ojos muy fermosos y no pequeños y dellos ninguno prieto, salvo de la color de los canarios, ni se debe esperar otra cosa, pues esta Lesteoueste (en la latitud) con la isla de Hierro, en Canaria, bajo una línea.

Las piernas muy derechas, todas a una mano y no barriga, salvo muy bien hecha.

"Ellos vinieron a la nao con almadías que son hechas del pie de un árbol, como un barco luengo y todo de un pedazo y labrado muy a maravilla según la tierra, y grandes, pues en algunas de ellas venían cuarenta o cuarenta y cinco hombres, y otras más pequeñas, hasta haber algunas en que venía un solo hombre. Remaban con una pala como de hornero y anda a maravilla y si se les trastorna, luego se echan todos a nadar y la enderezan y vacían con calabazas que traen ellos.

Traían ovillos de algodón filado y papagayos y azagayas y otras cositas que sería tardío de escribir y todo daban por cualquier cosa que se les diese. Y yo estaba atento y trabajaba de saber si había oro y vi que algunos de ellos traían un pedazuelo colgado en un agujero que tienen a la nariz, y por señas pude entender que yendo al Sur o volviendo la isla por el Sur que estaba un gran rey que tenía grandes vasos de ello, y tenía muy mucho.

Trabajé que fuesen allá y después vide que no entendían la idea. Determiné de aguardar fasta mañana en la tarde y después partir para el Sudeste, que según muchos de ellos me enseñaron decían que había tierra al Sur y al Sudueste y al Norueste, y que estas gentes del Norueste les venían a combatir muchas veces, y así ir al Sudueste a buscar el oro y las piedras preciosas.

"Esta isla es muy grande y muy llana y de árboles muy verdes y muchas aguas y una laguna en medio muy grande sin ninguna montaña y toda ella verde que es placer de mirarla; y esta gente harto mansa y por la gana de haber nuestras cosas y temiendo que no se les ha de dar sin que den algo, y no lo tienen, toman lo que pueden y se echan luego a nadar; mas todo lo que tienen lo dan por cualquier cosa que les den, que hasta los pedazos de las escudillas y de las tazas de vidrio rotas rescataban, hasta que vi dar diez y seis ovillos de algodón por tres ceotis de Portugal, que es una blanca de Castilla, y en ellos habría más de una arroba de algodón filado.

Esto defendiera y no dejara tomar a nadie, salvo que yo lo mandara tomar todo para Vuestra Alteza si hubiera en cantidad.

Aquí nace en esta isla, mas por el poco tiempo no pude dar así del todo fe, y también aquí nace el oro que traen colgando de la nariz; mas por no perder tiempo quiero ver si puedo ir a topar a la isla de Cipango. Agora como fue noche todos se fueron a tierra con sus almadías.

"Domingo, 14 de octubre. En amaneciendo mandé aderezar el batel de la nao y las barcas de las carabelas y fui al luengo de la isla, en el camino del Nordeste, para ver la otra parte, qué era de la otra parte del Este, qué había y también para ver las poblaciones, y vide luego dos o tres y la gente que venían todos a la playa llenándonos y dando gracias a Dios.

Los unos nos traían agua, otros cosas que comer; otros, cuando veían que yo no curaba de ir a tierra, se echaban a la mar nadando y venían y entendíamos que nos preguntaban si éramos venidos del cielo.

Y vino uno viejo en el batel dentro y otros a voces grandes llamaban todos hombres y mujeres: 'Venid a ver a los hombres que vinieron del cielo, traedles de comer y beber'.

"Vinieron muchos y muchas mujeres, cada uno con algo, dando gracias a Dios, echándose al suelo y levantando las manos al cielo y después a voces nos llamaban que fuésemos a tierra".

ENLACES A DESTACADAS EXPLORACIONES DEL SIGLO XX

• Hillary Escala el Monte Everest
• Peary Conquista el Polo Norte
Beebe Se Sumerge En El Océano Atlántico
Roald Admunsen Llega al Polo Sur

• ABRIÉNDOSE PASOS ENTRE LOS OCÉANOS

En cierto sentido, no es incorrecto decir que la proyección de Mercator se hizo demasiado popular.

Muchos de nosotros, aun hoy, tenemos nuestro primer contacto con la geografía al observar un mapa de Mercator.

Cuelga de una pared en el aula, y algunos de los conocimientos que reporta nos acompañan a lo largo de nuestra vida.

Cerca de los polos, el sistema de Mercator exagera notablemente las distancias. Así, por ejemplo, muchos de nosotros no podemos superar la impresión de que la costa norte de Asia es casi el doble de larga de E. a O., que la costa sur, cuando en realidad la costa norte es más corta.

De la misma manera, tenernos una idea exagerada sobre las distancias que separan las tierras noroccidentales de Europa de las costas nororientales de América.

En realidad, Islandia está sólo a unos 1.300 km. de Noruega; Groenlandia, a menos de 1.100 km. de Islandia; y la parte más aproximada de América, sólo a unos 1.200 km. de Groenlandia.

Fue justamente a través de este camino —Noruega a Islandia, Islandia a Groenlandia, y de ésta a América—, que los primeros marinos europeos entraron en contacto con el Nuevo Mundo, casi 500 años antes del histórico viaje de Colón.

Los vikingos de Noruega comenzaron a colonizar primero a Islandia, hacia la segunda mitad del siglo IX. Hay historias, en las que podemos creer fácilmente, que relatan viajes realizados por los vikingos: yendo hacia el norte, divisaron las costas de Groenlandia.

Sabemos que, en el año 982, Eric el Rojo partió de Islandia y estableció una pequeña colonia europea en Groenlandia.

Poco tiempo después, su hijo Leif hizo otro gran viaje hacia el oeste, y alcanzó el continente americano.

Durante los 300 años posteriores, muchas otras expediciones de vikingos siguieron la misma ruta; pero lo cierto es que ninguno de los que en ellas tomaron parte se dio cuenta de que habían hallado una nueva masa continental que se extendía desde el Ártico hasta las más altas latitudes del hemisferio sur.

Por largos años, el resto de Europa occidental ignoró las grandes proezas de los vikingos.

En realidad, se los consideró por muchos siglos como invasores y piratas semibárbaros.

Sólo en los últimos tiempos, los historiadores han comenzado a considerarlos como navegantes diestros y temerarios.

Pero esto no quita a Cristóbal Colón y a los valientes marinos que lo siguieron, el mérito de haber atravesado el Atlántico, el more tene-brarum de los romanos, por el norte, por el centro y por el sur.

Amplias extensiones sin ningún palmo de tierra para avizorar, salvo unas pocas islas esparcidas entre grandes distancias; y tampoco puede olvidarse la hazaña de hombres como Magallanes, primero en cruzar el ancho océano Pacífico, ni la de Vasco de Gama, el primero que cruzó el océano Indico desde el sur de África hasta la India.

En la parte inferior de la lámina, a la izquierda, aparece una de las carabelas de Colón, la Santa María, barco pequeño y lento, en el cual mucha gente de hoy apenas se atrevería a cruzar el angosto canal de Panamá.

Las zonas marcadas con color celeste en el mapa adjunto, muestran las grandes extensiones oceánicas que los marinos europeos habían llegado a conocer a mediados del siglo XVI.

• EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA:

De todas las vastas extensiones que se fueron descubriendo desde la época de Colón, ninguna motivó tanto interés como América.

Cuando Colón concibió por primera vez la idea de navegar siempre hacia el oeste, dando la vuelta al mundo para llegar a las Islas de las Especias, en Oriente, tuvo que superar muchos prejuicios y severas objeciones.

Hemos visto que, durante aquella época, mucha gente sostenía ideas más primitivas sobre la forma de la Tierra que las sustentadas por fenicios y griegos antiguos.

Creían que nuestro planeta era chato y que Colón corría un grave riesgo de volcar sus barcos si se aventuraba muy lejos, pues llegaría al borde mismo de la Tierra.

Otros, aunque convencidos ya de la redondez de la misma, dudaban de la posibilidad del viaje que Colón proponía. ¿Qué seguridad había para que una flota en el mar abierto pudiera encontrar suficiente agua fresca para sus necesidades? Aun si llegaban a las Islas de las Especias, ¿estarían los tripulantes en condiciones apropiadas para hacer el tremendo viaje de vuelta con la preciosa carga?

Hoy es fácil sonreír ante estas dudas; pero entonces eran muy reales. Lo notable no es que Colón haya encontrado tantos inconvenientes, sino que pudiera convencer a Fernando e Isabel, reyes de España, para que respaldaran la empresa. El mismo Colón no poseía mayor información acerca del océano que se proponía cruzar. Estaba seguro de que la Tierra era redonda; pero tomaba por exacta la estimación de Ptolomeo sobre la medida de su circunferencia, demasiado pequeña.

Fue probablemente por esta razón que, cuando Colón divisó tierra después de la travesía del Atlántico, estaba seguro de que había ido lo suficientemente lejos como para haber alcanzado las costas de Asia. La extraordinaria aventura fue coronada el 12 de octubre de 1492 con el descubrimiento de la isla Guanahaní, en el archipiélago de las Bahamas. Colón la bautizó con el nombre de San Salvador. También descubrió en este primer viaje las islas de Cuba (Juana), Haití (La Española) y otras.

En un segundo viaje, con una flota de 17 navios, descubrió —de 1493 a 1496—, las Pequeñas Antillas, Puerto Rico y Jamaica. En una tercera travesía, con seis navios, llegó a la desembocadura del río Orinoco; posteriormente realizó un cuarto y último viaje.

Hasta su muerte, y a pesar de haber hecho tantos viajes a través del Atlántico, no pudo convencerse de que había descubierto un nuevo continente. La certidumbre de que se trataba de un descubrimiento pertenece verosímilmente a Américo Vespucio, quien viajó en 1501 a lo largo de las costas septentrionales de América del Sur. Vespucio rechazó la idea de que esas costas formaran parte del continente asiático y exclamó: "Colón estaba equivocado, éste es un Nuevo Mundo".

Así adquirió gran celebridad por sus viajes, que relató en cartas y escritos, eclipsando con su fama al verdadero descubridor del continente. El alemán Waldseemüller publicó algunos de esos escritos en una Cosmografía y acotó que las nuevas tierras descubiertas por Américo (sic), bien podían llamarse "tierras de Américo o América", incurriendo en un error injusto.

Algunos artistas de la época de Vespucio trataron de representar todo el encanto y el misterio de los viajes a «través del Atlántico, tal como se muestra en la lámina superior. A la izquierda de la misma se aprecia un testimonio en piedra dejado por los vikingos, que conocieron las costas de América mucho antes de que Colón realizara su viaje. La lámina de abajo muestra la impresión de un artista moderno sobre la realidad de aquellos viajes oceánicos.

En 1520, Magallanes, el gran marino portugués, navegó hacia el extremo sur de América y encontró un paso que comunicaba con el océano Pacífico, entre el continente y la isla de Tierra del Fuego: era el estrecho que hoy lleva su nombre.

Con este nuevo acontecimiento pudo ser posible la ubicación de América en el mapa.

Al mundo de Ptolomeo, que constaba solamente de Europa, Asia y África, se le agregaba ahora un nuevo continente.

• DESCUBRIMIENTO DEL OCÉANO PACÍFICO

BALBOA

BALBOA. Al audaz extremeño Vasco Núñez de Balboa (1475-1517) se debe el descubrimiento del Océano Pacífico, que él bautizó con el nombre de Mar del Sur. Había nacido en Jerez de los Caballeros, de familia hidalga, pero muy pobre. En su juventud sirvió como criado en la casa de D. Pedro Portocarrero, señor de Moguer.

Al emprender Rodrigo de Bastidas su expedición comercial a Tierra Firme, se alistó entre los que siguieron al ilustre comerciante e intervino en numerosas exploraciones. Por su valor, robustez, gentileza y arrogante porte, era admirado por españoles e indígenas.

Al frente de una expedición compuesta de 190 hombres, partió de Santa María de la Antigua para hallar «la otra mar», de la que un indio amigo le había hablado. Remontó el río San Juan (Nicaragua), sufriendo las molestias de los vampiros («murciélagos grandes como tórtolas que allí había y que mordían cruelmente en cuanto se dormían».)

Regresaron de nuevo al punto de partida, y el día 1 de septiembre de 1513 salían de Darién para realizar la travesía del istmo. En lucha incesante con los naturales del país, tuvieron que salvar de continuo montes y ciénagas, escalando las alturas de la cordillera de los Andes. Por fin, los españoles de Balboa «llegaron a las cumbres de las más altas sierras de donde la mar se parecía».

Iniciaron el descenso y llegaron a las playas del Océano Pacífico el día 25 de septiembre de 1513. Balboa, vestido con su armadura, y con todo el ceremonial del caso, penetró en sus aguas, tomando posesión de todo el litoral «de Norte a Sur» en nombre de Castilla.

Después se envió a la metrópoli una relación del descubrimiento, pues «el almirante don Cristóbal Colón, no había encontrado el Asia, sino que había descubierto un Nuevo Mundo».

• MAGALLANES, PRIMERA VUELTA AL MUNDO.

MAGALLANES

Conocido este hecho, se imponía el descubrimiento de un paso marítimo para llegar a Asia. Las exploraciones para descubrir «el paso del Norte» se iniciaron en tiempos de Colón; los hermanos Gaspar y Miguel Corterreal llegaron hasta la península del Labrador (tierra laborada).

El paso del Sur tenía más partidarios debido al hecho de que las costas del Brasil retroceden hacia el Suroeste. Fueron recorridas por Pinzón y Solís.

Más tarde, Fernando de Magallanes (1480-1521), que conocía las Indias Orientales, ofreció al emperador Carlos I de España llegar a las Molucas siguiendo la ruta de Solís.

El día 5 de agosto de 1519 salieron de Sevilla 5 buques y 239 hombres.

Llegados al puerto de San Julián (Patagonia) continuaron viaje hacia el Sur y prosiguieron la exploración de la costa, entrando y saliendo por los laberintos y canales.

Por fin penetraron en uno cuyas dos orillas estaban formadas por espantosos precipicios.

Sortearon los escollos y capearon las fuertes marejadas producidas por el choque de los dos océanos, hasta que consiguieron salir a la otra parte del canal, frente al que se abría un espléndido océano al que encontraron en completa calma, por lo que fue bautizado con el nombre de Océano Pacífico.

EL CANO

La travesía del paso del Sur, que ha recibido el nombre de estrecho de Magallanes, había durado treinta y ocho días.

Continuando su navegación hacia el Noroeste, llegaron a las Marianas e Islas Filipinas y allí, en una refriega con los indígenas, Magallanes cayó mortalmente herido.

Juan Sebastián Elcano (1486-1526), marino natural de Guipúzcoa, con el Victoria, único buque que quedaba hábil para la navegación, prosiguió el viaje cruzando mares desconocidos y atravesó en magnífico derrotero todo el Océano Indico, con la certeza de que navegaba en dirección a la patria. Bordeó África del Sur por el cabo de Buena Esperanza y llegó, por fin, a España.

Desembarcó en Sevilla el día 8 de septiembre de 1522, a los tres años de abandonar las costas españolas.

Los dieciocho hombres que regresaron, tras recorrer 14.000 leguas de mar, habían comprobado prácticamente la teoría colombina de la esfericidad de nuestro Globo.

William Clark (1770-1838) y Meriwether Lewis (1774-1809). Más conocidos como Lewis y Clark, estos camaradas cruzaron Norteamérica buscando lo que muchos marinos no habían logrado encontrar: una ruta marítima septentrional entre los dos océanos. Lewis y Clark, respaldados por el gobierno de Estados Unidos, deseaban hallar un camino definido por los ríos, con una porción terrestre practicable en la divisoria continental.

Nadie se imaginaba cuan elevadas, empinadas y extensas eran las montañas Rocosas. La idea que tenían los norteamericanos de entonces sobre las montañas estaba basada en los Apalaches.

Se suponía que la expedición de Lewis y Clark debía llegar a las cabeceras del río Missouri, y transportar las canoas y los suministros por tierra hasta las cabeceras de otro río que fluyera hacia el oeste, que los llevaría hasta el Pacífico.

En caso de ser practicable, esta ruta hubiera significado una bendición para los comerciantes estadounidenses, que deseaban establecer un puesto de comercio sobre la costa occidental, a pesar de que Estados Unidos no reclamaba en ese tiempo ningún territorio sobre el Pacífico.

El presidente Thomas Jefferson escogió en 1804 a Lewis, su secretario privado, para dirigir la expedición.

Lewis contrató a Clark, y juntos dirigieron el grupo que remontó el río Missouri en canoa, a caballo y a pie, hasta penetrar en las montañas Rocosas, donde el cruce montañoso hacia el río Columbia les pareció demasiado largo y difícil para propósitos comerciales.

Viajaron por el Columbia aguas abajo hasta el Pacífico, pasaron el invierno en Oregón y luego regresaron. Sus observaciones sobre las tierras, la gente, las plantas y la vida salvaje eran de incalculable valor, aunque Lewis nunca publicó sus diarios de viaje.

Lewis fue elegido en 1807 gobernador del territorio de Louisiana.

Singularmente perturbado, se suicidó mientras viajaba por Tennesse. Clark ocupó numerosos cargos gubernamentales y negoció varios tratados con las tribus indígenas.Uno de los últimos grandes aventureros, el explorador noruego

Roald Amundsen consiguió vencer a los hielos de la Antártida, conquistando por primera vez el polo sur. Sin embargo, su espíritu valeroso y la fidelidad hacia su amigo y compañero Umberto Nobile lo hicieron encontrar la muerte en las aguas heladas del Ártico.

Roald Amundsen, nacido en Borge el 16 de julio de 1872, hijo de un armador, abandonó los estudios de medicina a los 21 años para embarcarse por primera vez.

En 1897 formó parte de la expedición belga al círculo polar antartico, y entre 1903 y 1906, con una embarcación de su propiedad, la «Gjóa», y una tripulación de seis hombres, atravesó los mares helados del norte del continente americano desde la bahía de Baffin hasta el estrecho de Bering.

Durante los dos años que duró esta aventura, Amundsen realizó estudios acerca del desplazamiento del polo magnético.

En 1909 se propuso conquistar el polo norte, pero, al adelantársele Robert Peary, dirigió su expedición a la Antártida.

Partiendo de un campamento base situado en el borde de la tierra de Eduardo VII, alcanzó el polo sur, junto con cuatro compañeros, el 14 de diciembre de 1911, sólo 34 días antes de que lo consiguiera la expedición de Robert Falcon Scott.

Posteriormente, Amundsen prosiguió sus exploraciones aventureras y, tras varios intentos fallidos, el 11 de mayo de 1926 sobrevoló el polo norte desde Spitsbergen —posterior Svalbard—, al norte de Noruega, hasta Alaska, a bordo de un dirigible, el «Norge», junto con el explorador estadounidense Lincoln Ellsworth y el ingeniero aeronáutico italiano Umberto Nobile.

Dos años después, hacia el 18 de junio de 1928, al acudir en auxilio de Nobile, el avión en que viajaba, el «Latham», desapareció en el océano Glacial Ártico.

(fuente consultada: Enciclopedia HISPÁNICA Entrada Amundsen Roald)

Fuente Consultada:
Todo Sobre Nuestro Mundo Christopher Loyd
Historia Universal Tomo 13 Salvat

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